jueves, 5 de junio de 2025

 

TERRORISMO: UNA ESTRATEGIA DESESPERADA

¿Cómo abordará Moscú las últimas provocaciones de Kiev y sus patrocinadores occidentales y cuáles podrían ser las consecuencias?

 

Por Dany Smith 

Una vez más recordemos que el terrorismo es una táctica de guerra que no tiene ideología ni una filiación a ciertas creencias o nacionalidades. Como tal, es tan vieja como la guerra misma y ha sido el recurso para grupos clandestinos que tratan de combatir a organizaciones gubernamentales o a estados. Con el paso del tiempo algunos estados y especialmente sus agencias de inteligencia hicieron de esta una de sus armas sucias a tal punto que nadie notaba la diferencia entre una verdadera célula extremista y un embuste denominada como “falsa bandera”. Como quedó claro tras el 11/S esta táctica ha sido explotada hasta el hartazgo al nivel de elevarla a la categoría de estrategia por medio de la cual se crearía una apariencia engañosa y artera contra el Islam.

El tiempo develó este engaño (elaborado por los gobiernos angloestadounidenses y sus aliados israelíes) por el cual millones de musulmanes fueron encarcelados, torturados y asesinados en el marco de esa engañosa “guerra contra el terrorismo”.

Hoy vemos como esa táctica toma el centro del escenario en la guerra de Ucrania y que -de manera inconsciente- se está desplegando cada vez con mayor desparpajo contra objetivos civiles y militares en Rusia ¿Quiénes son los patrocinadores y expertos ejecutores de esta táctica? No era necesaria hacer esta pregunta dado que son los mismos que la convirtieron en esa estrategia sucia.

No es nuevo que el SBU con el apoyo del MI6 británico y sus colegas estadounidenses han venido cometiendo actos terroristas contra personalidades, funcionarios y objetivos civiles rusos. Incluso las autoridades rusas han desarticulado varias células y redes de mercenarios de varias nacionalidades que preparaban acciones similares y que habían sido reclutados por agencias occidentales. Pero, los últimos ataques terroristas ejecutados por células ucranianas con el apoyo de activos locales al servicio de la inteligencia angloestadounidense, usando drones contra las bases aéreas en la profundidad del territorio ruso, ya pone las cosas en otro contexto y sabiéndose quienes son los patrocinantes de estos ataques, Moscú debe estar ponderando el camino a tomar. 

Entre tanto las conversaciones por un alto al fuego en Estambul seguirán adelante y ello se debe a un razonamiento inteligente de Vladimir Putin. El mandatario ruso sabe que esta campaña de ataques tiene como propósito central empantanar las negociaciones y ¿Quiénes son los principales interesados en ello? A la cabeza se halla Sir Keir Starmer y le siguen todos los laderos atlantistas (en especial Francia y Alemania) que buscan sacar partido (político y económico) con el mantener la guerra.

Pero con estos últimos acontecimientos y que se ven potenciados por una cierta glorificación en los medios occidentales -en especial en EEUU y Gran Bretaña- que forman parte de la corporación atlantista, ha motivado al mismo presidente Vladimir Putin (mediante una acalorada llamada telefónica) le advirtiera de forma seria y directa al mismo Donald Trump que deberá responder por lo sucedido dejando muy claro que, su país no va soportar más estos juegos.

Las increpaciones de Putin están muy bien fundadas en la realidad, aunque ellas no sean plasmadas en los medios del hemisferio (y menos aún de Buenos Aires), no dejan de ser verdaderas. Los ataques terroristas ucranianos son la prueba más cabal de que están adoptando una estrategia planificada y que está siendo asesorada y entrenada por las agencias de inteligencia occidentales en especial, el MI6 británico. Ha quedado claro que si permite un cese al fuego temporal como estaban auspiciando Trump bajo el influjo de los “dispuestos” europeos, será para rearmar y con mayores capacidades (misiles de largo alcance y más drones kamikaze) al régimen neonazi de Kiev, poniendo aun mayores riesgos a la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos rusos.

Con estos últimos ataques terroristas y los cuales no pudieron llevarse a cabo sin la asistencia logística de socios occidentales, las condiciones de Moscú para un alto al fuego no solo seguirán siendo la mismas (en especial la retirada de las tropas ucranianas de las zonas del Donbas y abandonar la expectativa de ingreso a la OTAN) sino que son innegociables con lo cual, si Volodymyr Zelensky y sus patrocinadores quieren entenderlas como un ultimátum, es un problema que ellos deberán resolver.

Esto último viene a cuento de las quejas de Zelensky sobre el carácter en el que Rusia plantea las negociaciones. Al parecer el Führer de Kiev (además de hacerse el distraído) no ha entendido que su régimen es el que está en retirada con lo cual, pretender un “memorándum de entendimiento” es algo bastante caprichoso para quien tiene sobre su cabeza pendiendo una espada de Damocles.  El entendimiento que ahora invoca, antes las fallidas intentonas por tratar de amedrentar o condicionar a Vladimir Putin con gazapos mafiosos a gran escala, no solo son poco creíbles sino que en realidad nunca pretendió entendimiento alguno.

Al parecer Trump no se ha dado cuenta que lo han dejado ante la opinión pública como un payaso. Ha quedado expuesto como el mandadero de los caprichos y jugarretas de un simple mafioso jázaro que está respaldado por potencias de segunda como Gran Bretaña y Francia. En realidad el presidente estadounidense ya se dio cuenta de ello y es sin dudas por ello que hoy luce furioso tras su charla con su homólogo ruso.

Pero Trump más bien debería preocuparse por acomodar a sus colegas europeos y a tomar muy enserio las advertencias de Moscú ya que, la Federación de Rusia no solo tiene capacidades nucleares para responder a tantas provocaciones; si lo considerara conveniente, podría jugar el mismo juego y devolver con la misma moneda a sus socios occidentales y entonces ¿Quién será el responsable de todo?  

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