miércoles, 12 de julio de 2017






 EN DEBATE




“EL OPORTUNISTA”

Tras el encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en la Cumbre del G-20 en Hamburgo y tras tratar el tema de Siria parece haberle dado ánimo a Turquía y aprovechando las nuevas circunstancias para avanzar más allá de lo permitido



Por Charles H. Slim
Al parecer las cartas están echadas y la suerte de las bandas armadas que operan en Siria tendría los días contados. Solo es una metáfora para decir que pese al apoyo que puedan seguir recibiendo de Washington y de sus aliados regionales, los llamados “opositores moderados”, no pueden sobreponerse a los avances del ejército árabe sirio y de sus aliados, especialmente el Hesbolá libanes que ha ido empujando a los grupos como “Al Nusra” y las milicias del “Ejército Libre Sirio” fuera de los territorios del sur en Quneitra y Al Daraa.

Pese a las ayudas de Tel Aviv, el ejército sirio se ha mantenido firme y la asistencia aérea rusa ha moderado los ánimos de los israelíes quienes se han contentado con observar desde el otro lado de la barda, como los batallones del ejército sirio barren a los últimos bolsones de mercenarios que se respaldan entre la frontera libanesa e israelí. 

Igualmente Avigdor Lieberman ya dejo en claro que no respetara el alto al fuego pactado entre EEUU y Rusia (VeteransToday. “Israel no está obligado por acuerdo de cesación del fuego…” http://www.veteranstoday.com/2017/07/10/israel-not-bound-by-us-russian-ceasefire-deal-in-syria-liberman/)   

Pero tras los encuentros que ha habido entre Trump y Putin durante la cumbre del G-20 y las ríspidas conversaciones mantenidas entre Tillerson y Lavrov,  parece que le ha dado las ínfulas a un tercero que ya venía haciendo de las suyas con sus continuos cambios de posición en lo que respecta al conflicto. Se trata de Turquía y más precisamente del gobierno del errático Tiyip Erdogan, quien ha demostrado ser tan astuto como brutal. Sus políticas internas son tan autoritarias como brutales y en lo que hace a la política exterior, Erdogan no ha dudado de saltarse de bando en todo lo que ha venido sacudiendo a Siria e Iraq.

En lo doméstico su gabinete y su familia han estado involucrados en todo tipo de actos de corrupción  que tras ser denunciados, ha llevado a que el mismo Erdogan ordenara el arresto de periodistas, el cierre de diarios y el control de las comunicaciones online como el internet. Pese a todo este tipo de aberraciones, la “Comunidad internacional” (entiéndase EEUU y la UE) lo tolera  ¿Pero por qué tanta tolerancia con un mandatario tan tenebroso? La respuesta es simple y ella es que él sirve a los propósitos de Washington y Bruselas en la región.

Con delirios de revivir el imperio Otomano, Erdogan un islamista muy particular no ha dudado en sacarse a sus rivales de la oposición con los viejos métodos de sus ancestros que pese a que no los ha empalado  -al menos no aún-, no han dejado de ser menos brutales. Esto ha llevado a que las protestas en su contra crecieran con los años y ello ha llevado a que se encuentre entre las cuerdas llevándolo a maniobrar a conveniencia tratando de limpiar su imagen.

Tras el fallido intento de golpe de estado de julio del 2016 (El cual estuvo rodeado de ribetes muy raros), Erdogan vio la oportunidad de oro para restablecer su autoridad omnímoda y llevar a la cárcel a cuanto sujeto u organización se atreviera a confrontarle. Incluso, la suerte de los miles de soldados y funcionarios que estuvieron involucrados en aquel extraño episodio y que encuentran detenidos, han estado sometidos a todo tipo de abusos y torturas sin que Washington hubiera realizado ningún llamado de atención ante tales aberraciones.

Usando aquel fallido golpe y un supuesto intento de asesinato, Erdogan ha extendido su mandato y las prerrogativas para ejercer el poder más allá de lo permitido por su constitución.

En lo externo, Erdogan no ha sido menos impiadoso y ha sido inflexible con las pretensiones de los kurdos y sus reivindicaciones territoriales. Precisamente y en ese contexto, la aparición de la “oposición siria” causando el caos en el país vecino  y en especial con la aparición en la escena regional del “Estado Islámico”, Turquía dio apoyo constate a esta franquicia especialmente, por la utilidad que le revestía para combatir a los kurdos.

Con respecto a lo que sucede en Siria, su protagonismo ha sido estelar.  Como miembro de la OTAN, Ankara había venido siendo el brazo oriental contra los países árabes y de ese modo fue un socio importante en la campaña bélica de EEUU en 1991 y 2003 contra Iraq, un estratégico colaborador en las operaciones de espionaje y sabotaje sobre Irán, base de operaciones imprescindible para abastecer a las ISAF en Afganistán y por supuesto, el aliado perfecto para proveer base (Esmirna) a las operaciones de los grupos mercenarios que dirigidos por la CIA y asesores militares estadounidenses asolan a Siria.

Erdogan y su gobierno permitieron que la CIA y sus asesores montaran campamentos en el sur de su país, en la frontera con Siria donde se entrenaron y armaron grupos de mercenarios traídos de todas partes del globo con la misión de derrocar a Bashar Al Assad y desmontar a la república árabe. Para el estado turco y para Erdogan en particular nunca había habido una oportunidad tan grande para deshacerse de los kurdos, desalojándolos de su territorio y empujarlos hacia territorio sirio.

Pero allí no terminaba todo. Cuando el “Estado Islámico”  en junio de 2014 tomo por asalto Iraq y estableció su “Califato” en la región del “Sham” (que se halla entre en Siria e Iraq) comenzaron a robar el petróleo de los campos petroleros de ambos países y para sacarlo, trabaron negociaciones con las autoridades turcas (MIT) quienes controlaban el paso de las líneas de camiones cisterna que provenían de campos petroleros de Deir Ezzor en Siria y de Kirkuk en el norte de Iraq. Nada de esto podía ignorarlo Erdogan, mucho menos cuando uno de sus hijos se hallaba implicado en las negociaciones para que todo ese petróleo saliera por el puerto turco de Ceyhan rumbo a la UE.

Cuando Rusia entro en escena, todo este negocio se terminó. Lo que los aviones de la “Coalición Internacional” liderada por EEUU no hicieron, lo concluyó en unas semanas la fuerza aeroespacial rusa.  Esto dejo en evidencia las verdaderas y escandalosas implicancias entre Ankara, Daesh y Washington.


Tras su puñalada contra Rusia y las consecuencias que podían caberle, Erdogan agacho la cabeza y pidiendo clemencia a Moscú, decidió dar varios pasos hacia un mejoramiento de las relaciones bilaterales en contra de Washington. Igualmente, el mandatario turco no pierde las mañas y tan pronto hubo logrado una ventaja da otro brinco para tratar de imponer sus metas. La pregunta es ¿Hasta dónde le dejarán tirar de la cuerda a este oportunista?

domingo, 9 de julio de 2017


EN LA MIRA



“VOLVER A LA LEGALIDAD”

A catorce años de la invasión de Iraq y de todas sus nefastas consecuencias investigadores y abogados británicos continúan su labor por llevar a los estrados de la justicia al entonces primer ministro Anthony Blair, teniendo como puntapié documental el llamado “informe Chilcot”. ¿Se trata acaso del regreso a la legalidad internacional?




Por Charles H. Slim
Hace ya un año que el consejero privado británico John Chilcot, presentó un informe lapidario y contundente sobre el papel del Reino Unido en todo lo que tuvo que ver con los planes, ejecución y posterior invasión a Iraq en 2003, poniendo al entonces primer ministro Anthony Blair en el centro de la escena como el principal responsable de los crímenes de guerra más atroces que la historia del siglo XXI ha registrado hasta el momento.

Las bases de aquel informe se basaron en el análisis de lo que el autor califico como un conjunto de mentiras y patrañas, como excusas para lograr el objetivo de convencer ante su parlamento y los ojos de la opinión pública, el movimiento de coprotagonista en lo que la administración de George W. Bush y Dick Cheney puso en danza como el argumento perfecto para lanzar su campaña bélica contra Iraq: “Las armas de destrucción masiva”.

Casi inmediatamente de perpetrar aquella acción, un año después en septiembre 15 del 2004 en una entrevista realizada por la cadena BBC de Londres al entonces Secretario de Naciones Unidas Coffi Annan, entre otras cuestiones se le pregunto, si la intervención a Iraq había respetado la legalidad y este en un momento de la entrevista confirmo que la invasión no estaba de acuerdo con lo previsto en la Carta de la ONU. 
A la par de este cuerpo legal,  el accionar de los gobiernos de George W. Bush como el de Anthony Blair  incurrieron en los tipos delictuales más graves que prevé el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, enumerados en el artículo 5º y que se describen con detalle en los subsiguientes (Cfr. Publicación de Naciones Unidas. http://www.un.org/spanish/law/icc/statute/spanish/rome_statute(s).pdf )

Pero Blair como parte de aquel cuarteto de criminales de alto nivel que compusieron aquel monumental crimen de agresión, que costó la vida de casi dos millones de iraquíes,  a la vista de las consecuencias que se han podido ver y comprobar ellas, llegan al nivel de encuadrar un claro crimen de lesa  humanidad. Pero para llegar a estas instancias ha sido menester y el trabajo de solo algunos investigadores y legalistas independientes que son a su vez, los indeseables elementos dentro del sistema los cuales no han podido ser absorbidos por el Stablishment y son catalogados como “radicales” (Globalresearch. “Irak: Se juzgará a Tony Blair por su parte en el crimen supremo internacional?” http://www.globalresearch.ca/iraq-will-tony-blair-finally-stand-trial-for-his-part-in-the-supreme-international-crime/5598074 )

Más allá de que sus defensores pudieran alegar que el principal y único responsable fuera George W. Bush y su administración, lo cierto es que y recordando lo que sucedían en aquellos momentos, Blair fue entusiasta en participar de los planes y prueba de ello fue el viaje que realizó junto a Sir David Manning (asesor de política exterior), el jefe de gabinete Jonathan Powell y su portavoz Alaister Campbell el 5 de abril de 2002 al rancho Crawford en Texas, donde se reuniría con Bush y su equipo de asesores donde ultimaron (tramaron con premeditación) detalles de cómo Londres debía proceder ante la ONU.

Hay muchas posibilidades de que Blair pueda ser citado ante la justicia internacional y ello, como precio por haber creído ciegamente en aquel liderazgo estadounidense, que los medios masivos de comunicación angloestadounidenses tanto tiempo impulsaron con sus fastuosas e intoxicantes propagandas que presentaban a Iraq como una amenaza para el mundo.  No hay que olvidar que otro de los argumentos que Bush y Blair desperdigaron ante sus conciudadanos era, la supuesta relación de “Al Qaeda” y Saddam Hussein, una mentira que no tardo en develarse apenas concretada la agresión. 
También ellos son parte importante de las injurias que difundieron para que las políticas de Blair pudieran ser creíbles ante la opinión pública de a pie, la misma que hoy es el “jamón del medio” en todo el embuste del “terrorismo de ISIS”.

Lo que tanto temió Brzezinski y que lamento más tarde Wolfwitz hoy es una realidad incontrastable y ella es que, la opinión pública se ha vuelto más lista y avispada, y ya no se traga lo que le venden los grandes periódicos ni las grandes cadenas de noticias poniendo en riesgo sus políticas de estado.

Al igual que lo hizo Bush con sus famosos informes de la CIA sobre la supuesta compra de Uranio y las armas químicas iraquíes, Blair también blandió como forma de argumentar el involucramiento en la intervención bélica, los informes de sus agencias de inteligencia y contrainteligencia MI-5 y MI-6 que eran un calco de los de sus colegas estadounidenses. 

Pero si bien Anthony Blair es responsable de aquella espantosa acción, ello no significa que sea el único británico que debiera responder por las muertes, los heridos, lisiados, daños y pérdidas materiales infringidas sobre la humanidad iraquí. La política de Blair permitió que sus reales fuerzas armadas participaran en las operaciones con sus aliados norteamericanos y dentro de toda esa estructura que involucra a los ministerios y ministros, mandos militares, jefes de inteligencia militar y por supuesto sus servicios de inteligencia, en especial el MI-6 siniestros protagonistas en todo lo que rodeo a la “guerra sucia” durante la ocupación.

Cuando los británicos se hicieron con el control de Basora, al sur del país, comenzaron a ocurrir misteriosas desapariciones, asesinatos y ejecuciones de personalidades locales. Esto se dio en medio de una creciente resistencia armada que fue creciendo con el paso de los años y que no se detendría hasta la definitiva salida.

En esos momentos los iraquíes sospechaban que detrás de todos estos crímenes estaba la mano de los británicos y de grupos aliados que, además de estar compuestos por árabes de otros países, se hospedaban secretamente en sus bases militares.  Los mismos ciudadanos de a pie fueron muchas veces los testigos privilegiados de estos engaños y que por el control informativo que establecieron los invasores, hacía imposible que se ventilara hacia el exterior.

Uno de los embustes relacionados con el fantasma de “Al Qaeda” fue el intento de colocar un camión cargado con explosivos en  medio de una manifestación callejera en Basora allá por el 2005, que al ser detectados por los manifestantes, fueron bajados del camión para ser apaleados y tras llegar la policía y detenerlos, se descubrió que además del cargamento que llevaban, bajo su enmascaramiento habían dos hombres caucásicos que fueron identificados como dos miembros del S.A.S. y que antes de que pudieran exponerlos ante algún medio independiente, fueron rescatados presurosamente por un asalto de tanques Bradley que entre otras cosas, se encargaron de destruir los archivos del edificio policial.


Un posible procesamiento de Blair solo sería un símbolo, una especie de fusible para calmar las expectativas de un público indignado con cada vez mayor información de lo que realmente ocurrió en aquellas jornadas. Desde los bombardeos indiscriminados contra las urbes, barrios y concentraciones de personas, pasando por los abusos y torturas que llevaron adelante las tropas británicas (especialmente en el sur), haría necesario que fuese el estado británico, el mismo que hoy sigue con sus juegos sucios en Siria y toda la región, y como tal el que debiera ser directamente sancionado.

sábado, 8 de julio de 2017


DEFENSA Y SEGURIDAD



“INTELIGENCIA Y FUERZA”

Dos elementos imprescindibles para un planeamiento defensivo eficaz





Por Pepe Beru
La historia política está plagada de ejemplos de lo que significa el uso de la inteligencia por sobre la fuerza bruta. También existen muchos ejemplos de lo efectivo y dañino es el uso preciso y sorpresivo de ésta última sobre sujetos inteligentes. Como sea, ambos elementos son determinantes para el ejercicio del poder gubernamental de cualquier estado que pretenda serlo.

En el ejercicio de la vida política de las naciones, el brazo armado es determinante para poder concretar objetivos que salen del margen de la política doméstico deliberativa y deben ser ejecutados por  hechos concretos y la acción coherente.  Dijo el ilustre autor alemán Von Clausewitz  que “la guerra es un instrumento, la extensión de las relaciones políticas, pero por otros medios”; una conclusión que horroriza a clases políticas acomodaticias y sumidas en el sopor de la mediocridad.

Como dice un magnifico refrán “hay que sufrir en la paz para reír en la guerra”.

En la actual y cambiante situación geopolítica internacional, las necesidades de una defensa efectiva y precisa se han hecho una cuestión de vital importancia para casi todos los países que buscan proteger y conservar sus intereses de las acechanzas y de amenazas foráneas a sus fronteras.

La reciente historia y si se quiere, la de los últimos 100 años hasta la fecha, ha demostrado que el que tiene más fuerza termina por abusar de ella para avasallar a los más débiles y cuando ésta se combina con inteligencia, termina en un dominio absoluto.  Eso ha llevado a que entre otras cosas, se fuera creando una atmosfera de desconfianza y hostilidades que terminaría en guerras terribles y lucrativas carreras armamentísticas.  En este sentido, el avance de la industria bélica ha precedido a los avances en otras áreas de la vida y así hoy día, podemos ver como un niño puede adquirir un “Drone” para jugar controlándolo con su teléfono móvil.

Si bien la tecnología militar puede dar en gran medida, un salto cualitativo al momento de afrontar amenazas como lo son las intrusiones aéreas para espionaje, transporte de sustancias ilegales o simplemente para llevar adelante ataques sorpresa, el elemento humano sigue siendo irremplazable al momento de dirigir coherentemente los sistemas más sofisticados.  

En el comienzo de los noventas (siglo XX), las fuerzas armadas estadounidenses mostraban al mundo como sus novedosos misiles crucero teledirigidos “TomaHawk”, podían volar cientos de kilómetros mostrando el recorrido hasta llega al objetivo a los operadores en sus consolas de comando.

En ese momento muchos se jactaron que se habían acabado para siempre, las luchas y los combates personalizados; había nacido la guerra por TV, donde un botón terminaba con el enemigo. Tal simplismo llevo a que inmediatamente y en la experiencia más cruda en las que pudieron probar estos ingenios,   se dieran cuenta que pese a tan magnificas novedades, aún no podían distinguir entre combatientes y civiles.

Pero ese no era el único problema. Hasta los más sofisticados vectores y sus potentes radares, eran burlables; la guerra del golfo pérsico en 1991 y su secuela con la invasión a Iraq de 2003, quedo claro para los estadounidenses que la tecnología no resolvía todo.

Se vio que los hombres además de una capacidad física óptima, requerían de una capacidad mental acorde, a las necesidades imperiosas de la batalla que cambian en unos instantes la suerte de sus vidas y la del objetivo encomendado. Pensar sobre la marcha requiere de un entrenamiento permanente y eso pudieron verlo y comprobarlo tanto estadounidense como rusos cuando se toparon con rivales que pese a no poseer tecnología sofisticada, eran imaginativos y decididos.

Un ejército en la actualidad no requiere tanto de cantidad, sino más bien de calidad pero no solo por el equipamiento tecnológico sino quizá lo más importante para los años que están por venir, es la inteligencia e la individualidad de sus hombres para resolver problemas más variados en forma inmediata. Un solo hombre debe ser una unidad que reúna las calidades de una unidad de diez hombres, tan radical como eso.

Aunque parezca un contrasentido, los norteamericanos luego de Vietnam comprendieron que un enemigo implacable y persistente podía pese, a sus más letales represalias colectivas como eran los bombardeos con los B-52, o incluso con el uso de armas químicas como era el “agente naranja”, “el fósforo blanco” y el “Napalm”, presentarle batalla con pocos elementos e ingenio.

No se podía degradar la moral de semejantes combatientes y menos aún detenerlos, con brutalidades masivas. Incluso, sus tácticas de inteligencia electrónica enfocadas a detectar los movimientos en la espesura de la selva se volvieron un sinsentido ante los falsos ecos y la desactivación de los sensores por parte de los mismos guerrilleros. Los “monos” (como solían llamarles despectivamente) eran más inteligentes y motivados de lo que esperaban.

El ingenio y la improvisación pueden llegar a ser factores invalorables en situaciones críticas, mucho más cuando un hombre se halla ante una desventaja con un enemigo más grandes y poderoso.  La no consideración de estos factores llevó a que los estadounidenses (Vietnam, Afganistán e Iraq) y británicos (en la guerra de Malvinas) se llevaran sorpresas muy desagradables.
Tanques inflables

Lo mismo sucedería en el Golfo Pérsico en 1991. En esos momentos EEUU se hallaba en la cumbre de su poderío militar y su arsenal tenía una variedad de ingenios y armas listos para ensayar. Nuevamente y pese a los terribles daños ocasionados en la población civil y una cuestionable degradación del ejército de Saddam Hussein, no contaron con que sus misiles inteligentes y “Drones” no distinguían entre un tanque real y uno de cartón.

Tras la invasión en 2003, los estadounidenses creían que los iraquíes se rendirían luego de sus monstruosos bombardeos bautizado como “operación conmoción y pavor”. En la comodidad de sus carros de asalto y tanques Abrhams, las primeras puntas de la invasión tocaron el suelo iraquí con la seguridad de que no habría una oposición considerable.  A medida que se fueron adentrando en el terreno, fueron hallando la más variada e imaginativa oposición que fue desgastando tanto a la maquinaria como a la moral de los estadounidenses y que luego, una vez afincados allí se perpetuaría con una resistencia implacable.
Proyectil de bajo costo de Hesbolá

En julio de 2006, Israel tuvo su escarmiento militar cuando sus FDI creyeron erróneamente que podrían entrar al Líbano como lo habían hecho en 1978 y 1982, topándose con una muy bien organizada resistencia de la milicia chiita Hesbolá que causó daños y bajas que le costaron al gobierno de Olmert su salida.

Actualmente, otro ejemplo de esto es lo que se ve en Yemen, donde la moderna Armada de Arabia Saudita y sus aliados regionales, pese al sofisticado armamento surtido por EEUU e Israel, no han podido doblegar a las guerrillas “Hutie” y a los combatientes de “Ansar Alha” (Espada de Dios) que, usando muy bien sus pocos recursos y igual a los combatientes de “Hamas” palestino, golpean con letal precisión a sus enemigos. 


Pero más allá de estos ejemplos, hay en ellos una clara enseñanza para los países que no toman enserio el área de la defensa y es que, si quienes no toman la responsabilidad de ella, otros se harán cargo de ejercerla.

miércoles, 5 de julio de 2017

EN LA MIRA



“EL ESTADO QUE NUNCA EXISTIO”

Tras haberse confirmado la muerte de Abu Bakr Al Bagdadi se da por concluido el gran espantajo creado por cerebros en Langley y el Pentágono, y mediatizado por los medios occidentales. El Estado Islámico ¿en realidad alguna vez existió?




Por Charles H. Slim y Ali Al Najafi
Han pasado tres largos años desde que el autoproclamado “Califa” de los creyentes declaro la creación y el establecimiento del mal llamado “Estado Islámico” en las tierras de Iraq. El jefe del enigmático grupo “ISIL” más conocido por los iraquíes como el “Daesh”, declaro en aquella gran Mezquita de Mosul que había llegado la hora para que todos los musulmanes se unieran a la lucha contra la apostasía que representaban los gobiernos chiitas representados por el partido “Dawa”  de Nouri Al Maliki en Bagdad y el “Baas” dirigido por un “Alawita” (rama chiita) como Bachar Al Assad en Damasco. Por supuesto, en el discurso de Al Bagdadi, muy poco se mencionaba a EEUU y menos aún a Israel.

Hoy se confirma que Abu Bakr Al Bagdadi fue eliminado junto a una docena de lugartenientes en una reunión que se llevaba a cabo en un bunker en las afueras de la ciudad siria de Raqqa. El golpe fue dado entre la noche del 27 y la madrugada del  28 de mayo pasado, dejando el lugar marcado, completamente destruido. Pero ello no fue mérito de los bombardeos de la Coalición liderada por EEUU; no, fue el mérito de la inteligencia rusa y de un ataque aéreo de sus fuerzas aeroespaciales.

Aviones SU-35 y SU-34 concurrieron al punto señalado por los Drones de inteligencia y con precisión lanzaron su ataque sobre dos locaciones bien delimitadas. Casi trescientos militantes del “ISIS” entre los que se hallaban los  comandantes como Abu Al Hajdi y Suleiman Al Shaukah perecieron en el ataque. Del efecto devastador de éste golpe, se asegura que el principal líder de la organización murió junto con todos los presentes.

Fue el último acto de aquel impostor que se hizo pasar por Califa y que aprovechando la desastrosa circunstancialidad en que se hallaba la región, pudo penetrar en Iraq y a punta de fusil, prometer a los iraquíes que había llegado para liberarles del yugo opresor de un régimen  colaboracionista y apostata.

Su imagen y vestuario, fue confeccionado siguiendo los detalles de la tradición (Sunna) islámica que diera una poderosa impresión sobre los espectadores que le vieran. El color negro en su turbante pretendía mostrar que descendía de la línea de sangre del profeta Mahoma y la barba larga, un símbolo de la paciencia de los hombres creyentes.

Fue la versión bizarra del “Laurence de Arabia” británico, pero al servicio de los planes estadounidenses, un fake siniestro creado por la inteligencia estadounidense, plantado en medio del caos y la desolación que los norteamericanos crearon deliberadamente, haciendo imposible corroborar si ese personaje que el Pentágono trato de hacer creer que había sido un prisionero iraquí, había existido alguna vez.  Precisamente, si algo se preocuparon los invasores angloestadounidenses cuando entraron a Bagdad, fue hacerse con el control del Ministerio de Información y de los bancos de datos de la población iraquí a la cual se la hizo desaparecer para luego argumentar que no existían censos actualizados.
Combatientes iraquies en Ramadi

Con esa información además de servirle para marcar, señalar y ubicar a los partidarios del Baas (para ir a buscarlos y asesinarlos), fue el material de trabajo para las agencias de inteligencia con el cual sabrían como (entre otras cosas), fabricar la identidad de sujetos que nunca podrían ser rastreados.

De allí nació Abu Bakr, presunto médico y ciudadano de Bagdad que había sido arrestado por los norteamericanos durante la ocupación y tras ser llevado al campo de concentración de Abu-Graib, fue torturado haciendo nacer en él, una sed de venganza que materializaría tras salir de ese penal. Esa era la historia de cientos de miles de iraquíes anónimos que se perdieron en ese laberinto siniestro administrado por los estadounidenses y sus “servicios contratados”. Pese a lo dramático de la descripción de este personaje, lo cierto es que nadie pudo precisar su real existencia.

La historia oficial planteada por Washington, se parece más a un libreto de Hoolywood que a la realidad de un hombre que jamás existió.

El “Daesh” fue una implantación artificiosa de la inteligencia militar estadounidense allá por el 2006 que se combino con las operaciones que al mismo tiempo, sus colegas de la CIA (https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/03/internacional-el-gran-espantajo-como-el.html), los británicos del MI-6 (Red Voltaire.org. “Muerte del califa y fin del Emirato Islámico”.  http://www.voltairenet.org/article196986.html ) e israelíes pusieron a rodar en medio del caos.

Fue con la administración de Barak Obama, que aquella célula del “Estado Islámico de Iraq” que para mediados del 2010 a duras penas subsistía en los desiertos de Al Anbar, fue reactivada y nutrida con hombres, armas y financiamiento suficiente para que pudieran operar casi ilimitadamente. Una de las armas más características que se les entregaba eran las pistolas con silenciador “Beretta” calibre 22, que además de servir para asesinar a plena luz del día a funcionarios iraquíes sin un mínimo de ruido, salían 
de la fábrica  libres de numero de serie.

Tras aquella cinematográfica fuga de varios supuestos comandantes del “Daesh” en Abu Graib en septiembre de 2013 y que pudieron salir de Bagdad como si fueran invisibles, quedó en claro que aquello fue un embuste, uno más de todos los que rodearían la existencia de esta agrupación.

Solo unos meses después de aquel evento, reaparece el “Daesh” pero con un tamaño y fuerza imposible de creer. Con un despliegue de armas y vehículos modernos, cruzaba con facilidad las porosas fronteras iraquíes mientras Washington impostaba preocupación.

El momento para establecer este “Califato” nunca pudo ser más propicio.  Iraq se hallaba en un levantamiento masivo de las provincias del centro norte con lo cual, la llegada de esta fuerza sunita, se sumaría a los esfuerzos por derrocar al tirano y colaboracionista de Bagdad.  Con una combinación de fuerza y astucia, el “Daesh” con el apoyo de fuerzas iraquíes penetraron hasta los cuarteles más vigilados del ejército y la policía, convirtiéndolos en cementerios. De este modo, con equipos, uniformes y armas que usaban las fuerzas colaboracionistas de Bagdad (de fabricación estadounidense), lograron engañar a cuantos puestos, comisarias y bases se presentaron, terminando los incautos con un disparo en la cabeza.

La venganza fue terrible y los iraquíes se cobraron con sangre por todos los años de opresión que habían sufrido y gracias al “Daesh”, pudieron cobrarse con creces contra funcionarios, jueces, jefes de policía y gobernadores que además de haber colaborado con los invasores estadounidenses, seguían las directivas de Al Maliki.

Los mismos norteamericanos con los que se habían sacado fotos y vendido a sus propios vecinos, les entregaron y abandonaron a su suerte.

Todo estuvo servido en bandeja y de ese modo, bases militares con vehículos blindados “Abrahms” y cuantiosos depósitos de municiones pasaron a ser parte de la fuerza de “Daesh”. Casualmente en Mosul, la ciudad elegida para capital del “Califato” tenía guardados en un depósito unos 500 flamantes vehículos “Humvi” artillados provistos por EEUU unos meses antes que pasaron a ser parte de la fuerza mecanizada del “Estado Islámico”. Todo muy sospechoso.

Los planificadores del “Daesh” y de todas sus troperias tuvieron éxito al engañar a los desesperados iraquíes, en especial a los ciudadanos de Mosul y no fue difícil ganarse su confianza cuando mostraban su descarnada justicia contra los brutales pistoleros y asesinos que representaban y siguen aún representando a un gobierno colocado por los estadounidenses.

Hoy la ciudad de Mosul y el resto de las ciudades del noroeste de Iraq han sido demolidas hasta casi hasta convertirlas en polvo y bajo sus cimientos, han quedado la vida de miles de inocentes de los que jamás nadie hablara. Los que desde occidente pretenden manejar a la opinión pública, se centran en dirigir sus acusaciones sobre esta entelequia para lo cual, se habían vertido un sinfín de embustes que pretendiendo hacerlos pasar por piezas históricas, pretenden explicar el surgimiento del “Daesh”, sin querer aceptar que han quedado develados como mentiras pre elaboradas por las agencias de inteligencia estadounidenses que realmente crearon este adefesio (Globalresearch.  http://www.globalresearch.ca/terrorism-is-made-in-the-usa-the-global-war-on-terrorism-is-a-fabrication-a-big-lie/5435816






lunes, 3 de julio de 2017

EN DEBATE



“TERROR Y ESTADO”

Cómo puede explicarse la actual situación de inseguridad global y los principales responsables del llamado “Terrorismo Internacional”.




Por Charles H. Slim
Durante décadas se vino asociando al “Terrorismo” como una forma de expresión política, utilizada por sujetos y grupos anónimos, ajenos a las fuerzas regulares de un estado determinado y circunspectas a la lucha irregular contra un poder establecido. La realidad demuestra que algunos estados se han servido y siguen sirviéndose de dicha herramienta. Para peor, esta táctica, fue recurrente y maliciosamente endilgada a una sola parte de los actores políticos dentro del esquema internacional tratando de asimilar una idea sucia y contaminada de prejuicios que terminara asociando esta forma de manifestación con una etnia o nacionalidad determinada.

A partir de este breve prefacio, queda claro que el “Terrorismo” no es una ideología o la base sobre la que se sustenta una religión –como han osado presentar algunos recalcitrantes racistas de esta época-  o el ejercicio desaforado de la violencia a manos de unos cuantos locos. Hay toda una estructura muy bien pensada y que con el paso de las décadas se ha ido mejorando y complejizando en grado extremo.

Los actuales acontecimientos que sacuden al mundo, corroboran esto dejando en evidencia a sus verdaderos orquestadores. Son éstos, quienes mediante una nociva combinación de desinformación desde los medios corporativos y operaciones de agencias de inteligencia,  quienes manipulan a la opinión pública  generando actos como los vistos últimamente en París y Londres (Globalresearch. “Video.. http://www.globalresearch.ca/video-information-is-a-weapon-in-the-war-on-terror/5596068 )

Las pasadas acciones de grupos marxistas, maoístas y de nacionalistas árabes como la OLP solo fueron el reflejo de una trama más intrincada y siniestra que se fue mejorando con el pasar del tiempo y que incluso fue absorbida por la actual red que maneja esto. 

Incluso el operar de las células guerrilleras castristas y sandinistas en las décadas de los sesentas y setentas que operaron en el Caribe, los fracasados movimientos intentados en el Cono sur en Uruguay, Argentina y Bolivia, fueron una parte de lo que hoy se pretende englobar con el espectacular rótulo de “Terrorismo Internacional”.

Sacando el idealismo que encubría estos movimientos, había detrás una compleja planificación y financiación que se enmarcaba en la bipolaridad de la guerra fría en la cual, tanto el llamado “mundo libre” liderado por EEUU y la URSS encabezado por Rusia, buscaban extender sus dominios territoriales usando a estos agentes tercerizados. Ambas partes a cargo de sus agencias de inteligencia y militares, usaron y abusaron de estos recursos hasta llegar a conformar verdaderos ejércitos clandestinos con los cuales, tratarían de sobreponerse a su adversario.

Para tener una idea desde cuándo se viene usando esta herramienta sucia, veremos que desde la guerra entre EEUU y España por el control de las últimas colonias (tras el incidente del USS-Maine en Cuba),  hasta las actividades de la CIA en vísperas de la tramada crisis en el Golfo de TonKin en 1964, los entes estatales se vieron involucrados en el desarrollo de actos siniestros que ayudarían a desencadenar efectos políticos a la medida de sus conveniencias.

El paso del tiempo y los cambios geopolíticos que se fueron dando, especialmente para finales de los setentas,  llevaron a que dichos  programas de “subversión” pasaran a ocupar otros objetivos, que incluso no habían sido previstos en las planificaciones originales. El caso de “Gladio”, como programa secreto de la OTAN paso a degenerarse hasta perder sus objetivos originales y termino sirviendo para siniestras operaciones en suelo europeo. En este sentido los escenarios urbanos en Europa pasarían a ser reemplazados por los exóticos parajes del Medio Oriente y Asia, ya no disfrazados como células “marxistas” como fueron “Baader Meinhof” en Alemania o las “Brigadas Rojas” en Italia sino, tercerizando actividades más brutales usando un nuevo componente: la religión.

Cuando los británicos ocupaban Palestina como un protectorado, fueron blanco de acciones terroristas de los grupos sionistas quienes no solo no dudaron en asesinar a los lugareños árabes que ya vivían antes de que migraran colonias judías desde Europa, sino que no tuvieron problemas en matar ingleses para concretar sus objetivos (voladura del Hotel  Rey David).

Una vez instalado ese estado en medio de territorio árabe-palestino, fue un problema continuo el tratar de doblegar al cerco de enemigos que los rodeaba. Soluciones militares como “alternativa nuclear” de la que hablaba el general Moshe Dayan no era tácticamente viable para usar contra los palestinos.

Las políticas policiales y de ocupación militar no alcanzaban para Tel Aviv y pronto a comienzos de la década de los sesentas, los cerebros del Mossad que dedicaron años al estudio de la psicología árabe y de las instituciones del Islam (en especial la Jihad) elucubraron un plan para tratar de erradicar la militancia nacionalista en la población palestina, fomentando las actividades religiosas en las Mezquitas  con la intensión de que absorbieran a la juventud combativa. Y no solo eso. Mientras más extrema fuera la prédica, mejor y de ese modo nació la “Jihad Islámica”, una creación que sin dudas los israelíes apoyaron entusiastamente desde las sombras hasta que, por efecto de sus propias tramas, se les volvió en su contra.

Una de las operaciones terroristas más conocidas ejecutadas por el estado de Israel fue la campaña de asesinatos ejecutada por el Mossad (Operación Cólera de Dios) contra los supuestos responsables de la masacre en las olimpiadas de Münich, en la cual extendieron la muerte con ejecuciones con pistola y bombas lapa matando en casos comprobados, a gente inocente.

Por la misma época, sus colegas de la CIA llevaban adelante sus propios programas de terrorismo con la intensión de ensuciar políticamente las acciones del Vietcong. Con la cooperación de los servicios de inteligencia sur vietnamitas, los estadounidenses montaron una red de asesinos y saboteadores con la intensión de eliminar a 1800 vietnamitas políticamente molestos al mes.  De esta manera, bombas en los cafés, restaurantes repletos de público y algunos ataques contra militares estadounidenses  (para despistar) en plena vía pública de Saigón, daban los argumentos a Washington para incrementar su presencia en el sudeste asiático.

Estos actos además justificaban los arrestos contra sospechosos de ser comunistas y por ende responsables de esos ataques, creando un círculo vicioso de arbitrariedades, detenciones, torturas, desapariciones y muerte. El juego implementado por la CIA que se denominó “Operación Phoenix” no solo causo una sangría sin precedentes para ese entonces sino que además, fue el corolario previo a lo que luego se trasladaría a Latinoamérica con la llamada “Operación Cóndor” que de investigarse, revelaría datos inéditos. Incluso fuentes confiables, revelaron por 1982 que muchos militares estadounidenses, considerados por los evaluadores de inteligencia como potenciales riesgos de filtrar información, fueron asesinados sin contemplación (Covert Action Information Bulletin).

El truco era crear una sensación más amplia y distorcionada, del peligro del comunismo militante que además, conto con el apoyo inestimable de los grandes medios de información de la época. Como se puede observar, el terror en sus diferentes modalidades fue usado por algunos gobiernos para lograr objetivos muy lejanos a los intereses relacionados con la seguridad o la patria.

Para mediados de los ochenta, el mismo programa pero adaptado a las necesidades en 
Afganistán, llevó a que por órdenes del Departamento de Estado y con las puntillosas instrucciones del asesor  Zbigniew Bzezinski la CIA pusiera en marcha sus operaciones de sabotaje y asesinato contra las tropas soviéticas que habían entrado en 1979. Así nació “The Base” (La Base) en árabe “Al Qaeda”. Con el financiamiento de dineros negros provenientes del narcotráfico y petrodólares de gobiernos como Arabia Saudita, la CIA recluto, instruyó y respaldo elementos árabes y no árabes para lanzar las operaciones subversivas  contra el gobierno pro-soviético de Kabul.  Curiosamente, esta estructura volvería súbitamente a la palestra con misteriosos ataques en Kenia y Tanzania en 1998, dando su golpe de gracia en el 2000 contra un buque de la marina estadounidense en Yemen.

Como puede verse, se buscaba involucrar a los EEUU en la región y cuando esos intentos no bastaron, el 11 de septiembre de 2001 vendría el golpe decisivo. A la distancia, se advierte que había una planificación deliberada del uso del terror con fines geoestratégicos, algo que por décadas, se mantuvo estrictamente oculto a la opinión pública.

Tras el 11 de septiembre del 2001 y la aplicación de una política de neurosis y temor colectivo, EEUU se lanzo a la conquista del Medio Oriente y del Asia central pero, en el camino, fue tropezando una y otra vez dejando en evidencia ante la atónita opinión pública internacional, lo que había venido haciendo.  

Iraq con personajes como el general David Petreaus, el embajador John Negroponte, James Style, James Coffman y una lista que llega hasta el presidente George W. Bush, fueron los responsables (operativos y políticos) de ejercer el terror mediante variadas metodologías y actores (como el “Daesh”) contra la población civil.

Fue sin dudas las revelaciones de Iraq en 2004, las que comenzaron a mostrar cómo funcionaba y quienes realmente digitaban y continúan dirigiendo el terrorismo.

Tras más de una década de haberse expuesto el embuste, hoy tratan de maquillar este accionar con supuestos cerrojos legales, que aparentar una preocupación por los derechos humanos, violados sistemáticamente por regímenes encumbrados por Washington, intentando desligarse de lo que ellos mismos habían instalado. Más allá de los esfuerzos intelectuales por argumentar esto, nadie con dos dedos de frente puede llegar a creérselo. (Foreing Affairs.   https://www.foreignaffairs.com/articles/2017-06-29/getting-leahy-law-right?cid=int-lea&pgtype=hpg)