miércoles, 6 de septiembre de 2017


 EN LA MIRA



“MASCARADA”

Más allá de la desaparición del ciudadano Santiago Maldonado ¿Qué hay de trasfondo en lo referente a los autoreferenciados “Mapuches” y sus aspiraciones políticas?



Por Dany Smith
La desaparición del joven Santiago Maldonado además de haberse convertido en un botín político, parece haber puesto a la luz pública una situación bastante compleja en una de las regiones más inhóspitas pero a su vez más codiciadas por las elites anglosajonas. De ese modo la Patagonia toma protagonismo y ello también nos ayudara a señalar algunas cuestiones que los gobiernos y en especial los medios locales, deliberadamente han dejado de lado.

Hay una realidad política y social que ha sido continuamente descuidada por los gobiernos de turno, nacionales como provinciales claramente movidos por sus propios intereses en detrimento de los del común de sus gobernados. En este vasto territorio denominado Patagonia que se extiende desde Bahía Blanca hasta la Tierra del Fuego y desde las costas del Atlántico hasta la cordillera de los Andes existen contrastes y desigualdades que son solo el reflejo de la corrupción gubernamental que ha hecho de miles de kilómetros cuadrados, un negocio inmobiliario para unos pocos inescrupulosos, tanto extranjeros como locales.

Entre estos últimos se hallan varios supuestos caciques (Loncos), que aprovechándose de las necesidades que existen entre los aborígenes de la región, se han alineado a las directivas de una supuesta reclamación ancestral que curiosamente tiene su sede en Bristol, Gran Bretaña (Mapuche Nation. http://www.mapuche-nation.org/  )

La excusa de la reclamación ancestral es solo eso, una excusa. Hay  detrás de las verdaderas necesidades materiales de los aborígenes sin distinción de tribus, cerebros que manipulan y usan a la historia de toda la región, para fabricar nuevas doctrinas subversivas que  den sustento a un relato vindicativo, que a su vez tienda a fomentar un fervor sectario proclive a desafiar a las autoridades y dividir a la soberanía territorial del estado argentino (Pensamiento Estratégico y Político.”Mapuches. UK”. https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/search?updated-max=2017-08-17T12:50:00-07:00&max-results=7 ).

Tan grave como suena,  esa es la finalidad. Y ello no es nuevo, ya que en Chile en la región de la Araucanía el experimento que viene siendo sustentado desde Gran Bretaña desde hace décadas, viene cosechando adeptos, solo que hoy surge más visible producto del avance de los medios de comunicación y en especial del internet.

Incluso si nos remontamos al siglo XIX, los araucanos, aborígenes de la Araucanía chilena, fueron parte de las aspiraciones chilenas (estado chileno) por extender su territorio del lado argentino en momentos que aún no estaba constituida la Argentina como un país federal como hoy lo conocemos, sino en una Confederación de provincias del Río de la Plata. Los robos de ganado por partidas de estos aborígenes que supieron estar armados con fusiles británicos “Remington Rolling Block” y conducidos por oficiales chilenos, fueron hechos comunes en épocas de los gobiernos de Balcarce y de Juan Manuel de Rosas quien éste último tomo el toro por las astas y corrió a los malones chilenos asegurándose de que no volvieran para amenazar a las tribus (entre ellos los Tehuelches) que habitaban las zonas de las manzanas (Valle del Río Negro y el Neuquén).

Contemporáneamente hemos venido viendo como esta mascarada, se ha ido volcando contra el mismo estado chileno, sin que haya visos de poder erradicar esta situación.    

Algunos se han preguntado cándidamente, por que el “Foreing Office” se ha dedicado a sembrar la semilla de la discordia étnica dentro de un país acostumbradamente cooperativo de Londres. O incluso muchos otros, tildan de ridícula estas hipótesis y otros directamente se niegan a discurrir sobre ello. 

Según algunos, el plan no contempla ni valora alianzas, por más que ellas hayan sido largamente históricas. Las agendas británicas como en la India, el Medio Oriente o en Eurasia siempre han estado matizadas de supuestas incoherencias políticas pero que en realidad, son coherentes y muy bien calculadas para la lógica política que sigue Londres.

En lo que hace a la región de Latinoamérica y en especial el cono sur, la estupidez de las clases políticas parece haber sido la regla para entender las verdaderas intensiones británicas. Pero en realidad no se trata de eso. Los que han estado en los gobiernos y en especial en los cargos sensibles del estado (como la Diplomacia, Inteligencia y las FFAA) estaban al tanto de todo esto solo que, quienes sirven como caja de alta voz –los políticos- obviaron confrontar los hechos por el simple motivo, de no comprometerse. En muchos casos, varios de estos políticos han sido colaboradores y entusiastas difusores de las políticas británicas que obviamente los anulan para poder ejercer con libertad las prerrogativas a favor de la nación a la que representan.

Si nos ponemos a ver, la obtusidad política argentina va de izquierda a derecha, algo que sirve a la ingeniería de la instigación que solapadamente despliega Gran Bretaña (El Malvinense. “El estado Mapuche: La maniobra británica para dividir la Patagonia”.  http://www.malvinense.com.ar/snacional/10/1221.htm ).

Obviamente que no lo hace oficialmente ni usando a sus agentes; no es como en las películas, no hay un “James Bond” que se disfraza para colarse en donde va a operar. Tal como lo hicieron en 1916 en la Península arábiga con aquel personaje “Laurence de Arabia” (Tte. Cnel. Thomas Eduard Lawrence) que sirvió para encausar la insurrección nacionalista  árabe contra el imperio Otomano, o más cerca en el tiempo con los supuestos “puristas del Islam” que enmascarados tras el embuste del “integrismo islámico” de  “Al Qaeda” aparecieron tras la invasión a Iraq en 2003 para entorpecer a la resistencia iraquí; o la llamada “Primavera árabe” desplegada en el norte de África en 2010 que sirvió para derrocar viejos regímenes y colocar nuevos títeres;  o como el último gran engaño llamado “Estado Islámico”, una reedición de un supuesto Islam auténtico que terminó siendo desenmascarado como otro programa de la inteligencia occidental en la que entre otros, el MI-6 estaba involucrado.

Se puede asegurar con mucha razón que en la Patagonia hay algo más que unos cuantos aborígenes “mapuches” (araucanos) descontentos o que se han radicalizado por simples agitadores de izquierda.

La Patagonia ha sido y sigue siendo el objetivo de Londres y de sus aliados, solo que hoy sale más a la luz por la sospechosa desaparición de aquel joven, hecho que aún no tiene una explicación objetiva. Pese a ello, se puede advertir como el gobierno de Macri y los medios que conforman el establishment nacional destinados a formar la opinión pública, se esfuerzan por sacar del tema, cualquier implicancia británica o de otras potencias en las actividades de estos “aborígenes encapuchados”, que desde hace tiempo y bajo simpáticas argucias también vienen explorando la región a ambos lados de la cordillera (Itongadol.com. “La organización israelí mochileros sin fronteras llegó a la Argentina y lanzó su primer proyecto en Sudamérica”.  http://www.itongadol.com.ar/noticias/val/92157/la-organizacion-israeli-%E2%80%9Cmochileros-sin-fronteras )

Las tácticas para instigación y fomento del separatismo, son similares a las que se han usado en otros lugar y que más arriba mencionamos. No hay que olvidar que los creadores de estos programas de desestabilización que se los conoce como “revoluciones de colores”, cuentan con mano de obra y colaboradores locales que se prestaran sin miramientos –y por una suma de dinero- a llevar a adelante cualquier vileza a costa de su prójimo.

Si a usted lector le sorprende esto, créanlo, es una lógica que el imperialismo británico en sus apogeos y actualmente el norteamericano nuclearizado por el sionismo que anida en el poder legislativo, llevan adelante sin el más mínimo escrúpulo ya que para sus razonamientos, “estas son cosas de la política y todo puede ser posible”.  

Además no se debe olvidar la situación de las Islas Malvinas y su proyección sobre el continente. Allí precisamente existe una situación política de facto (ocupación) agravada por una intensa actividad de inteligencia militar británica que no hace mucho fue expuesta por los archivos de la polémica red “Wikileaks”,  en los cuales se ventilo la existencia del programa JTRIG (Joint Threat Research ad Intelligence Group) detallando las actividades y los objetivos primarios de la denominada “Operación Quito” dentro de la Argentina (The Intercept. “Britain used spy team to shape latin american public opinion on Falkland”.  https://theintercept.com/2015/04/02/gchq-argentina-falklands/   )

Como parte de estas operaciones se hallan implicados el GCHQ británico y de nada menos que la NSA, organismos encargados de interceptar, espiar y analizar (violando las normativas internacionales) las comunicaciones electrónicas en todo el mundo. Pero esto solo es una parte de las actividades de inteligencia y contra inteligencia operando en la región.

Sin lugar a dudas que el territorio de la Patagonia es el epicentro de una lucha subterránea entre las agencias foráneas y las autoridades argentinas e inclusive chilenas las cuales y pese a sus costumbristas buenas relaciones, no estarán exentos de ser parte del sacrificio impuesto por el “juego sucio” de Londres sin importar a quien haya que sacrificar.
















lunes, 4 de septiembre de 2017

VETERANOS DE AYER



“COMPENSACIONES DE GUERRA”

¿Por qué algunas situaciones se hallan por encima de otras cuando se han desenvuelto en los mismos escenarios? Aquí algunas comparaciones y consideraciones legales que demuestran la histórica e injustificada deuda con los marinos argentinos del grupo “Alfil 1”.


Por Javier B. Dal
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Tal como lo explica la ley y los expertos en los temas legales, cuando existe un choque de derechos se debe tender a una articulación, a un entendimiento inteligente que trate de resolver el problema jurídico que se presenta por el camino más equitativo. Algunas cuestiones pueden llegar a ser dificultosas, otras completamente inexplicables, pero otras simplemente son irreconciliables, sin que ello obste a darles una solución apoyada en algún principio de la lógica.

El tema de los veteranos de guerra argentinos es una de esas situaciones. En la historia de su país, las situaciones de sus combatientes en todas las guerras pasadas, han sido más tarde o más temprano contempladas por legislaciones aisladas que terminaron por darles un poco de justicia a quienes tras cruentas batallas por su independencia o tras la llamada guerra de la Triple Alianza perdieron algún miembro, su salud o simplemente sus vidas.

En resumen, como estado la Argentina nunca sanciono una legislación unificada y coherente para que lograra atender a los casos que en el futuro pudieran presentarse. Esta abulia legislativa ha sido sin dudas una muestra más de la recortada y timorata visión de políticos corto placistas y totalmente desinteresados de los temas de la políticas de estado de la nación, engañándose con la imperdonable candidez  que reflejan expresiones como “nosotros no somos un país beligerante”, “Argentina es un país pacífico” y otras tantas sandeces que solo esconden el miedo al compromiso que representa manejar los altos asuntos de estado.

Igualmente y pese a ello, los derechos de estos hombres ya estaban garantizados en una dispersa pero presente legislación receptada en tratados y convenciones internacionales.

Todo este comentario viene a cuenta de la aún irresuelta situación de los veteranos de guerra argentinos que estuvieron en el Golfo Pérsico en 1991 y que según hemos venido viendo, parece haber una pequeña luz al final del túnel. Todavía al día de hoy cuando hago comentarios sobre esto muchos se miran extrañados y dicen ¿acaso estuvimos en una guerra en el Medio Oriente? O como también muchos otros respondían “ah no, esos fueron cascos azules de la ONU”, revelando en la mayoría de los casos, la clara ignorancia de lo que realmente ocurrió en aquel entonces.

Más allá de que los testimonios de algunos de estos efectivos en algún momento  han trascendido al conocimiento público, como el caso del suboficial Guillermo Cormik jefe de propulsión de la corbeta Spiro, lamentablemente ello no había ido más allá que eso (Diario Publicable. “1990-Argentina en la guerra del Golfo”. http://www.diariopublicable.com/democracia/1415-1990---argentina-en-la-guerra-del-golfo.html )

Al parecer algunas cosas han cambiado y algunos se están ocupando seriamente de la tratativa sobre la participación de esta misión argentina en uno de los momentos más calientes de finales del siglo XX  (Derecho y Justicia. “Son operativos los derechos del veterano del Golfo Pérsico?” http://derechoyjustcia.blogspot.es/ )

Precisamente por las indagaciones que  ha estado llevándose por este caso, se han encontrado datos muy interesantes que revelan que no solo existían esos derechos desde el mismo momento que los buques de la misión “ALFIL 1” fueron enviados al Teatro de Operaciones sino que –y peor aún- se les oculto deliberadamente el acceso de esos mismos para favorecer indebidamente a altos funcionarios gubernamentales de aquella época.

De esta manera nos comentaba uno de los investigadores legales que se avocan al tema, que en la misma legislación de Personal Militar 19.101 y su reglamentación, se hallan contemplados los derechos que les corresponden a quienes bajo estado militar han desarrollado actividades en conflictos armados, sean ellos bajo misiones de paz de Naciones Unidas como los llevados a cabo en coaliciones internacionales como la que tuvo lugar en 1991.

En pocas palabras nos dejaron en claro, que en ese tipo de acciones nadie y menos aún un estado, pone en movimiento sus fuerzas armadas –y ello implica a sus hombres- sin haber tomado en cuenta los costes operativos y los consiguientes rubros que deberán reconocer a sus efectivos a su regreso. Este punto de vista surge aún mucho más patente en la guerra del Golfo Pérsico, en la cual los más de 500 marinos argentinos no participaron en una guerra por la defensa nacional como si fue la de Malvinas en 1982, sino que estuvieron durante más de tres meses dentro de una zona de guerra internacional.

Incluso esto ha puesto en un blanco sobre negro que ha llevado a comparar situaciones que pese a su irregularidad y en apariencias no conectadas entre sí –si las comparamos con la misión argentina de 1991-, ello no ha obstado a que a ciertos sujetos de la misma nacionalidad –pero bajo otras lealtades- se les reconozcan sin dilaciones y sin discusiones, los más elementales derechos que surgen precisamente, de sus intervenciones en el mismo escenario bélico.

El caso que más sorprende y que se vincula con  “argentinos” es el de los más de cincuenta ciudadanos de esa nacionalidad que tras haber emigrado a los EEUU se enlistaron en las FFAA logrando por una orden ejecutiva del presidente George W. Bush  adquirir la ciudadanía para terminar combatiendo en Iraq en 2003. Claramente hay una notable diferencia entre estos “instantáneos US marines” con los marinos argentinos que participaron en la primera etapa de la guerra del Golfo en 1991, pero sin dudas de que ello remarca una amarga discriminación que no se puede dejar de mencionar.

Cuando estos más de cincuenta argentinos bajo la bandera estadounidense participaron en la invasión y posterior ocupación del país árabe en 2003, su situación –y por supuesto haciendo una valoración subjetiva- podía asimilarse a la de los detestables pero siempre presentes “mercenarios” o también llamados “soldados de fortuna”, que por dinero sirven al mejor postor. Estos elementos, que actúan bajo contratos con empresas de reclutadores locales que a su vez dependen de corporaciones como la estadounidense “Constelattion” y “BlackWater”, tienen a su vez reconocidos sus derechos en la legislación internacional.

Esta detestable comparación viene a cuento de que, pese a las consecuencias que estos combatientes causaron en dicho conflicto y todas sus consecuencias, a su regreso fueron reconocidos como veteranos e inmediatamente ingresados al programa de beneficios que el Pentágono tiene para quienes han cumplido con su servicio de armas en un conflicto armado, recibiendo la cobertura y el pago de una pensión (Benefits.gov. Pensión de veteranos. https://www.benefits.gov/es/benefits/benefit-details/284 )

Si lo vemos desde un ángulo práctico, estos cuarenta tipos no se equivocaron ya que sirvieron a un estado que –y más allá de las complicaciones por  las afecciones por radiación y químicos que aún son negados por el gobierno- cumplió con sus más básicos derechos, algo que de haberlo hecho en Argentina, habrían tenido que lidiar con las acostumbradas maniobras   político administrativas de los gobiernos de turno que los hubiera obligado a un incasable peregrinar en una larga lucha de papeles y frustraciones.

O que podemos decir de los mercenarios argentinos que combaten bajo contrato privado en Yemen y también en Iraq. Son varios los argentinos que trabajan para la empresa de seguridad “BLACKWATER” –que tiene nexos con el Pentágono- y que según algunas fuentes, ya hay bajas por meterse en este peligroso negocio (HispanTv. “Mueren un comandante mexicano y un combatiente argentino de Blackwater en Yemen”. http://www.hispantv.com/noticias/yemen/78429/yemen-ansarola-comandante-blackwater-taiz )

El caso del mercenario argentino Roberto .M, es ilustrativo de ello. Contratado por BlackWater en 2005, fue asignado con varios peruanos a proteger la legación norteamericana en Basora, al sur de Iraq donde tras un ataque con morteros, perdió su ojo derecho y le quedo para el resto de su vida una esquirla alojada en su espalda. Según él, la empresa lo retiro y le pago el tratamiento médico y su compensación en dólares por los servicios prestados.

A la vista de todo esto y tal como lo señalan las fuentes consultadas, la vías para reclamar el reconocimiento de la condición de veteranos de los marinos argentinos que actuaron en 1991 en la “Tormenta del Desierto”, siempre estuvieron ahí e incluso hoy con las modificaciones a algunos decretos reglamentarios, el camino aunque allanado, no estará exento de contratiempos y la necesaria actuación judicial por la resistencia del estado. 



sábado, 2 de septiembre de 2017

OPINION 



“EL MURO DE LOS LAMENTABLES”

A quince años de la aprobación y comienzo de construcción del Murallón que mutila el territorio palestino a favor de Israel, sigue siendo un símbolo represivo y de la brutalidad inhumana




Por Charles H. Slim
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Cuando entras a los territorios ocupados en Cisjordania, tienes la sensación de entrar a otra época, otro tiempo, donde no hay el brillo de lo moderno y las suntuosidades que hay a tan solo unos minutos en las colonias judías que hay a unos minutos en auto o ciudades como las que puedes ver en Tel Aviv o Haifa. Un enorme y alto cerco amurallado que se eleva por encima de Cisjordania y se extiende por kilómetros hasta perderse en el horizonte, es el mejor reflejo de las brutales políticas israelíes de Apartheid. 

Ideado e impulsado para su construcción por el ex general Ariel Sharon, tristemente conocido por los palestinos por sus masacres impiadosas contra hombres, mujeres y niños, especialmente retratada en las matanzas en los campamentos de Sabra y Chatila cuando comandaba a las FDI, antecedentes de los cuales  se hallan en los archivos de Naciones Unidas. 

Desde el año 2002 año en que se aprobó por el Knesset (Congreso israelí) la construcción de lo que Israel llama artificiosamente “Barrera”, es a la vista de cualquiera, un murallón mucho más grande y fortificado que el vergonzoso Muro de Berlín, erigido por las otroras autoridades soviéticas de la entonces Alemania del Este o también autoproclamada “democrática” en épocas de la llamada “guerra fría”.

Tal como se podía esperar, el gobierno israelí uso la excusa de la violencia palestina, para comenzar sus obras sobre territorio palestino y desde modo ganar varios kilómetros de terrenos árabes, separando propiedades y familias sin interesarles los derechos de todos ellos.

Aprovechando la favorable circunstancialidad creada por los ataques de 11 de septiembre de 2001 y el establecimiento del pánico mediático sobre la supuesta “amenaza del terrorismo islámico” –que sirvió para crear una estigmatización sobre los árabes y el Islam-, encarnado en el espanta pájaro llamado “Al Qaeda”, Tel Aviv encontró el conveniente y entusiasta respaldo político de Washington.

El símbolo más claro de una larga opresión ocupante y de una política brutal de represión militarizada contra la población civil palestina, que los intelectuales sionistas tratan de disfrazar con sus constantes argumentos de autodefensa y victimización que a la altura de las actuales circunstancias, no convence a quienes piensan por sí mismos.  Es el emblema de un régimen cínico, de una brutalidad disfrazada con guantes costosos de seda y que algunos siguen tratando de argumentar como la “única democracia de Oriente Medio” como si ello les lavara la cara ante una larga y variada lista de brutales crímenes de lesa humanidad.

Se trata de una táctica más entre las varias y brutales que emplea Israel para tratar de aplastar a la voluntad de liberación palestina, pero que además visualiza sus intensiones de apoderarse de los territorios para construir más asentamientos ilegales de colonos extremistas (Palestinalibre.org. http://palestinalibre.org/articulo.php?a=47371 )

Como siempre, la excusa por antonomasia de Tel Aviv ha sido “el terrorismo” de los palestinos y su insufrible rebeldía ante los beneficios de la tecnología que el estado de Israel implanta en sus improductivas tierras. Pero hay un pequeño detalle en esta cínica interpretación de la realidad y ella es que, los israelíes se han apoderado de los territorios árabes, los han usurpado y lo han hecho tanto por la fuerza como por continuas argucias ilegitimas e ilegales ¿Quién puede no aceptar este tipo de beneficios con una pistola apuntando a tu cabeza o la de tu familia, o incluso con las bombas acechando desde lo alto contra tu aldea? A pesar de las amenazas, los palestinos se han rebelado constantemente a aceptar este “Status Quo” obsceno y ello lo pagan con litros de sangre.

Por otra parte, los palestinos no les han requerido “los beneficios” de sus avances tecnológicos y menos aún están dispuestos a dejarse cooptar por ellos como les sucedió a los aborígenes de épocas pretéritas en las Américas. Si creyeron que el dinero lo compraba todo, parece que se han dado cuenta ello no es así con los palestinos. Esto ha sido una fuente de constante frustración de los gobernantes israelíes y de sus facciones extremistas, quienes –como lo dijo Avigdor Liebernman- ruegan en el muro de las lamentaciones y en sus sinagogas, por una solución final no para el conflicto, sino a costa de los palestinos.

En el desprecio sionista por el ser palestino subyace esa naturaleza racista y verdaderamente antisemítica de esos europeos askenzis que han secuestrado al verdadero judaísmo, a ése que tiene la misma raíz de los sefardí, para sus propósitos políticos mesiánicos. En este sentido, el muro es parte de esos siniestros propósitos para ir ganando terreno a los cada vez más arrinconados palestinos.

No por casualidad la “International Court of Justice” (http://www.icj-cij.org/en ) lo ha declarado como una violación expresa al derecho internacional pero claro, eso no se menciona en los medios que dictaminan lo que la opinión pública debe o no saber sobre Palestina.

Se trata de una obra lamentable ejecutada por lamentables. Un monumento oprobioso y  doloroso a la vista de cualquier ser humano, sensible a la injusticia sin distinciones confesionales ello sea entre judíos, palestinos musulmanes o cristianos y por qué no también, sintoístas, confusianos e hinduistas que viven bajo el mismo cielo que recubre ésta tierra.

No hay argumentos posibles para justificarlo y menos aún aquellos basados en la supuesta autorización divina (“El pueblo elegido”) para tan detestable monumento que además, es una táctica de apropiación más del régimen sionista. Como dijo un amigo mío cuando visitamos Belén, “verlo desde las colinas, es como contemplar el murallón de una gigantesca cárcel”.

La pesadilla moderna de la que Foucault describió en su obra “Vigilar y castigar” y que se despliega magistralmente en su teoría del “Panóptico”, es una realidad que supera a la “cortina de hierro” que erigieron los ateos comunistas soviéticos de la década de los sesentas y que admiraron en secreto los mesiánicos sionistas más recalcitrantes del estado de Israel.

Sin dudas que los ingenieros de la empresa que lo diseñaron, fueron meticulosos y esmerados; una estructura con torres de vigilancia en donde además de los reflectores para barrer el terreno en la noche, tienen sensores de escucha y movimiento, cámaras infrarojas y guardias sangre fría que armados con sus modernos fusiles semiautomáticos dotados de potentes miras, sin dudarlo volarían la cabeza de cualquiera que amenace el otro lado de la muralla.  


Un muy buen negocio para los expertos en dividir y separar. Para la empresa israelí “Magal Security Systems Ltd” fue un excelente contrato y por su experticia en la materia, parece que será la empresa seleccionada para construir otro muro odioso como será el que separe a México de los EEUU. Es por ello y obviamente que no extraña que la misma empresa cotice, al igual que “GS-4”, en la bolsa de novedades Bloomberg. 

martes, 29 de agosto de 2017

EN LA MIRA




 “IR A NINGUNA PARTE”
       (Crónica de una guerra inganable)

Cuál será la nueva estrategia de la administración Trump para resolver el problema heredado de la era Bush referente a la guerra en Afganistán




Por Charles H. Slim
Cuando Donald Trump llegó a la Academia militar en Fort Myer, Arlington, Virginia, fiel a su histriónico carácter que se refleja en sus mil y un gestos faciales, algunos se atrevieron a pronosticar que el mandatario se traía algo escondido bajo su manga. En realidad no hay que ser un brujo para interpretar las reacciones faciales del presidente norteamericano ya que, era sabido que las cosas vienen saliendo muy mal y que desde el estado profundo, se están produciendo fuertes temblores telúricos que han obligado a la Casa Blanca a retomar la agenda preescrita dos décadas antes por los arquitectos del caos controlado.

Como se ha venido viendo, las cosas en Afganistán no están para nada bien para los EEUU y nada parece que vayan a mejorar. Con cada año que pasa, pierden no solo efectivos y costosos equipos de combate sino también el apoyo de sus otroras aliados incondicionales. Uno a uno se han ido retirando los incondicionales de Washington, de esa aventura dejando en claro que es una zona demasiado peligrosa para continuar cooperando con las ambiciones de Washington.

Pero desde que Trump ingreso a la presidencia, lo que más le ha preocupado ha sido la parte económica y los gastos que han venido demandado mantener a las tropas estadounidenses en la región. Y en realidad su punto de vista no es para nada desatinado. Si analizamos cuánto cuesta a las arcas de los EEUU la pérdida de un tanque M1 Abrahams por una trampa bomba del Taliban o los vehículos Humer y Humvis que cotidianamente son blancos de emboscadas en lo profundo del territorio afgano, Trump tiene argumentos para preocuparse.  Según algunos cálculos conservadores, actualmente el coste en el mercado de una unidad blindada “M1-Abrahams” le cuesta al “Tío Sam” unos 9,5 millones de dólares, sin contar los costes operativos y el combustible. Si hacemos un estimativo de cinco tanques perdidos por mes eleva la suma a 50 millones de dólares hechos chatarra.

Los vehículos Humvi que han pasado por una exhaustiva prueba en los campos de batalla como Iraq y obviamente Afganistán, ha llevado a que los EEUU invirtiera varios cientos de millones de dólares en nuevos modelos reforzados para soportar los impactos directos de los llamados IED (Improvised Explosives Devices) lo que ha elevado el costo por unidad a unos 20.000 dólares sin contar con los gastos operativos, armamento montable y el combustible.  Lo mismo para el fracasado Hummer que actualmente ha sido sacado de servicio. Si también hacemos un estimativo de pérdidas mensuales a cinco vehículos, nos da 100.000 dólares.

También ha venido siendo un dolor de cabeza para los militares estadounidenses, los derribos de aparatos tan costosos como son los “UH-60 Black Hawk” que en el mercado se cotizan a unos 14.159.900 dólares estadounidenses, también sin contar con sus equipamientos de armas, combustible y personal.  Por último, si consideramos que se derriban dos helicópteros mensualmente, la cifra por su pérdida arroja nada menos que 29 millones de dólares.

Esta breve cuenta de pérdidas estimativas arroja la escalofriante suma mensual de pérdidas solo en estos vehículos unos 79.100.000 dólares.

A lo largo de estos 16 años de guerra intermitente, ha resultado ser un agujero negro para las arcas estadounidenses por donde se van por día  millones de dólares y al año miles de millones sin poderse justificar. Y si a todo ello se le agrega la creciente aversión popular tanto de los afganos como de los estadounidenses por esto, ha hecho que la Casa Blanca se replantee darle un corte a tantos gastos.

Sintéticamente, Trump ha anunciado una nueva estrategia para Afganistán y la región, que se basa en la ampliación de las hostilidades mediante un mayor incremento de tropas y extensión de las operaciones contra otros supuestos “enemigos”. Para algunos, nada nuevo bajo el sol. Para los neoconservadores ha sido motivo de felicitaciones y algarabía; pero para otros analistas estadounidenses, puede ser el comiendo de algo mucho peor (RT.com. “Por qué la nueva estrategia de Trump para Afganistán podría convertirse en lo peor de ambos mundos”. https://actualidad.rt.com/actualidad/247822-nueva-estrategia-trump-afganistan-desventajas )
¿Acaso ello significa una novedad en la política exterior norteamericana? Obviamente que no. Solo es la confirmación de que Trump debe ajustarse el cinturón a la medida de las expectativas de los sectores neocon y los lobbies sionistas que agitan constantemente las aguas turbias de la política.

En apariencias la nueva doctrina que pretende adoptar Trump y su estado mayor del Pentágono para tratar de controlar a la resistencia afgana, pasaría por una mayor inyección de recursos para fortalecer las fuerzas del gobierno de Kabul implicando entre algunas inversiones, la preparación de pilotos afganos para que sean ellos quienes se encarguen de los bombardeos sobre las poblaciones señaladas como refugio del Taliban.

Algunos detalles de lo que desearía Trump para todo ello, fue explicado por el General David Goldfein, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea en una entrevista para la agencia Reuters, explicando en más o menos palabras que “habría que incrementar los bombardeos sobre Afganistán y para ello, ampliar el entrenamiento de pilotos afganos para que se hagan cargo de los bombardeos” ; con ello los norteamericanos se lavarían las manos por los daños colaterales y las continuas masacres contra civiles (https://ca.reuters.com/article/topNews/idCAKCN1B22GY-OCATP )

Pese a que durante dieciséis años se estuvo enviando incalculables sumas de dinero, equipos y vehículos de combate para pertrechar al ejército colaboracionista de Kabul, los resultados han sido negativos, mucho más de lo que el Pentágono está dispuesto a reconocer. Obviamente no se cuentan los fracasos de la CIA entre las que se cuentan, las fracasadas negociaciones directas con el Taliban en Doha, Qatar. Para paliar estos fracasos continuados, Trump ha anunciado que emprenderán una “gran ofensiva” para destruir a las fuerzas terroristas en territorio afgano, raleando –como se ha venido haciendo desde la invasión- el hecho de que EEUU ocupa militarmente el país. A ello, se agregaría una ampliación de las operaciones sobre Pakistán que desde que EEUU llegó a la región, no ha cesado en causar masacres colectivas con sus ataques preventivos.

Pero la novedad en ésta “nueva doctrina” pasa por otro lado. Al parecer, Trump y su Estado Mayor han tomado la decisión de “sovietizar” la política de información por lo que veremos un “muro” en torno a lo que de aquí en adelante suceda en aquella región. Tal como lo dejo en claro, esta nueva estrategia busca no adelantar detalles sobre en que se basaría dicho planeamiento bajo el argumento de que no permitirá que el enemigo saque ventajas de esas informaciones. 

Además de esconder la realidad de un conflicto que se ha vuelto tan impopular como imposible de ganar, ésta nueva política se ve enmarcada en sus políticas de control informativo de la red de internet llevando a que se legalice un control previo de la información y la negación clara del derecho a la libertad informativa de los ciudadanos.

Pero Trump no es un precursor en estas políticas. No olvidemos a la administración de George W. Bush y Dick Cheney que durante todo el período de inauguración de la llamada “guerra contra el terrorismo”, argumento con el cual abrió ésta guerra y la de Iraq en 2003, para cerciorarse el silencio de los hechos que realmente ocurrían en estos lugares, no dudo en perseguir a quienes se atrevieron a publicar los retorcidos entretelones y los testimonios de las cruentas consecuencias de sus intervenciones. En este sentido y como uno de los miles de ejemplos que demuestran aquella inescrupulosa e ilimitada política de censura férrea fue la orden de Bush para que bombardearan la sede de  “Al Jazeera” en Kabul, en momentos que la cadena qatarí era una fuente independiente.

Hoy Trump pretende ocultar en forma terminante todo lo que allí ocurra y sin lugar a dudas, autorizara a la CIA para que amplíe sus operaciones contra las fuentes indiscretas que desafíen este mandato.












sábado, 26 de agosto de 2017


VETERANOS DE AYER




“LA NUEVA LUCHA”

Por años la situación de los marinos argentinos en la guerra del Golfo Pérsico de 1991 había quedado oculta bajo la alfombra de la historia. Según últimos trascendidos, la justicia estudia un caso referido a esto ¿Habrá llegado la hora del reconocimiento oficial?



Por Dany Smith
Tras una investigación realizada en varios casos de los gobiernos que enviaron efectivos a la guerra del Golfo Pérsico en 1991, solo hay un país que increíblemente aún  no ha reconocido la condición de veteranos a sus hombres y ese es el caso de la república Argentina. Este particular caso había venido siendo un tema para nosotros entendiendo que a más de 25 años de aquella terrible guerra y de las implicancias que la rodearon y las consecuencias que aún siguen palpando miles de aquellos veteranos que consideramos camaradas (más allá de las nacionalidades), se hace necesario resaltar cuando nos llegan novedades alentadoras sobre su situación.

Hasta donde nos habíamos enterado, solo algunos contados casos habían sido puestos al conocimiento de las autoridades gubernamentales de este país para que se les diera el tratamiento correspondiente enfocado al reconocimiento de la condición de veteranos de guerra, inentendiblemente  relegado por su gobierno.  

Según nos comentan, hace unos días se interpuso ante la justicia federal argentina el primer pedido formal ante la justicia de un caso de los más de 500 marinos que participaron en el denominado grupo “Alfil 1” ( Derecho y justicia. “La cuestión, Veteranos del Golfo Pérsico”. http://derechoyjustcia.blogspot.es/). Pese a lo misérrimo del número, pareciera ser la punta de flecha de un reclamo que más tarde o más temprano debiera masificarse.

Por lo pronto y más allá de cuanto tarde en procesarse este reclamo judicial, hay algo que aún no se logra entender, desde la lógica claro, de otras legislaciones que no han dudado en ningún momento reconocer a sus hombres de armas los derechos que por ley de servicio les corresponde.

El caso de los argentinos no se entiende. Algunos de sus colegas y compañeros de tareas como fueron los marinos canadienses quienes operaron en el marco de la que denominaron “Operación Fricción”, prestaron junto a los argentinos y españoles, tareas vitales para el desarrollo y preparativo de lo que sería la llamada “Operación Tormenta del Desierto” que se dividió en varias fases.

Tal como lo señalan los veteranos navales canadienses, uno de los objetivos encargados a estos grupos de tareas estaba el asegurar el tránsito de las aguas del Golfo y mantener ininterrumpido el abastecimiento del material bélico que debía desembarcarse, especialmente  en los puertos sauditas (http://www.veterans.gc.ca/eng/remembrance/history/canadian-armed-forces/persian-gulf ). Sin una fuerza naval de respaldo como la actuante, el desarrollo de las otras fases de la misión hubiera fracasado ya que como lo señalaron los entonces jefes militares a cargo del USCENTCOM, de los mandos aéreos agrupados en el CINCCENT y el mando naval NAVCENT, el tren logístico era crucial para el éxito de la campaña planificada la cual, debía ser lo más rápida posible.

El transporte de  material  y pertrechos fue en lo que respecta a la Campaña Tormenta del desierto, un desafío extraordinario que estuvo muy bien pensado y que resulto al final de cuentas una empresa muy bien calculada, pese a los márgenes de probabilidades de error existentes  y posibles contingencias no programadas en dichas operaciones. 

En ese marco uno de los suplementos vitales para el funcionamiento del tren logístico era el combustible y más precisamente, el combustible naval que no podía ser reemplazado por el existente en los emiratos del golfo. Ningún buque en operaciones en ese momento y menos aun los portaaviones, podían prescindir de éste aprovisionamiento ya que una de las características que había que mantener era la dinámica operativa (movimiento continuo). 

Si bien Arabia Saudita aprovisiono con su combustible a las unidades terrestres norteamericanas y británicas, las necesidades del combustible naval como el aéreo (Despachado por buques tanque) fueron necesarios traerlos por los convoyes marítimos que el plan logístico tenía previsto. Hacerse con éste elemento tenía sus complicaciones.

Simplemente habían dos factores que entorpecía esta provisión: Una era la poca disponibilidad del tipo de combustible útil (Navy Special) y el otro, el peligro latente que suponía el movimiento de atraque y salidas de la gran cantidad de buques operando en aquella oportunidad.

Entre las contingencias que preocuparon a los cerebros que coordinaba las operaciones desde Dharhan y Riad, estaba la libertad y seguridad de paso por el estrecho de Ormuz, que pudo haberse visto alterada por un repentino vuelco de Irán hacía su vecino que dicho sea de paso (y para no olvidar), pese a la cruenta guerra que tuvieron (1980-1988), Teherán permitió que mucho material del ejército y la fuerza aérea iraquí pudiera ser evacuado a su territorio.

De haberse producido este vuelco en la configuración del teatro, el movimiento de esas miles de toneladas de material que se transportó por agua hasta los frentes en Kuwait simplemente hubiera cortado el abastecimiento y el desastre hubiera sido asegurado. Solo para tener en cuenta una de las finalidades de la logística implementada, fue que por vía marítima se transportaron miles de toneladas en alimentos (39 a 40 millones de raciones), agua mineral y conservantes para unos 679.700 hombres de la Coalición (contando tropas de infantería y tripulantes de vehículos) reunidos en Arabia Saudita.

Si lo iraquíes hubieran tomado la iniciativa y tan solo hubieran comenzado a realizar ataques aislados sobre las primeras tropas que llegaban a territorio saudita y desplegado equipos de sabotaje en toda la península, no solo no hubieran podido cortar esas líneas de suministros sino que incluso estaríamos hablando de otra historia.

La fase logística debía ser como una cadena en movimiento continuo que entraba y salía por el estrecho de Ormuz, debiendo la flota aliada compuesta por diversos grupos de tareas (conformados por navíos de combate), prestar asistencia, custodia y seguridad para que ninguno de los buques de transporte y las naves hospital fueran blanco de un ataque por parte de unidades enemigas que pudieran infiltrarse en la noche.

Fue de ese modo que el grupo “ALFIL 1” compuesto por dos naves de guerra de la Armada Argentina, trabajaron codo a codo con las naves del grupo español compuesto por la corbeta “Cazadora”, el buque de transporte “Aragón”  y la fragata “Santa María”  las cuales a pesar de los anuncios de su gobierno que aclararon que sus unidades solo mantendrían posición en una “segunda línea de guerra” (como una forma de calmar las ansias de las familias y la oposición política interna), fueron parte vital de las operaciones de apoyo logístico a las operaciones que se desarrollarían desde Ormuz hasta las costas de Kuwait.

No hay que olvidar que otra de las funciones tácticas encomendadas a estas fuerzas de tareas fue la de proteger el litoral marítimo de Arabia Saudita que, según el Pentágono era el próximo objetivo de Iraq. En ese marco las naves argentinas y sus colegas canadienses y españoles, patrullaron regularmente los espacios acuáticos mencionados estando enmarcados junto a los EEUU, Gran Bretaña y el resto de países de ésta Coalición Aliada en la llamada Operación Escudo del Desierto que se extendería hasta las postrimerías del 16 de enero de 1991.

En lo que respecta a las actividades del grupo de tareas “Alfil 1”, parte de sus operaciones estuvieron dirigidas a hacer cumplir con lo resuelto por las resoluciones de Naciones Unidas pero, para ello, y en el marco de las estrictas directivas del mando militar de la Coalición con base en Riad, llevaron adelante un bloqueo naval con la finalidad táctico-militar (que se coordinaba con el plan estratégico general) de cortar el suministro de materiales y apoyo que pudiera llegar a Iraq por mar.

Fue por ello, que dichas tareas fueron a posterior del final de la guerra calificadas por los mandos navales estadounidenses como “destacables”. Todo esto y un cumulo informativo más fue parte de la demanda judicial presentada por un familiar de uno de éstos veteranos el 3 de agosto último.


Para concluir, no hay que olvidar que el desarrollo de la fase logística fue la condición sin la cual, no se hubiera podido implementar ni las acciones hostiles de bloqueo, las interdicciones y mucho menos la misma operación “Tormenta del Desierto”. El 95% del material llevado a los puntos Alfa en Arabia Saudita y luego en Kuwait pasaron por las aguas del Golfo Pérsico y para ello, Washington solicitó a la OTAN que pusiera a su disposición sus unidades navales compuestas por 140 buques de transporte que movilizaron 119 convoyes los cuales,  fueron custodiados entre otros, por el grupo de tareas “Alfil 1” que involucro nada menos que más de 500 hombres, una dotación superior a la provista por España pero con una notable diferencia: A estos si se les reconoció su condición de veteranos.