EL GENDARME DE LA DISCORDIA
¿Qué fue lo que realmente ocurrió con el gendarme en actividad Nahuel
Gallo?, ¿Visita inocente a su mujer e hijo o cobertura para actividades
subversivas?
Por
Javier B. Dal
Desde hace ya un buen tiempo, hemos sido
testigos de un abominable relativismo sobre el respeto al valor de la vida
humana, atendiendo de dónde son y que confesión profesan las víctimas. La
segunda mitad del siglo XX fue un didáctico periodo para aprender que las
instancias de Naciones Unidas no bastaban para garantizar los derechos humanos
y menos aún atender flagrantes violaciones a la ley internacional y al derecho
internacional humanitario.
La creación de la Corte Penal Internacional que aplica el Estatuto de
Roma de 1998 y que atiende a los delitos que van contra la vida individual y de
los pueblos supuso una esperanza de freno para todas las chicanas y aberrantes excepcionalidades
que (por favoritismos políticos y geopolíticos) vimos con incontables crímenes
colectivos como los cometidos en la ex Yugoslavia, Iraq, Libia, Afganistán y
los practicados en sitios “negros” de ciertas agencias de inteligencia donde la
desaparición de las personas no es un eufemismo y de los cuales los medios
siguen siendo muy parcos de tratar.
Hoy vemos como el gobierno argentino está tratando de fabricar (novela
mediática mediante) un caso de lesa humanidad por la captura de uno de sus
efectivos de la Gendarmería Nacional llamado Nahuel Gallo en momentos que
ingresó a Venezuela bajo la cubierta de ir a visitar a su mujer e hijo.
Desde Caracas se informó que el gendarme fue capturado por el SEBIN
tras corroborar que su ingreso desde Colombia se daba en el marco de contactar
a grupos opositores con planes de ejecutar actos subversivos contra el
gobierno. Obviamente desde el gobierno argentino se pretendió desligar de
dichas imputaciones, pero las circunstancias que rodean a las tensas relaciones
diplomáticas entre ambos países y el alineamiento que adopto Buenos Aires con
la agenda exterior de Washington y sus socios atlantistas (explícitamente
voceado por Javier Milei), da un trasfondo que se hace interesante examinar.
Ante todo, aquí no hay buenos ni malos como la prensa atlantista de
Buenos Aires trata de presentar. Tampoco es una cuestión ideológica de derechas
e izquierdas como siguen discurriendo desde los medios algunos obtusos. El
gobierno de Milei ha demostrado ser más amateur de lo que ya sospechábamos y
eso queda en evidencia con el envío de uno de sus hombres sin las
comunicaciones previas para que no pasara esto. Aunque el gobierno argentino
dijo haber comunicado la visita, Caracas niega dicho argumento ¿Quién miente aquí?
Las chicanas utilizadas por la ministra Bullrich con descalificaciones
políticas que buscan desacreditar la versión de Caracas no alcanzan y es más,
es un infantilismo que revela la falta de argumentos sólidos. Al mismo tiempo
trata de desligarse de la responsabilidad de haber comisionado a un hombre sin precaverse
de las consecuencias. Igualmente ¿Qué cambia que hubiera avisado si su
propósito era infiltrarse y tomar contacto con alguna célula de saboteadores?
No dejemos de ver cómo desde los medios en Buenos Aires se ha llegado
incluso a “legitimar” con subterfugios y masturbaciones dialécticas de algunos
de sus editorialistas el uso de la fuerza para derrocar al gobierno de Nicolás
Maduro dejando en evidencia su cercanía ideológica con Washington DC.
Según las fuentes en Caracas, elementos altamente sospechosos fueron
hallados en el móvil del gendarme entonces, si se confirmasen ¿Por qué sería ilegal el proceder del
gobierno venezolano, máxime si tiene experiencia en detener fallidos intentos
de sabotaje y ataques terroristas (con participación de agencias de
inteligencia extranjeras) que buscan crear el caos? Al parecer en Buenos Aires
se les paso los intentos de bandas de mercenarios y terroristas dirigidas por
estadounidenses contratados y pagados por la oposición que pudieron ser
desarticulados por la inteligencia venezolana. Esto es algo que la ministra de
seguridad argentina Bullrich no ha explicado ni lo hará.
Si invertimos los papeles y recordamos el incidente del avión
venezolano de CONVIASA caprichosamente retenido por Buenos Aires en Ezeiza por
tener pilotos iraníes ¿Acaso eso no era una retención ilegal de personas bajo
el revulsivo argumento de ser de una nacionalidad y religión que no le agrada a
un circulo de poder local? No olvidemos quiénes en aquel momento interpusieron
toda clase de medias judiciales para aquello; son los mismos que hoy patrocinan
al gobierno de los Milei y manejan (aunque no lo reconozcan) el área de la
inteligencia.
En aquella ocasión uno de los elementos que la embajada de Israel y la
de EEUU en Buenos Aires argumentaron para aquel vergonzante espectáculo era que
-y tras descartarse la sarta de invenciones que los medios difundieron- en
los móviles de los pilotos había símbolos, banderas y alegorías a las CGRI y a
la resistencia árabe islámica que sin dudas podría disgustar a los israelíes y
sus sionistas locales pero no se encuadraban en delito alguno. Además ¿Quién
gobierna la Argentina?
Hoy con el caso del gendarme, Caracas ha fundado su medida de detención
alegando que en su móvil había elementos que sindicaban la intención de llevar
adelante actividades que estaban destinadas a atentar contra la seguridad
nacional. Pareciera que estos charlatanes a sueldo del norte se olvidan como allí
no solo existen las detenciones arbitrarias basadas en por demás odiosos
motivos -por ser negros, latinos o usar indumentarias islámicas- sino
incluso como en muchos casos, en proceso de detenerlos algunos son asesinados
por exceso de fuerza. Y no digamos nada con la “democracia” de Israel, que además
de asesinar con total impunidad a mujeres y niños palestinos, practica en sus
prisiones las más aberrantes y variadas torturas físicas y psicológicas.
Venezuela es un estado soberano (aunque no les guste a los atlantistas
argentinos) y como tal aplica la ley como lo hacen todos los estados para garantizar
la seguridad de sus instituciones y sus ciudadanos. Es por ello que la
detención no es un secuestro como el gobierno y los medios adeptos hablan. A
diferencia del gobierno de los Milei, Caracas trabaja para los intereses de
Venezuela con lo cual cabe la pregunta ¿Para quién está trabajando el gobierno
argentino?
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