viernes, 24 de junio de 2022

 

“¿ES POSIBLE UNA FALSA BANDERA NUCLEAR?”

Las sanciones comerciales y financieras de Washington contra Rusia han fracasado, los europeos están pagando por servilismo y pese al monumental gasto en armamento despachado a Kiev no alcanza para siquiera mover a los rusos de sus posiciones ¿Alguien en Bruselas está pensando en un golpe sucio?

Por Charles H. Slim

Si hablamos enserio y consideramos la historia real de los últimos treinta años de los EEUU y su relación con el mundo, nadie debería hacer la vista gorda a lo que podría llegar a causarse por el solo hecho de querer a cualquier costo desbancar a Rusia. Encontrar en Argentina algún tratamiento serio sobre esto es imposible. Cuando leí un interesante artículo de Richard C. Cook ex analista retirado del gobierno de los EEUU, publicado en el sitio https://www.veteranstoday.com/2022/06/21/is-us-terrorist/, me quedo muy claro que aún existen aunque sin publicidad, mentes preclaras y lucidas en EEUU.

¿Cuántas veces hemos estado escuchando las acusaciones y las difamaciones contra otros estados, mandatarios, gobiernos y creencias religiosas desde el púlpito anglosajón? Los malos están allí afuera según esta maniquea visión de la realidad; y nosotros (los estadounidenses) somos la perfección y el molde para todo el mundo. Se trataba ni más ni menos que una distopia disfrazada con ropajes de democracia, tal como los gansters usan costosos trajes y zapatos para aparentar prosperidad.

El 22 de febrero último ha sido el comienzo del fin ese formato que George W. Bush consagró como el NWO tras desembarcar en el Golfo Pérsico en 1990 con la excusa de la invasión a Kuwait. Los complots para gestar y ejecutar intervenciones contra la soberanía de otras naciones ya no son posibles de articular con la sorpresa basada en el desconocimiento y la apatía de la opinión pública.  

Cuando Washington no ha logrado sacar ventajas mediante los engaños y los chantajes económicos usa el puño de acero. Esta última  metodología fue usada y abusada hasta el paroxismo en los últimos veinte años hasta esta parte. Aquello fue el primer síntoma de la debilidad que ya aquejaba al bloque “occidental” (EEUU, Canadá, Gran Bretaña y la UE) que gracias al bloque G 20 y la infraestructura financiera que lo rodea podía maniobrar con facilidad. Pero ha sido suficiente y el público de a pie tiene demasiado que soportar y recién ahora que tras el efecto de las sanciones ilegales impulsadas por EEUU se vuelven en contra de quienes le acompañaron caen en cuentas del error cometido.

Los episodios del 11 de septiembre de 2001 son un precedente nefasto de los cuales no hay una versión armónica sobre los verdaderos autores. El informe oficial del gobierno federal está plagado de tantas inconsistencias que el mismo público norteamericano cuestionó su veracidad. Nadie en aquel entonces se imaginaba quiénes eran sus gobernantes y cuáles eran sus intenciones. Durante la década de los noventas personajes como Paul Wolfowitz y Donald Rumsfeld diagramaron la hoja de ruta para concretar lo que vendría después de aquel día ¿Casualidad? Es por eso y tras más de veinte años de ese episodio y considerando la actual situación de un inevitable cambio en las relaciones geopolíticas que trastorna las ambiciones de Washington, es necesario abrir los ojos.

El artículo de Cook hace un extenso repaso de cómo EEUU se ha valido del “juego sucio” para impulsar sus agendas, incluso dentro de su país. El terrorismo no fue creado por los musulmanes como la parafernalia mediática de occidente lo ha estado sugiriendo. Como tal es una táctica tan vieja como la guerra misma.

Pero en lo que hace a la historia política de los últimos treinta años, EEUU ha echado mano de esta táctica obviamente, enmascarándola con toda clase de fachadas para concretar diferentes objetivos y en diferentes momentos en varias regiones del globo.

El terrorismo como táctica no se reduce a las bombas y los atentados en lugares públicos. Incluso hoy ya se acepta tener dos vertientes bien definidas como es el ejercido por organizaciones no estatales y aquel que ejerce un estado conocido como “terrorismo de estado”. La finalidad es crear terror y la desesperación entre la población propia o del enemigo e incluso de terceros con la finalidad de responsabilizar a ciertos actores y para ello hay medios más sofisticados y silenciosos. Así son terroristas las sanciones que cortan alimentos y medicinas (como ocurrió con Iraq en 1990 a 2003), sabotear la infraestructura de servicios, instalaciones eléctricas y nucleares o saquear cuentas bancarias para desbancar sus economías y ahorcar a la población de un país para desatar la desesperación colectiva que conlleve a derrocar a sus gobernantes.

Es por ello que la llamada “guerra contra el terrorismo” implicó (además de una farsa) un absurdo que tenía una estrategia bien definida y ella era, penetrar en Asia (Afganistán) y Oriente Medio para apoderarse de los recursos petrolíferos y gasíferos. Para ello EEUU -con los Bush, Clinton, Obama- se valió de programas secretos de la CIA con fachadas seudo islámicas como “Al Qaeda”, “ISIS”, “Al Nusrah” como justificaciones para legitimar sus intervenciones (a base de mentiras) en el mundo árabe islámico y su posterior extensión a Asia Central y el Cáucaso (en Chechenia).

Es posible que la “aparición” de la pandemia haya sido un intento biológico por desbancar comercialmente a China y otros países no preparados tal como lo afirma Cook. Los cuarenta laboratorios de guerra biológica estadounidenses descubiertos en Ucrania son más que un indicio en ese sentido y es por eso que hay un silencio sepulcral en los medios de Occidente. Con esto en vista ¿Por qué no sería posible fabricar un falso ataque nuclear ruso? Esta advertencia es la plantea Cook.

Los intentos ya han sido ensayados por los ucranianos con ataques contra su propia población en la estación de trenes de Kramatorsk. La OTAN tienen en su haber aviones MIG 29, sistemas antiaéreos S-300 y vehículos acorazados de la era soviética provistos por Rumania, Bulgaria o Lituania con lo cual montar un ataque de falsa bandera con implicancias nucleares no sería nada descabellado.

Hoy la situación en Ucrania involucra nada menos que el desbaratamiento de la geopolítica unipolar de Washington y la crisis existencial de la OTAN. Una vez más Vladimir Putin (como lo hizo en Siria y con Crimea) ha fastidiado sus planes y hay claras intensiones de hacerle pagar por esto a cualquier costo. Pero, como de costumbre, luchar de frente en un campo de batalla contra el ejército ruso no es la mejor idea. Rusia no es Panamá, Iraq, Libia o Yemen y eso lo saben en el Pentágono.  

Como dijo Cook en su artículo, solo es una advertencia a los simples ciudadanos que comen la mierda de los medios corporativos, especialistas en tapar la realidad con mucho brillo y color. La reputación de quienes manejan los asuntos en Washington le precede y los hechos hablan por sí solos.

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