sábado, 4 de enero de 2025

 

 

EL GENDARME DE LA DISCORDIA

¿Qué fue lo que realmente ocurrió con el gendarme en actividad Nahuel Gallo?, ¿Visita inocente a su mujer e hijo o cobertura para actividades subversivas?

 

Por Javier B. Dal

Desde hace ya un buen tiempo, hemos sido testigos de un abominable relativismo sobre el respeto al valor de la vida humana, atendiendo de dónde son y que confesión profesan las víctimas. La segunda mitad del siglo XX fue un didáctico periodo para aprender que las instancias de Naciones Unidas no bastaban para garantizar los derechos humanos y menos aún atender flagrantes violaciones a la ley internacional y al derecho internacional humanitario.

La creación de la Corte Penal Internacional que aplica el Estatuto de Roma de 1998 y que atiende a los delitos que van contra la vida individual y de los pueblos supuso una esperanza de freno para todas las chicanas y aberrantes excepcionalidades que (por favoritismos políticos y geopolíticos) vimos con incontables crímenes colectivos como los cometidos en la ex Yugoslavia, Iraq, Libia, Afganistán y los practicados en sitios “negros” de ciertas agencias de inteligencia donde la desaparición de las personas no es un eufemismo y de los cuales los medios siguen siendo muy parcos de tratar.

Hoy vemos como el gobierno argentino está tratando de fabricar (novela mediática mediante) un caso de lesa humanidad por la captura de uno de sus efectivos de la Gendarmería Nacional llamado Nahuel Gallo en momentos que ingresó a Venezuela bajo la cubierta de ir a visitar a su mujer e hijo.

Desde Caracas se informó que el gendarme fue capturado por el SEBIN tras corroborar que su ingreso desde Colombia se daba en el marco de contactar a grupos opositores con planes de ejecutar actos subversivos contra el gobierno. Obviamente desde el gobierno argentino se pretendió desligar de dichas imputaciones, pero las circunstancias que rodean a las tensas relaciones diplomáticas entre ambos países y el alineamiento que adopto Buenos Aires con la agenda exterior de Washington y sus socios atlantistas (explícitamente voceado por Javier Milei), da un trasfondo que se hace interesante examinar.

Ante todo, aquí no hay buenos ni malos como la prensa atlantista de Buenos Aires trata de presentar. Tampoco es una cuestión ideológica de derechas e izquierdas como siguen discurriendo desde los medios algunos obtusos. El gobierno de Milei ha demostrado ser más amateur de lo que ya sospechábamos y eso queda en evidencia con el envío de uno de sus hombres sin las comunicaciones previas para que no pasara esto. Aunque el gobierno argentino dijo haber comunicado la visita, Caracas niega dicho argumento ¿Quién miente aquí? Las chicanas utilizadas por la ministra Bullrich con descalificaciones políticas que buscan desacreditar la versión de Caracas no alcanzan y es más, es un infantilismo que revela la falta de argumentos sólidos. Al mismo tiempo trata de desligarse de la responsabilidad de haber comisionado a un hombre sin precaverse de las consecuencias. Igualmente ¿Qué cambia que hubiera avisado si su propósito era infiltrarse y tomar contacto con alguna célula de saboteadores?

No dejemos de ver cómo desde los medios en Buenos Aires se ha llegado incluso a “legitimar” con subterfugios y masturbaciones dialécticas de algunos de sus editorialistas el uso de la fuerza para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro dejando en evidencia su cercanía ideológica con Washington DC.

Según las fuentes en Caracas, elementos altamente sospechosos fueron hallados en el móvil del gendarme entonces, si se confirmasen ¿Por qué sería ilegal el proceder del gobierno venezolano, máxime si tiene experiencia en detener fallidos intentos de sabotaje y ataques terroristas (con participación de agencias de inteligencia extranjeras) que buscan crear el caos? Al parecer en Buenos Aires se les paso los intentos de bandas de mercenarios y terroristas dirigidas por estadounidenses contratados y pagados por la oposición que pudieron ser desarticulados por la inteligencia venezolana. Esto es algo que la ministra de seguridad argentina Bullrich no ha explicado ni lo hará.

Si invertimos los papeles y recordamos el incidente del avión venezolano de CONVIASA caprichosamente retenido por Buenos Aires en Ezeiza por tener pilotos iraníes ¿Acaso eso no era una retención ilegal de personas bajo el revulsivo argumento de ser de una nacionalidad y religión que no le agrada a un circulo de poder local? No olvidemos quiénes en aquel momento interpusieron toda clase de medias judiciales para aquello; son los mismos que hoy patrocinan al gobierno de los Milei y manejan (aunque no lo reconozcan) el área de la inteligencia.

En aquella ocasión uno de los elementos que la embajada de Israel y la de EEUU en Buenos Aires argumentaron para aquel vergonzante espectáculo era que -y tras descartarse la sarta de invenciones que los medios difundieron- en los móviles de los pilotos había símbolos, banderas y alegorías a las CGRI y a la resistencia árabe islámica que sin dudas podría disgustar a los israelíes y sus sionistas locales pero no se encuadraban en delito alguno. Además ¿Quién gobierna la Argentina?  

Hoy con el caso del gendarme, Caracas ha fundado su medida de detención alegando que en su móvil había elementos que sindicaban la intención de llevar adelante actividades que estaban destinadas a atentar contra la seguridad nacional. Pareciera que estos charlatanes a sueldo del norte se olvidan como allí no solo existen las detenciones arbitrarias basadas en por demás odiosos motivos -por ser negros, latinos o usar indumentarias islámicas- sino incluso como en muchos casos, en proceso de detenerlos algunos son asesinados por exceso de fuerza. Y no digamos nada con la “democracia” de Israel, que además de asesinar con total impunidad a mujeres y niños palestinos, practica en sus prisiones las más aberrantes y variadas torturas físicas y psicológicas.

Venezuela es un estado soberano (aunque no les guste a los atlantistas argentinos) y como tal aplica la ley como lo hacen todos los estados para garantizar la seguridad de sus instituciones y sus ciudadanos. Es por ello que la detención no es un secuestro como el gobierno y los medios adeptos hablan. A diferencia del gobierno de los Milei, Caracas trabaja para los intereses de Venezuela con lo cual cabe la pregunta ¿Para quién está trabajando el gobierno argentino?   

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