lunes, 2 de octubre de 2023

REIVINDICANDO

UNA DOCTRINA

¿Por qué la línea defensiva rusa bautizada “Surovikin” es la demostración del éxito de la doctrina soviética sobre las estrategias de la OTAN?

 

Por Javier B. Dal

Una emboscada contra una formación de vehículos acorazados BTR-80 rusos que por mediados de mayo del 2022 avanzaban a las afueras de Jersón causó la pérdida de varios de ellos y la muerte de casi una docena de hombres ¿Qué había sucedido? Grupos de combatientes ucranianos armados con misiles estadounidenses “Javelin” que se habían filtrado por los huecos que los rusos iban dejando en su avance, propicio que atacaran por la retaguardia.

Situaciones como esa se repitieron a todo lo largo de la extensión en el avance ruso demostrando el error en el que los generales habían incurrido. La doctrina de defensa focal y avance rápido creyendo que las Fuerzas armadas ucranianas no iban a ofrecer mucha resistencia fue lo que propicio esto y el Ministerio de Defensa tomo nota de ello. Cuando quedo claro eso, Vladimir Putin removió a los generales a cargo y puso al frente de las operaciones al experimentado General Següei Surovikin quien tuvo un desempeño destacado en Siria, donde pudo darles un fuerte dolor de cabeza a los grupos “yihadistas” y “kurdos” proxy de Washington.

Había quedado claro que el régimen de Kiev controlaba ideológicamente a lo que quedaba del ejército y además, estaban bajo un completo asesoramiento de militares atlantistas. Ante esto, la solución debía ser radical y el tiempo de contemplaciones se había terminado.

Surovikin debía conformar un plan que además de eliminar al régimen nazi de Kiev con ataques de profundidad sobre puntos de la infraestructura crítica, estableciera una línea defensiva a medida que avanzaban a lo largo de toda la frontera con las repúblicas autonómicas que hoy forman parte inescindible de la de Federación como reconocimiento histórico de la llamada Novorossiya.

Además de evitar las infiltraciones como se vieron en la primera etapa de la Operación, se busca ir alejando a las baterías de artillería ucranianas que desde 2014 han estado atacando sin piedad y la menor contemplación a las poblaciones civiles de Donetsk y Lugansk, hechos que además de las muertes y el terror que durante nueve largos años debieron soportar los pobladores del Donbass, nunca han sido retratados por los medios occidentales.

A la construcción de esa línea de obstáculos y fortificaciones con tres niveles de profundidad se sumo el cambio radical de tácticas de combate volviendo a los principios abandonados de la era soviética que tras la caída de la URSS en 1991 fueron dejados de lado por considerarlos algunos como antiguos, ineficaces y fuera de uso.

Estos juicios negativos sobre las tácticas de combate soviéticas fueron puestas en evidencia tras la guerra del Golfo Pérsico de 1991 y también en 2003, usadas por un ejército iraquí que había adoptado una parte de esa doctrina para hacerle frente a la coalición. Precisamente entre 1990 y 1991, para defender Kuwait y el flanco sur límite con Arabia Saudita, montaron una línea defensiva de tres niveles que retardaría el avance de la Coalición pero que en la práctica terminó siendo un fracaso.

Si no funcionó con los iraquíes no fue porque la doctrina soviética fallara sino más bien, porque falto un factor preponderante para su éxito y ese fue, no tener la superioridad aérea garantizada. Con esto y a pesar de la experiencia de los tanquistas y los infantes iraquíes, no tenían defensa contra los continuos ataques aéreos que apoyaban a los escuadrones de caballería y divisiones de blindados de la Coalición (Como sucedió con la Batalla “73 Este”). Cuando los iraquíes no lograron poner a raya a los aviones de la Coalición, la línea defensiva de trincheras y bunkers bajo la arena que habían colocado en todos los bordes de Kuwait no podía sostenerse y lo más razonable hubiera sido que se retiraran antes del ultimátum.

En Ucrania, los papeles se invierten y los resultados de ello están a la vista. El despliegue de esta línea defensiva ha tenido el éxito esperado precisamente por contar los defensores con la superioridad aérea necesaria para su funcionamiento. Obviamente, el buen trabajo de las unidades de artillería, de la coordinación con las divisiones mecanizadas y de los efectivos rusos que la mantienen operativa complementa el buen funcionamiento de esta defensa. En la última semana los medios europeos han estado publicando la supuesta rotura de esta línea a la altura de Zaporiya, algo que además de no corroborado es operativamente imposible.

Al contrario de esto, expertos y ex militares estadounidenses han reconocido que la llamada contraofensiva cuando menos se ha estancado. Los resultados hablan por sí mismos que se grafican en las denominadas picadoras de carne en Artemovsk, Zaporiya y Rabotino donde las bajas ucranianas se cuentan por miles.

Desde que se dio inicio a la contraofensiva en junio 4, todos los ataques ucranianos fueron eficazmente rechazados con el consiguiente resultado negativo para sus unidades. El adoctrinamiento táctico y estratégico que han estado recibiendo de la OTAN ha sido contraproducente e incluso, los mismos militares ucranianos han fustigado por la calidad de los tanques y piezas de artillería entregados por considerarlos “delicados” y que necesitan muchos cuidados para su funcionamiento. Esos problemas quedaron en evidencia no solo con las bajas reportadas sino también por el abandono en pleno combate de varios de esos tanques. Entre los vehículos acorazados perdidos se han podido hallar muchos camiones y camionetas blindadas con planchas y barras de acero industrial que recordaron mucho a los vehículos que ISIS entre 2014 al 2017 uso en Iraq ¿Casualidad? Tal vez no lo sea ya que tanto el ejército sirio como el iraquí lograron capturar depósitos con varios de estos vehículos blindados cuyas planchas de acero habían sido producidas en Ucrania.

Pero más allá de los vehículos y los recursos empleados por los ucranianos, sus tácticas para tratar de romper esas defensas además de ineficaces fueron repetidamente utilizadas causando grandes pérdidas humanas y un derroche de material. La línea defensiva llamada “Surovikin” que fue tempranamente ridiculizada por los militares británicos, es la aplicación de la concepción que el ejército rojo aplico en la “Gran guerra patria” en la llamada batalla de Kursk contra la Alemania nazi y que hoy en pleno siglo XXI recobra su protagonismo contra enemigos que adscriben a esa ideología. 

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