“FARSA
Y NEGOCIOS PROSPEROS”
La
creación y la difusión mediática de una épica engañosa a partir de los hechos
del 11/S ha tratado de tapar y acallar las preguntas sobre las verdaderas
implicancias internas. En este 20º aniversario los medios siguen a la carga en
este intento
Por Charles H. Slim
El
tan publicitado aniversario de los ataques del 11/S de 2001 no podría estar más
guionado y bien apegado al relato de una versión gubernamental plagada de
huecos e incoherencias que reclamados desde sectores de la misma ciudadanía
estadounidense el gobierno jamás han querido aclarar. Por el contrario, por
estas horas cunden por los medios adeptos a esta línea argumentativa, los
homenajes a los caídos, víctimas de un crimen atroz pero que no fue perpetrado
por los que los medios, ateniéndose a pie juntillas lo que Washington ha
instaurado como versión oficial, comentan con tanta elocuencia.
En los medios argentinos y en unos más que otros, el “simplonismo”
y el reduccionismo informativo disfrazado de análisis filosóficos apabulla por su estridencia. No hace falta
nombrar a sus difusores, ya se sabe muy bien quienes son los grandes e
incondicionales admiradores de la “democracia” que además de pasar por alto
este tipo de enjuagues, miran para otro lado cuando se usa la tortura, el
crimen, la intervención militar y la guerra de ocupación para -según estos
personajes- instaurar las libertades a los pueblos.
Dentro de EEUU hay millones de simples ciudadanos
norteamericanos que son conscientes de esto y pese a las contrariedades y las
dificultades que ello les trajo, no han callado sus voces. Contrariamente a
estos ciegos e ignorantes relatores argentos de la propaganda del Departamento
de Estado norteamericano (muchos de ellos obsecuentes a sueldo o congraciados
por un empleo en EEUU), han perseverado en sus cuestionamientos a lo que hoy
por hoy Washington y estos sectores “norteamericanoides” tratan de establecer
como una épica o más bien como, una “cruzada contra el terror” poniendo en el
mismo saco y de forma deliberada (por sus posturas pro-israelíes) a los
embustes de “Al Qaeda” e “ISIS” con organizaciones de la resistencia islámica
como “Hamas” y “Hesbollah”.
Sin considerar los objetivos geopolíticos que persigue
Washington, muchos se siguen preguntando ¿Pero que hubo detrás de los eventos
del 11/S? Para muchos la respuesta es, el complejo industrial militar del
terror que hoy conocemos como “Homeland Security”. Esto nos lleva a considerar
lo que costo al erario público la construcción de este mega sistema de
vigilancia para-militar e inteligencia dentro de los mismos EEUU que se
interconecta con los asuntos exteriores. El presupuesto del Departamento de
Defensa es recurrentemente señalado como opaco, algo incongruente para una pretendida
democracia. Los contratistas de defensa y las empresas privadas de seguridad se
han enriquecido de forma obscena al amparo de este evento y es legítimo a la
distancia que se dude de todo lo que les llevo a la cumbre. Como diría
cualquier comerciante “un negocio redondo”.
La tragedia del 11/S sirvió entre otras cosas para
imprimir dinero sin control que (además de financiar a la gigantesca burocracia
gubernamental creada a la sombra de este evento nada claro) terminaron en manos
de unos pocos empresarios. Así, y al mismo tiempo con el desencadenamiento de
la llamada “guerra contra el terrorismo”, se puso en marcha un fabuloso negocio
de retroalimentación en el que el gasto militar y el absorbido por la Comunidad
de inteligencia se duplicó hasta un 20% del gasto federal ¿De dónde salía ese
dinero? Bien, como lo señalan varios analistas económicos y financieros
norteamericanos ese dinero salía de los bolsillos de los ciudadanos quienes
fueron exprimidos por el gobierno llevando a que grandes polos fabriles y de
negocios quebraran si remedio. Por supuesto que para ellos ninguna ayuda de los
bancos. El dinero que se imprimía a granel en el Departamento del Tesoro iría a
y solo a las manos de los bancos privados quienes a su vez se los entregaban (entre
otras) a las grandes corporaciones de la defensa.
Los medios masivos fueron y siguen siendo consecuentes
para apoyar a las corporaciones de la industria militar que se enriquecen con
las guerras. Son usinas para desperdigar sospechas y temor que inflaman los espíritus
de las personas y a la vez justifican las corrosivas políticas que el gobierno
aplicara tanto sobre otros como sobre ellos.
En lo que respecta a los eventos del 11/S estos medios
nunca han profundizado en los oscuros hechos y curiosas las circunstancias que
rodearon los ataques (como la reunión en la misma mañana del 11 de septiembre de
los senadores Goss y Graham con el jefe de inteligencia pakistaní Mahmud Ahmed,
la inexplicada ausencia de restos de algún
avión en la demolición en el Pentágono, o el incidente de los jóvenes israelíes
que festejaron las caídas de las torres en New Jersey para citar algunos) ¿Cómo
se explican las convenientes mudanzas de oficinas comerciales y en otras la
ausencia de sus principales gerentes en aquella mañana? ¿Quién cobro el seguro por
el siniestro de las Torres?, ¿Cuáles fueron los beneficios financieros de este
crimen para el propietario del complejo “Silverstein Propierties”? o, ¿Por qué
la bóveda del subsuelo en donde se guardaban miles de archivos y documentos gubernamentales
de carácter confidencial -tras ser explorada por los equipos de rescate
federales- se halló abierta y vaciada antes de las demoliciones?
Ante este nuevo aniversario que los medios tratan de
encaramar como un ataque artero y sorpresivo de un enemigo externo encarnado en
el “terrorismo islámico” en particular de la organización “Al Qaeda” la cual
tiene un origen e historia ligada a la CIA, los libre pensantes deben seguir
cuestionando estos claros intentos por manipular y reescribir la historia. Ante
esto otras preguntas recurrentes han sido ¿Cómo la CIA y el resto de las agencias
federales no pudieron prevenir este evento? y ¿Cómo supieron los empresarios y el mismo propietario del WTC que debían vaciar sus oficinas con unos días de anticipación?