sábado, 7 de diciembre de 2019




“EL LIMBO DE LA INJUSTICIA
¿Puede ser considerada democrática una nación que ha violado y viola sistemáticamente los derechos humanos más elementales bajo argumentos probadamente falsos e inexistentes? ¿Por qué no pueden ser procesados con todas las garantías estos casos?

Por Charles H. Slim
Los eventos del 11 de Septiembre de 2001 además de los daños y el sufrimiento causados, le dieron a la administración federal estadounidense un cúmulo de poderes que hundió el sistema constitucional basado en los derechos y garantías individuales, en favor y nombre de una “seguridad nacional” amenazada por una supuesta conjura terrorista islamista. El impacto sorpresivo de aquellos hechos, supo ser bien aprovechada por George W. Bush y sus secuaces quienes, asistidos –entre otros- por la Corporación de medios que se alinearon por la derecha con el relato oficial, lograron en ese momento manipular la rabia y la impotencia de una población atemorizada que buscaba venganza.

El paso del tiempo y lo visto hasta hoy, demuestran esta criminal inconsecuencia y la desvergonzada maquinación que se indujo y aún pretenden justificar bajo el rotulo artificioso de “Lucha contra el terrorismo” que en realidad escondía –y hoy se ve harto revelada- una campaña geoestratégica planificada por un grupúsculo de neoconservadores y sionistas cinco años antes y la cual, además de los fines políticos, generaría una catarata de multimillonarios negocios privados en sociedad con el estado federal. Parte de esa muy bien planificada empresa[1], preveía como parte de su operatividad, colocar un  chivo expiatorio y el montaje de una infraestructura de supresión y silenciamiento de una parte especifica de la población global con un objetivo claro: “Silenciar a la disidencia”.

En este último sentido, la creación otras agencias federales con el consiguiente incremento astronómico del presupuesto federal para seguridad y defensa, obligo a la “comunidad de inteligencia producir información acorde al nuevo enemigo”: El Islam.

Para Washington la “Seguridad nacional” esta por encima del respeto a los derechos humanos y prueba de ello son las incontables arbitrariedades  constatadas en crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos en parte, por sus agencias de inteligencia y los cuales aún siguen impunes. Cuando estos hechos quedaron expuestos al conocimiento de la opinión los abogados de la CIA (principal implicada en muchos de aquellos hechos), trazaron estrategias legales para no quedar implicados en los aberrantes hechos que ejecutaron o encargaron ejecutar.

Las principales tretas fueron, permitir a la prensa difundir algunas historias de Guantánamo y realizar algunas entrevistas en Abu-Graib obviamente controlado.

En su tarea de agencia de inteligencia, la CIA debe supuestamente obtener información que sea útil y conducente a la seguridad de su país pero nada se ha dicho que se avoquen a “crearla y/o producirla” en base a mentiras y falsedades las cuales obtienen con métodos cruentos y deleznables como los usados por los nazis y la vieja KGB de Stalin en la Unión Soviética o las extensamente utilizadas por  sus aliados israelíes contra los palestinos. Eso obviamente es la teoría.

traslado de prisionero de Guantánamo

El cumulo de arbitrariedades se estaba incrementando y las filtraciones conspiraban contra el secretismo de Washington. Las realidades de los campos de concentración de Guantánamo en Cuba, Abu-Graib en Iraq y Bagram en Afganistán solo eran la punta de un iceberg negro de la infraestructura de terror que habían desplegado los militares y las agencias federales estadounidenses y de sus colaboradores extranjeros. Los secuestros y las detenciones sin orden judicial ni indicio alguno[2], fue una de las tácticas que EEUU comenzó a implementar usando como modelo de procedimiento a las “detenciones administrativas” que ya aplicaban y siguen aplicando sus aliados israelíes contra la población palestina.  La ventilación de pruebas gráficas de las torturas, los abusos, violaciones y humillaciones a los prisioneros fue demasiado para la elite en Washington que necesitaba limpiar la imagen del país ante un mundo que observaba horrorizado.

Los documentos de Abu-Graib no solo demostraron que EEUU violaba en secreto todas las convenciones del derecho internacional humanitario sino que también, lo hacía sistemática y planificadamente en todas partes. Y no solo eso, sino que también para tratar de cubrir su participación (y la de aliados como Israel) subcontrataba a sujetos y empresas privadas para que llevaran adelante estos hechos aberrantes. Era demasiado brutal e injustificable para que alguien sintiera simpatía hacia lo que estaba haciendo EEUU.

A partir de allí se fabricó toda una charada mediatica que aparentaría respetar los derechos de los “detenidos” acusados –sin pruebas certeras- o sospechados de terrorismo, estando entre estos últimos todo aquel musulmán que criticara las atrocidades que se estaban cometiendo en Afganistán e Iraq. Para ello, Bush logro hacerse de una legislación invasiva y contraria a los principios constitucionales que tras ser implementada por el FBI[3],  más tarde exportaría a cada uno de los países que invadiría (USA Patriotic Act).

Los representantes demócratas más honestos del Congreso no daban crédito a las arbitrariedades que se estaban cometiendo y de las cuales tomaron conocimiento tras haberse filtrado por canales extraoficiales como el internet y de los testimonios de muchos veteranos que regresaban de Iraq y Afganistán.

A la par de esto y con intenciones contrarias a la transparencia de los actos gubernamentales, los neoconservadores y sus aliados sionistas buscaron todas las vías mediáticas y legislativas posibles para encubrir estos hechos. Parte de este encubrimiento se lleva a cabo dentro de la misma infraestructura gubernamental, especialmente de sus agencias federales de inteligencia quienes siguen demostrando renuencias en publicar los informes sobre estos hechos. Incluso más. Cuando se ha solicitado conocer los antecedentes de algunos funcionarios implicados en actos inhumanos y criminales como los referidos, las demoras y el silencio prevalecen.

Según se ha comprobado por fiscales federales, pese a lo requerimientos de desarchivo cursados a la CIA por parte de abogados independientes y sociedades civiles, en la mayoría de los casos son desoídos quedando los criterios y demás elementos que conforman esos informes cerrada al conocimiento público en general (Como fue el caso la designación de Gina Haspel como Jefe de la CIA). Incluso los jueces militares que abordan el caso del sospechado del ataque al “USS-Cole” en 2000, han corroborado que la CIA les ha proveido informes falsificados que obstruyen las investigaciones[4].

Cuando acceden a publicar alguna pieza informativa que tiene fines judiciales, se ha observado que sus contenidos están adulterados, mutilados o no responden a los requerimientos de transparencia haciendo que poco o nada valga dicha información.

Ello llevo a que se produjeran grandes choques internos entre los sectores que buscaban mantener vigente los principios de la constitución y quienes apoyaban esta verdadera cacería confesional instigada desde ciertos sectores influyentes del Congreso, los medios y las finanzas. Y para cerrar este escenario de terror estatal, los detenidos en el mejor de los casos, luego de recorrer un circuito siniestro de prisiones secretas de la CIA quedaban a disposición de tribunales militares ¿Eso es democracia?

Para tratar de escapar a las recriminaciones y el repudio internacional, Washington comenzó desde finales de 2006 a teatralizar un aparente respeto al derecho de defensa permitiéndoles a los detenidos ser asistidos por abogados.  De esta manera,  los detenidos tendrían el derecho a la defensa y sus abogados podrían investigar y recopilar material a los fines de verificar si existían elementos verídicos que sustentaran la prisión de sus clientes. Fue allí cuando encontraron reparos y presiones para lograr conocer los informes de inteligencia que involucraban supuestas actividades terroristas de aquellos.

Pero la reticente conducta de la CIA a proporcionar los informes que se le requería y aún se les requiere suele escudarse bajo el argumento de verse comprometida la “seguridad nacional”, justificando con ello las negativas o las mutilaciones de documentos que terminan siendo meros papeles manchados con tinta negra.

Si los argumentos para detener a una persona constaban en informes de la CIA, la misma agencia que había mentido descaradamente –entre otras- en sus informes sobre las armas de destrucción que supuestamente tenía Iraq ¿Qué garantías había de que no fabricarían los argumentos convenientes para justificar la detención de un simple sujeto? De no haber existido el activismo civil para la transparencia de los actos de gobierno que impulsan sujetos independientes y entes como la Freedom Of Information Act (FOIA) la suerte de todo lo ocurrido desde 2001 y la de estos desgraciados  sometidos a la detención clandestina en la red global de cárceles  de la CIA nunca habría salido a la luz y Washington habría logrado consolidar su relato victimzante y legitimizante en pro de justificar las aberraciones, que pese a la condena mundial, continua ejecutando en sitios como Siria, Yemen y Afganistán.


[1] Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC en sus siglas en inglés)
[2] Caso del supuesto atacante de USS-Cole Abdel Al Rahim Al Nashiri.
[3] Formas y comunicados del FBI sobre intervenciones y espionaje a ciudadanos https://www.epic.org/privacy/terrorism/usapatriot/foia/field_rpt5.pdf

miércoles, 4 de diciembre de 2019


“CALMA RUIDOSA”
Hacía donde se dirige la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019
Por Javier B. Dal
Un viejo amigo solía decirme, que mientras más calmado este un lugar más debes abrir los ojos y mucho más cuando ese lugar es una población inmersa en una crisis.  La suspicacia de mi amigo proviene de su veteranía tras años de haber intervenido en tres guerras y haber recibido varias heridas que le quedaron grabadas a fuego en la carne y también en su mente. Pero más allá de esto, hay situaciones que son análogas y pueden ser miradas con esta particular forma de ver las cosas.

Faltan pocos días para que en Argentina asuma un nuevo gobierno que además de contradicciones, se trae consigo un cajón lleno de incertidumbres.  A pesar de ello, la quietud social –en comparación a situaciones de Chile, Ecuador y Bolivia- es desconcertante.  Pero se sabe que por debajo hay un movimiento incesante que podría  estallar como un volcán.

Argentina es un escenario de estos. Alli todo parece apacible y las reacciones de la población ante una crisis socio económica que no termina nunca, parecen lentas y hasta en cierta manera demasiado tolerantes para las arbitrariedades que soportan. Entonces muchos se preguntan ¿Realmente existe esa crisis en Argentina? Ciertamente que si pero, ha sido desde hace décadas alimentada, mantenida y hoy reconducida por intereses sectoriales que favorecen a quienes manejan en último sentido al país. En un estado de cosas como el que se vive allí, es muy poco factible avance alguno. Es una sociedad de quejosos inactivos y de obsecuentes en la cual quienes han sobresalido han sido son los profesionales de la protesta como son los sindicatos, los piqueteros y sus lideres.

En Argentina la crisis engloba a una serie de otras microcrisis que poco a poco y a lo largo de los años, han disgregado el contrato social que la mantuvo hasta en algún momento, con algún grado de cohesión a la sociedad. Algunas de ellas son: la ausencia de transparencia en el ámbito público que ha propiciado una corrupción galopante tolerada y hasta festejada por la misma población y la falta de vocación por generar un destino común y definido para el país.

Hay una situación de anarquía burocratica y también política que afecta tanto al estado en sus tres estadios (nacional, provincial y municipal) como a la vida política partidaria.  

La ausencia de autoridad y la perdida de credibilidad en las instituciones públicas no solo pone en peligro cierto la existencia misma del país como un ente regional e internacional sino que reafirma la sensación ante el mundo de la falta de seguridad jurídica y con ello, de credibilidad que puede ofrecer el país.

La ilusión de una nueva realidad con un nuevo gobierno ya no engaña a una gran mayoría de los excepticos que no compran la polarización partidaria novelada entre el “Kirchnerismo” y los “macristas”. Solamente los medios y los periodistas serviles al Status Quo de turno, fabrican argumentos utilizando sus emporios y periodistas de lista, para mantener este supuesto antagonismo.  Incluso se esta viendo como muchos de los críticos y defenestradores del pasado kirchnerista con indisimulable obsecuencia y hasta desvergonzada hipocresía, se ponen la camiseta del gobierno entrante ante el temor a las prometidas represalias que se aplicaran a los colaboracionistas del Macrismo.

Pero a pesar del planteo de este “sistema de cosas”, un importante franja de la población ya están cansados del manoseo y no creen nada. Y es allí donde salen corriendo a tratar de que este pensamiento no se extienda.

Los intelectuales que sostienen todo esto suelen decir “dentro del sistema todo, fuera de él nada”, como una forma de condicionar e incluso frenar las protestas populares y los estallidos  violencia política que genera las injusticias de aquel;  pero ¿Qué es precisamente el sistema? Y es aquí los tonos grises se vuelven mucho más difuminados y pierden su distinción. 
Ellos (quienes se sirven del estado) tratan de alegar que el mismo representa la “democracia” y a cuento de ello, justifican entre otras, las arbitrariedades y la galopante corrupción. “El sistema” no es más que la infraestructura de un estado ineficiente y sobrepoblado de cual se valen estas mafias para hacer sus propios negocios. Dentro de él, no hay forma que ellos sean tocables consagrando la impunidad que el contubernio de la administración de justicia ha sabido consolidar. Es allí donde viene ese clamor hipócrita y conveniente que refiera “fuera del sistema nada”.  

El único gran problema del país no es socio económico o el hambre como descaradamente han mediatizado los denominados  “progresistas” y sectores de la desorganizada izquierda del país. La mala distribución y la inequidad  pasa por otro lado y es allí donde nadie quiere hacer algo. La venalidad en los cargos y los favoritismos personales sigue y seguirá siendo parte de la corrupción estructural que se enquista en el estado y que nadie esta ni estará dispuesto a erradicar.

La política partidaria, esa que juega dentro “del sistema”, sigue siendo un negocio redondo para los aventureros y los arribistas que buscan hacerse de cargos con salarios astronómicos en el área de los tres poderes quienes a su vez, llegados a sus cargos alimentan a sus propias huestes de obsecuentes y chupamedias que a su costa aspiran a un empleo en una secretaría, dependencia provincial o municipal a cambio de una lealtad vitalicia. Y ni hablemos de los negocios sucios que se vinculan a delitos que se dicen combatir pero que llenan los bolsillos de intendentes e intendentas de varios municipios. En este escenario ¿Quiénes deberían intervenir y mediar entre tanta trenza?

La administración de justicia es una de las instituciones más mal vistas por la población y ello no es una casualidad. Pese a que los argentinos suelen demostrar una abulia desesperante, el peso de la corrupción de este poder ha llegado a tal nivel y es tan visible que ya no parece ser tolerado por el común. Los repentinos cambios en los procesos de corrupción de los ex funcionarios del anterior gobierno de Cristina Fernández, entre los cuales ella también esta procesada por escandalosos casos de corrupción,  demuestra esa elasticidad y opacidad en la interpretación de la ley cuando se producen los cambios de gobierno. Una muestra de ello, son las manipulaciones que se han visto en las últimas horas en conformación de los tribunales que juzgaran a la ex presidente. En realidad no es una excepcionalidad argentina pero ello, no puede ser una excusa válida para ser tolerada.

Más allá de las supuestas ideologías de estos –supuestos- polos opuestos (Kirchnerismo vs Macrismo), ninguno plantea avances inmediatos para mejorar al país. La asunción de Fernández se ve envuelta en un tumulto de inconsistencias e incoherencias que tras los histéricos alegatos de “Cristina” ante la Cámara de Casación penal, ha dejado en claro que más allá de las apariencias, no habrá un gobierno tan solido y unido como se ha pretendido mostrar. El devenir de los meses revelara si estamos en lo cierto.

sábado, 30 de noviembre de 2019



TEOESTRATEGIA”
Las posibles implicancias de una nueva maniobra estrategica para reconfigurar la región latinoamericana ¿Los Evangelistas al poder?

Por Charles H. Slim

Lo sucedido el 10 de noviembre en Bolivia fue la definición de un extenso y muy bien preparado ensayo de una nueva forma de estrategia política que, como ya lo hemos visto en el Medio Oriente se oculta detrás de ropajes religiosos. Como bien se observa aún no se sabe a ciencia cierta quiénes son los impulsores del derrocamiento de Morales pero si se tiene bien en claro quienes han demostrado su satisfacción por este hecho. Sin dudas que Netanyahu es uno de los más congratulados ya que no hay que olvidar cuando Evo Morales por enero de 2009 en solidaridad con el pueblo palestino expulso a la representación israelí rompiendo relaciones diplomáticas.

Tal como lo manifestó el mismo Donald Trump, lo sucedido en Bolivia causo muy buen impresión a Washington aunque ello no significaría la participación directa y oficial de la CIA en este evento. Ante esto cabría preguntarse ¿Qué significaría esto? Si bien la caída de Evo Morales representa una magnifica noticia para la elite política estadounidense y en particular la neoconservadora y sionista, no habría sido necesario (o incluso inconveniente) un involucramiento directo del Departamento de Estado para que se generaran los motines.

Las razones que explicarían esto, se deben buscar en dos cuestiones puntuales a saber: La primera es la fracasada y escandalosa intervención en Venezuela del ex asesor Elliot Abrams como un intento de la administración de Trump por apoyar la fracasada intentona de Juan Guaido por dar un golpe contra Caracas haciendo repensar al mismo Secretario de Estado Mike Pompeo sobre la utilidad de seguir con esta táctica.

La segunda cuestión, es el pasado boliviano y sus relaciones con las administraciones norteamericanas de comienzos de los años cincuentas en el siglo pasado hasta comienzos del presente siglo. Según las investigaciones, la CIA tras el final de la segunda guerra mundial lejos de destruir las estructuras de las SS y de grupos nazis aliados en el este de Europa (especialmente en Croacia y Ucrania), los absorbio y utilizó en varias partes del globo para sus propósitos durante toda la era de la Guerra Fría.

Durante la jefatura de la CIA cargo de Allen Dulles, entre los elementos nazi-fascistas que se reclutaron para ponerlos al servicio de combatir la influencia comunista proveniente del bloque soviético estuvieron los denominados Ustachis que conformaban grupos ultra católicos de choque provenientes de Croacia quienes fueron autores de muchos asesinatos y atentados terroristas contra sectores comunistas en occidente.

Muchos de los miembros de los Ustachis fueron colocados por Washington en Sudamerica, especialmente en países como Argentina, Bolivia y Brasil donde algunos (como Klaus Barbie) prestaron sus servicios a los gobiernos de estos países. Precisamente en Bolivia la influencia de estos actores viene desde la década de los cincuentas y se ha visto como un factor preponderante para el actual desplazamiento de Evo Morales. Prueba de ello ha sido la visualización de las falanges UJC de Macho Camacho (sindicado en los “Panama Papers”) quien responde a mentores históricos de las Ustachis como Branko Marinkovic y de sectores evangelistas locales con nexos sionistas, estos últimos prestando un encubierto apoyo a la instalación de un nuevo gobierno que entre otras cuestiones, ha reestablecido relaciones con Israel.

Estos sectores con tinte religioso mesiánico que han formado parte –y seguramente activos hoy día- de la estructura operativa de la CIA, no son los únicos que existen y estan interesados en reformatear la región a gusto e interés de los polos de poder mundial.  También están los llamados “cristianos sionistas” o “neosionistas” quienes adhieren a una una interpretación doctrinaria muy peculiar de las Sagradas escrituras y que con su asiento central en los EEUU, enseñan una teología supremacista que maquilla las aspiraciones colonialistas de Israel.

Sabemos que el sionismo es una ideología política creada en el siglo XIX por el periodista y activista Theodor Herzl que a lo largo del tiempo y con algo de oposición dentro de la misma comunidad judía,  se desarrollo y ramifico en variantes de izquierda, derecha y religiosas fundamentalistas. 
Fue la piedra fundacional y el motor ideológico para la implantación por la fuerza del estado de Israel en 1948 y que a fuerza de contactos políticos y económicos, sus partidarios han extendido sus influencias en occidente con mayor preponderancia en países como los EEUU y la Argentina.

Si bien comenzó siendo una ideología nacionalista meramente judía, la misma se ha extendido a reclutar a miles de cristianos en occidente quienes en su mayoría desertores del catolicismo,  se agruparon en las llamadas “Iglesias evangelicas”, en especial las televisivas que fueron formando una teología cirquesca y ampulosa con un trasfondo eminentemente financiero y racista.

Actualmente la administración de Donald Trump se halla respaldada por los mismos sectores evangelistas y pentecostales que habían apoyado con entusiasmo a la administración de George W. Bush que entre otras cuestiones, -a la zaga de Israel y de los Lobies pro-israelies del Congreso- azusaron y bendijeron, bajo los argumentos de una teología ajustada a la ideología sionista, las guerras contra los países árabes islámicos. Algunos de los más destacados de estos personajes que se codean con la elite política estadounidense son los pastores Billy Graham y Luís Palau.

La tóxica mixtura entre mesianismo y política (que el sionismo usa para respaldar su posición) ha conducido a los fundamentalismos que precisamente no son islámicos y que nutren doctrinariamente a ejércitos como las FDI israelíes y a muchos de los generales del Pentágono. Su teología trata de argumentar y fundamentar los actos más despreciables que más una enseñanza religiosa se asemeja a la premisa política “el fin justifica los medios”. Ello ha llevado a despreciar la vida de cualquiera que no responda a los lineamientos políticos y hasta teológicos de Israel haciendo de la causa palestina –de naturaleza política- un enfrentamiento religioso.


Actualmente Tel Aviv ha blanqueado sus estrechas relaciones con la extrema derecha xenófoba de los países Europeos pese a que, en teoría son los cucos en el relato de la propaganda de Israel. Pero las relaciones del estado político israelí con sectores estratégicos del globo –sin importar la naturaleza de los mismos-, no es casual. Casualmente el papel de los oligarcas judíos ucranianos junto a los matones de la ultraderecha y la participación de mercenarios israelíes en el golpe de 2014 en Kiev ha sido destacable en cuanto a la brutalidad desplegada contra las poblaciones del Dombass.

En Latinoamerica y en especial en el Cono sur, desde la década de los ochentas las iglesias neosionistas han ido avanzando con paciencia y sin pausa, en especial de la mano de los llamados “Pentecostales” y las diversas corrientes evangelistas que se nutren de los católicos descontentos por los escándalos de las autoridades de su iglesia. Una de las particularidades de estas, es el movimiento de grandes sumas de dinero que son lavadas bajo la fachada de la contribución de los fieles, facilitan su “misión de captación”. En Chile por ejemplo la influencia de este sector llega a tal grado, que el actual presidente neoliberal Sebastián Piñera tenía como asesores de campaña a cuatro de los más influyentes pastores pentecostales.

Los sionistas israelíes al comienzo no dieron importancia a las predicas de estos sectores e incluso los despreciaban hasta que lo vieron como algo muy conveniente y útil de apoyarles siempre y  cuando su predica respaldaran sin condicionamiento ni observaciones a sus acciones la existencia del estado político de Israel.

En Chile, Brasil y Argentina, la influencia de estas avanzadas del sionismo se han hecho notar en varias acciones proselitistas que ya no esconden el interés de Israel por esta región. En la Argentina las relaciones entre la Organización Sionista Argentina y las iglesias evangélicas son notablemente estrechas aunque no llegan aún a tener la influencia que tienen en otros países. El caso de Brasil es el más claro. La elección del presidente Jair Bolsonaro se debió en gran parte al apoyo de los sectores evangelistas ligados a los “cristianos sionistas”, algo que fue motivo de abierta congratulación por parte de Tel Aviv y de “Bibi” Netanyahu quien lo dejó bien en claro en la visita que realizo Bolsonaro en marzo pasado. Con el arribo de Bolsonaro y su decisión de trasladar la embajada de Brasil a Jerusalen se estrecharon las relaciones entre Israel y Brasil llevando a que detrás de temas comerciales y culturales, aumenten los intercambios de carácter militar y de inteligencia.

Sin lugar a dudas, estamos en presencia del despliegue de una nueva estrategia suave para tratar de persuadir y convencer a las personas de la región sobre una geopolítica particular que bien podríamos denominar como una “teoestrategia”.

En Argentina pese a que la influencia de las iglesias evangelistas,  no llega a los niveles que se ven en sus vecinos, la misma va creciendo día con día y sin lugar a dudas que con el gobierno pro-Israelí de Mauricio Macri ayudo a que los sionistas locales y a sus simpatizantes pudieran operar con mayor amplitud y libertad en el propósito de ampliar sus contactos en la campaña por reclutar entre los evangelistas simpatizantes de Israel y que mejor, que apoyar a esta teología protestante basada en textos fuera de contexto con contenidos políticos e ideológicos.  

miércoles, 27 de noviembre de 2019



“FRUTO ENVENENADO”
Qué es lo que esconden las ayudas de EEUU a los países tercermundistas y cuáles son las consecuencias de aceptarlas?

Por Charles H. Slim
Si como dijo el entonces Secretario de Defensa Robert Gates allá por el 2007 que “necesitamos gastar más en diplomacia que en comprar armamento”, usted creería que de haberlo escuchado la Casa Blanca tal vez hoy estaríamos viendo un mundo muy diferente. No se equivoque, eso no es lo que el quiso decir. Su comentario estaba más dirigido a golpear el orgullo de los militares del Pentágono que otra cosa. Es que todo lo arreglan con bombas y matanzas algo que ha terminado arruinando la reputación del país. Desde la perspectiva de Gates, los militares no tienen la capacidad (y menos aún la intensión) de plantear el desarrollo de nuevas tácticas de manipulación y de infiltración que logren el mismo propósito pero sin la necesidad de costosas guerras impopulares.

Gates se refería precisamente a invertir en programas más sofisticados de “persuasión”psicológica  para volcar las voluntades a favor de sus acciones. 
Una de las tácticas más conocidas en América Latina es la implementación de los programas de ayuda por el El Departamento de Estado y su Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) como presuntos y desinteresados benefactores para el desarrollo de la democracia y la libertad en los países donde desembarcan.  Todo eso, no es más que una mascarada que ya no puede ocultarse.

Lo ocurrido en Bolivia el 10 de noviembre pasado, demuestra como influyeron estas agencias para torcer procesos políticos adversos a Washington.  Hace unos años atrás, antes de ser expulsada por Evo Morales la USAID “donó” a los Comités Cívicos y a la Unión Juvenil de Santa Cruz de la Sierra ligada a los sectores evangelistas –neosionistas- la friolera suma de 84 millones de dólares con los cuales pudieron progresar en sus actividades contra gubernamentales.  

Más allá de los discursos y las palabras, esas “ayudas” salen dinero que en parte proviene de los impuestos de los estadounidenses. Esto causa una tensión permanente entre los sectores “moderados” y los “halcones” del Congreso tratando de volcar los presupuestos para un ministerio u otro.

Desde la asunción de Donald Trump pese a su política de retracción de fuerzas militares en el exterior y sus recortes de cooperación con la OTAN, el presupuesto militar se hubo incrementado en forma excesiva.  El gasto militar no se incrementaba así desde 2010 informan algunas fuentes señalando que desde que Trump entro a la Casa Blanca uno de cada tres dólares van a parar al gasto militar. Los números de esto son francamente obscenos pero para los neoconservadores esto esta justificado. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) en 2018 EEUU destino 649.000 millones de dólares lo que representa un 3,2% del PBI del estado de la Unión.

Robert Gates en el Pentágono

Para comienzos del año 2019 el Congreso había aprobado un presupuesto de 716.000 millones de dólares lo que indica una notable suba con respecto al presupuesto anterior  representando a su vez un 17% del presupuesto federal. Esto además de promover una nueva carrera armamentística, viene contribuyendo al aumento astronómico del déficit público norteamericano que termina repercutiendo en la situación interna del país.

Igualmente estos dineros han sido destinados para la investigación y adquisición de nuevos equipamientos militares y para la celebración de contratos de armas con las Corporaciones armamentisticas –que cotizan en bolsa- como Raytheon (RTN) y la Lockheed Martin (LMT) entre otras, postergando partidas de dinero para sectores relacionados con “operaciones especiales” y de colaboración con “aliados” en el extranjero quienes –no hace falta decirlo- son leales por el dinero y nada más.  

La política de inversión en programas de armas no convencionales esta destinada a la adquisición a mediano plazo de nuevos sistemas de armas y equipos, que se ha visto urgido por consejo de los asesores y estrategas militares tras las revelaciones hechas por el mismo Vladimir Putin en marzo de 2018 presentando ante el público –entre otros- los novedosos misiles intercontinentales “AVANGARD” producidos por la Industria de Ingeniería “Krasnoyarsk”, que tras ser lanzados pueden recorrer todo el globo eludiendo todos los escudos de defensa existentes y llegar sin problemas a cualquier  base y ciudad de los EEUU.

El argumento político que se ha dejado entrever es que si la diplomacia no da los resultados esperados por la Casa Blanca, la única opción que queda es la militar. Es por este tipo de excusas que Washington continua volcando dineros de su presupuesto federal y de otras fuentes no claras (como el tráficos de armas, nárcotrafico y demás ilícitos), para por una parte acopiar nuevas armas para sus fuerzas armadas y por otra, mantener ciertas situaciones clandestinas en escenarios de importancia estratégica.

Mike Pence con los militares de la base Ain Al Asad

Por lo pronto, los esfuerzos políticos por reconducir los presupuestos mas jugosos al área militar se han visto en la ultima visita de Mike Pence al Kurdistán iraquí  donde tras reunirse con los personeros del Clan Barzani, ha llamado al Congreso a acelerar el envío de mayor presupuesto para mantener las lealtades de estos sectores que sirven para mantener los objetivos de EEUU en el norte de Iraq. Pence y su mujer llegaron a la Base aérea en el desierto de “Ain Al Asad” que mantiene en el norte de Iraq donde tras encontrarse con los comandantes militares que la regentean, fueron conducidos a Irbil donde se entrevisto con el jefe de la región autonómica del Kurdistán Nechirvan Barzani a quien le garantizo que lo sucedido con los kurdos sirios (tras abandonarlos a su suerte), es una situación muy diferente de lo que tienen con sus pares iraquíes. Esto último referido a la supuesta cooperación de los kurdos en la lucha contra el “Estado Islámico”, no debiéndose olvidar que quienes realmente degradaron y sacaron fuera del juego a este embuste seudo-yihadista fueron las fuerzas rusas que intervinieron en Siria.

Pence un fervoroso sionista llega a Iraq en momentos que el país se sacude de norte a sur, por una población hastiada de la miseria, corrupción y bestialidad de los gobernantes los cuales el vice estadounidense parece olvidar que fueron colocados por sus predecesores en la Casa Blanca quienes a su vez curiosamente, son sus colegas neoconservadores. Sumado a ello, Pence choco contra una pared cuando fue plantado por las autoridades iraquíes que se negaron a recibirlo.  Agregado a ello, la población local desde hace años que no siente la menor simpatía por los estadounidenses.

Pero para cubrir estas inconsecuencias y sin la posibilidad de ir a Bagdad –simplemente porque no los recibirían ni se le garantízaría su seguridad-, Pence llamo telefónicamente al primer ministro iraquí Adil Abdul Mahdi para sermonearle sobre como evitar violar los derechos humanos de los manifestantes pacíficos sugiriéndole al mismo tiempo que le conviene alejarse de Teherán, tratando de sugerir que esta vinculado a los desmanes que vive el país ¿Muy conveniente, no?

Algunas fuentes informativas daban cuenta que muchos jóvenes provenientes de Jordania, Irbil y Oman, usando la misma táctica de la USAID, habían sido reclutados y preparados por la embajada de EEUU en Bagdad para llevar adelante varios actos de violencia durante las manifestaciones pasadas. Asimismo ello no excusa la brutalidad desmedida de las fuerzas policiales que causaron varias masacres que continúan la zaga de arbitrariedades que los anglo estadounidenses instauraron desde la invasión de 2003.

Pero a Pence se le pasa por alto que fueron ellos (sus predecesores) quienes además de colocar a títeres como Al Alawi y Nouri Al Maliki, entrenaron a las actuales fuerzas policiales y militares –en especial sus Fuerzas antiterroristas del ISOF- de Iraq, las cuales sin lugar a dudas –desde su cooperación con la ocupación- han cometido más crímenes contra la población que el anterior régimen de Saddam Hussein.

Al mismo tiempo y mientras se compran más armas, se despliegan otros grupos muy bien promocionados por los medios que bajo los ropajes de asistencia y ayuda humanitaria, tienen la finalidad última de operar sobre el ánimo y las mentes de los mismos habitantes, a los fines de convencerles de que el enemigo es su propio gobierno mientras que los grupos especiales anglo estadounidenses  y los Peshmerga kurdos bajo la aplicación de leyes antiterroristas dictadas por Washington, les oprimen a diario y desplazan de sus hogares. 

Mientras Washington despliega estos grupos con sonrisas y mucho marketing publicitario, la CIA usa a estos como puertas de ingreso para lavar sus actividades ilegales.  No es ni más ni menos que una de las vías de consecución de los fines encargados por el Departamento de Estado. Entonces ¿Acaso el vice Pence, el Secretario de Estado y el presidente no saben nada de estas inconsecuencias? Por supuesto que lo saben; no los detalles, pero si de la ejecución de ellas.

domingo, 24 de noviembre de 2019



“RECONFIGURANDO SUDAMÉRICA”
Para muchos lo que sucede en el Cono sur es producto de la explosión de una indignación espontanea de poblaciones enteras. Para otros una operación similar a la montada en el Norte de África en 2010 bautizada por la Corporación de Medios como “Primavera árabe”. Pero si realmente queremos saber quien esta detrás de todo esto hay que preguntarse ¿Quiénes son sus verdaderos beneficiados?

Charles H. Slim
Debieron pasar diez años para que el fenómeno del norte de África y el Medio Oriente, llegara finalmente a todo el continente sudamericano. Cuando se advirtió que aquello estaba planificado, nadie presto atención. 
No solo fue una simple agitación callejera sino una manipulación desde las redes sociales y sectores intelectuales sionistas que sería convenientemente escenificada y trasmitida por las empresas de noticias occidentales.  Se trato de una operación bien planificada y urdida por la administración británica de Tony Blair y su Foreign Office en los finales de la década de los noventas y que más tarde fue secundada por las administraciones –indistintamente demócratas y republicanas- de Washington, la mayoría descreyeron de esta posibilidad al pensar que se trataba de un fenómeno espontaneo y limitado a una región que los medios bautizaron como “Primavera árabe”.

También fue parte de estas planificaciones la llamada “Estrategia de Penetración limpia”, una maquinación concebida por los “Think Tanks” estadounidenses allá por mediados de 1996 que con la cooperación de Tel Aviv y de sus Lobbies en el Congreso, buscaban disgregar –y aún lo intentan con Siria y el Líbano-  los estados nación árabes-islámicos.

Por supuesto que las regiones sometidas a estas operaciones son claramente disimiles pero ello no obsta a que la misma formula este siendo implementada en Latinoamerica con algunas modificaciones operativas. El plan de Blair y Obama pasó por aquel entonces por tratar de desbancar a los gobiernos árabes laicos y reemplazarlos por sectas “Wahabi” y “Takfir” adherentes a la organización “Hermanos Musulmanes” que –financiada desde Arabia Saudita y Qatar- desde hace décadas forma parte de los activos orgánicos de la CIA y el MI-6.

Aunque existe con el Norte de África una semejanza en cuanto a los niveles de corrupción y pobreza estructural, en Latinoamerica no existe el factor confesional como elemento cohesionador y parte fundamental de las bases sociales para que las potencias que ingenierizan estas acciones puedan manipular a las masas creando situaciones criticas mediante embustes como “Al Qaeda” e “ISIS” (y sus ramas africanas), creaciones de las agencias de inteligencia destinadas a crear la desconfianza y los enfrentamientos sectarios como lo hicieron con las sociedades musulmanas del Medio Oriente. 

Para ello estas agencias se valen de tácticas sucias conocidas como “Operaciones negras” y “Falsas banderas”. Estos términos los hemos venido escuchando con insistencia desde 2001 pero su real utilización viene desde muy lejos en el tiempo. Aún así muchos no logran distinguirlas entre si. De esta forma muchos se preguntan  ¿Qué significa cada uno de estas aciones? Antes de responder a esto, hay que dejar bien en claro de que ambas se tratan de simples actos de agresión y de terrorismo orquestados por estados.

Quienes emprenden “Operaciones Negras” son en gran medida equipos especiales de las fuerzas armadas que como los “Rangers” y los “Seals” (quienes junto a otros grupos irregulares) son las más prolíficas en acometidas contra de otros países. Según los expertos, una “Operación negra” (Black Op) se tratan de incursiones clandestinas gubernamentales sobre territorio de otros países calificados de enemigos con la finalidad de llevar adelante acciones perjudiciales de variada índole que pueden ir desde la recopilación de información, sabotajes, secuestros, asesinatos o el reclultamiento, entrenamiento y puesta en marcha de células locales para el desarrollo de actos de subversión y atentados contra blancos determinados.

Un escenario del despliegue de estas tácticas se ha podido ver en Venezuela mediante los diferentes intentos de “golpes blandos” orquestados contra el gobierno de Caracas con algunas variantes más violentas mediante la intervención activa de empresas privadas de “seguridad” como “Academi”,  mercenarios colombianos reclutados por la CIA y la participación de agencias aliadas como la DGSE francesa.

Otro ejemplo contemporáneo de esto fueron los “Vuelos Secretos de la CIA”, un escándalo vinculado a la flagrante violación de los derechos humanos  que en el marco de su “Lucha contra el terrorismo” la “agencia” desde 2004 llevaba a cabo de manera trasnacional usando aviones de empresas fantasmas con la complicidad de otros gobiernos y sectores civiles internacionales. Ello llego a conocimiento público gracias a la investigación de periodistas independientes que de no haber abordado el tema y exponerlo al público, esto habría quedado oculto por décadas.

Otro de los actores activos enla región son las agencias de inteligencia israelíes que, por su estrecha colaboración con fuerzas armadas y de seguridad de países como Chile –con la militarización de la Araucania entre otras cuestiones-, Brasil y Argentina (con fuerte apoyo sionista local) mantienen junto a sus colegas civiles del “Mossad” –y a su vez, sus células inorgánicas y las iglesias evangelistas-  una activa operacionalidad de inteligencia y contrainteligencia en todo el triángulo del sur.

Las “Falsas banderas” son también operaciones clandestinas gubermanentales pero que tienen un componente adicional: el engaño. Se trata de hacerle creer al gobierno y a la opinión pública de un país o región determinada que la responsabilidad de un hecho violentodeterminado  que es ejecutado clandestinamente por una o grupo de agencias de inteligencia, ha sido cometido por un culpable previamente predeterminado.  Para ello, usaran elementos y hasta sujetos que sirvan para implicar al supuesto ejecutor.

Actualmente las revueltas que se registran en todo el continente son aprovechadas por estas agencias aunque, es cierto decirlo, otros acusan a la operatividad de otros actores un poco más “exóticos”. Para los sectores adherentes a la anglofilia y la política exterior de Washington –haciendo una indebida tabla rasa sobre la situación- argumentan que quienes están detrás de las revueltas populares en Ecuador, Chile y Bolivia, son los rusos. 
Así de contundentes son algunos “analistas” de algunos medios graficos argentinos quienes curiosamente respaldan todas las hipótesis del Departamento de Estado norteamericano.

Particularmente aquellas señalan al “G.R.U.” (en ruso Главное Разведывательное Управление) que es la agencia de inteligencia militar rusa a la que curiosamente, los demócratas de Hillary Clinton y todo el arco neoconservador señalaron como responsable de un supuesto hackeo informático al Centro electoral demócrata en las elecciones de 2016.

Más allá de esta acusación cargada de intensión –y muy pocas pruebas- y de las investigaciones del FBI sobre los nexos entre Trump y Moscú, no se logro obtener ninguna prueba tangible que sustente  esa supuesta  intervención.

También se le acuso de haber sido la ejecutora del envenenamiento del “agente doble” Skripal y su hija en una plaza pública en Gran Bretaña. Pero a pesar de estas acusaciones y de la masiva difusión de una hipótesis rusofoba y nunca comprobada, la Corporación de medios anglosajones no lograron conmover a una gran parte de la opinión pública propia. Por el contrario, el ojo juicioso y desconfiado de una parte importante de ésta versión y así advirtió las multiples inconsistencias e incongruencias de esos relatos. Y es que no solo no se recopilaron pruebas que demuestren aunque fuere en forma indiciaria, la actuación de algún elemento de esta agencia militar rusa (G.R.U.), sino que se pudo comprobar la presencia de otras implicancias que comprometían a las mismas agencias británicas en asuntos nada claros y de los gobiernos aliados que acusaban sin fundamentos a Moscú.

Es por ello que si bien es cierto que la región sudamericana se está reconfigurando en forma critica, hay detrás de ello un direccionamiento interesado y planificado por parte de Washington y de sus aliados –incluyendo a Israel- tratando de organizar una región segura para proteger sus propios intereses sobre recursos estratégicos (como el agua potable, el Litio, gas, petróleo y los extensos territorios de la amazonía y la Patagonia) sin gobiernos plurinacionales o con conciencia de pertenencia  que puedan preparar y enseñar a pensar a sus pueblos y de ese modo, llevar adelante políticas de progreso técnico-científico autóctono que proporcione armas para resistir a una silenciosa dominación de todo el hemisferio.