domingo, 15 de agosto de 2021

 “UNA VISITA  CURIOSA

¿Qué podría implicar la meteórica visita a la región del Asesor de Seguridad de La Casa Blanca?

Por Charles H. Slim

A diferencia de las anteriores administraciones en Washington, la actual gestión demócrata de Biden-Harris le prestará atención a lo que ocurre en su patio trasero. Así es, Latinoamérica y en especial Sudamérica, considerada con ese término, no quedará en la ignominia del Departamento de Estado como sucedió con sus predecesores. Retomar las alianzas estratégicas con estados puntuales de la región parece ser el objetivo de la Casa Blanca. Las razones para ello tienen un peso mucho más importante que lo que muchos pueden intuir.

La visita a la región del Asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan abre un abanico de interrogantes sobre su finalidad y que ha obtenido en cada una de sus conversaciones. Su área está vinculada a todo lo que concierne a la inteligencia y recopilación de información de toda región que sea un objetivo en la mira de EEUU. Para los anglófilos y para-estadounidenses de la región, una oportunidad para la celebración pero, para quienes conocen cuales pueden ser las consecuencias de la intromisión estadounidense en materia de “seguridad”, es un momento para prestar atención.  Sullivan esta al frente del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) para los asuntos de América del Sur que involucra al Comando Sur. Sus dos objetivos en la gira se centraron en Brasil y Argentina, dos países con una importancia determinante, cada una por separado por supuesto.  

En el caso de Brasil, Sullivan tenía una agenda clara y previsible de tratar con funcionarios de un gobierno abierto a la influencia política de Washington y con miras a una ampliación de la misma. Según algunas fuentes, el presidente Bolsonaro habría solicitado el ingreso de su país a la OTAN a cambio de obstaculizar el acceso al país del “5G” de la empresa china “Huawei”. En el caso de Argentina es todo lo contrario. Alberto Fernández no puede ofrecer nada que ya no haya sido tomado. Un estado desorganizado con un gobierno ideológicamente opaco y sin autoridad política siquiera para ordenar sus propias filas internas buscaría una mayor cooperación para que Washington tome un lugar de importancia en el control de ciertos aspectos estratégicos.

En este sentido, el gobierno de Fernández sigue siendo conteste a sus predecesores en lo que respecta a la Seguridad y la Defensa, dejándolas fuera de cualquier planificación estratégica visible que demuestre algún tratamiento serio, máxime si hay en el Atlántico sur una situación de hecho (ocupación británica) que se ve agitada por las actividades chinas en la Patagonia desde su base en la provincia del Neuquén.  A diferencia de Brasil aquí no hay cooperación posible ya que todo lo que respecta a las áreas estratégicas del estado como tal (defensa, inteligencia y ciberseguridad), están desmanteladas.

Viendo el contexto general de la situación internacional y de los intereses geopolíticos norteamericanos en particular la llegada de Sullivan a la región pone en evidencia una creciente preocupación por los cambios que se han venido dando y en particular por el retroceso de EEUU en Asia (con la huida de Afganistán), la insostenible posición en Oriente Medio (Iraq y Siria) y en lo que refiere a la región el avance de las relaciones político-diplomáticas de la Federación rusa y la República Popular China con varias naciones, en especial con la Argentina que además de haber concertado algunos contratos para adquirir material militar mantiene en su territorio una base militar de comunicaciones en la Patagonia.

Pero las preocupaciones de Washington no tercian solamente en este tipo de relaciones e incluso ni las vinculadas a las que puedan establecerse en el campo militar. Lo que viene conmoviendo y preocupando a los estadounidenses es el desarrollo de potencialidades en el campo de la información y las comunicaciones, en particular de carácter digital que puede llegar a influir de forma irreversible y contraproducente sobre la opinión pública de toda la región. En este sentido, la presencia de China y en menor grado de Rusia en la Argentina inquieta por la probable adopción de la matriz tecnológica para las comunicaciones digitales de todo el país.

Sumado a ello, el crecimiento de la influencia de los medios orientales en el país y la difusión de sus propios contenidos con creciente aceptación en las nuevas generaciones, no agradan para nada a los asesores de Seguridad.

Para el Departamento de Estado norteamericano cualquier versión de los hechos que no se apega a sus lineamientos político-informativo que son retrasmitidos por las empresas de noticias como CNN, NBC, Washington post y demás, son mera desinformación o propaganda. Cualquier punto de vista que critique sus posiciones y sus políticas ejecutivas forman parte de un “ecosistema” de desinformación.

El término “ecosistema” es usado por el Departamento de Estado en sus informes para describir al conjunto de medios rusos que trascienden las fronteras euroasiáticas y que para Washington persiguen fines maliciosos de desinformación. En razón de verdad ello no es tan así. El problema para los estadounidenses radica en que desde este “ecosistema” se ventilan hechos y sucesos que jamás publicarían los medios hegemónicos occidentales pese a que constantemente se adornan con el adjetivo de “democráticos”.

Desde esta perspectiva y en referencia a esta área, al Departamento de Estado es la Federación rusa la que le quita el sueño. Pese a que desde que a comienzos del 2000 Rusia tomó la modesta pero inteligente decisión de poner al aire y extender su propia perspectiva de la realidad global con medios como RT, Sputnik y otros sitios digitales independientes con apoyo del estado, con el paso de los años su influencia ha crecido de manera impensable y demasiado inconveniente para la maquinaria propagandística anglosajona (un verdadero ecosistema)  que no solo sirve a la política exterior estadounidense sino también a la elite globalista que busca deshacer los estados nación.

Otro argumento usado por Washington son los supuestos ataques informáticos realizados por Rusia y China cuando en realidad desde los EEUU son muchos más los casos de ciberataques y espionaje que ellos realizan sobre Oriente que los que dice sufrir. Bajo estas premisas y junto a sus aliados israelíes (que recopilan ilegalmente información por los softwares espías como “Pegasus” de la NSO Group y “Candiru” para la Unidad 8200 de la inteligencia militar) invaden de forma continua e impune la privacidad de los ciudadanos de toda la región sin que estados enclenques como el argentino tenga la más mínima idea de que se está violando la intimidad y la libertad de sus ciudadanos.

Se trata de controlar el espectro informativo en todo su alcance y en especial al que se trafica por internet como nuevo -desde comienzos del siglo- campo de batalla de la novedosa guerra hibrida direccionada a establecer mediante los medios convencionales y los digitales (youtubers, blogueros, influencers, twiteros, etc) el control neurolinguístico del pensamiento de las masas. Solo así será posible establecer una verdad irrefutable (de tinte liberal y globalista) que le permitirá a Washington y a sus aliados ejecutar sus planificaciones geopolíticas y militares sin discusiones ni reproches ante la legalidad internacional y moldear la historia de acuerdo a sus conveniencias.

Sus fracasadas experiencias en Iraq, lo intentado en Siria y el por estas horas rotundo fracaso en Afganistán urgen a ello.  Reorganizar los medios para establecer un relato coherente se hace imperioso. Perder el control de la “verdad oficial” es una de las preocupaciones centrales para Washington y sus aliados que es mucho más importante que tener un descomunal poder militar

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