TERRORISMO: UNA
ESTRATEGIA DESESPERADA
¿Cómo abordará Moscú
las últimas provocaciones de Kiev y sus patrocinadores occidentales y cuáles
podrían ser las consecuencias?
Por Dany Smith
Una vez más
recordemos que el terrorismo es una táctica de guerra que no tiene ideología ni
una filiación a ciertas creencias o nacionalidades. Como tal, es tan vieja como
la guerra misma y ha sido el recurso para grupos clandestinos que tratan de
combatir a organizaciones gubernamentales o a estados. Con el paso del tiempo
algunos estados y especialmente sus agencias de inteligencia hicieron de esta
una de sus armas sucias a tal punto que nadie notaba la diferencia entre una
verdadera célula extremista y un embuste denominada como “falsa bandera”. Como
quedó claro tras el 11/S esta táctica ha sido explotada hasta el hartazgo al
nivel de elevarla a la categoría de estrategia por medio de la cual se crearía
una apariencia engañosa y artera contra el Islam.
El tiempo develó
este engaño (elaborado por los gobiernos angloestadounidenses y sus aliados
israelíes) por el cual millones de musulmanes fueron encarcelados, torturados y
asesinados en el marco de esa engañosa “guerra contra el terrorismo”.
Hoy vemos como esa
táctica toma el centro del escenario en la guerra de Ucrania y que -de
manera inconsciente- se está desplegando cada vez con mayor desparpajo
contra objetivos civiles y militares en Rusia ¿Quiénes son los patrocinadores y
expertos ejecutores de esta táctica? No era necesaria hacer esta pregunta dado
que son los mismos que la convirtieron en esa estrategia sucia.
No es nuevo que el
SBU con el apoyo del MI6 británico y sus colegas estadounidenses han venido
cometiendo actos terroristas contra personalidades, funcionarios y objetivos
civiles rusos. Incluso las autoridades rusas han desarticulado varias células y
redes de mercenarios de varias nacionalidades que preparaban acciones similares
y que habían sido reclutados por agencias occidentales. Pero, los últimos
ataques terroristas ejecutados por células ucranianas con el apoyo de activos
locales al servicio de la inteligencia angloestadounidense, usando drones
contra las bases aéreas en la profundidad del territorio ruso, ya pone las
cosas en otro contexto y sabiéndose quienes son los patrocinantes de estos
ataques, Moscú debe estar ponderando el camino a tomar.
Entre tanto las conversaciones por un alto al fuego en Estambul seguirán adelante y ello se debe a un razonamiento inteligente de Vladimir Putin. El mandatario ruso sabe que esta campaña de ataques tiene como propósito central empantanar las negociaciones y ¿Quiénes son los principales interesados en ello? A la cabeza se halla Sir Keir Starmer y le siguen todos los laderos atlantistas (en especial Francia y Alemania) que buscan sacar partido (político y económico) con el mantener la guerra.
Pero con estos
últimos acontecimientos y que se ven potenciados por una cierta glorificación
en los medios occidentales -en especial en EEUU y Gran Bretaña- que
forman parte de la corporación atlantista, ha motivado al mismo presidente
Vladimir Putin (mediante una acalorada llamada telefónica) le advirtiera de
forma seria y directa al mismo Donald Trump que deberá responder por lo
sucedido dejando muy claro que, su país no va soportar más estos juegos.
Las increpaciones
de Putin están muy bien fundadas en la realidad, aunque ellas no sean plasmadas
en los medios del hemisferio (y menos aún de Buenos Aires), no dejan de ser
verdaderas. Los ataques terroristas ucranianos son la prueba más cabal de que
están adoptando una estrategia planificada y que está siendo asesorada y
entrenada por las agencias de inteligencia occidentales en especial, el MI6
británico. Ha quedado claro que si permite un cese al fuego temporal como
estaban auspiciando Trump bajo el influjo de los “dispuestos” europeos, será
para rearmar y con mayores capacidades (misiles de largo alcance y más drones
kamikaze) al régimen neonazi de Kiev, poniendo aun mayores riesgos a la
seguridad y tranquilidad de los ciudadanos rusos.
Con estos últimos
ataques terroristas y los cuales no pudieron llevarse a cabo sin la asistencia
logística de socios occidentales, las condiciones de Moscú para un alto al
fuego no solo seguirán siendo la mismas (en especial la retirada de las tropas
ucranianas de las zonas del Donbas y abandonar la expectativa de ingreso a la
OTAN) sino que son innegociables con lo cual, si Volodymyr Zelensky y sus
patrocinadores quieren entenderlas como un ultimátum, es un problema que ellos
deberán resolver.
Esto último viene
a cuento de las quejas de Zelensky sobre el carácter en el que Rusia plantea
las negociaciones. Al parecer el Führer de Kiev (además de hacerse el
distraído) no ha entendido que su régimen es el que está en retirada con lo
cual, pretender un “memorándum de entendimiento” es algo bastante caprichoso
para quien tiene sobre su cabeza pendiendo una espada de Damocles. El entendimiento que ahora invoca, antes las
fallidas intentonas por tratar de amedrentar o condicionar a Vladimir Putin con
gazapos mafiosos a gran escala, no solo son poco creíbles sino que en realidad
nunca pretendió entendimiento alguno.
Al parecer Trump
no se ha dado cuenta que lo han dejado ante la opinión pública como un payaso.
Ha quedado expuesto como el mandadero de los caprichos y jugarretas de un simple
mafioso jázaro que está respaldado por potencias de segunda como Gran Bretaña y
Francia. En realidad el presidente estadounidense ya se dio cuenta de ello y es
sin dudas por ello que hoy luce furioso tras su charla con su homólogo ruso.
Pero Trump más
bien debería preocuparse por acomodar a sus colegas europeos y a tomar muy
enserio las advertencias de Moscú ya que, la Federación de Rusia no solo tiene
capacidades nucleares para responder a tantas provocaciones; si lo considerara
conveniente, podría jugar el mismo juego y devolver con la misma moneda a sus
socios occidentales y entonces ¿Quién será el responsable de todo?
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