lunes, 3 de abril de 2017


DEFENSA Y SEGURIDAD




“¿REESTRUCTURACIÓN MILITAR?”

La supuesta adquisición de material militar estadounidense para las FFAA ha causado una discusión estéril entre sectores políticos argentinos que carece de argumentos




Por Charles H. Slim
Tras haberse hecho público que la Casa Rosada había aprobado la adquisición de armamento y equipos por unos dos mil millones de dólares, cundieron las versiones sobre el tipo de material, su origen y los propósitos para los que se los destinaran. Ante ello, no faltaron las controversias y las contradicciones que han desatado una fuerte discusión política impulsada por los remanentes del kirchnerismo alegando entre otras, una “carrera armamentística”  que puede amenazar a los países vecinos.

Ante semejantes comentarios, solo queda aclarar que los mismos carecen de realismo y demuestran una muy mala comprensión de la situación político militar de los países limítrofes y de toda la región.  Otra cosa que hay que dejar claro es de que, solo se trata de un trascendido y no de un hecho confirmado.

Según se pudo conocer de fuentes del Congreso estadounidense, el representante argentino ante Washington, presento un pliego con una lista de materiales y equipos militares para las Fuerzas Armadas que tras décadas de desarticulación, carece de una operatividad real y eficaz ante la peligrosa realidad global. El requerimiento que deberá ser aprobado por el Congreso, prevé material bélico para reforzar a las tres fuerzas que se hallan en estado de coma tras más de una década y media de desinversión y abandono, especialmente durante la última gestión del ministro K Agustín Rossi que poco menos le dio un tiro de gracia al área.
Corbeta misilistica rusa

El allanamiento de esta venta está motivado por un interés claro de Washington por retener a la Argentina ante las estrechas y avanzadas tratativas que se habían venido gestionando con Moscú, desde donde a mediados del año pasado, se habían avanzado en varias alternativas para reforzar a las Fuerzas Armadas, en especial a la marina y a la Fuerza aérea con la provisión de buques, aviones y helicópteros medianamente modernos.

En aquellos momentos, Londres estuvo constantemente presionando a la administración de Barak Obama para que se intercediera ante las gestiones que se estaban desarrollando entre Moscú y Buenos Aires que podían llevar a que Argentina adquiriera material bélico que podía amenazar a su presencia en las aguas del atlántico sur. Y había motivos serios para ello. Según lo habíamos referido en aquel entonces, se hablaban de que la Armada pudiera ser dotada de entre otros armamentos, con el sistema de misiles crucero “Kalbir” que demostraron en el escenario de Siria, una precisión y destructividad asombrosa contra los bunkers “mercenarios” (https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/11/veteranosde-ayer-kalibr-una-opcion.html )

Aquello obligaba a que con ese sistema, se entregara las naves que utilizan estos misiles dado que están estructuralmente preparados y acondicionados para usarlos.
F-16D posiblemente adquirido

Cuando el Pentágono tomo conocimiento de esas posibilidades, a modo de incentivos se puso sobre la mesa la viabilidad de proveer algunos buques que pese a ser antiguos para la armada estadounidense, son inestimablemente avanzados para una fuerza naval sin navíos. Tampoco esto calmaba a los británicos especialmente al Foreing Office  que ven en la posibilidad de una reestructuración de las fuerzas militares argentinas, una amenaza a sus intereses insulares en los cuales EEUU comparte reciprocramente.

En este sentido se puede decir que, por un lado llegó el alivio para las FFAA pero a su vez dichas posibles adquisiciones están lejos de conformar una amenaza real para alguien en la región y menos aún para Gran Bretaña.  No solo por el tipo de equipamiento y su antigüedad sino también por las funciones que prestan, los mismos están muy lejos de ser armas ofensivas, desarmando así las diatribas claramente maliciosas de algunos periodistas K.

Sin dudas y pese a las buenas intensiones –tomémoslo de ese modo- del gobierno de Macri, hay en esta posible compra una clara demostración de falta de visión estratégica en lo que hace a la utilidad del equipamiento y un renunciamiento político a revitalizar realmente el área. Esto podríamos enmarcarlo en lo que alguna vez Menem había prometido a las FFAA tras haber involucrado al país en la guerra del Golfo Pérsico en 1991 y jamás cumplió.

El listado filtrado revelaría la adquisición para el ejército argentino de varios vehículos blindados ligeros tácticos, unos cuantos helicópteros artillados “Cobra AH-1”, algunos  “Chinook” que Argentina disponía y uso en la guerra de Malvinas en 1982; una docena de helicópteros “BlackHowk UH-60”  (tal vez, la mejor pieza del lote); unos cuantos helicópteros “Bell 412” para observación; dos aviones “Cessna 208 Grand Caravax”, unos 24 aviones a hélice TEXAN T-6 (que reemplazarían a los PUCARA), dos “ORION” para la Armada y una docena de reactores F-16 que pueden considerarse como lo más inteligente de lo adquirido.

En lo atinente a la marina, solo se habría comprado para su fuerza de infantería unos 24 vehículos de transporte anfibio “AAVR-7A1”  relegando con ello las tratativas de compra de los vehículos anfibios chinos “ZBD-97”  que eran también materia de serias preocupaciones para Londres.
EB 707-Condor-FACH

Si bien el material adquirido le daría oxigeno a las deterioradas fuerzas argentinas, existen claros indicios que el equipamiento que se adquirió tiene otros propósitos más dirigidos a beneficiar a los intereses del Pentágono que los de propender a la defensa de los intereses argentinos. Incluso ello, no termina con el largo y más complejo problema de una operatividad real para desplegarse ante una amenaza real, que pareciera no ser advertida por los analistas estratégicos de la Casa Rosada. (http://www.infodefensa.com/latam/2017/02/13/opinion-sustentablesi-argentina.php )

En estas particulares observaciones se ha concluido que la amplia variedad de helicópteros adquiridos y los particulares aviones a hélice artillados que  -en parte- ha entregado Washington, apuntan más bien a tareas de lucha contra el narcotráfico en zonas selváticas del norte argentino y posiblemente, contra grupos guerrilleros que incursionan por el norte. Con ello, se puede concluir que el resto del material que se le ha entregado o entregaría a Buenos Aires se podría decir que es meramente simbólico; y ello en atención a la real situación de las fuerzas armadas vecinas.


Si pensamos que la FACH chilena dispone de tres grupos de aviación con aviones F-16M compuestos por unos veinte aparatos repartidos a lo largo de su territorio (que coordina tareas con la RAF) y una dotación de aviones EB-707 “Cóndor”  de guerra electrónica (con tecnología israelí) como tiene también Brasil, queda muy claro que Argentina se halla muy atrás en lo que hace a la tecnología militar de sus vecinos por lo que las críticas que se han escuchado son cuando menos baladí.

sábado, 1 de abril de 2017

VETERANOS DE AYER






“GEORGIAS, EL COMIENZO”

Una parte importante de la historia de la recuperación del archipiélago del Atlántico sur que no puede obviarse




Por Javier B. Dal

Que mejor forma de contar una historia que comenzando desde el inicio. Cuando se trata de la llamada “guerra de las Malvinas” suele comenzarse a contar desde el 2 de abril cuando la Argentina dio un paso trascendental para cortar las aspiraciones británicas por legitimar su posesión forzada sobre el archipiélago del Atlántico sur. Por supuesto que no nos vamos a remontar a 1833 ni tampoco vamos a hacer un prologo de diez años antes sobre cómo había progresado en algunos aspectos la relación entre los isleños y Buenos Aires. Solo nos remontaremos al lugar y el momento en donde todo comenzó y que, como era de esperar fue adulterado por varias maliciosas narraciones históricas.

En momentos previos a las acciones argentinas, el buque oceanográfico “HMS Endurance” se hallaba navegando en las aguas del sur y no precisamente para realizar estudios de los pingüinos o la fauna marina insular. El “Endurance” era un barco espía que además de armado, estaba desde hacía bastante tiempo realizando operaciones de interceptación de comunicaciones civiles y militares del continente, algo que al parecer no estaban al tanto los argentinos; al menos eso creían en Londres.

Para comienzos de 1982 las actividades de inteligencia y contrainteligencia británica se había redoblado asombrosamente y ello por un motivo puntual: Se cumplirían 150 años desde que invadieron las islas y si Argentina no realizaba un acto efectivo de reivindicación, Londres (por efecto de la doctrina Stoppel) vería tácitamente reconocido su derecho sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwiches del sur, lo que a la luz de la historia hubiera sido una calamidad para los intereses argentinos. Era por ello que los argentinos debían realizar un acto material efectivo que interrumpiera ese término.

A parecer, el desembarco de un grupo de obreros de la empresa “Davidoff” en Georgias, fue la ocasión para realizar aquel acto material mediante el izamiento de la bandera en Grytviken y Leith.

Sobre esto, los británicos y varios intelectuales anglófilos argentinos han tratado de remozar la historia dando una peculiar y amañada explicación de la presencia del “HMS Endurance” en las aguas argentinas de ese momento y por supuesto, evadiendo cualquier referencia a esta doctrina de los actos propios que refiere el “Stoppel”. Más allá de la supuesta “Operación Alfa” que habría planeado la Armada Argentina para instalar en Georgias una base de avanzada, el buque inglés Endurance seguía de cerca los movimientos de los obreros argentinos que iban a aquella isla para desmontar las fabricas balleneras.

Para mayor detalle y en realidad, las actividades de Davidoff y sus tratativas con la Armada  venían siendo monitoreadas por informantes del MI-6 que operaban en Buenos Aires. Pero aunque cueste creerlo, la contrainteligencia argentina trabajo muy bien esto y logró despistar en gran parte los planes que habían para Georgias y Sandwiches.

Pese a que Buenos Aires encargo a ésta empresa que desmontara las fabricas balleneras en Georgias y para ello notificó a Londres de estas actividades, los británicos, sospechando que estaban tramando algo,  trataron de imponer una burocracia tal, que prácticamente era como una especie de rogatoria para que el buque que transportaría a los obreros llegara a su destino rindiendo pleitesías a la corona.

Más allá de las excusas que presentaría el Foreing Office ante el gobierno de Buenos Aires, los argentinos presentaron la petición correspondiente por los canales diplomáticos ante la embajada en Buenos Aires por lo que, Londres no podía alegar sorpresa alguna.

En este sentido para los cerebros del Foreing Office se hacía necesario encontrar una excusa de suficiente peso como para dejar en claro que había una violación a los intereses de ultramar de la corona; y si no se hallaba, había que fabricarla.

La excusa británica fue que el buque argentino “ARA Bahía Buen Suceso”, era de la Armada, no había respetado la ruta de paso por Grytviken y cuando una patrulla de marinos reales vieron al buque con la bandera argentina se hallaba desembarcando personal militar y carga en el puerto Leith y para peor llevaba la bandera argentina enarbolada en su mástil, informaron rápidamente al gobernador de Malvinas Rex Hunt y este dio cuenta directamente a Londres donde, por decisión del Foreing Office se le ordenó al “HMS Endurance” que casualmente se hallaba en la región, para que interviniera en la situación.

Para los británicos, Buenos Aires había violado los códigos diplomáticos y por ello, por canales discretos, el día 14 de marzo “10 Downstreet” ordenó por intermedio del ministerio de Defensa que el “HMS Endurance” partiera de Puerto Stanley (Puerto Argentino) con una fuerza de 22 marines reales y equipo para un asalto liviano.  El 16 de marzo zarpó con esta fuerza armada rumbo a Georgias con la expectativa de desalojar a obreros pero nada más.

Igualmente, el “HMS Endurance” no estaba solo. Según filtraciones de inteligencia de esa época un submarino nuclear de la real armada venía siguiendo con cuidado al buque para que en caso de contingencias, prestar apoyo con un equipo del “S.B.S.” que se hallaba a bordo.  Aquel submarino era nada menos que el “HMS Conqueror”.

Los británicos esperaban un grupo de revoltosos y ebrios argentinos que se habían revelado a las normativas diplomáticas y tan solo llegarían a la isla y los desalojarían de unas cuantas patadas en el trasero y nada más.

Los obreros enarbolaron la bandera argentina en Georgias y eso debía cambiar inmediatamente. Pero a medida que se acercaba el “Endurace”, los argentinos desplegaron varios buques de la Armada, uno de ellos el “ARA Bahía Paraíso” con el cual al verlo anclado en Puerto Leith y advertidos de que los británicos habían hecho contacto visual, pusieron en marcha sus máquinas y como en un juego de escondidas, se persiguieron y escondían entre las irregularidades de las costas de la isla hasta que perdieron definitivamente el contacto.

A medida que hacían su avance, los británicos sabían que las cosas eran más pesadas de lo esperado y echaron mano a sus cartas bajo la manga. De esa manera, el comando naval británico remite desde la isla Ascensión a un grupo del S.A.S. en dos helicópteros para que traten de ingresar por el lado ciego de la isla y tomen por sorpresa a los argentinos.

El plan que sería apoyado por el “HMS Antrim” (y que sería seriamente dañado durante la guerra) resulto ser un fracaso en el cual se perdieron dos helicópteros de la Real Armada Británica y todo el equipo que transportaban. Los elementos del S.A.S. debieron ser evacuados al borde del congelamiento y bajo el riesgo de que el submarino “ARA Santa Fe”  que patrullaba en esas aguas pudiera sorprender a la tripulación del Antrim.

Al mismo tiempo el “ARA Bahía Paraíso” se retira de puerto Leith dejando a los quince buzos tácticos comandados por el Capitán Astiz asignados para proteger a los obreros. En Buenos Aires para el 26 de marzo, se habían cortado las negociaciones entre la Casa Rosada y la embajada británica.
Para finales de marzo los marinos británicos y argentinos se veían las caras en las aguas de Georgias y ninguno estaba dispuesto a ceder nada.  

Para mediados de abril, la Armada Argentina había desplegado infantes de marina mediante helicópteros “Puma” que no pudieron ser interceptados por los “Royal Marine” lo que hubiera sido una tragedia. Si hubo un ataque sorpresa por parte de comandos británicos que agazapados en las rocas de Caleta Cap. Vago y en el momento que un “Puma” desembarcaba a sus infantes de marina, abrieron fuego matando a dos soldados conscriptos e hiriendo a tres más. Pese a que el aparato fue alcanzado por fuego de fusiles automáticos, los pilotos del ejército argentino Tte. 
Primero Eduardo López Leguizamon y el Tte. Primero Juan Carlos Villagara logran estabilizar el aparato y dejarlo suavemente en tierra, algo que lograron en parte ya que aquel se volcó de costado para abandonarlo y unirse a la lucha.

El combate no fue fácil y los intentos británicos por tomar las posiciones argentinas encontraron fuerte resistencia y una imaginativa estrategia por parte de la marina argentina, que en momentos que los helicópteros “Linx” británicos atacaban a las posiciones argentinas, el “ARA Guerrico” se interpuso entre el fuego enemigo y sus camaradas de tierra para absorber los ataques de todo tipo de calibres evidenciado más de doscientas perforaciones. Su participación fue decisiva para someter a los Royal Marines y rendirlos.

Los británicos regresarían para el 23 de abril con poderosos refuerzos desde Ascensión y mediante la llamada “Operación Paraquet”, tomaron por asalto a Georgias sin llevárselas de arriba.

El capitán argentino Luis Lago a cargo de la guarnición de Georgias al principio ofreció una feroz  resistencia y con el apoyo del fuego naval de la “ARA Guerrico” (que al comienzo de todo esto se hallaba en dique seco en Puerto Belgrano) y de sus hombres desplegados entre Grytviken y puerto Leith donde se hallaba un grupo de comando de quince buzos tácticos de la Armada liderados por el Capitán Alfredo Astiz, sometidos a un incesante fuego de helicópteros y de naves británicas, combatieron ferozmente contra varios intentos de allanarle el camino a los comandos S.A.S. y a los S.B.S. que se aprestaban a colarse por los costados de la isla. 

Finalmente y tras rechazar el pedido de Astiz para replegar a sus hombres al interior de la isla para una guerra de guerrillas, el 25 de abril el Capitán Lago sin querer comprometer la vida de sus subordinados acepta rendirse.






miércoles, 29 de marzo de 2017








EN DEBATE




“FINAL DEL GRAN EMBUSTE?”

Las promesas de Trump para combatir y derrotar al terrorismo yihadista, ¿alcanzara al ISIS y Al Qaeda?



Por Charles H. Slim
Lejos de los noticieros y de los grandes conglomerados mediáticos occidentales, la
Cumbre que se debía realizar en Washington este 22 de marzo pasado en la cual el presidente Donald Trump debía realizar el anuncio sobre cómo se combatiría al “Yihadismo” encontró fuertes resistencias internas ya que, éste denominado “fenómeno terrorista” tiene una raíz en la cual Washington, Riad y Londres tienen directa implicancia. Para Trump era muy difícil que hubiera podido tirar al traste con esta oscura y secreta alianza que viene desde 1962, cuando se creó la denominada “Liga Islámica Mundial”, una organización para-militar que con el paso de las décadas y alimentada por las continuas operaciones que EEUU ha impulsado en el Medio Oriente, parece haberse sobredimensionado a niveles inmanejables.

Ante este brevísimo prolegómeno, queda claro que muchos podrán preguntarse ¿Podrá Trump cumplir con su promesa de derrotar a éste yihadismo que se presenta con las máscaras de “Al Qaeda” y el “ISIS” que son funcionales a los planes del estado profundo?  La respuesta es clara. No. Y ello por el simple hecho de que ese terrorismo ha sido una de las armas secretas que Arabia Saudita le hubo provisto a los arsenales de Washington y por medio de la cual –entre otras- ayudo a la OTAN a expulsar a los soviéticos de Afganistán en 1989, a  formar grupos insurgentes en Bosnia Herzegovina, a preparar y apoyar a las milicias “Wahabi” chechenas en 1994 y más cerca en el tiempo, crear esas “Primaveras árabes” que no fueron más que un calco de la llamada “Rebelión árabe” orquestada por el Imperio Británico en 1916, insuflando en las tribus de la península arábiga el ideario independentista e insurreccional contra el imperio Otomano.

Ante todo hay que señalar que tanto Riad como Londres se hallan muy disconformes con esta posibilidad ya que si Trump logra vencer las reticencias que existen dentro de su propio entorno en el Pentágono y especialmente en la Comunidad de inteligencia, la perpetuidad del terrorismo desgastante que horada a Iraq y busca devorarse a Siria puede terminar abruptamente y causar un efecto indeseable que se materializaría con la migración de todos esos elementos a sus propias tierras.

De este modo, intelectuales e investigadores de la talla de Therry Meyssan se han hecho esta pregunta y que sin rodeos ha puesto de manifiesto cual es el trasfondo del llamado “terrorismo islámico” develando que además de ser una estructura preconcebida por organismos estatales sauditas como occidentales, tiene más de cincuenta años de existencia. A tal grado de desarrollo ha llegado esta organización que Meyssan identifica como la “Liga Islámica Mundial”  como el “primer ejército privado del mundo, superando incluso a la empresa “Academi/BlackWater” (http://www.voltairenet.org/article195670.html)  

Todavía podemos recordar como la Casa Blanca bajo el liderazgo de Barak Obama allá por el 2010 le daba un cheque en blanco a la Hermandad Musulmana para que se lograse derrocar al gobierno egipcio de Hosni Mubarak y tras una clara manipulación de la situación creada, en 2012 se encumbrara en el poder a Mohamed Morsi quien tras dejar de ser útil a los planes de Washington fue removido por el golpe militar a cargo del general Abdelfatah Al Sissi quien a su vez, era bien visto en el Pentágono. Este sería uno de los tantos episodios en los que la Casa Blanca dejaría en evidencia el llamado doble rasero de sus políticas que fue continuamente reprochado por los egipcios que apoyaron a Morsi.

Para ese entonces, la Hermandad Musulmana solo era una organización política que con oficinas en Londres y en apariencias representaba los intereses de los egipcios que “luchaban por la democracia”. Incluso el descarado gobierno de Cameron lo justificaba como un “aliado contra otros grupos extremistas”. Cuando comenzaron a salir a la luz los lazos entre esta organización y los actos de violencia que los llevaba a vincularse con los grupos armados que estaban despedazando a Libia y a su vez, los conectaba con las agencias de inteligencia británicas, francesas, qataríes y algunos observadores de la CIA, Washington comenzó a tomar distancia, al menos en público encargándose de esta faceta algunos conspicuos medios digitales (Foreing Affairs. https://www.foreignaffairs.com/articles/2017-03-24/o-brotherhood-what-art-thou?cid=int-lea&pgtype=hpg ).

Cuando estas relaciones fructificaron con la creación de una confederación de grupos armados en Libia –armados, reclutados y apoyados por occidente- que solo terminaron por despedazar al país y retrotraerlo a las épocas previas del colonialismo del siglo XIX, pusieron en marcha su próximo objetivo, Siria, a la cual pese a la avanzada de agitadores que ya estaban operando dentro y que se encargaron de crear los actos de violencia que provocaran confusión mediática, advirtieron que la realidad era muy diferente a la Libia.

Al final Siria fue ese pantano que Obama deseó para Rusia cuando supo que Vladimir Putin había ordenado la intervención en ayuda del legítimo gobierno de Damasco. A partir de ese momento, los planes de Washington comenzaron a complicarse y fue casualmente en esos momentos que se darían las primeras señales de la aparición de un “Daesh” recargado, que se revelaría masivamente ante el público en junio del 2014 con su incursión sobre Iraq.

Con el correr de los meses y mucho más aún con el primer año de presencia del “Daesh” como fuerza preponderante en control del norte de Ira, quedo en claro para muchos que algo no estaba muy claro en ese asunto. Peor aún para los norteamericanos y sus colegas turcos, quienes tras la intervención aérea de los rusos fueron recurrentemente atrapados  in fraganti en algunos casos colaborando, en otros haciendo la vista a otra parte y lo más inexplicable, en otros casos comprobando que los bombardeos de los aviones estadounidenses eran realizados  en cualquier otro lugar menos donde estaban los puestos de los mercenarios.

Al día de hoy los mismos iraquíes han abandonado sus reticencias y no dudan en denunciar abiertamente que los norteamericanos son quienes –secundando a Tel Aviv- están detrás del “Daesh” y que es una herramienta en beneficio de Israel. Pero a su vez, los militares iraquíes no cuentan –y hay extensos fundamentos para ello- con la confianza de la población sunita del norte quienes habían sido intensamente reprimidos desde que los invasores angloestadounidenses entraron al país. Mucho menos tras las incontables masacres que se realizaron mucho antes de que los medios se sensibilizaran con lo que ocurre actualmente en Mosul.

En lo que respecta a Iraq, la situación que se puede ver sobre el terreno actualmente, deja en evidencia que la herramienta del terrorismo táctico empleado por EEUU se ha salido de control y ha inflamado los ánimos de todos los actores en la región dejando a sus propios hombres, bajo la mira de los mismos “Daesh” como de los grupos chiitas que detestan tanto a los americanos como a sus “empleados wahabí”. Incluso la actual situación en Mosul está llevando a refriegas entre los diversos grupos armados del gobierno colaboracionista de Bagdad que están causando un desastre en la ofensiva.

Estas son y muchas otras serían las consecuencias si Trump se anima a terminar con el uso de este “terrorismo” ingenierizado en los laboratorios de sus centrales de inteligencia. Sin dudas, sería resistido por ese bajo fondo que maneja todo lo que hace a la política exterior norteamericana.


Es por ello, que no solamente significaría abandonar al terrorismo como táctica de guerra sucia endilgándoselo rastreramente al Islam (como se vino haciendo desde hace 16 años hasta la fecha), sino también conllevaría a un enfrentamiento directo con las oscuras políticas de Londres para mantener la estrategia del caos controlado –que viene compartiendo con Washington- en el Medio Oriente y especialmente un fastidio para Riad y Ankara, ejecutores principales de estas tácticas contra los enemigos de Washington.

domingo, 26 de marzo de 2017

EN LA MIRA



“TRIUNFO NO TAN TRIUNFAL”

A 35 años de la recuperación de las islas del Atlántico sur por parte de Argentina, siguen las controversias sobre lo que significo para Londres aquel episodio



Por Charles H. Slim
La guerra de Malvinas de 1982 dejó un claro saldo de muerte y destrucción que es inherente a toda guerra pero, a pesar de que Gran Bretaña pudo prevalecer gracias al apoyo inestimable de la OTAN y de Washington, no fue una victoria que pudo saborear como lo esperaban sus propios políticos y militares. Los argentinos le dieron batalla y si hubieran pasado otras 24 horas de presión como la imprimida por las fuerzas argentinas antes de la capitulación la realidad hubiera sido otra.

Fuera de toda previsión, los comandantes británicos que fueron sorpresivamente comisionados a embarcarse rumbo a las aguas insulares del atlántico sur, no esperaban más que un acto de presencia o a lo sumo un despliegue de fuerzas para que los “argies” se vieran impresionados y como monos, salieran huyendo al continente. Nada de eso paso y para peor, muchas cosas salieron mal antes del desenlace.

Pero como reza el dicho “la historia la escriben los vencedores”, la guerra de Malvinas es una de las últimas guerras del siglo pasado que no puede cerrarse con dicho adagio. 
Demasiadas cosas sin explicar y mucha información ocultada de lo que ocurrió realmente en esa guerra ha desatado la curiosidad de muchos de los que se han interesado en buscar las reales causas de aquella conflagración y de los verdaderos alcances que tuvo para el Reino Unido.

Ante todo, no hay que olvidar que el Reino Unido es una potencia ocupante y miembro de la OTAN en plena época de la guerra fría. A pesar de ello, Argentina había suscripto con los EEUU un tratado de asistencia reciproca que causal e irónicamente obligaba a una asistencia continental cuando un país del continente americano sufriera una agresión militar de otra potencia externa. El TIAR fue sin dudas, el embuste jurídico político más evidente para la Casa Rosada en ese momento y pese a que no parece haberse considerado por los cerebros en Relaciones exteriores que Washington no dejaría de lado su histórica alianza con Londres, los argentinos estuvieron seguros de que a pesar de todo, el derecho les asistía.

Para ir directamente a los hechos de la guerra, todavía no hay precisiones sobre cuáles fueron y de que intensidad fueron las batallas que se desataron cuando los comandos argentinos llegaron a las islas. Todos conocen la historia oficial de los buzos tácticos argentinos llevando con las manos en alto a los marines británicos pero, al parecer hubieron replicas mucho más duras y con severas pérdidas para los británicos que jamás sacaron a la luz, pese a que oficiales argentinos fueron protagonistas y testigos en esos hechos. Tal vez y como se los sugirió Washington, “había que realizar una acción sin bajas” y si las había, ocultarlas.

Para esa época, el arma de contrainteligencia y desinformación era una especialidad que manejaban al dedillo los británicos y no cabían dudas de que usarían todos sus recursos no solo contra los argentinos sino también, para tapar sus propias desgracias y desaciertos.  En ese sentido, la versión que refiere a que el gobierno argentino había tomado esta decisión por la orden de un “general alcoholizado” ya no puede convencer a nadie o, aquella que reza que fue el producto de las “necesidades internas para perpetuar a la junta en el poder”, a la vista del tiempo transcurrido, queda claro que estos cuentos son un insulto a la inteligencia.

Buenos Aires cayó en una celada que Londres venía preparando junto a sus aliados de la OTAN en Bruselas, Bélgica con al menos un año de antelación. Para el Foreing Office y obviamente el circulo político en Westminster nada de lo que estaba por ocurrir sería una sorpresa y para asegurarse que esas tratativas queden sepultadas en el más estricto secreto, las mismas no podrán ser desclasificadas hasta el 2072 cuando ya no quede un solo testigo de lo que ocurrió. Incluso habría sido posible que la misma Margaret Thatcher no hubiera estado al tanto de estos planes.

Washington hizo su parte y por medio de tratativas secretas del Secretario de Estado Alexander Haig convenció al gobierno de Buenos Aires de que la movida, ayudaría a que Londres aceptara sentarse a negociar en una cumbre que se desarrollaría bajo sus auspicios en New York. Esto fue un embuste que tenía el propósito de que además que los argentinos creyeran en ese cuento, al verse traicionados –como lo fueron- Washington alegaría que lo que había hecho el gobierno de Galtieri había sido una locura.

Eso en lo político. Pero en los campos de batalla de ambas islas, también hubieron extrañas situaciones y curiosidades que ambos bandos  expresaron en forma escueta y dispersa. Del lado británico, los soldados y paracaidistas llegaron a denunciar el fusilamiento arbitrario de soldados que creyendo que eran argentinos,  pudieron corroborar que eran “mercenarios” de origen estadounidenses algo que no debería extrañar a nadie ya que, el que fueran mercenarios no significaba que pertenecían a las tropas regulares estadounidenses. Incluso esto quedo ratificado cuando los oficiales británicos se cercioraron de su origen y lo consultaron con el alto mando, rápidamente los apartaron de los prisioneros argentinos y los ejecutaron de un disparo en la nuca.

Sin rastros de esos mercenarios y enterrados en fosas comunes, las cosas seguirían bien entre Washington y Londres; después de todo ¿Quién preguntaría por un puñado de mercenarios estadounidenses en el fin del mundo?

A la par de ello, los británicos fueron conociendo del carácter y voluntad de los soldados argentinos a quienes les apodaban “argies” y sin dudas al ver lo que podían hacer, dejaron de lado sus preconceptos que tan erradamente les habían metido los políticos y las misma “Maggie” en Londres antes de zarpar.  Precisamente uno de los comentarios que realizó Thatcher tras hablar al pueblo británico fue que, “cuando los argentinos vean sus barcos hundirse, volverán a sus casas”, dando por sentado que Argentina era algo así como una banda de bandoleros que habían tomado por asalto una casa. Tal como lo dijo un sargento del 3º Batallón de paracaidistas que estuvo en Monte London, tras ver la dureza de sus oponentes exclamó  “paseo por la campiña… mi trasero!”, en clara alusión a lo que los soldados argentinos les hicieron pasar hasta que pudieron tomar esa cima.

Desde el mar hasta las operaciones en tierra, los ingleses fueron protagonistas de situaciones que debían quedar ocultas al conocimiento del público. Duros reveces en operaciones especiales como fue la fracasada “Operación Mikado” hasta las contingencias por falta de equipamiento y preparación que sufrieron secciones como la Guardia Galesa, son solo algunas de las dificultades que Londres barrió bajo la alfombra.  Recuerdan el incidente del “HMS Brillant” en el cual, el capitán John Francis Coward atacados de pánico por el supuesto acecho de los submarinos argentinos, terminó asesinando a dos ballenas y con ello, revelando su posición a la aviación de la Fuerza Aérea Argentina. O el “HMS Argonaut” (F56) que tras ser atacada por los aviones navales argentinos, recibió serias averías que lo inutilizo en sus operaciones de apoyo en San Carlos. Qué decir de la Fragata “HMS Antrim” que tras operar en la Bahía de San Carlos y pese a que lanzaron sus misiles de última generación “Sea Cat” además de ver cómo eran evadidos por los asombrosos pilotos argentinos, fue alcanzada por una bomba de 1000kg lanzada por un A-4Q argentino que tras atravesar todos los niveles del buque lo dejó fuera de combate.

Como se podrá ver, no hemos mencionado a las bajas infringidas y que son muy conocidas por la historia oficial de ambos países. Un último punto que también fue motivo de especulaciones y de muchas controversias fue, si realmente todos los combatientes enviados por Gran Bretaña eran mayoritariamente británicos. Todos conocen que entre la tropa inglesa, se desplegaron batallones y secciones de mercenarios nepaleses “Gurkas” pero lo que nunca se dijo fue, cuál fue el número de sus efectivos y menos aún, el número de bajas que recibieron. Tampoco se ha dicho, quienes eran los tripulantes de varios de los buques logísticos que fueron severamente dañados o hundidos en aquellas jornadas.

Algunas fuentes han revelado que Londres envío miles de “Gurkas” a Malvinas y unos miles más de ellos quedaron enterrados en fosas comunes tras fracasados intentos de tomar posiciones argentinas inexpugnables. Recién ablandadas las posiciones argentinas por falta de municiones, entraban en acción los “paras” británicos quienes recibieron igualmente lo suyo.  En lo referente a las tripulaciones de varios buques despachados al TOAS, fuentes de inteligencia de esa época revelaron que muchos de los heridos sacados de unidades navales averiadas eran “chinos” (o tal vez nepaleses?) 


Por lo pronto como lo hemos señalado, esto quedara en la nebulosa hasta que Londres desclasifique sus archivos que tienen como fecha de clausura hasta el 2072.

viernes, 24 de marzo de 2017



EN LA MIRA




“BREXIT, MALVINAS, KELPERS ¿Y ARGENTINA?

Cuál será la política de Buenos Aires sobre Malvinas ante el cambio político británico que preocupa seriamente a los Kelpers?




Por Javier B. Dal
Han pasado 35 años de aquella la llamada “Operación Rosario”, que sirvió para vindicar una centuria y media de ocupación ilegal de suelo insular a manos del imperio británico. Su desarrollo y ejecución fue un éxito táctico inobjetable y con ello la Armada Argentina bautizaba en las postrimerías del siglo XX, su bautismo de fuego nada menos que con un enemigo íntimo y muy peligroso como son los británicos.

La causa Malvinas ha sido el gran elemento aglutinante dentro de una sociedad bipolar y continuamente dividida por los partidismos mezquinos que se arremolinan en torno a las temáticas meramente económicas y contingentes. Carentes de ideas y mucho menos de compromiso político real, los políticos argentinos han rehuido a éste tema central de la geopolítica nacional. El 2 de abril de 1982 fue y sigue siendo una fecha cara para el sentimiento de los bien paridos argentinos y una fecha nefasta para los anglófilos argentinos más británicos que los que viven en Gran Bretaña y que suelen ser los exponentes del llamado “liberalismo” que últimamente se veían identificados por personajes como Hillary Clinton.

Vergonzosamente tapada por los militares de aquel entonces y luego olvidada por los gobiernos civiles que vinieron desde 1983 en adelante, la causa Malvinas sigue siendo un tema gravitante para los intereses de Argentina y mucho más, en momentos que ve tambalearse por la crisis económico-financiera que tiene alcance global. Objeto de prebendas de gobiernos neoliberales y silencios de los comprometidos sectores políticos nacionales, hoy acudimos a nuevos intentos de que vuelva a esconder esta situación bajo la alfombra de la Casa Rosada o más deberíamos decir, “bajo los paraguas” que Menem y Cía acordara con Londres en octubre de 1989 que entre otras consecuencias desataría la reacción –provocada por agencias foráneas- del alzamiento del 3 de diciembre de 1990.

A 35 años de todo aquello, podemos ver que el mundo ha cambiado notablemente y hoy podemos ver como la Unión Europea trata de no desmembrarse ante continuos movimientos intestinos –especialmente instigados por Londres- que han puesto en tela de juicio, la utilidad, la legitimidad y las necesidad de un gobierno europeo que como dijo el representante británico Iván Rogers ante el Parlamento Europeo en Bruselas, “No representa a nadie”. A la par de estos argumentos, Londres aprovecho para separarse de esa unión que, a pesar de mantenerse en aspectos comerciales,  quedó políticamente oficializada el 29 de marzo pasado y que puede llevar a que comiencen a reorganizar los viejos hábitos neocoloniales de Buckinham impulsados por la necesidad de paliar una ralentización de la economía y bajas inversiones.

A la par de esto, se crece el temor de los Kelpers por el desinterés de Londres. Igualmente los ingleses no están en Malvinas por sus colonos sino por tener allí una base que es a su vez uno de los centros de inteligencia electrónica de la OTAN y el gran negocio de la exploración y explotación de petróleo de la plataforma de las islas y el mar circundante.

En ese sentido y al contrario de Buenos Aires, los británicos no han abandonado un solo minuto sus tareas de prospección e inteligencia sobre el estado argentino e incluso sobre las comunicaciones de toda la población. A cargo de estas actividades se halla el denominado GCHQ, que es la versión inglesa de espionaje electrónico ECHELON de la NSA estadounidense que hoy tiene otra denominación. 

Hoy Gran Bretaña se alista a poner velas al viento a su nueva y propia agenda geopolítica internacional en la cual, Malvinas, las aguas adyacentes del Atlántico sur y la Antártida son parte importante en sus objetivos de cara a mantener una supremacía geoestratégica global en la cual, comparten un interés común con los  EEUU.

En este sentido no hay que perder de vista cuales han sido y siguen siendo las herramientas con las cuales Londres y sus colegas “Chauvinistas” de la Francia de Sarkozi y del “socialista” Hollande, tomaron por asalto a los países árabes en el norte de África y el Medio Oriente, tratando de revivir las glorias imperialistas de comienzos del siglo XX.  Y que no queden dudas de que estas empresas están movidas por y solo por un claro interés recaudatorio.

Hoy con el liderazgo de la primer ministro Theresa May, Gran Bretaña ingresa en una nueva etapa con el Brexit y con él, buscará sin dudas hacer sus propias jugadas en el plano internacional sin dejar de apoyarse en los beneficios comerciales que la repudiada Unión europea aún mantiene vigentes. No hay que extrañarse de esto; es una típica costumbre británica que en la política prima la practicidad por sobre los ideales y las abstracciones intelectuales.

Precisamente sobre este regreso a la individualidad estadual de Londres, que representara su discresionalidad en el campo de su política exterior, no verá obstáculos en poder maniobrar con mayor tranquilidad y lejos de cuestionamientos de bloque, para fortalecer sus políticas neocoloniales que tienen por fin retener territorios que se hallan cuestionados ante el foro de Naciones Unidas.

Actualmente las islas Malvinas son una fortificación militar, aunque el Foreing Office no lo reconozca y peor aún; despliega con desparpajo e impunidad sus fuerzas militares por las aguas y el espacio aéreo patagónico sin que Buenos Aires tenga el menor atisbo de hacer algo por impedirlo. A la par, los Kelpers realizan sus propias campañas de relaciones públicas en las que intentan sembrar las discordias en el colectivo argentino especialmente propiciadas, tras la visita de la comitiva encabezada por Pérez Esquivel y la representante de Madres de Plaza de Mayo Nora Cortiñaz quienes trataron de usufructuar con los muertos argentinos en las islas tratando errónea o maliciosamente de calificarlos como NN, en un intento patético de convertirlos en un botín para sus intereses sectoriales.

Para peor, la cancillería argentina dio su apoyo a esta “iniciativa” que pretende darle un sesgo político ciertamente discutible.

Pero en lo estrictamente político ¿qué ha hecho Argentina en todo este tiempo para estudiar la situación británica en las islas y su zona de influencia? Simplemente nada. 

Parece seguir siendo una clara muestra de ignorancia política en la que los políticos argentinos no se den cuenta que la cuestión Malvinas es central para la geopolítica de su país y vital para su desarrollo económico. Tal como lo ha demostrado la historia, la causa fue el aglutinante más poderoso que ha experimentado como nación y ello puede ser explotado para impulsar nuevas políticas que renueven el espectro.


Cuando los sectores políticos argentinos caigan en cuentas de que aquel episodio de masiva unidad y fervor en la que estalló el pueblo argentino en 1982 había causado pavor en los círculos políticos de Londres y reparen en que tienen mucho trabajo aún por realizar para comenzar una nueva etapa de lucha por recuperar sus derechos inalienables que tienen sobre Malvinas, Georgias y Sandwiches del sur a lo que hay que agregar, los mares insulares adyacentes, podrán entender que tan ciegos habían estado al no ver lo que significa un país con su propia agenda geopolítica y estratégica que le dará sus propias ganancias pero sin obviar un oposición tenaz de Gran Bretaña y esos  sectores anglófilos internos que viven para y de las migajas de Londres.