“¿ES POSIBLE UNA FALSA BANDERA NUCLEAR?”
Las sanciones comerciales y financieras de
Washington contra Rusia han fracasado, los europeos están pagando por
servilismo y pese al monumental gasto en armamento despachado a Kiev no alcanza
para siquiera mover a los rusos de sus posiciones ¿Alguien en Bruselas está
pensando en un golpe sucio?
Por Charles
H. Slim
Si hablamos enserio y consideramos la historia
real de los últimos treinta años de los EEUU y su relación con el mundo, nadie
debería hacer la vista gorda a lo que podría llegar a causarse por el solo
hecho de querer a cualquier costo desbancar a Rusia. Encontrar en Argentina
algún tratamiento serio sobre esto es imposible. Cuando leí un interesante
artículo de Richard C. Cook ex analista retirado del gobierno de los EEUU, publicado
en el sitio https://www.veteranstoday.com/2022/06/21/is-us-terrorist/, me quedo muy claro que aún existen aunque
sin publicidad, mentes preclaras y lucidas en EEUU.
¿Cuántas
veces hemos estado escuchando las acusaciones y las difamaciones contra otros
estados, mandatarios, gobiernos y creencias religiosas desde el púlpito
anglosajón? Los malos
están allí afuera según esta maniquea visión de la realidad; y nosotros (los
estadounidenses) somos la perfección y el molde para todo el mundo. Se trataba
ni más ni menos que una distopia disfrazada con ropajes de democracia, tal como
los gansters usan costosos trajes y zapatos para aparentar prosperidad.
El 22 de febrero último
ha sido el comienzo del fin ese formato que George W. Bush consagró como el NWO
tras desembarcar en el Golfo Pérsico en 1990 con la excusa de la invasión a
Kuwait. Los complots para gestar y ejecutar intervenciones contra la soberanía
de otras naciones ya no son posibles de articular con la sorpresa basada en el
desconocimiento y la apatía de la opinión pública.
Cuando Washington no ha
logrado sacar ventajas mediante los engaños y los chantajes económicos usa el
puño de acero. Esta última metodología fue
usada y abusada hasta el paroxismo en los últimos veinte años hasta esta parte.
Aquello fue el primer síntoma de la debilidad que ya aquejaba al bloque “occidental”
(EEUU, Canadá, Gran Bretaña y la UE) que gracias al bloque G 20 y la
infraestructura financiera que lo rodea podía maniobrar con facilidad. Pero ha
sido suficiente y el público de a pie tiene demasiado que soportar y recién
ahora que tras el efecto de las sanciones ilegales impulsadas por EEUU se
vuelven en contra de quienes le acompañaron caen en cuentas del error cometido.
Los episodios del 11 de
septiembre de 2001 son un precedente nefasto de los cuales no hay una versión
armónica sobre los verdaderos autores. El informe oficial del gobierno federal
está plagado de tantas inconsistencias que el mismo público norteamericano
cuestionó su veracidad. Nadie en aquel entonces se imaginaba quiénes eran sus
gobernantes y cuáles eran sus intenciones. Durante la década de los noventas
personajes como Paul Wolfowitz y Donald Rumsfeld diagramaron la hoja de ruta
para concretar lo que vendría después de aquel día ¿Casualidad? Es por eso y
tras más de veinte años de ese episodio y considerando la actual situación de
un inevitable cambio en las relaciones geopolíticas que trastorna las
ambiciones de Washington, es necesario abrir los ojos.
El artículo de Cook
hace un extenso repaso de cómo EEUU se ha valido del “juego sucio” para
impulsar sus agendas, incluso dentro de su país. El terrorismo no fue creado
por los musulmanes como la parafernalia mediática de occidente lo ha estado
sugiriendo. Como tal es una táctica tan vieja como la guerra misma.
Pero en lo que hace a
la historia política de los últimos treinta años, EEUU ha echado mano de esta
táctica obviamente, enmascarándola con toda clase de fachadas para concretar
diferentes objetivos y en diferentes momentos en varias regiones del globo.
El terrorismo como
táctica no se reduce a las bombas y los atentados en lugares públicos. Incluso
hoy ya se acepta tener dos vertientes bien definidas como es el ejercido por
organizaciones no estatales y aquel que ejerce un estado conocido como
“terrorismo de estado”. La finalidad es crear terror y la desesperación entre
la población propia o del enemigo e incluso de terceros con la finalidad de
responsabilizar a ciertos actores y para ello hay medios más sofisticados y
silenciosos. Así son terroristas las sanciones que cortan alimentos y medicinas
(como ocurrió con Iraq en 1990 a 2003), sabotear la infraestructura de servicios,
instalaciones eléctricas y nucleares o saquear cuentas bancarias para desbancar
sus economías y ahorcar a la población de un país para desatar la desesperación
colectiva que conlleve a derrocar a sus gobernantes.
Es por ello que la
llamada “guerra contra el terrorismo” implicó (además de una farsa) un absurdo
que tenía una estrategia bien definida y ella era, penetrar en Asia (Afganistán)
y Oriente Medio para apoderarse de los recursos petrolíferos y gasíferos. Para
ello EEUU -con los Bush, Clinton, Obama- se valió de programas secretos de
la CIA con fachadas seudo islámicas como “Al Qaeda”, “ISIS”, “Al Nusrah” como
justificaciones para legitimar sus intervenciones (a base de mentiras) en el mundo
árabe islámico y su posterior extensión a Asia Central y el Cáucaso (en
Chechenia).
Es posible que la
“aparición” de la pandemia haya sido un intento biológico por desbancar comercialmente
a China y otros países no preparados tal como lo afirma Cook. Los cuarenta
laboratorios de guerra biológica estadounidenses descubiertos en Ucrania son
más que un indicio en ese sentido y es por eso que hay un silencio sepulcral en
los medios de Occidente. Con esto en vista ¿Por qué no sería posible fabricar
un falso ataque nuclear ruso? Esta advertencia es la plantea Cook.
Los intentos ya han
sido ensayados por los ucranianos con ataques contra su propia población en la
estación de trenes de Kramatorsk. La OTAN tienen en su haber aviones MIG 29, sistemas
antiaéreos S-300 y vehículos acorazados de la era soviética provistos por
Rumania, Bulgaria o Lituania con lo cual montar un ataque de falsa bandera con
implicancias nucleares no sería nada descabellado.
Hoy la situación en
Ucrania involucra nada menos que el desbaratamiento de la geopolítica unipolar
de Washington y la crisis existencial de la OTAN. Una vez más Vladimir Putin (como
lo hizo en Siria y con Crimea) ha fastidiado sus planes y hay claras
intensiones de hacerle pagar por esto a cualquier costo. Pero, como de
costumbre, luchar de frente en un campo de batalla contra el ejército ruso no
es la mejor idea. Rusia no es Panamá, Iraq, Libia o Yemen y eso lo saben en el
Pentágono.
Como dijo Cook en su
artículo, solo es una advertencia a los simples ciudadanos que comen la mierda
de los medios corporativos, especialistas en tapar la realidad con mucho brillo
y color. La reputación de quienes manejan los asuntos en Washington le precede
y los hechos hablan por sí solos.
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