UN EJE LIBERTARIO
¿Es el resultado de las elecciones del domingo pasado un preludio de un
cambio político más profundo en la Argentina, o el regreso a otras épocas?
Por
Javier B. Dal
El atípico y fuera de lugar clima de primavera que acompaño en CABA en
el último domingo de elecciones, parecía estar a tono con una sociedad confusa,
atribulada pero por sobre todo hastiada de los engaños y las promesas de una
elite política que sin distinciones de partidos, han canibalizado el estado y
destruido el tejido de una unión nacional que ya no existe.
Es un
momento critico para el país ya que si no recupera una visión de destino es
seguro que desaparecerá.
El triunfo
del candidato libertario Javier Milei no fue una sorpresa y tampoco el altísimo
ausentismo. Ambas cosas han sido una señal alta y clara de que un gran cambio
es reclamado. Lo que si sorprendió es la derrota preclara de una clase política
gastada y sin más poder de persuasión. Pero la señal más clara de este hartazgo
ha sido sin dudas el alto grado de inasistencia a las urnas que sentencia una dura
realidad para los políticos profesionales y todo el “aparato” con el cual se
encumbran. Esto a su vez abre la puerta a una nueva época para la política
argentina que obligara a la reformulación de la forma en que los políticos
actúan cuando llegan al poder.
Otros que
deberán reformular su actuación son los medios y sus conspicuos charlatanes,
continuos participes (obsecuentes en algunos casos) de la agenda del poder de
turno y encargados de proteger un Status Quo que lo ha destruido todo y que
bajo el cansino argumento de la “democracia no se toca”, todo vale y las
obligaciones se difuminan en la neblina de la demagogia y la mediocridad.
Esa inconsecuencia
que llego al colmo en los últimos veinte años, se refleja en una inseguridad
desatada, en la corrupción institucionalizada y en una economía productiva
inexistente.
Ahora, esos
mismos que se reían del despeinado y alterado personaje de traje que llevaba su
carpeta a todos los programas de TV con reacciones de un histérico, de repente
han comenzado a verlo con mucha condescendencia y hasta simpatía.
Más allá
del por qué Milei ha sido ungido como el gran triunfador, esto habla del estado
de la sociedad y de un punto de no retorno.
Las
consecuencias de este muestrario no se hicieron esperar. Al día siguiente las
corridas y la incertidumbre en los círculos financieros en Wall Street llevó a
la pronta devaluación que prelude el camino a la hiperinflación. Así el precio
de los alimentos que ya estaban escalando de forma insoportable subieron más y
con ellos el resto de bienes y servicios licuando cualquier aumento. También
ajustaron las empresas de combustibles y los repuestos de automotor encareciendo
a su vez todos los precios del transporte. El dólar también se disparo y hoy ya
esta rumbo a los 700 pesos la unidad.
La
situación del gobierno en este marco de caos macro económico se presenta
insoportable y ello tendrá impacto en sus pocas esperanzas por mantener el
poder. Precisamente, las dos opciones (Massa vs Grabois) que dirimieron para
competir por las presidenciales sufrieron un duro golpe y eso puede
profundizarse con un mayor deterioro de la situación económica con lo cual se
puede intuir una jornada de pesadilla para las elecciones presidenciales en
octubre.
Pero si
damos por sentado que la formula oficialista de Massa tiene muy pocas chances
de una victoria, ¿Significa que Milei ya capitalizo al electorado? Y para el
caso de que eso no sea así, ¿Acaso el oficialismo recurrirá a una estrategia de
polarizar al sector de Milei?
Sean cuales
quiera las tácticas que usen los “patriotas” del oficialismo para intentar
sacar un resultado digno, las expectativas no son muy halagüeñas. La suerte
está echada y eso se condice con un cambio cíclico no solo en el país sino
incluso en el hemisferio e incluso a nivel global. Por otro lado, a los
financistas ortodoxos de Wall Street y de la City londinense la figura de Milei
causa espanto y no ven en sus propuestas garantías de mejoramiento de la
situación argentina.
El cambio
de gobierno es un hecho y con ello el cambio de orientación ideológica con la
posible consolidación de Javier Milei y todo lo que él representa. La
presidencia de Alberto Fernández es una mera ilusión y atendiendo a la creciente
crisis económica que ya ha comenzado a profundizarse no sería extraño que
abandone antes el cargo. Una presidencia bajo el ideario “libertario” sería un
duro golpe al sistema partidocratico pero al mismo tiempo, un reacomodamiento
de sectores con ambiciosos intereses particularmente externos.
Milei sería
una especie de Bolsonaro o si queremos ser mas pretensiosos, el Donald Trump de
la Argentina y eso traería por añadidura, el acercamiento a sectores internos
comprometidos con la geopolítica de ciertos actores externos quienes
casualmente estuvieron en sintonía con aquellos. Su ya expuesta posición
geopolítica pro-angloestadounidense e israelí marca cuál será la hoja de ruta
en este campo. El principal acercamiento será con Washington y en especial con
los neoconservadores quienes -entre otras cuestiones- son los que están
alentando la continuidad de la guerra en Ucrania. El segundo es con Israel, un
objetivo que comparte, aunque por diferentes corrientes y objetivos con
Patricia Bullrich y su espacio político de “Juntos por el Cambio”. Ambos
militan la posición pro-israelí y abiertamente sionista que se traduce en estrechar
lazos en el ámbito de las relaciones en el campo de la seguridad y la
inteligencia para implementarlas dentro de la Argentina con todos los peligros
que eso traería para la ciudadanía.
Bullrich ya
tiene una base de contactos israelíes cosechada durante el periodo como
ministra de seguridad de Macri. Con
ello, el compromiso de no discutir sobre las violaciones a los derechos humanos
que comete el estado contra la población árabe palestina ni mucho menos,
criticar su política expansionista en el Medio Oriente.
En realidad
nada que no haya hecho Carlos Menem en los noventas, Néstor Kirchner en los
comienzos de su gestión y por supuesto, lo propiciado por la gestión de
Mauricio Macri, solo que bajo nuevas y peligrosas circunstancias geopolíticas.
Bajo una
administración de estas características, sea con Milei o Bullrich a la cabeza,
o incluso en una alianza de gobierno entre ambas posiciones significará un
cambio de posicionamientos a nivel internacional que dejará nuevamente descolocado
al país y a mitad de camino de posibles planes como es el ser parte del BRICS.
Por lo
pronto ya hay señales de que Milei es quien mejores perspectivas tiene de
llegar a La Casa Rosada y es por ello (y más allá de la desconfianza y de la
incertidumbre que despierta en algunos) ha comenzado a ser requerido por
algunos de los actores financieros internacionales como el FMI, quien ya le
pidió una reunión para conocer seguramente si llega a la presidencia, cuales
serían sus políticas de estado para cumplimentar con el programa de pago de la
deuda.
Para finalizar hay algo que debe quedar claro y es que, Milei no quemará el Banco Central ni usará ningún serrucho para podar el deficitario y obsceno presupuesto burocrático del sector público. Lo último que deben creer es que es un loco.