“NAGORNO KARABAJ”
¿Qué y quiénes están detrás de la reactivación del
conflicto entre armenios y azeríes?
Por
Charles H. Slim
Desde
la caída de la Unión Soviética la región caucásica ha despertado en agitación
independentista causando guerras sangrientas que han dejado consecuencias que
aún no pueden superarse. El caso del diferendo entre Armenia y Azerbaiyán por
los altos de Nagorno Karabaj es uno de estos. Pese a que tras último cese al
fuego los armenios fueron quienes lograron más ventajas apoderándose de
poblaciones azeríes obligando a desplazar a sus pobladores a campamentos de
refugiados solventados por Azerbaiyán.
El
diferendo se da en medio de una región estratégicamente importante en donde el
territorio en disputa (de unos 11.500 km cuadrados) se ubica en la unión de dos
continentes. Vemos así como los principales actores con intereses por resolver
esta situación están bregando por evitar la escalada bélica que vuelva a crear
más tragedias humanitarias y situaciones de injusticia geopolítica como es el
apoderamiento de territorios mediante la conquista militar.
Por
lo que respecta a quién fue el que comenzó con esta última crisis, las
acusaciones son cruzadas y cada bando alega que fueron agredidos sin causa. Ahora
bien ¿Y si están diciendo la verdad? Tal vez sea cierto que “alguien” haya
creado este enfrentamiento con el viejo truco del golpe simultáneo. Algunas
imágenes muestran como tanques azeríes eran impactados por algún misil guiado
lanzado desde una posición no identificada ¿Fueron las tropas regulares armenias,
o sus camaradas separatistas de la república de Artsaj? O incluso más ¿Fue
alguna mano foránea interesada en trasladar la estrategia del “caos controlado”
a las puertas de la frontera sur de Rusia o tal vez, con la intensión de
recrearla en la región norteña de Irán; o quizás en ambas??
El
actual contexto internacional con la sospechosa pandemia –de origen claramente artificial- declarada por una muy dudosa OMS,
encontraría en un conflicto regional como este, una excusa perfecta para
desviar las miradas de la opinión pública.
Pero
regresando a la crisis puntual, el uso de Drones que no están clasificados al
conocimiento público, pudieron haber sido los vectores utilizados para
reiniciar este conflicto tras el cese al fuego de 2016. Solo bastaba una
estruendosa provocación para que se diera una reacción en cadena que desatara
los odios de la guerra de 1988-1994. Esto ya se ha visto en la ocupación de
Iraq cuando un misil “Hell-fire” lanzado desde un “Predator” (MQ-9) a gran
altitud, volaba una mezquita para hacerlo parecer un atentado con coche-bomba de
la “insurgencia” o las infames decapitaciones de varios rehenes de otros países.
O bien incluso, lo acometido sobre el puerto de Beirut apenas un mes atrás
¿Quiénes cuentan con esas tecnologías?
Con
Rusia al norte, Irán al sur y Turquía al oeste advertimos un escenario complejo
que puede llegar a crear fricciones inter étnicas que al mismo tiempo podría
recrear un choque de civilizaciones que Samuel Huntington especulo alguna vez en
su obra del mismo título ¿Y a quiénes conviene esta situación?
Si
bien vimos como inmediatamente Vladimir Putin llamo a la moderación en ambas
partes y a silenciar las armas, Ankara no fue nada discreto al respecto y tomo
una posición mucho más audaz prestando apoyo directo a los azeríes. La
constatación de tropas turcas en varias de las líneas del frente y el vuelo de aviones
caza turcos sobre la zona en disputa es una de estas señales. Pero ahí no
termina la injerencia turca. También se estarían desplegando grupos mercenarios
(seudo-yihadistas) y otros de los denominados “rebeldes sirios” (entrenados por
EEUU) quienes estarían siendo trasladados desde Siria y Libia.
El
28 de septiembre el mismo presidente turco Recept Tiyip Erdogan en un simposio
sobre derecho marítimo no dudo en dar su apoyo público a las acciones de
Azerbaiyán sin dejar de señalar la hipocresía de los gobiernos occidentales que
además de criticar pretenden asombro ante la crisis.
Esto
podría complicar las tratativas para volver a sentarse en una mesa de
conversaciones entre las partes y al mismo tiempo, tensa las ya complicadas
relaciones entre la Federación rusa y Turquía.
El
recrudecimiento del conflicto era esperable, no solo por la intransigencia y la
enemistad que existe en ambas partes sino también por el gasto militar que
ambos han invertido durante las últimas dos décadas en la compra de armamentos
y modernos equipos bélicos. El caso de
Azerbaiyán revela que desde hace una década hasta el presente ha invertido un
4% del PBI llegando a cuadruplicar su gasto para la compra de armamento. Ello ha
redundado en la traba de relaciones comerciales muy satisfactorias con
industrias armamentísticas como la rusa y la israelí, principales proveedores
de equipamientos para el gobierno de Bakú.
En
apariencias, Azerbaiyán mantiene una ventaja material cualitativa por sobre sus
adversarios armenios y sus separatistas que ocupan territorios aseríes, pero
ello no sería tan así. Según habían estado advirtiendo los servicios de
inteligencia azeríes, Armenia estaba recibiendo cargamentos de armamento
provenientes de Rusia (y muy discretamente de Israel) que estaban siendo
triangulados por terceros estados como Turkmenistán, Kasajistán e incluso Irán.
Si bien es muy posible que estos estados estén realizando sus propios negocios
con Ereván (capital de Armenia) no se
hace creíble que abarque todo el paquete de necesidades. Y es que, si bien
estos países cuentan con armamento en su mayor parte de origen ruso, no cuentan
con algunas tecnologías que son propias y de manufactura exclusiva de Rusia.
Otro
que se haya involucrado en estas relaciones comerciales es Israel que por medio
de intermediarios, provee a ambas partes (y tal vez usando subterfugios)
equipamiento y tecnología como los Drones para espionaje y ataque y sistemas de
comunicaciones indetectables. Hay un particular interés estratégico para Tel
Aviv en esta zona ya que, si logra conquistar aliados como serían los
separatistas armenios, tendría una pequeña pero muy directa puerta para colarse
en Irán.
Pese
a que Azerbaiyán es un país mayoritariamente musulmán, a Tel Aviv ni mucho
menos a sus empresas armamentísticas no les causa ningún pudor venderle
armamento y brindarle asesoramiento para su uso. Tan lucrativa es la relación
que Tel Aviv ha calificado a Azerbaiyán como “socios”. No hay que olvidar que
para los negocios no existen límites. Esto sin dudas ha sido causa del enfado
público de los armenios, pero las diferencias ya preexistían por la inexcusable
negación de Israel a reconocer el genocidio armenio.
En
lo que hace al armamento convencional, el arsenal armenio se basa en equipamiento
de origen soviético y ruso tal como su rival Azerbaiyán. La participación
israelí sin dudas va más allá de la provisión de armas convencionales como los morteros
de 120.mm y municiones varias. Además de los equipos de vigilancia aérea con
Drones “Elbit Hermes 450” y “900” (de la empresa israelí “Elbit Systems” que
opera en Argentina) como los que provee a Chile, Tel Aviv opera encubiertamente
en la zona estableciendo contactos y relaciones “extra oficiales” –tal como lo hizo con los kurdos iraquíes- con
los separatistas armenios a quienes proverían la asistencia para que puedan
obtener armas y explosivos.
La
adquisición de estos equipamientos bélicos revela una serie de compromisos
negociales que condicionan las sinceras expectativas de una paz real. Tantos de
un lado como del otro se han celebrado jugosos contratos de adquisición y el
asesoramiento para el uso de equipamientos sofisticados.
Sin dudas, hay una tragedia instigada en proceso y sus mentores esperan sus resultados. Ahora bien ¿Qué es lo que hará Naciones Unidas y organismos internacionales como la Corte Penal Internacional para pesquisar el real origen de estos hechos?
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