sábado, 14 de noviembre de 2020

 

“TACTO Y ASTUCIA”

El cese al fuego del 10 de noviembre entre Armenia y Azerbaiyán tendrá consecuencias a mediano y largo plazo ¿A quiénes beneficia y a quiénes no les beneficia el final de esta guerra?

 

Por Dany Smith

Mientras los medios masivos de información occidentales copaban el aire y los sitios de internet con los vaivenes de la elección presidencial en los EEUU, en el sur del Cáucaso la guerra entre Armenia y Azerbaiyán tomaba un curso definitivo. Lo que estaba por ocurrir explicaba el silencio de los medios occidentales, particularmente los angloestadounidenses y en especial los británicos.

Apenas estalló la primera bomba en aquel anónimo ataque del 27 de septiembre contra los blindados azeríes, muchos comenzaron a especular quién había sido el primero en disparar o si en realidad, ambos bandos fueron manipulados por una tercera fuerza para que comenzara la escalada. Tan pronto comenzó el conflicto, tanto el canciller ruso Serguei Lavrov como el mismo presidente Vladimir Putin, comenzaron los contactos confidenciales con ambos gobiernos para escuchar explicaciones y al mismo tiempo, detener lo que podría ser una guerra sanguinaria e inecesaria.

Las sospechas de una posible implicancia de una tercera potencia en la creación del incidente, comenzaría a tomar fuerza cuando algunos expertos como el polaco Matheus Piskorski, señalaron la participación del “MI-6” dirigido por el ex diplomático y experto en asuntos turcos Richard Moore, en la creación del incidente para desatar una escalada en la región. Para la agencia británica el terreno caucásico no era desconocido dado que ya en épocas de la guerra de Chechenia, desatada entre 1994/1996, supieron prestar apoyo clandestino de diversa índole (tráfico de armas, explosivos e información) a los independentistas chechenos.

En la presente crisis el objetivo no era ayudar a los armenios ni a mucho menos a los azeries. Algunas especulaciones sobre estas implicancias apuntan a que se trató de un cebo para meter de cabeza a Turquía, en particular para comprometer al gobierno de Ankara y con ello, fabricar la excusa perfecta para acabar de una buena vez con el problemático Erdogan tal como lo hizo Washington con Saddam Hussein tras manipularle para alentarlo a invadir Kuwait en agosto de 1990.

Otra lectura apunta a un objetivo mucho más ambicioso y nada novedoso como es crear el caos en las fronteras de Rusia. Estaba claro que desestabilizar la región traería muchos problemas a Rusia y en especial al presidente Putin quien en los últimos meses viene pasando por una severa crisis política interna beneficiando con ello, los objetivos geopolíticos que EEUU tiene en mira (Conforme a los estudios de la Corporación RAND).

Precisamente sobre lo que han evaluado esos estudios, plasmados en un informe puesto a disposición de la CIA y el Pentágono, entre sus capítulos menciona como objetivos prioritarios “aprovechar las tensiones en el sur del Cáucaso” con lo cual muy bien podríamos preguntar ¿No parece curioso que tras estas evaluaciones de la Corporación RAND se produjeran los incidentes que escalaron en septiembre? Igualmente, por el resultado visto, sus objetivos no se consiguieron e incluso podemos asegurar que fueron contraproducentes para sus intereses y obviamente a costa de los intereses armenios.

Lo cierto es que fueron 44 día de feroces combates en los que las tropas azeries avanzaron sobre los territorios que Armenia había ocupado en la guerra de 1994  recuperando como principal objetivo de las reivindicaciones de Azerbaiyán, los altos de Nagorno Karabaj. Pero ¿Por qué se silenciaron las armas? Primero que todo aclaremos que no fue gracias a EEUU, Francia ni cualquiera de sus socios de la OTAN. Tampoco lo fue por la participación de Turquía (Patito feo atlantista) ni del subterráneo involucramiento de Israel con Bakú que hizo un formidable negocio con la venta de armamento a dos bandas; no. Una vez más, fueron las gestiones diplomáticas apoyadas por el realismo y la audacia que requiere una política exitosa y no de meros discursos vacíos como podemos ver en países que tienen disputas territoriales similares y que no pueden respaldar esas palabras con planes concretos en el terreno.   

Pero volviendo a lo que ocurre en el Cáucaso, vemos que algunos malintensionados pretenden darle al conflicto el tenor religioso y mostrar a los armenios como los pobres cristianos ortodoxos rodeados de los malvados musulmanes. Ese discurso sucio y mitológico ya se conoce a donde apunta y ha sido muy trillado en Palestina con el cual Israel y sus partidarios alrededor del mundo –y utilizando espacios como Hollywood-  han tratado de disfrazar sus ambiciones colonialistas que se ven materializadas con las continuas usurpaciones de tierras árabes y lo peor de todo, ocultar sus incontables crímenes de guerra que cometen en ese proceso.

En el caso de la disputa por los altos de Nagorno Karabaj y varios territorios azeríes, su situación en el terreno había cambiado por acciones invasivas. Todos ellos habían sido conquistados por la fuerza y ocupados por los armenios en momentos que la URSS se desmembraba. Desde ese entonces, los armenios fundaron la república de “Artzaj” que nunca fue reconocida internacionalmente estableciéndose un estado de paz precaria y de mutua desconfianza que fue roto esporádicamente por continuos duelos de artillería y disparos de francotiradores.

Para finales de octubre los combates en rededor de Nagorno Karabaj se volvieron intensos y varios pueblos cercanos con habitantes armenios comenzaron su evacuación hacia Armenia. El caso de la localidad de Stepanakert es descriptivo de lo que sucedía días antes de que se lograra detener los combates. A pesar de la guerra de desinformación que se llevaba a cabo en "Twitter", la realidad en terreno evidenció que los pobladores armenios comenzaron a evacuar sus hogares y salir presurosos en sus vehículos hacia Erevan.

El 10 de noviembre y tras intensas gestiones del presidente Vladimir Putin y su equipo de asesores exteriores, se puso en vigencia un cese al fuego y el envio de una fuerza de paz rusa para desplegar rápidamente en la región. Ello pudo lograrse tras la realización de intensas  conversaciones con el primer ministro armenio Nikol Pashinyan, su homologo azerí Iham Aliyev y con el primer ministro turco Recept Tiyip Erdogan, éste ultimo con inquietantes y nada secretas ambiciones regionales direccionadas a monopolizar el comercio del gas en la región.

Para los armenios represento una inaceptable derrota y las consecuencias de esta frustración no se hicieron esperar sobre el gobierno de Pashinyan. En horas de la noche del 11 de noviembre una orda de cientos de enfurecidos armenios asaltó el Parlamento donde lincharon al vocero parlamentario Ararat Mirzoyan, al mismo primer ministro Pashinyan y a otros de sus funcionarios. Las escenas que se recogieron por cámaras de teléfonos celulares revelaron los efectos de la ira popular y el comienzo de una etapa peligrosa para Armenia.

El papel de Turquía en este conflicto en nada contribuyó a la paz, aunque cierto es que, su mandatario se encargo de explicitar su apoyo decidido e incondicional a sus hermanos chiitas del Cáucaso. Más allá de la solidaridad que Erdogan pretendía mostrar por las ocupaciones de territorios azeries, sin duda especulaba con establecer un protagonismo geopolítico en la región que ha quedado truncado por la rápida y eficaz intervención de Moscú. Son dudas y más allá de la sangre derramada Rusia logro frenar una tragedia mucho mayor.

Al mismo tiempo le hizo un favor a Turquía. Con su retorica y comprobada implicancia belicista, Erdogan se estaba poniendo la soga al cuello sin advertir que sus colegas de la OTAN (en especial EEUU y Gran Bretaña) estaban por abrir la trampera bajo sus pies para ahorcarle. Tal vez Erdogan debiera darle las gracias a Putin por salvarle el cuello, aunque ello le cueste abandonar sus ambiciones.

 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

 

“THE BIDEN AGENDA”

What are and how would the real plans of the new administration in the White House evolve?

 

By Charles H. Slim

Dead the King Long, live the King! This is how we could describe what the political, financial and military elite circles that detested Donald Trump feel in Washington. All of them are already preparing to move their papers and plans to the White House compound. If all goes smoothly, Biden would take office on January 20, 2021, kicking off policies that we believe will be much more aggressive, although more stealthy and destabilizing for world peace.

If you think that we are facing the inauguration of an adorable and conciliatory old man as president, get ready because that is not what it seems. The US has a crisis much more complex than that of poor political representation.

But why do we think this would be the case? First of all, he belongs to the internationalist Democratic elite that put straw man Barak Obama in the White House and his outer iron arm, Hillary Clinton. In addition, Biden and his circle of left liberals have a mentality that in the name of globality and internationalism points to the disintegration of nation-states with the dream of erecting a “global state”. To do so, it needs to get rid of its geopolitical rivals (especially China) and end up engulfing others who challenge its hegemony. In this sense, let there be no doubt that it will rebuild as soon as possible and strengthen relations with NATO with the consequences that this will bring. It can be taken for sure that this is the end of “America first” but this does not mean that racist and stigmatizing actions against foreign matters are moderated. As we pointed out earlier, whoever would have been the ultimate victor must follow the guidelines of the Establishment steeped in the puritanism of the “founding fathers” that hides in a few families descended from those. Equality in the US will remain a distant goal.

As they always have, the Democrats will handle foreign policy with double discursive standards. In this sense, it should not be surprising that while there is talk of legality and calls are made to respect international law, they continue to pressure the International Criminal Court (ICC) to abandon its investigations against senior US and Israeli political and military officials denounced for crimes of war and against humanity. They would carry out a similar maneuver talking about new approaches and understandings with the Arab-Islamic world while at the same time resurgence (conveniently) with force and shocking lies such as “Islamic State” and “Al Qaeda” that give justification to retake the massive presence and aggressive on the Arabian Peninsula and the entire Middle East.

Regarding the latter, we must not lose sight of the maneuvers that Biden's State Department would launch with human resources identified with dark characters protected in the past by Senator Hillary Clinton such as Massoud and Maryam Rajavy, leaders of the group of thugs from the Muhaedin Al Kalq group (CIA-financed MAK) and the unfailing cooperation of Tel Aviv to try to sabotage the nuclear developments in the Islamic Republic of Iran.

Regarding the new reality that the Coronavirus has imposed on all areas of life, the Biden administration will undoubtedly worship social isolation by supporting the advancement in the field of digital work (teleworking) and developing together with its European partners the interconnection at a global level that benefits, in the first instance, the economic and financial relations that would lead to a possible “reset”. This will bring more interactive workstations and the automation of large productive areas, which at the same time will cause a source of labor disputes that must be resolved promptly. For this, its administration must try to contain and assist the productive sectors that cannot adapt quickly to these technological advances.

In the geopolitical, this globalist vision is a priority and in that sense, penetrating societies producing radical changes in culture, politics and interpersonal relationships is essential in order to break the authority of states. Destroying the dogmas of religions, their political institutions and the cultural principles that prevent the development of ideas such as the legalization of abortion, gay marriages and transhumanism (with presumed ethical purposes) is essential to achieve a “global state”.

Regarding Transhumanism, it is a highly complex issue that, due to the implications (such as eugenics), does not want to be treated too much since despite being ridiculed in conventional media, it is a tangible reality that arises from the advances of the industry military linked to nanotechnology (linked to Artificial Intelligence) and Chemical and Biological warfare.

Through this technology, the implantation of chips for various daily functions such as paying taxes with a cryptocurrency (another globalist ambition), travel tickets and even obtaining personal internet interconnection could be a reality on a global scale in the next twenty years.

For an administration that will be clearly domestically conditioned, the key to winning space in an adverse Congress will be to score points in foreign policy. Recovering relations with its historical partners and allies, truncated after the turbulent management of "Trumpism" is one of the main objectives to seek to balance the disadvantage it has in domestic politics. Certainly there will not be instant and perceptible results for ordinary citizens, but it will help Democrats rally their forces for a renewed Senate in 2022.

Biden tried to rebuild the image and the leadership role of the United States in the world, although this had already been discussed long before Trump. If someone were to hold Trump responsible for the decline in popularity and confidence of the country in the international arena, he is trying to deceive public opinion. As an article by Larry Diamond written for Foreign Affairs states, “a new administration will not cure American democracy”, explaining why the US had a “populist” president like Donald Trump.

The new administration if it keeps its promises could weaken Trumpist populism; but if it fails, it will reignite it explosively.

Also remember, Biden did not win overwhelmingly, far from it. Seventy million mostly domestic Americans who voted for Trump is an opposition to be feared. You will have to do things very well so that your management is not questioned and in this way the streets are turned upside down. Nor will it be able to lightly undo various domestic policies without the risk of provoking uprisings by the “patriotic” militias and the supremacists who have proven to be the armed vanguard of “Trumpism” and who certainly have very little sympathy for the Democrats and their globalist policies.

 

 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

 

“RECAMBIO SIN CAMBIOS”

La caída de Trump y el regreso de los demócratas a la Casa Blanca ¿El final de una era o el inicio de nuevos intentos por reabrir las viejas ambiciones globalistas desde Washington?

 

Por Charles H. Slim

En las postrimerías del desenlace electoral en EEUU, los números comenzaron a reafirmar la tendencia inesperada: Biden se imponía sobre Trump. Algo había que hacer mientras el desconcierto y la desesperación campaba en las huestes de los republicanos trumpistas. En la soledad de su despacho, Trump contemplaba azorado su hora más oscura mientras sus partidarios lo convencían de que todo ello era producto de un fraude orquestado por los conspiradores de “Qanon”.

Así entre las reacciones de un imperio que se desgrana vimos algunas tan bizarras que describen hasta donde se halla corroído. Un ejemplo de ello fue ver como la predicadora evangelista sionista Paula White, contratada como asesora espiritual de Trump, mediante un extraño ritual –muy extraño a la tradición cristiana- convocaba a las huestes de ángeles de Latinoamerica y África para socorrer al gobierno de la confabulación de una “Confederación demoniaca” que buscaba arrebatarle el gobierno. Recordando a la verborragia de los charlatanes teleevangelistas de las décadas pasadas, White se desgañitaba recitando una serie de frases inteligibles más parecidas a una formula mágica de una secta satánica, que a una oración divina. Esta predicadora neosionista fue la que junto a otros colegas del ramo evangelista, el presidente y su círculo intimo, festejaron –además de Netanyahu y sus partidarios en Israel- el asesinato del general iraní Qassem Soleimani y ocho ciudadanos iraquíes ejecutado a comienzos del 2020.

Sin lugar a dudas, éste personaje del mesianismo sionista, es otro de los puntos flacos en la personalidad extravagante y notoriamente delirante del multimillonario “Outsider” que  sin lugar a dudas ayudaron a ridiculizar su figura.

Mientras estas estrafalarias sesiones se llevaban a cabo, la sociedad se movilizaba por las calles de las principales ciudades del país en favor y en contra de la continuidad del presidente mientras en los caucos de los principales estamentos financieros, económicos y gubernamentales con intereses propios, deliberaban y especulaban sobre como pararse conforme a quien triunfe.

Los demócratas y sus aliados festejaban la idea de que Trump sea desalojado de la Casa Blanca y si podía ser de forma humillante mejor. Pero 70 millones de votos para Trump no es precisamente una derrota humillante y al mismo tiempo informa que varios aspectos de su administración fueron positivos para una buena parte de su población, incluyendo el manejo de la cuarentena –alentando la actividad económica y productiva- en los estados en los que gano.

Quienes viven y se enriquecen mediante el gran negocio electoral de la “democracia” (indistintamente de demócratas y republicanos), son quienes  respiran profundo por la salida de Trump. Creen que dejarán de escuchar sus molestos puntos de vista y ácidas consideraciones sobre temas centrales para los globalistas pero ¿Significa que han acabado para siempre con el indeseable “Outsider”? Sin dudas que no. Los republicanos aunque les moleste su personalidad no querrán relegar a un mandatario con tantos votos en su haber.

Pero Trump, una vez más  puso en evidencia las contradicciones del sistema y ocurrió en momentos que Donald Trump denunció fraude en las elecciones. Las principales cadenas televisivas ABC, NBC, CBS directamente levantaron el discurso mientras otras lo recortaron (FOX NEWS) o como el caso de CNN lo ridiculizaron alegando que las declaraciones  “carecían de pruebas” ¿Qué significo eso? Sin dudas se trató de una medida inédita para un presidente en funciones y jamás vista en la historia política norteamericana. Para muchos se trató un acto de escadalosa censura inusitada y para los partidarios de Donald Trump, la prueba más reveladora de que hay una conspiración para manipular el resultado electoral.

Sin lugar a dudas, no hay nada novedoso en esto. En otras épocas se habrían cargado a Trump, pero hoy por hoy ello no es conveniente. Durante todo el periodo de la presidencia de Trump, sus opositores de la “elite política”  con la complicidad de estos grandes emporeos del negocio de la “información” no dudaron en burlarse y agredir constantemente su persona. Pero ¿Acaso lo hacían por un interés sincero por  la transparencia y el respeto de la Constitución? Los medios estadounidenses, son grandes corporaciones con intereses económicos que se posicionan a discresión y conveniencia del gobierno que se halla en el poder. Si Trump no se hubiera metido con ellos, lo habría cubierto hasta donde pudieran.  Igualmente no siempre es el gobierno el que detenta el poder real en una nación como EEUU y eso fue lo que Donald Trump desafió durante todo su periodo.

Entonces ¿Por qué no sería posible que se hubieran fraguado las elecciones? Si vemos que millones de votos fueron emitidos por correo (de los cuales, tres cuartas partes votaron por Biden) ¿No sería posible adulterar una buena parte de ellos? Y podríamos decir de las máquinas de votación ¿Acaso creen que no pueden ser manipuladas? Los antecedentes sobre la “adulteración del voto electrónico” en Ohio allá por 2004 y las implicancias de contratistas de la CIA en esto, permiten sospechar estas maniobras. Incluso Mike Connel, implicado en eso y antes de testificar murió en un desafortunado (pero muy conveniente accidente).  

La sola idea de que el público norteamericano atendiera a esta denuncia y de precedentes como el referido, hizo palidecer a los empleados del “sistema” quienes además de estar interesados en que no se cuestione aquel,  son una parte importante del “Establishment”.

Lo cierto es que como lo han señalado varios estudiosos, el levantamiento del discurso del presidente denunciando una maniobra fraudulenta dejo a la vista la violación de la primera enmienda en el capitulo del “Bill of Rights” de la Constitución estadounidense que garantiza “que no hay límites a la libertad de expresión”, impidiendo la censura previa aún cuando las manifestaciones puedan ser injuriosas. De ser así quienes se vean afectados por ellas, podrán acudir a la justicia para hacer valer su derecho y obtener una satisfacción contra las presuntas mentiras. ¿Qué fue lo que movilizó a los medios a censurar las palabras de un presidente en funciones?

En el caso del presidente Trump, la medida de los principales medios fue, levantarlo del aire, otros recortar el contenido de su discurso y algunos como CNN, burlarse con lo cual, podría interpretarse como una maniobra cuando menos sospechosa de parcialidad y de ocultamiento a la opinión pública. Con ello, han avivado aún más las sospechas de que el resultado electoral podría estar amañado; entonces  ¿Qué fue lo que movilizó a los medios a censurar las palabras de un presidente en funciones?

Trump se había venido oponiendo a varias empresas que afectaban a los planes globalistas de los liberales de izquierda y de sus simpatizantes en el resto del mundo. Su visión de “América Primero” corto muchos negocios trasnacionales y cerco las importaciones en favor de los productos elaborados por los trabajadores estadounidenses. Al mismo tiempo, deshizo los negociados políticos que se vinculaban a las intervenciones externas en las que Obama y los demócratas trabajaban hasta su llegada. Las guerras de conquista disfrazadas de intervenciones humanitarias (como las que gestaron Bush y Obama) se detuvieron y con ello, los dispendiosos gastos militares y los contratos para operaciones especiales de inteligencia se vieron seriamente recortados.

Estos argumentos no son poca cosa y tampoco debe crear asombro que los mismos hayan sido secundado por una administración demócrata como la de Obama y Biden que entre algunas de sus incongruencias, se destacó el mantenimiento de la farsa de la “lucha contra el terror” estableciendo con la “Hermandad musulmana” una alianza política que ayudaría a los planes geopolíticos de Washington en los países árabes, incremento de los “asesinatos selectivos” y los “ataques preventivos” con Drones sobre Yemen, Afganistán y Pakistán.

No hay dudas que con Joe Biden y “Cia” en la Casa Blanca, veremos nuevos intentos por reabrir los frentes de guerra que Trump había desactivado y en ese plan, que no queden dudas que reestablecerá plenas relaciones con la OTAN para orquestar una intervención militar contra Venezuela, reimpulsar las operaciones intrusivas contra el la región autónoma del Dombas al este de Ucrania y la Penínusla de Crimea, reforzara las operaciones navales en el Mar de la China, mayor implicancia en Yemen y muy posiblemente reactive el plan por destruir los estados nación árabes y fraccionar al Oriente Medio en regiones pluriconfesionales. En conclusión, todo volverá a recomenzar.

jueves, 5 de noviembre de 2020

 

“POLITICA DE LA IMPOSTURA”

Por qué el presidente francés Emanuel Macron no busca solucionar el racismo y la islamofobia que anida en su sociedad. Simplemente, la continuidad y resabios del Chauvinismo.

 

Por Charles H. Slim

A las puertas de la tercera década del nuevo milenio ya se pueden ver los frutos de varias situaciones que en la mayoría de los casos han venido desarrollándose desde finales del siglo XX. Nos referimos a lo ocurrido en Francia en la última semana de octubre pasado con los crímenes cometidos en París y Niza que el gobierno de Macron, atendiendo al origen y credo de los ejecutantes  torpemente ha catalogado como “atentados terroristas  islamistas”. Decimos torpemente ya que, caso contrario, habría una manifiesta intensión por desatar una nueva ola islamofoba contra los musulmanes franceses.

Esta no es algo que sorprenda. Francia ha sido uno de los países europeos donde más ha progresado el odio a los musulmanes y al Islam que se identifica como “islamofobia” y que autores como Alain Quellien han justificado por considerarles como “un enemigo irreconciliable del cristiano y de Europa”. Por supuesto, estas definiciones no aclaran las causas de esta enemistad y los históricos daños causados en países árabes-islamicos por el colonialismo francés.

Las protestas y los reclamos organizados por asociaciones musulmanas nunca bastan y en la mayoría de los casos son desoídas por las autoridades e invisivilizadas por los medios informativos. Este trato claramente discriminaorio no puede obviarse y solo promueve la impotencia sobre toda una comunidad. Una vez más Francia se ve sacudida por la ira de algunos sectores musulmanes que hartos del continuos insultos y  agresiones contra  sus creencias han llevado adelante estos crímenes horribles que han sido aprovechados por el gobierno francés y en particular por el impopular Nicolás Macron para victimizarse una vez más y usar al Islam como el origen de todo lo malo.

No hace falta tener que aclarar que en Francia existe un profundo racismo y prejuicio contra los inmigrantes originado en una larga historia colonial creadora a su vez de una eminente desigualdad que se ha ido acrecentado a lo largo de las décadas  producto de la continua llegada de miles de inmigrantes turcos, árabes y de otros países islámicos que lejos de absorber las costumbres occidentales, no han renunciado a sus creencias y convicciones de origen exacerbando a los sectores chauvinistas locales.

La reacción ante esas continuas agresiones y humillaciones a la creencia islámica y a sus seguidores ha devenido en lo que en el mismo Jaques Chirac advirtió allá en 2006. Pero así como existieron y existen franceses que tratan de frenar ese racismo recalcitrante, hay otros con nexos exteriores que buscan profundizarlo para crear la imagen sucia y conveniente contra el Islam. Así el “demócrata de centro derecha” Francoise Sarcosi y luego el “socialista” Francoise Hollande –pese a la supuesta antípoda ideológica- cooperaron con gran interés con los sectores sionistas franceses para justificar la aventura neocolonial que los medios franceses y occidentales llamaron “Primavera árabe”.

El antecedente del extraño atentado de “Charlie-Hebdo” en 2015 (rodeado de varias incongruencias y extraños elementos) parece ser el disparador de estos crímenes. No era la primera oportunidad que el semanario satírico se metía contra los musulmanes a quienes continuamente provocaba en sus publicaciones. En aquel momento los caricaturistas habían estado satirizando de forma maliciosa e incluso insultado la figura del profeta Mahoma del Islam, algo que se sumaba  a las preexistentes y cruentas acciones islamofobas que ya se venían cometiendo contra ciudadanos musulmanes, producto de una intolernacia que anida en el seno de la sociedad francesa y que tiene como aliados a sionistas recalcitrantes que operan como embajadores paralelos de Tel Aviv.

Desde hace años que se vienen cometiendo crímenes y atentados contra la comunidad islámica en Francia, sin que los medios hallan hecho incapie por tomarlo con la misma enjundia y preocupación con la que atendieron lo sucedido en el caso de los caricaturistas parisinos. Incluso y bajo esta excusa muchos azusaron a que se incrementaran las agresiones. Se nota una clara tendencia arabofaba e islamofoba. Tal como lo ha señalado el investigador y sociólogo Michel Wieviorka el odio y el racismo es una pauta que no es ajena a la sociedad francesa y crecen todas partes. Y pese a que hace un profundo estudio sobre el origen del crecimiento de la comunidad islámica en Francia y cómo se ha integrado en una sociedad aferrada al laicismo no toca el principal eje de este fenómeno que no cabe lugar a dudas se centra en el pasado colonial repotenciado por las aventuras neo-colonialistas emprendidas con sus colegas británicos en 2010 en todo el norte de África y que llevo a se produjera un masivo éxodo de habitantes árabes magrebíes y del Medio Oriente.

Aquellas intervenciones en el marco de un supuesto interés humanitario respaldado por la OTAN y sus diversas alianzas con las petromonarquias del Golfo Pérsico, digitadas discretamente desde Washington por la administración de Obama que había prometido (en su visita a Egipto en 2009) cambios en las relaciones con el mundo árabe-islámico, sumaron mayor crisis a una región que venía sacudida por una endémica situación socio-económica desatendida por gobiernos ineficaces y corruptos. Fue así que tras destruir las infraestructuras de países como Libia y Mali desato una ola inmigratoria que inundo Europa y en particular a Francia con lo cual, desconocer estos hechos como causa de lo que hoy se ha vuelto un problema endémico es querer tapar el sol con un dedo.

De Francia se conoce la parte superficial, incluso en lo que políticamente se refiere y en ello los medios juegan un papel preponderante para esconder la basura bajo la alfombra. Pareciera que los amantes de la Francia no quieren ver el lado oscuro que se agazapa detrás del slogan “Liberté, Fraternité y egalité” y que esconde décadas de crímenes y violaciones a los derechos humanos que curiosamente han afectado a miles de musulmanes especialmente a los magrebíes y del cercano oriente; ¿En algún momento escucho usted a Chirak, Sarcosi, Hollande o a Monsieur le Président Macron condecenderse con algunos de aquellos seres humanos?

La historia de Francia es la de un estado colonialista que a lo largo de su desarrollo se ha cobrado con la vida de miles habitantes de regiones donde puso su pie Chauvinista. Su última plaza colonial en Argelia dejo bien en claro la naturaleza despiadada de su política exterior y su particular ensañamiento contra los árabes magrebíes, una página de la historia que muchos franceses quisieran borrar.

Pero más cerca en el tiempo, no se deben olvidar sus conspiraciones para sabotear y agredir la soberanía de estados con el mismo derecho a ser respetados que la Francia misma. Y si no, como olvidar su participación –bajo la dirección de la Secretario de Estado norteameriocano Hillary Clinton- en los cruentos intentos por derrocar al gobierno sirio y su clara complicidad con el embuste de los “rebeldes moderados” que terminarían siendo parte de ese plan siniestro de permitir y alimentar la instauración de un “Estado Islámico” en suelo iraquí al amparo de Washington y sus colegas regionales.

Con el paso del tiempo este particular desprecio por sus ex colonizados se fue ampliando a sus patrones culturales y creencias religiosas vinculadas con el Islam. Lo vemos con la intensión de prohibir el uso del “yihab” de las mujeres musulmanas haciendo interpretaciones odiosas y completamente artificiosas de lo que es una costumbre y estilo de vida islámica.

Durante años los árabes y musulmanes han tenido que soportar actitudes de discriminación, desprecio y hasta crímenes que se veían de algún modo, socialmente justificados por las actitudes del gobierno claramente amplificadas por los medios informativos. Fue así que bajo el rótulo del “integrismo islamista” que estuvo muy en voga por los especialistas en terrorismo y la clase política de finales de los ochentas y toda la década de los noventas, pusieron un manto de sospechas sobre todos los musulmanes radicados en el país.

Macron vuelva a reabrir esa odiosa visión haciendo alegaciones que nada ayuda a la concordia intercultural y por el contrario, aumentan el odio y la desconfianza hacia los musulmanes. Otra demostración del relativismo, la hipocresía  y la debilidad en la mentada democracia que prejuzga y no respeta a quienes son diferentes.

 

viernes, 30 de octubre de 2020

 

“STALINISM ARRIVING”

Why did the seed of totalitarianism germinate in America?

 

By Charles H. Slim

The result of the presidential elections in the US, will give as the winner a former vice president like Joe Biden or ratify the mandate of the "Outsider" Donald Trump but either of them is the next occupant of the White House, it will not change the agenda of the Establishment that Enter the real power in the state of the Union.

In view of the last thirty years to the present and taking into account the acts of the Trump government, to speak of "Stalinism" in the political reality of the United States, seems a provocation that offends the most conspicuous para-Americans who continue to speak of the “Lands of freedom and democracy”, but the facts are overwhelming in revealing the opposite.

Why Stalinism? The term stems from the stark personalism that characterized the Soviet Premier Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, better known in history as Joseph Stalin, who, in the shadow of the Bolshevik Revolution, built one of the most repressive states of the 20th century. His cunning and cruelty led him to erect a gigantic repressive apparatus so extensive and ruthless that the limits between the state and the people could not be elucidated. That characterized “Stalinism”.

But this qualifier is not only attributable to the reality of Russia in the early twentieth century or even to periods after the death of Stalin. It is a way of proceeding within the framework of a personality of a particular ruler characterized by his lack of scruples and ruthless exercise of power. This certainly applies to the inescapable (if quirky) personalism of Donald Trump. There is a long contemporary history of American politics that reveals the breakdown of its presumably democratic system that has become one that monitors, catalogs, and files its citizens into hateful classifications in the name of an entelechy called "National Security."

Some claim that President Trump has been the most transparent of all the presidents who have preceded him, but I think there is an error of approach on this conclusion. Although, as we know, the blond president does not mince words to express points of view (massing it on Twitter), without prejudice to plant a journalist in the middle of a live interview and even to assert his most irreverent whims even at the cost From expert advice, it is true that it does not give and much less recognize the same freedom to its citizens. But that does not make him the insane that many believe.

Without a doubt, he can throw a stone and hide his hand very well, and the proof of this is the diffusion of an experimental virus that, long before it was reported in Wuhan, had escaped from the laboratories of Fort Detrick. A low blow against China that went wrong? If it had something to do with it, we are dealing with a little less than insane subject.

Freedom in “America” ​​has long been chained to a policy of secrecy and surveillance in which everyone -except the ruling class- is suspect (especially immigrants) and much more those who criticize or do not agree with the government's actions. That encyclical of the cowboy Bush that says “Either you are with us or with the terrorists”, opened this era of persecutory collective psychosis that undoubtedly extinguished the flame of freedom and transparency.

This is precisely where the discussion about where the US is heading with a renewed Trump mandate comes in. The Bush-Cheney era imposed the era of fear and obscurantism over which it established an omnipresent and suffocating state on personal and civil liberties, psychologically conditioning many to hide their ideological and religious preferences. Being a Muslim could be the excuse to visit Guantánamo or be transferred to any of the CIA “black sites” that it maintains around the world.

It was the beginning of policies such as the legalization of kidnapping and torture under the argument of “lesser evils” in the face of imperative threats such as terrorism. A monstrosity endorsed by almost the majority of the local political class and the western hemisphere.

When Obama came to the White House, many Americans hoped for greater transparency in government actions and the end of the policies that violated civil and inhuman rights that had been promoted with so much blatant since 2001. As could be seen, it was a great disappointment since in what it did to international security, his administration was the one that propelled the revolts in the Arab world and authorized, within the plan to sectarianly sectionalize the Middle East, the implementation of the “Islamic State” program.

Certainly, and despite the fact that at that time the inconsistencies and contradictions that were observed around that “Caliphate” and its imposed combat were denounced, it was Donald Trump who publicly denounced such a taboo. Even Obama did more to cover up the human rights violations carried out by the military and the CIA during the Bush administration, than to investigate the length of the chain of complicity and responsibility in all that.

And if that was not enough, I had the support in foreign affairs of a true “black monk” Hillary Clinton, who as Secretary of State unleashed her talents of cynicism and lack of scruples to accommodate North American interests in North Africa and of course, in the Middle East. Their role in the plot to try to overthrow the Syrian government was central and at the same time, thousands of lives were lost due to these efforts (weapons, training and financial support for the “rebels”). His entire role in those days is still in a blur and in addition to the thousands of Libyans killed, disappeared and tortured by the armed gangs that cooperated with the CIA, it was never clear what happened to the ambassador in Benghazi who died in suspects circumstances.

It is true, Trump exposed him to public opinion and denounced the corruption of the political class that according to him had plunged the United States into endless foreign wars, not caring about the casualties among his troops and much less the massacres of civilians in the United States, intervened countries, but the expense that the Federal Reserve coffers had involved in sustaining those campaigns that were only a business for certain transnationals. In view of this, the Establishment hated him and began looking for ways to sabotage and get rid of his management. But something happened along the way. What the hell happened?

Simply, many fell for the deception. Trump, despite being an outsider with no background in party politics, a scandalous upstart who only became known for a pathetic TV show, proved that he has as many faces as a “Rubik's” cube. As we saw his criticisms of the costly wars waged abroad and his preaching of “America first” was not a demonstration of the long-awaited transparency. Nor does the guarantee of a restraint in caustic policies against the civil rights of its own citizens and foreigners. Denials of access to certain public information that are unprecedented reinforce this.

In foreign policy, without a doubt, he has crossed all the lines even though nobody wants to admit it. He ordered without hesitation to attack Syria in 2017 and 2018; while announcing the end of cooperation with Turkey on the “ISIS” issue, it allowed special forces to persist in the north and at the “Al Tanf” base in south-eastern Syria; without a doubt he let go and the CIA looked the other way in the disgusting crime carried out by his colleagues from the Saudi Muthabarat against the opposition journalist Jamal Kashoggi; the order to carry out the assassination of Iranian General Qassen Soleimani and his bombastic pro-Israeli policy to support his usurpations of Palestinian territories and of the city of Jerusalem itself make it clear that he did not improve on his predecessors.

Domestically, its policies of economic reactivation for the benefit of US citizens by implementing restrictive and abusive policies against immigration to extreme degrees, labeling them terrorists (separating children from their parents), brought to light an underground force that supports these policies despite being so disgraceful to the decrepit image of the United States.

The situation created by the Coronavirus has been another reason to question the transparency of the Trump administration. A closed campaign of secrecy and misinformation about what is happening in the United States regarding the effect of the pandemic forms the framework for the suppression of the truth about how the issue was handled. The media has been as oppressive and stealthy as its predecessors, including the silencing of the Special Inspector General against the Pandemic, the deployment of undercover agents and the mounting of counterintelligence operations against civilian protesters and, of course, the refusal of a complete declassification of the Mueller report.

If Trump is re-elected or Joe Biden triumphs, there will be no apparent differences in the procedure, but without a doubt these secret delaying and suppressive measures will be aggravated, leaving aside (on behalf of National Security) the resolution on the requests for transparency in the acts of the public administration. America to come is very different from the one its founding fathers built.