ENCRUCIJADA
La tan promocionada por los medios angloestadounidenses contraofensiva
ucraniana ha costado un altísimo precio sin los resultados esperados ¿Cuál será
la estrategia de la Casa Blanca y de la OTAN para no perder el control de más territorio?
Por
Charles H. Slim
Los intentos ucranianos por realizar una contra ofensiva han fracasado y eso es un hecho incontrastable. Las pérdidas materiales y humanas de Ucrania son desmoralizantes y esto -más allá del régimen de Kiev y del mismo Zelensky- es una preocupación para la OTAN que no esperaba que el fracaso fuese tan rápido.
El relato épico de la propaganda de los medios del “occidente
colectivo” sobre una contra ofensiva inminente y aplastante hoy se ha
desinflado y para desviar la atención se enfocan en misteriosas desapariciones de
submarinos con millonarios abordo.
Las fuerzas ucranianas prácticamente han quedado desarmadas. A las pérdidas
y abandonos de vehículos occidentales en las primeras acciones, hay que sumar
la destrucción de tres grandes depósitos con importantes lotes de armas y
municiones de la OTAN que merma el aprovisionamiento a las tropas. Como se
puede ver, nunca pudo ser más oscuro el horizonte para los planes de Washington
y Bruselas.
Otro hecho que se ha visto y documentado por los rusos son las
deserciones entre las tropas ucranianas que tras ser entrevistadas por sus
captores han testimoniado la falta de idoneidad y capacidad en sus mandos.
Los únicos logros tácticos han sido la captura y en muchos casos
temporal, de pequeñas villas y pueblos que se sitúan en una zona gris antes de
llegar a la primera línea de fortificaciones rusas. Son en esas ocasiones que
se han montado escenificaciones de combatientes ucranianos presentadas como
victorias en los medios angloestadounidenses, cuando en realidad no hay
resultados reales o avances sustanciales sobre las líneas rusas. Uno de los
puntos más sangrientos se está dando en el poblado de “Piatijatky” donde los
choques son espeluznantes. Este poblado ha cambiado de manos en varias
oportunidades quedando en las últimas horas en manos rusas.
“Zaporiya” es otro de los puntos de alta intensidad y donde los
intentos de avance ucranianos han terminado con grandes pérdidas materiales y
humanas. En este sector es donde se halla la planta nuclear más grande de
Europa y que los saboteadores ucranianos han estado tratando de volarla por los
aires ¿Qué objeto puede perseguir semejante acto demencial? Se trata a todas luces de acciones
desesperadas y que las autoridades de la Organización de Energía Atómica (OIEA)
hacen la vista gorda de manera descarada, evidenciando (como si ello fuera una
novedad) a quienes responden. Si a Zelensky y a sus lugartenientes le
preguntasen que necesitan para tratar de sacar adelante esta situación su
respuesta sería sin dudas “cualquier cosa” y es ahí donde el terrorismo y las “falsas
banderas” son opciones válidas para echar mano.
Pero ¿Por qué se ha producido esto? Hay una combinación de factores que
explicarían este desastre. Antes
aclaremos que esto involucra directamente a Washington y la OTAN como principales
instigadores para que la guerra y las penurias de los ucranianos continúe. Esto
quedo probado tras la visita a Moscú de los representantes africanos promotores
de un plan de paz quienes en la entrevista con el presidente Vladimir Putin
fueron puestos en autos sobre la negativa del régimen de Kiev -instigada
desde Washington- a una paz consensuada (Cancelando el acuerdo
“confidencial” firmado entre Kiev y Moscú en 2022).
Continuando con los factores que convergieron para este fracaso, el
primero es la falta de personal entrenado y reclutas sin la formación
suficiente para manejar los tanques occidentales que nada tienen que ver con
los tanques T-64 y 72 de la era soviética. Durante las primeras incursiones del
4 al 9 de junio las pérdidas de vehículos acorazados “Bradley”, “Challenger” y
los exaltados “Leopards” dejaron evidente que algo salió muy mal con el
entrenamiento.
Pero ese no era el único factor. Fuentes dentro de las mismas fuerzas
ucranianas refieren a fallas mecánicas y en el instrumental de los tanques y
vehículos acorazados de origen estadounidense que en algunos casos, revelan problemas
con las armas montadas. En síntesis, se habla de chatarra.
Sumado a esto, un número de bajas considerable que quedaron
desperdigados en los campos junto con sus armas, equipos, municiones provistos
por la OTAN. Como ya se advierte en la opinión pública occidental, los medios
mantienen un sospechoso mutismo sobre o que ocurre en Ucrania y los motivos
están muy claros: Nada va bien allí.
Las pérdidas en las primeras horas del 4 de junio alcanzaron a unos
1000 hombres y eso no tiene otra conclusión que “desastre”. Estos se suman a las
200.000 bajas que se estiman en su mayoría, como los mejores hombres y con
experiencia. Los que han sido enviados a esta promocionada contraofensiva son
reclutas con poca voluntad y muchos otros sin experiencia en combate. No
olvidemos que la leva impuesta por Kiev va desde los 16 hasta los 60 años. A
pesar de que los medios occidentales y en especial los controlados por el
pensamiento neoconservador, invierten esta realidad hablando de que son los
rusos los que han perdido esa cifra, y muchos nos preguntamos ¿Enserio? Si
tomamos enserio estos números dibujados es lógico entonces que, de acuerdo a
esa arbitraria proporcionalidad deberíamos suponer que las perdidas ucranianas son
el doble.
Como se puede ver, las cosas están muy mal para Kiev y por extensión,
para La Casa Blanca. La desesperación es mucho más advertible en los
atlantistas que entre los resignados reclutas ucranianos quienes son
conscientes que van directo a un matadero (picadora de carne) con muy pocas
chances de regresar.
Al parecer los neoconservadores están presionando a Biden para que
empuje a los gobiernos de Polonia, Bulgaria y Rumania a poner hombres en
Ucrania como una medida desesperada para remontar las operaciones. Pero más
allá de la aversión contra Rusia que sienten algunos de estos mandatarios, son
ante todo realistas y tienen los pies en la tierra entendiendo muy bien que
quemarse por los intereses angloestadounidenses no les redundara más beneficios
que los de mantener una relación tensa, acotada y pragmática con Moscú.
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