EN DEBATE
“EL 11S Y LA VISIÓN ARGENTINA”
Cómo ha sido la mirada de aquel episodio y cuáles son los obstáculos para conocer la verdad
Por
Charles H. Slim
Sin entrar a polemizar sobre las verdaderas causas y reales autores
que llevaron adelante la comisión de los atentados del 11 de septiembre en
EEUU, a perspectiva de los quince años que han pasado, se hace muy interesante
ver como se vio ese episodio desde el Cono sur y especialmente como
reaccionaron los estamentos políticos, mediáticos y sociales de la Argentina en
particular. Sin dudas que fue un
acontecimiento bisagra en la historia contemporánea y que a pesar de las
notorias intensiones de utilizarlo como el “caballito de batalla” para
victimizar a EEUU y despertar el apoyo unánime de lo que luego vendría, ha
dejado entrever muchas cosas que pese al paso del tiempo, aún no se explican.
En
aquellos momentos Argentina se encontraba transitando un severa crisis
económica producto del llamado “corralito” y se oían rumores incluso de que la
Patagonia sería objeto de una negociación a puertas cerradas con “inversores
privados” que a cambio de obtener beneficios territoriales sobre dicha región, sacarían al país de aquel default. Como
siempre, los medios nacionales seguían las informaciones que bajaban de los
centros informativos estadounidenses y europeos, una costumbre que se iría
moderando con el paso de los años y la masificación del internet como vía para
el nacimiento de fuentes de información
alternativa.
En
esas circunstancias los medios gráficos, radiales y televisivos no hicieron más
que discursar sobre lo que EEUU trasmitía y nada más. Las imágenes que se
ventilaban desde la CNN, FOXNEWS, la NBC y los primeros “análisis” que
publicaban en “Breaking news” los
diarios como “The New York Times” o el
reverenciado “The Washington post” ,
tenían preconcebidos a los supuestos autores de éste “ataque inesperado”
que no podían ser otros, que musulmanes radicalizados. Supuestamente, unos árabes locos habían tomado
aviones comerciales para estrellarlos contra las Torres Gemelas en New York,
otro con rumbo al Capitolio (que la versión oficial niega haberlo derribado) y
otro que supuestamente se lanzó contra el Pentágono, en Washington.
De
este modo lo repetían los medios argentinos que, si usar criterios propios y adornando
con comentarios trágicos, aprovechaban para volcar sus propias deducciones que
no eran más que una copia de los “análisis” que provenían de los medios estadounidenses.
Las
imágenes eran elocuentes y convincentes a primera vista de que al menos –lo
que mostraron las cadenas en vivo- dos aviones de pasajeros con unos
minutos de diferencia, embestían a ambas torres poniendo en jaque a la
seguridad de la primera potencia mundial. Pero, a pesar del shock de los mismos
norteamericanos que se vieron involucrados en ese infierno en aquella mañana
soleada, inmediatamente a lo ocurrido,
varios comenzarían a realizarse ciertos cuestionamientos que no encajaban con
lo que su gobierno trataba de meterles a fuerza de un patriotismo exacerbado y comenzaron a revisar cuadro por cuadro las
secuencias de esos “supuestos aviones”, a rever concienzudamente cada momento
que vivieron en esos instantes para tratar de entender, por qué habían pasado
ciertas cosas que su gobierno negaba verlas
(v. http://richardbruzz.blogspot.com.ar/2015/07/11s-nunca-hubo-aviones.html ).
A
ese momento de impacto emocional entremezclado con rabia e impotencia, fue
aprovechado por la administración Bush que dio inicio a la caza de brujas o
mejor dicho, de musulmanes y el comienzo de una continua campaña de
intervenciones bélicas que el tiempo revelarían como planificada con mucha antelación y justificada
bajo argumentos falsos.
El
caso de los testigos que estuvieron en el mismo lugar de los hechos donde
indicaron haber escuchado explosiones subterráneas en el sótano de las torres inmediatamente antes de que los
“supuestos aviones” las colisionaran,
causó un dolor de cabeza a los relatores de la versión oficial en Washington.
Kenny Johannemann quien trabajó esa mañana como conserje de tiempo parcial en
el World Trade Center, cuando esperaba el ascensor en la Torre norte, fue
testigo de una explosión que hizo elevar una bola de fuego desde las
profundidades del hecho del ascensor. El otro caso es el de William Rodríguez
quien también hallándose en la misma torre, pudo escuchar varias explosiones
subterráneas antes de que aquellos “aviones” golpearan a las torres.
No hubo avión como muestra esta toma del Pentágono |
Otro
caso es el de Barry Jennings, un funcionario de la ciudad de New York quien en
esos momentos se hallaba ingresando a la famosa Torre 7 que colapsaría varias
horas después sin ninguna causa aparente, comentó que cuando ingresaron a las
oficinas en el piso 23 donde tenían su centro de mando, quedaron azorados al
ver que no había nada; no había mobiliario, ni maquinas de café ni archiveros
ni las PC, ya que alguien se había tomado su tiempo para sacar todo lo que allí
había. Al comenzar a escuchar los llamados de evacuación, Jennings y un
compañero llamado Michael Hess bajaron tan rápido como pudieron y en el
trayecto pudieron escuchar varias explosiones que provenían de debajo de la
Torre 7. Al venirse abajo este complejo,
aquel estado de cosas que relataron fue imposible de corroborar pero se asemeja
bastante a lo que denunciaron varios testigos
sobre el vaciamiento de varias oficinas de empresas que habían en las
torres gemelas y que por una extraña coincidencia, sus gerentes habían decidido
vaciarlas con unos días de antelación. Estos testimonios llamaron la atención a
otros investigadores que descubrirían otras incongruencias en lo que aseguraba
el gobierno y eso llevo a que con el pasar de los años, más pistas salieran a
la luz que ponen más que en duda la autoría externa de esos ataques (v. https://trinityeyes.wordpress.com/2011/09/16/2-testigos-del-autoatentado-de-las-torres-gemelas-asesinados/ ) .
Consecuencia
de esos testimonios, aquellos testigos fallecerían de forma sorpresiva y muy
convenientemente, como un intento de acallar las continuas preguntas que
estaban arrinconando al gobierno y poniendo en riesgo sus planes de implantar
aquel estado de emergencia permanente que bajo la legislación Patriotic Act posibilitaba
el control total y absoluto sobre la población civil.
Nada
de esto fue tocado por periodista o medio argentino. Es que además de la
ignorancia con la que manejan varios temas, se halla esa repugnante obsecuencia
con la que se han vinculado históricamente con los intereses del norte y
Europa. Amparándose en el calificativo de “serios” justifican no ahondar en
otras hipótesis que no sean las que provee el gobierno, sus organismos o asociaciones no gubernamentales de origen estadounidenses
o europeas.
Otro
caso que roza de cerca a la Argentina es el del documentalista estadounidense,
Kurt Sonnenfeld quien en momentos que se produjo este evento, trabajaba como
camarógrafo para el organismo público federal destinado a documentar
situaciones de catástrofe denominado FEMA,
encargado de filmar todo el escenario donde se había producido el
siniestro. Sonnenfeld fue testigo de
varias incongruencias en el centro mismo de donde supuestamente habían chocado
esos dos aviones que las imágenes generadas desde los informativos, difundieron
por todo el mundo. Cuando puso en evidencia esas incongruencias el gobierno
cayó brutalmente sobre él y le demostró que clase de democracia era la que
existía. Tras ello fue detenido y confinado en una cárcel estadounidense donde
fue sometido a horribles torturas psíquicas y físicas. Sin lugar a dudas,
Sonnenfeld experimentaría lo que un tiempo después se practicaría en centros
como Guantánamo, Abu-Graib, Bucca, Bagram y la lista sigue.
Tal
como lo señala en su libro “El Perseguido”, debió huir de EEUU simplemente
porque sabía que o era detenido nuevamente para ser torturado hasta la muerte o
simplemente lo harían desaparecer. Y es
que el problema que representaba Sonnenfeld para su gobierno era que se atrevió
a pensar con criterio y no se comió lo que públicamente comenzó a oír casi en
forma inmediata a los hechos. Cuando sus
superiores advirtieron eso, simplemente debió huir de su país y encontró
refugio en la Argentina donde pese a ser “un país soberano”, sigue siendo vigilado y asechado por las
agencias estadounidenses.
Therry Meyssan |
Nadie
en Argentina se atrevió a realizarle una entrevista, simplemente porque la
historia de Sonnenfeld causa terror; y nos referimos a los periodistas y medios
del Establishment quienes son solventados por los dineros del sistema
que es manejado por los poderosos intereses sionistas quienes a su vez, son los
que tienen importante influencia en la agenda exterior de la política
estadounidense.
Esto
reveló que en realidad el gobierno estadounidense tenía algo que ocultar y
busco atar cabos por todos lados usando los métodos más retorcidos que
supuestamente utilizan los “regímenes no democráticos”.
Recordemos que a lo vivido
por Sonnenfeld y a lo sucedido a varios testigos de aquella ocasión, sería el
comienzo de una era de oscuridad en la que bajo la dirección de la abominable administración
de George W. Bush y Dock Cheney,
impulsaron una larga lista de crímenes contra propios y extraños usando
como fundamento principal, la supuesta autoría de “árabes-islámicos” en los
sucesos del 11/S tal como gustan argumentar de continuo intelectuales como
Marcos Aguinis y otros tantos pensadores del sionismo local.
Tal
como lo señalan actualmente varios analistas, este episodio nefasto de la
historia contemporánea ha sido un gran engaño tanto en lo que hace a las causas
como las consecuencias de lo que conocemos como el “11/S”. Así lo ha concluido
el periodista canadiense Michel Chossudovsky al señalar meridianamente que
acusando a “Al Qaeda” y a “Arabia Saudita”
alcanza para explicar lo que realmente ocurrió en aquella mañana (v. http://www.globalresearch.ca/video-911-and-the-global-war-on-terrorism-michel-chossudovsky-on-grtv/5544931 )
Desde
Argentina obviamente estos testimonios y cualquier voz discordante con la
versión oficial que se imponía por los medios masivos anglosajones, era
ignorada. Incluso para cuando George W. Bush anuncia a bombo y platillo que
tenía la certeza de que los autores eran árabes y su responsable intelectual se
llamaba Osama Bin Ladem, algunos periodistas precoces que se tildan
investigadores, además de “pontificar” las aseveraciones de Bush, no tardaron
en escribir un libro que no revelaba más que lo que el Departamento de estado,
La Casa Blanca y el Pentágono estaban haciendo publicar por los medios
occidentales.
Casi
inmediatamente a estos ataques, se pudo ver como la administración republicana,
sus aliados del Lobby judío-americano en el Congreso y sus colegas del Neocon,
quienes aportan importantísimos recursos dinerarios al conglomerado mediático,
además de instigar la invasión inmediata de Afganistán, instigaron sin descanso
y a base de puras mentiras, la necesidad de que EEUU debía ser pro-activo en
atacar preventivamente a los países árabes. ¿Y de dónde creen que salió esa doctrina
criminal de los “asesinaos preventivos? Pues, esa es una práctica que Israel venía
implementando muy seguidamente contra los militantes palestinos y sus jefes
políticos y militares. En este marco, sectores oscuros dentro del poder
político estadounidense con nexos en Tel Aviv, habrían estado implicados en lo
que para muchos fue un “auto atentado”, versión que muchos estadounidenses
aceptan y que con el paso de los años parece instalarse en una amplia porción
de la opinión pública internacional (v. http://www.voltairenet.org/article180189.html ).
Plantear
un revisionismo a cargo de algún sector del periodismo del Establishment argentino es muy poco
probable dado que, se hallan muy comprometidos y en gran parte sostenidos por
recursos financieros que se cruzan con los intereses sionistas que no dudarían
un segundo, en hacer desaparecer del aire, a cualquier periodista o intelectual
“rebelde” a la versión oficial que se difunde con dificultoso éxito desde los
centros de poder.