martes, 25 de diciembre de 2018


EN LA MIRA



LA PRIMAVERA QUE VIENE”

Conforme se van dando los acontecimientos en torno a Venezuela, el ingreso de la OTAN a Colombia y la política agresiva que se está implementando desde la Casa Blanca no hay lugar a dudas de que pronto se verán acontecimientos odiosamente similares a los vistos en el norte de África en 2011 con sus conocidas consecuencias.




Por Charles H. Slim
No hay nada nuevo dentro de las tácticas anglosajonas para proseguir con su agenda geoestratégica destinada a imponer sus políticas acorde a los intereses que les convenga. Ayer Iraq y Afganistán, luego vino el norte de África con la supuesta Primavera Árabe, el Medio Oriente, lo intentaron en Crimea y trataron de cooptar a Ucrania por completo pero fracasaron gracias a Rusia  y hoy los cerebros del Departamento de Estado y el Pentágono parecen haber concentrado sus esfuerzos para desatar un nuevo polo de conflicto en nada menos que en el mismo continente americano con especial foco en el sector latinoamericano.

Como siempre se hace necesario de aclarar, que más allá de la desagradable postura política de Trump, quienes ingenierizan estos planes y los ponen en ejecución son los cerebros detrás de las sombras del poder, estrechamente relacionados con el denominado Establishment. Cuando Trump se deshizo de sus agitadores digitales como Steve Bannon, volvieron a pisar el salón Oval los “señores de la guerra” quienes fueron los consejeros de la administración Bush-Cheney e inspiradores de la guerra perpetua contra el Terrorismo. Uno de ellos, John Bolton quien tras regresar a las grandes ligas de la política como consejero de Seguridad Nacional ha reeditado esta lógica siniestra para ser aplicada en la región del Caribe y Sudamérica.

Al parecer es otro capítulo de la novela del “Nuevo Orden Mundial” que inició la administración republicana de George H. Bush allá el 11 de septiembre de 1991. A partir de allí, lo que prevaleció fue la ley de la jungla donde quien tiene el garrote más grande se impone. Caracterizado por el abuso evidente de la influencia política y peor aún el uso ilegitimo, ilegal y desmedido de la fuerza los EEUU –con la innegable complicidad de Naciones Unidas- trató de avanzar sobre todo el globo a fin de hacerse del control de los recursos y espacios vitales que terciaran a sus intereses.

Tal como se ensayó en la guerra contra Iraq de 1991, el recurso de la legalidad sucia refrendada por un Consejo de Seguridad desbalanceado y eminentemente controlado por su silla, se hacía muy endeble y pobre para desandar el largo camino que demandaba la empresa de una nueva era que los cerebros del Departamento de Estado y una pléyade de ideólogos neocon llamaron en 1997 “Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense”  o en sus siglas en inglés PNAC. En alguna medida debieron prever que esta supremacía absoluta dentro de este órgano no dudaría para siempre.

Para ello se apoyó en la OTAN, una organización nacida a expensas de la guerra fría que tras la disolución de la URSS en 1991 dejo de tener propósito de existir. Pese a ello Washington y sus aliados en Bruselas no piensan eso y como se ha visto utilizan su estructura para los fines políticos-económicos y estratégicos que indique la agenda.

Durante la guerra fría, a partir de 1959 Cuba pasó a ser el cuco de la región y para ello Washington puso a rodar toda una parafarnalia militar y de inteligencia que le costaría miles de millones de dólares de su presupuesto de defensa a lo largo de treinta años. El único incidente que representó un peligro estratégico para EEUU fue la crisis de los misiles soviéticos que estaban llegando para ser emplazados en las islas caribeñas. En esos momentos el insulso gobierno argentino se prestó al bloqueo de Cuba creyendo en la reciprocidad que le debería EEUU en un futuro (incumplimiento del TIAR 1982). 

Los cronistas de entonces, los gobiernos y los medios de la región y los historiadores parciales señalaron a la URSS como la única culpable de este movimiento cuando en realidad, ello se debió al emplazamiento por la OTAN de misiles de mediano alcance en territorio turco a la misma distancia que se halla Cuba de la Florida.

Como podemos ver cuando la Casa Blanca y sus diversos estamentos necesitan justificar alguna acción, siempre olvidan citar las causas originales casualmente, porque son ellos mismos quienes las han originado.

Pero el tiempo había pasado y en Latinoamérica –más allá de las injerencias subterráneas de sus embajadas-  EEUU se mantuvo alejado e incluso se dijo muchas veces que había abandonado a la región y como pago brotaron los nacionalismos populistas, en especial el de Venezuela que liderado por Hugo César Chávez dio tantos dolores de cabeza a Washington.  Es por ello que cuando los norteamericanos claman “qué hemos hecho para que nos pase esto o aquello”, enseguida encontraran la respuesta en tipos como Henry Kissinger quien como funcionario clave de la Casa Blanca ha estado metido en todos los asuntos que hoy comportan los problemas crónicos e irresueltos de la política exterior del estado de la Unión.

Actualmente y contra todo pronóstico de los analistas del establishment regional –acorde con la política del norte-, la OTAN ya tiene sus pies en suelo latino y para peor está planeando extender su influencia desde México hasta Tierra del Fuego. Tras la autorización del gobierno colombiano para entrar en la Organización Atlántica, EEUU ha estado maniobrando con mayor libertad en la región del Caribe con especial interés en desestabilizar a Venezuela y a sus aliados. El incremento de sus operaciones militares y de inteligencia en especial con incursiones de los infames “Drones” sobre la región –usados para asesinar a supuestos terroristas-, son el preludio de un futuro negro. No olvidemos todos los intentos de orquestar golpes de estado contra Caracas (Operación Jericó lanzada el 12 de febrero de 2015) y que por la cohesión de los cuadros chavistas, fueron abortados. Los hechos que se registran en la zona son evidencia de ello y amenazan con extenderse en el mediano plazo.

Sin lugar a dudas otro factor que hay que tener en cuenta para determinar la consecución de estos planes es el triunfo de Bolsonaro en Brasil quien más allá de su confesada adhesión a las políticas estadounidenses e israelíes, tiene en su gabinete a nada menos que al general Hamilton Mourao, un viejo amigo del Pentágono quien además de ser su vice tiene como antecedente en su larga carrera militar, el haber sido protagonista del golpe de estado llevado a cabo en 1964.

Ello debe ser una advertencia sobre lo que puede llegar a crearse en la región si se aceptan las políticas y tácticas de muerte que bajo denominaciones rimbombantes o de justificaciones como ser la “necesidad y perpetuidad” llevarán a la desestabilización política completa agravada por micro conflictos al mejor estilo libio o como se intentó crear en Siria.

Para quienes hace años vienen estudiando el tema saben que esto responde a un programa planificado conocido como “la Doctrina Cebrowski” por haber sido concebida por el Almirante estadounidense Arthur Cebrowski quien oficio como Director de la Office of Force Transformation creada tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 por el Secretario de defensa Donald Rumsfeld. La particularidad que tiene esta doctrina es que se basa en la creación de situaciones de inestabilidad interna en los países marcados como objetivo e incluso (como se hizo en el Medio Oriente)  crear el caos perpetuo que no permita reestructurar a los países que se vean afectados.

Este mismo proceso pero con sus particulares matices ya se desplega en el Cono Sur, todo un andamiaje militar y de inteligencia principalmente en y desde Argentina que además de tener sus islas del Atlántico sur ocupadas por Gran Bretaña, existe allí dentro de las islas Malvinas, instalaciones de la OTAN que con el actual gobierno argentino, sin dudas darán el salto hacia la Patagonia con la intensión de establecer un punto estratégico a los fines de ampliar su radio de cobertura aéreo y del paso marítimo por el Cabo de Hornos ¿Están al tanto de esto en Buenos Aires?


sábado, 22 de diciembre de 2018


EN DEBATE



I WINED THE WAR”

Una nueva muestra de cómo desde la Casa Blanca se pretende cambiar la historia falseando la realidad tratando de pasar desapercibida una verdad tan evidente “un elefante en la sala”




Por Charles H. Slim
Esto fue lo que retumbo en los pasillos de la Casa Blanca cuando el presidente norteamericano Donald Trump, hablaba con sus asesores del Departamento de Estado y  la defensa en momentos que estaba siendo informado de la situación en Siria. Por supuesto que ello es un rumor que alguien dejo filtrar detrás los impenetrables cercos de seguridad de aquel recinto y no había forma de confirmar su veracidad.   Pero ello fue así hasta que apenas unas horas atrás el mandatario hizo oficial su decisión de retirar las tropas de territorio sirio alegando que había sido EEUU quien había derrotado a ISIS (Daesh), una afirmación tan falaz como delirante.

Como es su estilo el estrambótico mandatario publicó en su cuenta de Twitter la afirmación de que “EEUU había derrotado a ISIS”, algo que además de inexacto es un insulto a la memoria de los miles de mártires sirios asesinados a lo largo de estos siete años, por grupos que fueron creados, apoyados y respaldados por Washington (y sus aliados). 
Acompañando esto va la promesa de retirada de las tropas que se hallan ilegalmente en territorio sirio que baste recordarlo, nunca fueron autorizadas por la discutida ONU y mucho menos por el gobierno de Damasco y son entre otras cuestiones, autoras de incontables masacres contra militares y pobladores sirios.  Quizás sea necesario refrescar la memoria a la opinión  pública sobre todo esto y considerar el anuncio de Trump.

Por principio de cuentas hay que decir que, las promesas de la Casa Blanca carecen de poco crédito dado el extenso rosario de incumplimientos que existen en su haber. Desde el inicio, EEUU no tuvo que haberse involucrado en aquel escenario aunque, cabe aclararlo, si no lo hubiera hecho nunca hubiera sucedido el fraude de la “Primavera árabe”. Recuerden bien cómo fue que se crearon las supuestas movilizaciones espontaneas en el norte de África. No fue precisamente el fenómeno de las redes sociales usadas masivamente por los ciudadanos árabes de la región sino, la primera agresión cibernética a gran escala montada por la NSA y la CIA enviando por redes sociales como Facebook, Twitter, emails y otras plataformas de los usuarios de aquella región, llamamientos a derrocar a los gobiernos de cada uno de los países jaqueados.

Obviamente que en el terreno, también se desplegaron agitadores profesionales y asesinos importados de otras “fuerzas” con antecedentes de intervenir en estos menesteres callejeros. Nadie en el gobierno –y en especial sus Mukhabarat- de Egipto y Libia, podía ignorar de donde venía todo esto. Como sea, escuchar a un mandatario como Trump hablar como si ellos no hubieran tenido nada que ver con todo esto y arrogarse hechos que en realidad no fueron autores, es (mínimamente) tomarle el pelo a los historiadores.

Cuando la OTAN con la ayuda de los grupos jihadistas (entre ellos Al Qaeda) despedazó Libia, puso la mira en Siria a donde traslado sus operaciones con cuartel general en territorio turco. Poco a poco y tratando de aplicar la misma mecánica, fueron agitando a la población, instigando y tentando a los opositores políticos con beneficios a ganar con el derrocamiento de Assad y dándole entrada a grupos de asesinos especialmente provistos por Arabia Saudita y sus colegas del Golfo.  En esos momentos fueron sus dos socios europeos Gran Bretaña y Francia quienes se pusieron al frente de las operaciones fracasando estrepitosamente.

Cuando el ejército árabe sirio desbanco estos planes, se pasó a otra fase en la cual Washington (con la solapada colaboración de Tel Aviv) comenzó a tener mayor protagonismo tanto en lo político como en las injerencias clandestinas de la CIA cooperando con  los grupos terroristas llamados por los panfletos de la  CNN y el resto de la Corporación de medios como “rebeldes moderados”.

Hillary Clinton, como secretario de estado de Obama (impulsor del “Plan del Medio Oriente Ampliado”) fue una incansable provocadora del caos en la región. Segura de que la fórmula empleada en contra de Ghadafy serviría también para derrocar a Al Assad, no dudo en tras contactar con los sectores de la oposición interna siria, poner manos a la obra para conformar una Comisión de opositores sirios en el exterior conocida con el acrónimo CNFORS –Brazo político del Ejército Libre Sirio- a la cual se financió con dineros de dudosa procedencia.

Siria estaba siendo desangrada hasta que, en noviembre de 2014 Vladimir Putin cansado de las intrigas de occidente que hacían peligrar a sus propia representación en Damasco, ordena el envío de fuerzas militares para apoyar al legítimo gobierno árabe asediado por hordas de terroristas que impunemente se colaban desde Turquía, Jordania e Iraq. Washington lejos de verlo positivo, busco todos los argumentos por deslegitimar la presencia rusa, aunque los mismos sirios celebraron su llegada.

Tan rápido llegaron los aviones rusos, se vieron los resultados. Se detuvieron las ofensivas de los “rebeldes”; se pulverizo sus redes de bunkers donde se hacían inamovibles; se golpeó severamente a su infraestructura de inteligencia provista de equipamiento occidental e israelí entre muchos otros logros.  Frenaron el tráfico del petróleo robado de los campos petroleros en Deir Ezzor que muy tranquilamente movilizaban los milicianos del “Estado Islámico” sin que los aviones estadounidenses advirtieran las extensas caravanas de camiones cisterna con los cuales se sacaba el crudo hacia los puertos turcos ¿Alguien podía creerse que los americanos y británicos no veían lo que sucedía? Claro que no, mucho menos cuando terminaron cometiendo befas inexplicables como fue la entrevista en 2015 del senador Mc Cain con los jefes terroristas entre los cuales se hallaba quien sería conocido como “Abu Bakr Al Bagdadi” jefe del “Estado Islámico” o el hallazgo de toneladas de armas, vehículos  y equipos que solo se consiguen en occidente ¿Casualidad?

Y sobre la retirada anunciada, sin dudas tiene algunos visos de verdad. A la severa crisis económico-financiera que empieza a sacudir la bolsa estadounidense en Wall Street –y que se extiende a sus aliados europeos-  hay que sumar la realidad siria. El remodelado sistema de defensa antiaéreo sirio reforzado por el equipamiento ruso (Sistema Polyana D4M1) ha impedido las incursiones estadounidenses e israelíes, imposibilitando de proteger a sus “fuerzas especiales” quienes a su vez conducen en el terreno a los “rebeldes moderados” a las “YPG” kurdas.

Por ello cualquiera con todo el derecho del mundo y sin miedo a faltar el respeto, puede decirles al señor Trump y a sus asesores del Departamento de Estado, “No way man”, cuéntense otro cuento.
  

jueves, 20 de diciembre de 2018


EN DEBATE



“EL EQUILIBRIO INEVITABLE”

La situación en la que se encuentra la Argentina hace que muchas cosas no tengan una solución inmediata. Una de ellas es su debilidad y continuo proceso de fragmentación social que la ha permeado a todo tipo de intereses externos ¿Hay algún factor para contrabalancear esta situación?




Por Pepe Beru
Aunque la Argentina continúe con el mismo ciclo de indefiniciones y vueltas al pasado el mundo sigue adelante y progresa –sea para bien o para mal-  en la conformación de una realidad cada vez más compleja y riesgosa. Como acostumbra suceder en este extraño país sudamericano, los asuntos más sensibles y trascendentes para la supervivencia del estado y que afectaran tarde o temprano directa e irremisiblemente a sus habitantes, son abandonados o relegados a un segundo plano para dedicar sus energías a la contingencia de problemas inferiores y a las banalidades que solo debieran ocupar y a resolver por los simples estadios de la burocracia estatal (que insume el 50% de las fuentes laborales en el país).

Con ello se puede advertir que hay una profunda crisis sistémica sobre lo que es gobernar con conciencia y peor aún en lo que hace al ejercicio de la autoridad (claramente inexistente en este país). Un ejército de burócratas de todos los ramos y niveles jurisdiccionales sigue siendo el “factor” que consume parte de los dineros públicos. Sumado a ello claro, la insulsa y corrupta partidocracia que solo sirve para salir en programas de TV donde son ensalzados por periodistas de minúscula credibilidad.  Y si ello no fuera suficiente, hay una problemática inflacionaria y cambiaria que además de estar destruyendo el consumo básico de la población,  ya no distingue clases.

Y es que si bien se hallan sometidos a una severa crisis económica que sacude a todas las clases sociales y ha sumido a la economía productiva del país bajo una terrible recesión, ello no debería obstar a dejar de lado los temas que influirán y con mucha fuerza en el futuro inmediato. Este es un problema endémico de la clase política de este país. Nada es atendido hasta que el problema se cierne sobre ellos y para cuando pretenden implementar una solución ya es muy tarde o aplican apósitos a entuertos que debieron  haber sido previstos décadas antes.

Es por ello que más allá de la suba de precios y de los impuestos que agitan los ánimos de los ciudadanos, no tendría que mezclarse con los macro problemas que un estado debe atender y solucionar si tiene pretensiones de mantener su independencia política la cual le posibilitaría gozar de una aceptable libertad en el área económica y financiera. Al parecer el actual gobierno reedita la vieja fórmula de todos sus predecesores y más, escondiendo los problemas bajo la alfombra.

Uno de los aspectos que éste gobierno pretende esconder es el referido a la situación real de la Argentina en la región y de cara al resto del mundo. En particular a la situación geopolítica y sus objetivos para llevar adelante el emprendimiento de importantes tareas de explotación y exploración de los recursos energéticos, ictícolas y de desarrollo industrial para la defensa. 
Contrario a esto, ha creído que la mejor solución es entregarles a los enemigos del país las llaves en mano de los intereses petrolíferos, de gas y la riqueza del extenso litoral marítimo confundiéndolo con un “acuerdo estratégico”.  Esto aunque hoy sirva para ganar algunas bolsas de dinero y la congratulación de Londres y de Washington, no calmara la voracidad de estos actores por tenerlo todo.

Si esta es una política de estado, parte de la misma ya se está viendo con las declaraciones de algunos funcionarios que sin tapujos otorgan la soberanía de Malvinas y de sus aguas adyacentes a Gran Bretaña e incluso con la tolerancia a informes que señalan que algunas familias británicas han puesto a la venta algunos islotes del archipiélago. A la par de esto, la amenazante presencia militar de la OTAN en las islas (con una importante antena y un sistema de misiles) no ha sido contemplada por los cerebros del gobierno simplemente, porque no hay intensiones de desagradar al Foreign Office.

Para la clase gobernante en éste país hacerse la pregunta ¿Por qué y para qué está la OTAN en sus islas?, es un tabú, un cuestionamiento que les da carraspera  y es por ello que guardan silencio. En esta sintonía esta la 
Corporación mediática, siempre lista para distraer a la opinión pública con sus cortinas de humo.   Tal vez por este motivo, el gobierno ha optado por dejarse cooptar aceptando lo inaceptable e incluso permitiendo (ahora) el establecimiento de una base estadounidense en Neuquén, que se suma al emplazamiento chino de “Bajada del Agrio”.

Ahora bien. Si estos gobiernos (tanto Kirchneristas y Macristas) han convertido al territorio argentino en un tablero de ajedrez para dirimir los asuntos estratégicos y las cuentas pendientes de las grandes potencias, cabe agregar que aún falta la participación de nada menos que Rusia. A la altura de las circunstancias una mancha más al tigre no le hace nada. En este sentido, si el gobierno cobrara valor y acudiera a un mínimo de sentido común, permitiría a Rusia establecer un punto de apoyo en el territorio, compensando la actual y desventajosa situación estratégica en la que se halla la Argentina, sometida absolutamente a los designios de las embajadas anglosajonas.

Sin dudas que para compensar esta situación, la instalación de una base insular rusa en la Patagonia tendría un impacto innegable en la política nacional, regional y global del país. Aunque no hay que pecar de ilusos y ver también que la clase política de izquierda a derecha es tan abúlica como floja de nervios para poder sostener una decisión como esta. Este sería un punto que el gobierno podría explotar en su favor pero, sus intereses son encontrados. Entonces, si el gobierno argentino desmintiera esto último y pretendiera ser independiente de sus decisiones  y acciones ¿Por qué no toma una decisión tan crucial como la propuesta? La respuesta es muy clara y aunque el gobierno mantenga un silencio sordo, ello acrecienta aún más la suspicacia.

La idea de permitir la instalación de una base naval de la Federación rusa en las costas patagónicas representaría una medida política trascendental que catapultaría al país a un nivel que lo obligaría a reestructurar seriamente el sector de la infraestructura de comunicaciones, de la navegación, de sus instituciones vitales para la defensa y la producción, creando fuentes de trabajo imprescindibles para concretar el marco necesario haciendo a su vez, revitalizar su brazo diplomático como vía para negociar en otra dimensión y bajo nuevos términos, con quienes han estado durante casi cuarenta años, manteniendo en estado de coma al país.

La dependencia tecnológica y en especial en lo referente al campo cibernético es otra área fundamental en la que Argentina está inmersa (especialmente en comunicaciones e instalaciones de centrales eléctricas). 
Lograr la autosuficiencia y el desarrollo propio evitara que el país siga siendo un cliente dependiente del software y hardware estadounidense y europeo, los cuales (y está muy probado) insertan virus maliciosos en las terminales de los países donde intervienen como una forma más de retaliación política; sin duda ellos es muy democrático.

Con todo este panorama queda claro que hay mucho para hacer en la Argentina y una forma de comenzar sería proponer una nueva jugada en la que la Federación rusa tenga un papel estelar

martes, 18 de diciembre de 2018


OPINION



“THE FALLEN COUNTRY”

Desde lejos se ve más claramente la desgracia de Argentina, el país que está sumido en una esclavitud voluntaria va camino a ninguna parte nos comenta el veterano espía



Por Sir. Charlattam
Sentado en la reposera de mi modesta cabaña de Spittal, en el noreste de Escocia, que tiene una fabulosa vista al mar me puse a pensar sobre lo que ocurre con Argentina ¿Por qué un país que siempre lo tuvo todo sus habitantes son tan desdichados? Cuando razone bien este pensamiento y mucho más esta pregunta, me di cuenta hay ciertas palabras que están mal en mi inquietud. Verán, desde siempre para quienes hemos estado alguna vez viviendo en aquel hermoso país, recordara que las costumbres son tan simples como extraordinariamente peculiares y eso se debe al carácter de los argentinos, notablemente voluble e histérico.

Durante treinta y dos años viví en el barrio de Colegiales de lo que hoy se denomina “la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” aunque mis tareas abarcaban a todo el país. Y es por esta posibilidad de conocer y tratar con diversos estratos de habitantes de las extensas regiones argentinas que fui dándome cuenta de cuáles son las mañas que aquejan al carácter de una pequeña pero influyente parte de su población que se agolpa en la capital.

Los llamados “porteños” (denominados así por vivir en una ciudad portuaria) tienen una muy rara pretensión que en algunos casos desatan las carcajadas a quienes les observan desde lejos. Hay en una parte de ellos y en especial de las familias más pudientes de esta pretendida aristocracia “gaucha”, una admiración irracional a lo europeo –y que ha extendido en las últimas décadas a lo estadounidense- que parece decir “Why can´t l be you? (Por qué no puedo ser como tú). Pero ello no es nada comparado con familias del interior que llegadas a la ciudad y posicionarse de algún modo mejor de donde provenían, terminan imitando las petulancias de estos figurines de “aristócratas” locales que en el fondo, les desprecian. Es por ello que, no todos los argentinos son porteños pero hay muchos que se esmeran por serlo.

Hay una dependencia al  centralismo porteño tan marcado en el interior, que ha convertido a la ciudad en un estado aparte que sigue mirando al mar mientras da la espalda a toda esta variada y rica realidad nacional. Si te detienes a ver con cuidado veras que hay hasta un sesgo racista en esta relación, producto de las épocas de clases que se creían ser superiores por su ascendencia europea o cosas así. Lamentablemente ello se sigue notando, especialmente en lo político y en algunos casos en lo cultural. La obsecuencia con que se conduce el actual gobierno con los enemigos naturales de la nación como lo es Gran Bretaña y EEUU habla a las claras de ello.

Pero eso habla de los mismos argentinos que han elegido este tipo de gobiernos o acaso ¿Usted cree que han bajado de la luna? No hay misterio en esta realidad aunque si no puedo dejar de mencionarlo, las influencias externas de quienes ambicionan convertirlos en sus serviles voluntarios, trabajan día y noche para que acepten la realidad obtusa en la que viven. 
Desde el consumo pasando por la educación hasta la seguridad, esta sistematizada para estrechar las libertades individuales en pro de intereses ajenos. Y me refiero a las agendas de las embajadas de los principales interesados en que ello ocurra que mediante sus programas de ayuda, cooperación e impulso de ONGs supuestamente desinteresadas, solo persiguen cooptar a los más jóvenes para ir formando una corriente propicia que se extienda en el tiempo para concretar sus objetivos.

En ese plan están las Corporaciones de medios, que aunque ello sea ridiculizado por los “laureados comunicadores”  aquello es tan real como nefasto para el futuro inmediato del país. Es más, el papel que desempeñan actualmente estos “comunicadores” es tan vil y descarado, que ya no esconden que son financiados por la embajada Británica, la de EEUU entre los más destacados mecenas y/o por los usureros privados del corretaje financiero de Wall Street.

En lo que respecta a sus caducos partidos políticos y mucho más en cada uno de sus representantes, poco o nada se puede esperar. Ellos siguen siendo –salvo algunas excepciones- los mismos ineptos y corruptos de altos sueldos que no permitirán de forma alguna que le arrebaten sus privilegios y sus negocios solventados con los dineros que extraen de los impuestos de sus “borregos-ciudadanos”.  Son estos mismos que tiemblan al ver como se manifiestan fenómenos civiles como los “Chalecos amarillos” en Francia, que dicen basta a tantos abusos.

Creo que evidencia de esto lo pueden ver con el actual gobierno, repleto de colaboradores (y no ad honorem) de aquellos propósitos. Ello es percibido por muchos argentinos de a pie pero la mayoría aún se ven confundidos por los del “otro lado”, o mejor dicho los que se dicen ser la “contra” de estas políticas abiertamente atentatorias de la soberanía de su país, que solo actúan como una oposición que en realidad no es tal. Más allá de algún que otro “personaje” estrafalario, tanto unos como otros, responden a un mismo incentivo y ese no es otro que el dinero. Lamentable pero cierto.

A tal grado de descomposición se halla la sociedad de éste magnífico país que de haber un conflicto armado, sus enemigos no dispararían un solo tiro ya que habrían comprado con éxito a quienes tienen la llave para entrar en la casa. Incluso más, el enemigo ya está dentro y se está acomodando muy plácidamente en su territorio sin detenerse a pensar que los argentinos puedan representar alguna molestia seria. Además de dominados, menospreciados; todo un desastre.

Día y noche los argentinos son manipulados y arrastrados como borregos por los psicodramas y el circo de opinologos que los medios masivos les ponen frente a sus ojos. La idea es que haya culpa, mucha culpa y que ello inmovilice a sus habitantes. Podemos verlo con toda esta parodia que se desato con una actriz quien supuestamente había sido violada diez años antes pero, que –convenientemente- hoy ha tomado valor para denunciar a su presunto agresor. Como era de esperar la masa se vio influida por este pasquín audiovisual –por cierto muy prolijamente editado- y desató la inmediata condena (sin pruebas certeras) a lapidar a un hombre por las lágrimas lacrimógenas mostradas en un video claramente editado para desatar emociones en el espectador ¿Saben cómo se llama eso? Tácticas de manipulación y las mismas son parte de la llamada “guerra psicológica” que busca debilitar al rival mucho antes de que éste pueda enfrentarse.

Así de mal esta este país. Por ello que mientras me tomo mi taza de té con azúcar, aquí lejos de las pampas argentas no me queda otra conclusión que la de decir que este es el “país que no va a ninguna parte”.

lunes, 17 de diciembre de 2018


EN LA MIRA




MARASMO GEOPOLÍTICO”

La actual situación de convulsión mundial refleja el fracaso de doctrinas y movimientos políticos que infiltrados por corporaciones privadas  tienen alcance global ¿Alguno de ellos son la solución o son la misma cosa?



Por Dany Smith
Actualmente el mundo se halla inmerso en un supuesto conflicto entre el “Globalismo” y los “populismos” que tiene como su máxima expresión en discordias como las hay entre la Unión Europea y la administración de Donald Trump para citar un ejemplo. Igualmente nosotros creemos que en realidad existe una pulseada entre el unilateralismo y el multilateralismo  que fastidia la agenda norteamericana.

Pero recapitulando, en aquella primera concepción nacida del proceso de globalización  iniciado en los setentas y que tuvo su gran empuje a comienzos de la década de los noventas (especialmente económico) y que se vio influenciado por el desarrollo por parte de EEUU en el impulso de políticas agresivas de cara a imponer su hegemonía político, económico y militar a nivel global, fue evolucionando con el paso de los años hasta convertirse en algo que supera todas las definiciones que se quieran darle.

Por otra parte, el llamado “populismo” pese a que no es una novedad política (ya que no es en sí una ideología), ha sido en la última década un muerto resucitado, que volvió a ser reflotado por los desgastados partidos políticos en regiones como Sud América como la fórmula base para conquistar el poder gubernamental. Como término, poco informa por su carácter ambiguo. Más bien se trata de una filosofía que puede estar posicionada tanto a la derecha como a la izquierda de las corrientes políticas.  Precisamente como filosofía, ello no significa que quienes la pregonan cumplan con ella. Solo es un mascarón para disfrazar viejas fórmulas y autócratas de partidos caducos. Así podemos ver como ejemplos de los “populismos de izquierda” como se supone sería el caso de la actual Venezuela liderada por Nicolás Maduro y “populismos de derecha” como lo representaría la administración de Donald Trump en EEUU de Teresa May en Gran Bretaña.

Aunque esto pretenda presentarse como una novedad en la que se enfrentan los buenos y los malos, quienes realmente quieren al pueblo y quienes solo lo engañan, ello no es realmente así. Ante todo, detengamos la vista un instante y recapitulemos sobre cuáles son los intereses políticos y financieros que hay detrás de estos supuestos y espontáneos movimientos “globales”. Para ello debemos revisar los hechos más transcendentes que se han venido desarrollando en los últimos veinticinco años que sustentaron el desarrollo de uno y otro de estos movimientos.

En lo que hace al “Globalismo” o mejor dicho globalización, veremos que para finales de la década de los ochentas y comienzos de los noventas, se daba pie a la entrada por asalto en la escena política  a los intereses financieros y económicos privados, participando en áreas que anteriormente estaban en mano exclusiva de lo público y bajo el celo de los estados. La libertad de mercado y la desregulación de las economías que proponía el neoliberalismo de Wall Street, necesitaba de estados no intervencionistas y débiles; en resumen lo que se busca es crear, estados clientes y para lograrlo se fueron ensayando diversos recursos que incluyeron las negociaciones abusivas, las alianzas económicas desventajosas, los préstamos usurarios y claro, la guerra. Wall Street pasó a ser la sede central de las influencias para  la toma de decisiones políticas en el Congreso y la Casa Blanca.

Insignes precursores de esta corriente fueron sin dudas Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en Gran Bretaña quienes curiosamente –a la postre de su impopularidad interna- echaron mano a la guerra para revitalizar sus economías y mejorar transitoriamente su imagen interior. Fue en este contexto que actores privados comenzaron a participar en el ámbito público prestando servicios y tercerizando tareas. Las relaciones entre corporaciones privadas y el estado tuvieron en los EEUU su mejor desarrollo y fue desde allí que trataron de exportar dicho esquema a todos los países del globo (Caso Argentina con las privatizaciones). El contexto para ello no podía ser mejor. Con la caída de la URSS y sin contendiente que pusiera límites a las ambiciones geoestratégicas de Washington y de la OTAN, los intereses privados que comenzaban a desplegar sus más variados servicios subcontratados por el gobierno, comenzaron, a través de los llamados Lobbies,  a ganar influencia dentro de las decisiones estaduales más delicadas (Política exterior por ej.).

Pero esto no hubiera pasado sin el consentimiento del poder político –entiéndase elite- en Washington que ya se hallaba embarcado en lograr la hegemonía absoluta sobre el globo (tras la declaración del Nuevo Orden Mundial). La guerra contra Iraq de 1991 fue el puntapié inicial para ello aunque también –junto a otros actores regionales- se perseguían otros objetivos propios. El acceso a la región, tuvo como claro objeto dar el zarpazo trece años después (2003) apoderándose del petróleo iraquí algo que beneficio al mercado de Wall Street y a las corporaciones privadas que –entre muchas de sus inversiones-  hacían negocios con la guerra y sus consecuencias.

Sin dudas que destruir a otros países –además de un fabuloso negocio-, es parte de esa estrategia por establecer el unilateralismo político y económico que jamás trajo beneficios al país intervenido. Los ejemplos huelga mencionarlos. Y es que en realidad, este tipo de políticas no buscan beneficiar a nadie sino solo a las corporaciones, empresas y al establishment neoconservador enquistado en Washington.  Mientras para mediados del 2000 EEUU se atragantaba con estos planes, la Federación  rusa y China crecían silenciosamente sin que las advertencias de algunos analistas dentro de Washington fueran oídas por nadie.

En ese sentido no hay que olvidar que Hugo César Chávez fue un visionario en su constante predica por trabajar mancomunadamente con otros países para estructurar un mundo multipolar,  que hiciera frente a la  voracidad del unilateralismo norteamericano que sostenía –y aún lo sigue haciendo- su progreso a costa de crear conflictos e intervenciones militares. Y su influencia fue innegable ya este multilateralismo como concepto sería tomado como herramienta de la política exterior de Rusia.

Llegada la crisis financiera del 2008 y el ascenso de Obama a la Casa Blanca (una gran decepción para el electorado), dio paso a una era de mayor inestabilidad global pero a su vez, de mayor concientización de cuáles eran las consecuencias y los costos de las políticas exteriores norteamericanas. 
Los muertos por los bombardeos con Drones en Afganistán, Pakistán, Yemen y Dios sabe dónde más, ya no podían esconderse bajo la alfombra pero, los dólares para seguir financiando esto seguían manando, Aleluya!! 

Quedo claro que EEUU no conduce a nadie y menos aún puede arrogarse el papel de “policía moral” para determinar quién si y quién no es el malo en el concierto internacional. Su reputación le precede y son incontables las cuestiones por Derecho Humanos de las cuales debería de responder (incluyendo hoy el caso Jamal Khashoggi). Es más, sus negativas a responder a requerimientos de la Corte Penal Internacional y de administraciones de justicia de naciones independientes por crímenes de guerra y otros cargos criminales imputados a sus militares y agentes de inteligencia, además que ha sido reeditado por la actual administración Trump con amenazas incluidas, revela que no es el faro de la libertad ni la justicia y menos aún de esa palabra tan enlodada llamada “democracia”.