domingo, 12 de junio de 2016

VETERANOS DE AYER


“NO, PERO SI ¿VUELVE LA ARGENTINA AL GOLFO PERSICO?

Cómo el gobierno de Mauricio Macri puede en su enfoque geopolítico volver a cometer los mismos errores que Menem




Por Charles H. Slim
Aunque como de costumbre los medios informativos no digan nada sobre temas complejos, éstos se siguen tratando en el más absoluto secreto y con mucho interés por aquellos que aspiran a tomar el control del Status Quo en un país sumido en la idiotez del circo mediático. Más allá del problema económico financiero que asola al país y del crecimiento del desempleo que ocupa la atención de los ciudadanos medio, otras cuestiones evolucionan a la par y son dejadas de lado por los supuestos medios independientes que supuestamente, no se alquilan al mejor postor.  Uno de estos temas es la posibilidad de que Argentina vuelva a involucrarse en una operación bélica como la realizada hace 25 años atrás en la región del Golfo Pérsico pero esta vez contra la República Islámica de Irán.

Ahora bien, la realidad del estado de la defensa nacional no es el optimo, incluso algunos directamente  han señalado que es pésimo y su caída en la degradación ha sido obra de las administraciones pasatistas repletas de revanchismos y prejuicios políticos demodé.  Esto lleva a que muchos se cuestionen ¿Cómo podría Argentina colaborar con éste posible plan?

Además hay que señalar que el país tiene ciertos déficit en su haber para poder concretar una maniobra como la que se estaría planificando en los estados mayores de aquellas potencias extranjeras. Uno de ellos es la carencia de una legislación que contemple en forma clara, la situación de la salida de tropas para intervenciones fuera de sus fronteras y que –como fue la del Golfo Pérsico en 1991- se involucren en operaciones de batalla. Si se concretaran estos planes, le será muy difícil al gobierno maniobrar legalmente para justificar una partida como la de aquel entonces.  Al parecer la cartera de defensa y de los responsables en legislar sobre la materia sigue estando en manos de aficionados (para ser medianamente indulgentes).

Como hemos dicho en muchas oportunidades, el tema de la defensa suele ser relegado para dar cabida a las contingencias que vaya marcando la agenda mediática del momento que busca distraer.  Mientras durante la anterior gestión se han gastado millones de pesos en reclutar, reequipar, entrenar y armar a miles de agentes de policía que en número, sobrepasan a los porcentuales por habitante que tienen metrópolis como New York o Londres, la Fuerza Aérea y la Armada han retrocedido sin exagerar unos sesenta años, algo que operativamente y desde el punto de vista de la responsabilidad política es muy grave.

 Aquella fue una de las grandes hazañas del llamado “Kirchnerismo”, crear puestos de empleo a costa del erario público y convertir al país en un virtual estado policial corrupto e ineficiente que entre algunas curiosidades, llegó a identificarse con algún que otro gobernador.

Esta habría sido –aunque ustedes no lo crean- la concepción de una política de defensa, del control puertas adentro olvidándose de lo que ocurría y lo entraba desde afuera; sin dudas a la vista de cualquier estratega,  un absurdo total.  Así pudimos ver como hasta cinco fuerzas de seguridad convivían al mismo tiempo en una misma jurisdicción creando un caos más funcional a la delincuencia que beneficioso para la seguridad ciudadana.  Hoy, el gobierno de CAMBIEMOS le ha confiado a agencias israelíes y estadounidenses el diseño policial e incluso evaluaciones de los candidatos para ocupar las jefaturas de la fuerza.

Pero la seguridad policial no tiene nada que ver con la defensa. Guste o no a la clase política que calienta los sillones de sus puestos muy bien remunerados, es un tema muy complejo y que en la peligrosa actualidad internacional, un país no puede darse el lujo de prescindir de un esquema serio y continuo de defensa estratégica que logre la disuasión de potenciales agresiones que hoy día se hallan mayormente enmascaradas bajo apariencias de inocuidad  y la clandestinidad. Sin una política de defensa y menos aún una política geoestratégica como poseen sus vecinos (Chile, Brasil y Bolivia), Argentina poco puede negociar en una mesa con potencias como EEUU, Francia e Israel que están teniendo mucha influencia –demasiada- en varias decisiones internas que harían a las políticas que la Casa Rosada deberá decidir en breve.
argentinos sirviendo en el ejército israelí

Hoy se están filtrando algunos rumores de que Tel Aviv y Washington están diseñando la política exterior del país, orientada a convertir a la Argentina en el brazo sudamericano para el desarrollo de una nueva fase de la geopolítica de aquellas potencias, que –entre otros temas- han venido postergando su tan anhelada agresión contra Irán.  Según algunas fuentes, asesores militares y de inteligencia han llegado a Buenos Aires para comenzar tratativas sobre la posible reestructuración de las FFAA lo que conllevaría como contraprestación, una adhesión y segura participación del país en una nueva campaña en la región del Golfo Pérsico.

Las conversaciones para el mejoramiento del sector de la defensa ya había venido siendo un tema tratado el año pasado cuando los representantes de CAMBIEMOS y el mismo Macri visitaron  EEUU en donde logró obtener varios pulgares para arriba si llegaba al poder.

La construcción de una nueva defensa o recomponer a las maltrechas FFAA existentes, sin dudas será una tarea  ardua ya que el estado de abandono que presenta el área es altamente  crítico. No hay que olvidar que esto se halla condicionado y muy vigilado por Londres que no permitirá una potencialidad militar que amenace a sus intereses en el Atlántico sur.  Esto fue puesto de manifiesto por el mismo Cameron a Macri en la cumbre de Davos  a comienzos de año. De esta manera, Gran Bretaña juega como una especie de contralor de hasta donde Argentina podrá adquirir un cierto poder militar. Las muestras de ello abundan e incluso se pudo advertir no hace mucho, cuando algunos medios anunciaban inocentemente que Argentina podría adquirir el sistema de misiles crucero de las industrias “Indo-rusas”  BRAHMOS, lo  que para quienes estamos al tanto de quiénes manejan a la Argentina, eso era de imposible concreción.

Para llevar adelante estos reajustes en la infraestructura militar, a la par se han venido viendo como el gobierno de Macri ha tomado varias decisiones políticas que propenderán a lograr concretar estos proyectos. Entre ellos, los cortes de señal con los multimedios considerados por Washington como hostiles. 

Tras la llegada e instalación de la mega cadena CNN, comenzaron a concretarse los cortes de señal de medios “políticamente inconvenientes” que desde hace cinco años fastidian a la Casa Blanca y también a sus aliados. De esta manera se pudo ver como Buenos Aires dio por finalizada sus trasmisiones gratuitas de  la cadena venezolana TELESUR  y solo unas horas atrás,  rescindió la contratación para que la señal de RT (Russian Today), las cuales  dejarán de trasmitir desde Argentina. 

También Tel Aviv tempranamente puso sus condiciones sobre cuales medios no debían supervivir en la nueva era, especialmente los de origen árabe e islámico como son el caso de las agencias iraníes “HISPAN TV”, “IRNA” e incluso canales islámicos argentinos como “ANNUR TV”, que tras ser denunciado por los sectores sionistas argentinos, fue inmediatamente señalado por Tel Aviv para que cerrara sus trasmisiones. 

 Sin dudas, esto forma parte del control informativo que tratara de orquestarse para reducir el impacto de las acostumbradas atrocidades que tanto uno como su aliado, cometen entre las poblaciones islámicas de la región.

Sin lugar a dudas, esto supera y por muy lejos a las políticas que el gobierno de Menem denomino de  “cooperación bilateral en materia estratégica”, que solamente beneficiaron a Washington por lo que de “bilateral” no tuvieron nada.  En aquel momento las promesas de que Argentina –por medio de estas implicancias- participaría en la parición de un “nuevo mundo, de paz y progreso”, el tiempo demostraría que nada de ello tuvo visos de verdad y que a los intereses argentinos claramente no aportaron nada.

Está claro y más allá de las comparaciones con aquella oleada neoliberal de los noventas que parecía imposible de reeditar, hoy el país pareciera enfilarse a similares horizontes en donde aquellos intereses vuelven a la carga con nuevos preparativos para que Argentina se involucre decididamente en una mucho más compleja geopolítica internacional en donde y a diferencia de lo que ocurría en los comienzos de los noventas, EEUU ha perdido claramente la supremacía política y ve ciertamente amenazada la militar.

Todo esto es parte de un preparativo que va más allá de los intereses argentinos. Mientras se despliega un espectro mediático acorde a estos intereses, los preparativos para “ayudar a la defensa nacional”, esconden claros y oscuros planes que implicarían entre otros objetivos el embarcarse en una muy peligrosa aventura militar contra un país soberano. Según algunas fuentes, las inversiones que los “amigos extranjeros” del gobierno y sus partidarios de CAMBIEMOS buscan aportar,  se centrarían en proveer material naval y aviones para conformar una pequeña flota que le dará al país, una operatividad que no desplegaba desde 1982.  Ante la situación imperante, esto para los oídos de los efectivos de las famélicas FFAA representaría un revivir en sus tareas operacionales para las cuales fueron instruidos durante años.  Sin dudas, que si los pilotos ven a su disposición un moderno avión de combate sobre la pista o un capitán un buque de mediana tecnología listo para zarpar, sería un sueño hecho realidad postergado por décadas de pésimas administraciones y politiquerías mezquinas.
Escudrilla Phanter ARA 1965

Y qué decir de la Marina de guerra argentina, que allá por la década de los cuarentas en el siglo pasado, llegó a ser la más poderosa del Cono sur y que tras estar incluso al nivel de la naval norteamericana, que tras la meritoria acción en la guerra de Malvinas cayó a la más absoluta postración por revanchismos políticos que beneficiaron mucho más a los enemigos del país, que  a los partidocráticos y arribistas sectores nacionales. Aparentemente el desempeño de la misión argentina que incursionó en el Golfo Pérsico entre 1990 y 1991 su participación ha sido muy bien calificada por el Pentágono y ello quedo registrado en los archivos.


Según algunas fuentes reservadas, el merito del grupo de tareas argentino T.88 que operó en aquella jornada, especialmente la que participó de las operaciones “Tormenta del desierto” no solo había causado una muy buena impresión en los camaradas que operaron junto a los navíos argentinos sino que incluso, los altos cargos en el Almirantazgo del Departamento Naval estadounidense  solo tuvieron palabras de elogio y reconocimiento por el desempeño de sus operaciones. Algunos documentos del Pentágono que se mantienen como CLASIFICADOS, revelan  excelentes observaciones en la evaluación del desempeño de los argentinos incluso por encima de otros de sus aliados en el TKO. Quizá el más importante de estos documentos sea el informe del director de la Inteligencia Naval de Estados Unidos el Contraalmirante Thomas Brooks quien, basándose en los reportes de operaciones que le elevó el Comando de operaciones en el Golfo Pérsico y de informes de inteligencia del MARCENT,  evaluó el desempeño argentino como “muy profesional y remarcable”, que  según algunos mal pensados, fue bien escondido por  el entonces  gobierno menemista.  

viernes, 10 de junio de 2016

EN DEBATE



“ARGENTINA: ¿CUÁL ES SU POSTURA ANTE EL TERRORISMO S.A.?”

 Cuál es la agenda del gobierno de Mauricio Macri en uno de los temas más importantes y peligrosos para la nación



Por Pepe Beru y Charles H. Slim
Aunque la respuesta pareciera obvia, la pregunta del título de nuestro artículo es más difícil de responder de lo que usted piensa.  Seguramente y con mucho acierto dirá que el gobierno argentino comprometido con la paz y en cumplimiento de las obligaciones que surgen de la Carta orgánica de Naciones Unidas y Blablabla, condena y se opone a que la violencia del terrorismo avance a costa de las vidas miles de inocentes etcetcetc. Ahora bien. Usted con mucha razón puede preguntarse ¿Qué quiere decir todo ese palabrerío; nuestro gobierno condena al terrorismo como una entelequia fantasmagórica a la cual se le ha puesto el mote de “islámica” sin ahondar en quienes realmente están promoviendo esta táctica? 

Sin lugar a dudas, el tema le queda muy grande a la clase política de un país como Argentina que pese a jactarse de haber pasado por una etapa negra como fue el “terrorismo de estado” (entre 1976-1983), solo ha servido de muletilla a su clase política para victimizarse cuando ven peligrar sus intereses. Es algo demasiado peligroso para abordarlo y  a la vista de los que se arrogan alguna representatividad parecen muy poco dispuestos a implicarse para echar luz y buscar frenar estas nuevas variantes de un terrorismo que bien podríamos llamar “franquiciado”.

Aquí dejaremos de lado los conceptos meramente políticos e ideológicos que los diferentes autores pretenden imponer ya que estamos viendo faz operativa.

El principal problema radica en que las fuentes que informan sobre “el terrorismo”, son las que  abrevan de y solo de  fuentes occidentales; más precisamente de las estadounidenses y sus colegas israelíes auto-declarados como “expertos” en la materia. Tan conocedoras de esta “táctica sucia” y que es verdad había sido explotada por los grupos insurgentes árabes durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, los cierto es que tanto el “Mossad” como sus colegas de la “CIA” la incorporaron a sus arsenales como un arma más para concretar los objetivos de sus gobiernos.  

Más allá de que aquellas agencias pueden ser harto criticadas por las complicidades puestas en evidencia en lo que ha venido comprobando contra Iraq, Siria y lo visto en Yemen, se dejan de lado –y en forma claramente deliberada- a las fuentes mejor informadas y con experiencia real en el campo de batalla como lo señalan algunos periodistas de investigación, que son las árabes,  que han venido experimentando en carne propia estas siniestras operaciones  (v.  http://www.voltairenet.org/article192151.html ).

A la altura de las circunstancias la no consideración de las fuentes árabes como proveedoras de conocimiento de cómo se estructura, financia y opera ese “terrorismo”, se hace evidente que persiste una clara discriminación que es histórica en aquellos sectores occidentales que menosprecian al mundo árabe-islámico, pero además,  acompañada de una evidente arbitrariedad maliciosa que busca mantener en el relato la versión de que el fenómeno implica únicamente a elementos y organizaciones mentadas por cerebros  árabes e islámicos, es decir, existen intereses en perpetuar la versión de que cada hecho que ocurre “debe ser autoría de los musulmanes”.  Baste señalar que esto último implica una clara falacia y que si bien los medios masivos occidentales han venido haciendo lo imposible por sostener el relato de “Al Qaeda” como el “gran mal” o el precursor del terrorismo islámico de los últimos quince años, desde las revueltas fomentadas en el norte de África en 2010 todo eso se derrumbó ante la mirada impávida de investigadores que pudieron comprobar que todo aquello era un enmarañado embuste.

Desde unas décadas antes, era recurrente oír a lo “especialistas” –obviamente occidentales- decir que agrupaciones como la OLP, luego el HAMAS en Palestina  y el ”Hesbolá” libanés eran el ejemplo de terrorismo sin contextualizar donde operaban y cuáles eran  y siguen siendo sus causas. Pero sucedió que éstas tácticas fueron adoptadas por las agencias como las israelíes quienes  tienen los más antiguos precedentes en el ejercicio del terrorismo moderno desde mediados de los años cuarentas ( Haganá, Pandilla Stern y Palmach).

Precisamente tras el incidente de las Olimpiadas de Munich en 1972,  donde el grupo palestino “Septiembre Negro” asesino a varios atletas israelíes, Golda Meir ordenó al Mossad su propia campaña de terror que incluyó entre sus métodos, el  asesinato, atentados con bomba y accidentes simulados, como venganza por aquel acto.  Otros de los precedentes del fomento de organizaciones extremistas, fue sin dudas el llevado a cabo dentro de los territorios ocupados, que surgió en 1967 con el apoyo clandestino del Mossad a los islamistas palestinos  que  tras formar la “Jihad Islámica”,  sirvió de obstáculo al nacionalismo militante que encabezaba Yasser Arafat.  

A la par de esto y mientras a finales de la década de los setentas se señalaba con el dedo a los árabes como los únicos ejecutores del terrorismo, Washington por intermedio de la CIA ya estaba trabajando en la creación de lo que a comienzos de la década de los ochentas se conocería como el programa “Al Qaeda” (The Base), que se implantaría en Afganistán para crear obstáculos a la presencia soviética.  Fue allí donde el entonces Consejero de seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski viajó a ese país en 1979 para establecer contacto con quien dirigiría a los “Muyahidines” que entrenaban los asesores de la “Agencia”, que era nada más ni nada menos que el mismo Osama Bin Ladem un agente saudita en la nómina.

Entre tanto en Centro América sumida en los tironeos de la guerra fría, los talentos de aquellas agencias gubernamentales fueron volcados para asesorar y entrenar a los bestiales cuerpos de seguridad de los dictadores militares de Honduras, El Salvador y Guatemala que entre otras novedades, pusieron en ejecución los llamados “escuadrones de la muerte” que se cobraron miles de vidas inocentes.  Esta parte de la historia fue muy retaceada por los continuos gobiernos argentinos –sin diferencias entre militares y civiles- que prefirieron tomar la versión “oficial” de lo que los medios angloestadounidenses suelen ventilar como “información seria”.

Con lo que se ha venido viendo desde el 11 de septiembre del 2001 hasta aquí, esas posturas ya no se sostienen.  Desde las incongruencias advertidas de este evento por investigadores independientes pasando por las mentiras que fundaron la invasión a Iraq en 2003 admitidas por el mismo presidente George Bush y Cía, hasta el embuste político y propagandístico que artificiosamente los medios anglosajones llamaron Primavera Árabe por el 2010 y que terminaron mostrando sus reales propósitos en Siria, advertimos que todo ha sido una vil mentira.

Se puede ver como aquel terrorismo de grupos aislados de tipo celular y con financiamiento limitado, paso a ser cooptado por las agencias de inteligencia y manipulado a voluntad. Y no solamente por las ventajas políticas que ofrece esta táctica, sino también por el fabuloso negocio que viene detrás de él.

Pero para quienes aún siguen sosteniendo alguna duda sobre lo que planteamos en cuanto a los verdaderos impulsores de la nueva ola de terror que, bajo la máscara de la franquicia “ISIS” pretenden desde el 2014 establecer una relación  al “Islam”, le invitamos a que razonen las siguientes situaciones que se han venido dando tanto en Siria, como en otros países árabes que ocupan la región.  Primero que todo, cuando se produjo el ataque del 11/S  inmediatamente, se le puso una cara y nombre al presunto responsable de aquel hecho. Cuando las preguntas comenzaron arreciar y las investigaciones de sujetos independientes comenzaron a poner en duda la versión oficial del gobierno, primero se saco de los medios al tan nombrado Bin Ladem y cuando las preguntas eran imposibles de responder por La Casa Blanca, en mayo del 2010 “se orquestó una supuesta operación para asesinarle y lanzar su cuerpo al mar”.

Lo mismo ocurriría con otro supuesto líder de otro de los embustes fabricados por la CIA y la inteligencia militar estadounidense en Iraq, el jordano “Abu Musab Al Zarqawi que los medios anglosajones bautizaron como el líder de “Al Qaeda-Iraq” que en realidad era un programa de contrainsurgencia creado e insertado por el ex general David Howell Petreaus allá por el 2004 como una manera de frenar la resistencia armada iraquí que había sobrepasado las expectativas de los analistas del Pentágono. Los principales objetivos de estas células integradas por extremistas y asesinos profesionales reclutados por la CIA para operar en Iraq, radicaba en crear la confusión entre los grupos de la resistencia que además de crear la desconfianza entre la población, buscar distanciar a los sectores chiitas de los sunitas, estos últimos los más organizados y con grandes caudales de apoyo material y simpatía popular.  Entre algunas de las “hazañas” de estos criminales, estuvieron las famosas decapitaciones de extranjeros que jamás tocaron a un solo soldado o marine estadounidense. Algunos de estos rehenes habían sido ejecutados dentro de la cárcel de Abu-Graib bajo el control norteamericano por lo cual, las preguntas comenzaron a fluir por doquier y el silencio reinó en Washington.

Estábamos siendo testigos de un terrorismo como arma de manipulación y desinformación,  una mezcla que con el terror que implica su práctica, servía para crear una circunstancialidad acorde a los intereses de los invasores y que era “que los iraquíes eran terroristas y que EEUU hacía bien estar allí”.

Pese al daño causado mediante sangrientas operaciones que impostaban como ejecutadas por la resistencia, el grueso de la población iraquí indistintamente de ser sunitas, chiitas, cristianos o kurdos, sabían que ello no era así. Incluso estaban al tanto que “Al Qaeda-Iraq” como el tan mencionado especialmente por medios como la CNN, FOXNEWS y otros del fantasma Zarqawi, no eran parte de la resistencia que se movía en la clandestinidad.  Cuando ésta franquicia falló en los propósitos y comenzó a ser vista como una sospechosa entelequia que respondía más a EEUU que los iraquíes que buscaban sacudirse a los invasores y justamente en medio de una creciente oposición a la guerra dentro de EEUU, en mayo del 2006 un avión lanzó un misil sobre una vivienda en la localidad de Baqba matando entre otras personas al “famoso Al Zarqawi” lo que además de dar un gran golpe de efecto mediático, respaldo muy convenientemente la impopular administración de Bush.  Nunca pudieron explicar cómo sabían con tanta precisión el paradero del “supuestamente” más importante líder de aquel embuste denominado como “La Base”.  La realidad era, que tanto la CIA como el Pentágono supieron siempre donde podían hallarlo.

Aquel hecho represento el fin de la operatividad de esa supuesta célula iraquí de “Al Qaeda” que curiosamente además de no atacar a los invasores, no tenía componentes iraquíes. Al mismo tiempo pero en el sur, se pudieron comprobar que varios supuestos ataques con coches bomba contra mercados y edificios de organizaciones chiitas, que públicamente se le achacaba a la resistencia sunita de “Saddam”,  estaban montadas por la inteligencia militar británica e incluso, tras fallar en colocar un camión con una tonelada y media de explosivos en medio de una poblada barriada de Basora, al ser advertidos por los transeúntes, dos hombres que bajaron de ese camión pretendiendo escapar para detonarlo a distancia, tras aprehenderlos descubrieron bajo sus “Kufiyyas” los rostros de dos hombres blancos caucásicos, dos ingleses que pretendían hacerse pasar por árabes.

El hecho fue tan revelador como escandaloso. En aquella oportunidad esos dos agentes de la inteligencia británica fueron detenidos por las fuerzas policiales colaboracionistas y trasladados al cuartel de inteligencia de Basora para  interrogarlos. No pasaron un par de horas  cuando una brigada mecanizada de los “Royal Marines” tomo por asalto el edificio para rescatar a sus dos hombres y antes de irse, destruir los archivos iraquíes.  Pese al intento, ese episodio dejo a las claras de que los invasores eran la tercera pata en la guerra sucia que se estaba desarrollando.  

Fue precisamente en Iraq como en Afganistán donde la combinación entre “contratistas civiles” –mercenarios de empresas privadas- , fuerzas especiales y grupos organizados por la CIA –y agencias aliadas- fructificaron y ensayaron a costa de la vida de los pobladores, el mejoramiento de sus tácticas para que, hoy en Siria e Iraq bajo los ropajes de “Al Nusra” y el “Daesh”  sus acciones encubiertas imposten una creíble autoría islámica.

Tras concretar la invasión de Libia en 2011 se pudo ver como a espaldas del conocimiento público “Al Qaeda” hizo pie y con el apoyo de la OTAN, logro despedazar al país creando zonas libres para creación de bases de entrenamiento de mercenarios que bajo asesoramiento de elementos británicos y franceses  saldrían más tarde hacia Siria para tratar de derrocar el gobierno de Bashar Al Assad. Cuando fracasaron pusieron en marcha el despliegue del “Daesh”  que ya se estaba entrenando en campamentos regenteados por elementos norteamericanos en el desierto entre Jordania e Iraq. Obviamente todo estaba bien planificado.

En menos de dos años, en los medios se comenzó a hablar del “Jihadismo” como “libertadores” para destituir al tirano Assad  y tratar de cubrir la podredumbre que se ocultaba detrás de todo ello. Recordemos que apenas unos meses atrás, desde el Líbano el Jeque Hassan Nasrala (Líder de Hesbolá) denunció los planes sauditas de extender el financiamiento de esta mecánica en Latinoamérica.

En últimos informes provenientes de Siria se han revelado las descaradas incursiones de comandos y acciones aéreas de aviones israelíes para bombardear blancos en su territorio. Pero además y lo más chocante fue el  descubrimiento de operaciones de comandos israelíes para rescatar a miembros de “Jabbat Al Nusra” que se hallaban rodeados en Alepo y Quneitra, grupo ligado a “Al Qaeda” y aliado a la franquicia del “ISIS”. A todo ello, las ayudas logísticas y de provisión de armas por parte de aviones estadounidenses y británicos a favor del “ISIS” en Iraq han dejado sin base de sustentación la tan mentada por Washington “guerra contra el terrorismo”. En medio de todo esto, el gobierno argentino ignorante de la situación geopolítica actual y sin muestras de tener una política propia, parece coquetear con Washington y Tel Aviv sin tomar conciencia de cuáles pueden ser las consecuencias que se traen bajo el pocho estos oscuros pretendientes.


martes, 7 de junio de 2016

ILM-MIDDLE EAST




“PELIGROSA POLITICA DE LA PERFIDIA”

Hasta donde pueden disimularse las arbitrariedades de Israel sobre la población palestina



Por  Horace Husseini
Se suele decir que la política es el arte de lo posible, una definición popular que en lo que va del siglo ha sido interpretada de todas las formas impensadas. Pero más allá de las interpretaciones como actividad que busca propender a desarrollar hechos que beneficien a los habitantes de un país, se le ha dado orientaciones tan útiles como siniestras.  En lo que hace a la política internacional y en especial a la que lleva adelante Israel en la región del Medio Oriente, se halla continuamente teñida de sangre con la cual se sacian los intereses nacionalistas y sionistas que la dirigen.

A la altura de las circunstancias ya no es una discusión de cuáles son los intereses reales que mueven al ente israelí y a sus partidarios para prevalecer a cualquier precio sobre la población nativa y ante sus enemigos  vecinales y claramente se puede resumir en un interés meramente inmobiliario.

Si alguien pensaba que podía haber algo peor que el gobierno ultraderechista de Netanyahu, solo hay que esperar lo que será con la incorporación de sus nuevos aliados de la más recalcitrante derecha sionista del partido Bayit Yehudi.  La incorporación de los extremistas al gobierno ya ha encendido las alarmas tanto dentro como fuera del estado.

Aunque muchos traten de impostar sorpresa por el giro a la ultraderecha del gobierno de Netanyahu, lo cierto es que Tel Aviv desde que se instaló en tierra de Palestina en 1948, ha pasado por encima de los nativos árabes como si de hormigas se tratara. Que la llegada del ultraderechista Avigdor Lieberman al gobierno de Netanyahu cause críticas en los círculos internos de la política del estado judío no es una noticia nueva.  La personalidad de éste político israelí es tan revulsiva para unos, como adorada para otros. Hay que partir de que para los israelíes de la derecha a la izquierda política, los palestinos son una molestia para conquistar sus fines que nada más ni nada menos, persiguen el adueñarse de sus tierras. 

El regreso de Lieberman no es una novedad ya que éste mafioso ultraderechista había sido parte del gobierno de Bibi hace unos años.  La única novedad en su regreso está en que ocupará nada menos que la cartera de defensa, un área que en manos de un fanático ultranacionalista predice más derramamiento de sangre palestina y la posibilidad de una guerra abierta en ciernes contra algún vecino árabe.

A pesar de que Netanyahu ha pasado por encima de quienes se han opuesto a continuar con las expropiaciones de territorios palestinos e incluso reprimiendo y encarcelando a manifestantes pacifistas israelíes que se oponen a ello, los viejos métodos de imponerse con la mano de hierro le ha traído muchos dolores de cabeza y muy mala prensa internacional. Intentando ablandar esa imagen de un régimen de “Apartheid” en pleno siglo XXI y hasta de un fascismo que muchos judíos honestos no dudan en denunciar, Tel Aviv ha recurrido a personajes como Moshe Kahlon  un sonriente ministro del partido Likud que a pesar de su llamativa sonrisa, tiene las mismas intensiones que Bibi  y sus secuaces (v. http://www.veteranstoday.com/2016/06/04/uri-avnery-the-day-of-the-rhinos/ )

Cuando se suele habla de Israel como “la democracia del Medio Oriente” que una parte de la intelectualidad occidental la ensalza como un ejemplo en la región, falta hacer una pequeña aclaración; es una democracia solo para judíos.  Más allá de las continuas discriminaciones que los sionistas y los ultraderechistas israelíes suelen explicitar verbalmente o más directamente con sus brutales acciones contra hombres, mujeres y niños palestinos,  existe en la política expansionista del estado judío un sentimiento de presumida “superioridad moral” que les da autorización a masacrar a cualquiera que amenace sus intereses a los cuales, disfrazan tras slogans como “derecho a la defensa y la subsistencia”, con discutibles interpretaciones de sus sagradas escrituras o acudiendo a las manipulaciones culposas sobre aquel holocausto durante la segunda guerra mundial.

Ante tantas barbaridades que se han venido acumulando a lo largo del tiempo, ha desatado focos de conciencia en algunos sectores de ésta sociedad que  se suelen identificar con sectores pacifistas y de la izquierda que han venido causando cortos circuitos que se han materializado en protestas internas que no han terminado bien. Pero si bien estas movilizaciones populares tengan un verdadero interés por la paz, no puede decirse lo mismo de la clase política.

Por medio de estas supuestas compulsas internas dentro de Israel, se trata de hacerle creer a una cada vez más ávida y descreída opinión pública mundial –especialmente la occidental- que hay matices dentro del ideario racista del sionismo que abogan por buscar la paz con algún grado de justicia con los palestinos. De este modo algunos señalan que los sionistas de la derecha son muy diferentes a los sionistas de la izquierda intelectual y viceversa. La historia de la existencia de éste ente demuestra que ello no es real. Si ha habido algunos raptos de conciencia por las calamidades que el gobierno israelí cometía y sigue cometiendo a costa y nombre de los judíos del mundo, en realidad son solo honrosas excepciones que se reducen a muy pocos individuos, tal el caso de Yitzac Rabin asesinado por un extremista judío  en 1996 por osar escuchar los reclamos palestinos.  Y es que si hubiera realmente alguna preocupación de una masa importante de israelíes sobre la situación de los árabes-palestinos, simplemente el estado de Israel sería internamente inviable.

Pero las acciones de Israel no se limitan a las fronteras de los territorios ocupados. Sus acciones encubiertas de diferente índole e intensidad han abarcado no solo a los países árabes vecinos (Yemen, Siria, Iraq, Dubai entre otros) sino incluso en varios países occidentales. Actualmente se ha visto como la inteligencia y unidades militares asisten a las bandas mercenarias que asolan Siria, sin mostrar el mínimo escrúpulo. 

Durante décadas las acciones criminales de sus servicios de inteligencia tanto civiles como militares, quedaban cubiertas por las dudas que otorga la actuación clandestina  y la tan conveniente ocultación de los medios masivos anglosajones que respondiendo a intereses y lealtades que financian sus corporaciones, trataron de mantener miles de muertes bajo la alfombra de la historia.

El actual escenario de inestabilidad que gravita en torno a Yemen, Siria e Iraq ha sido  la oportunidad de oro para Tel Aviv en reimpulsar con mayor vigor sus operaciones contra el eje de la resistencia “árabe-islámica” que no se limita solamente a la lucha armada sino que además cuenta con una extensa faceta política que tiene como principal representante político al Partido de Dios (Hesbolá) del Líbano. En el caso del Yemen hay que señalar que Israel colabora en forma ardua y de varias formas en dicho escenario  proveyendo todo tipo de apoyo a los esfuerzos sauditas por aniquilar a la oposición yemenita que encabezan los combatientes chiitas de la tribu Hutie. Uno de las principales asistencia ha sido la aérea que según informes de la ONU, han tenido como blancos sistemáticos a escuelas y hospitales (v. http://www.globalresearch.ca/u-n-blacklists-saudi-arabia-coalition-for-killing-children-in-yemen/5528905 ).

También ha sido comprobado como Tel Aviv ha estado actuando bajo cuerda con grupos como “Jabbat Al Nusra”  y otras agrupaciones que son asistidas por la CIA que además de tener vinculaciones con “Al Qaeda”, sirven para propósitos e intereses no árabes. Nada de ello tiene el menor cariz democrático y menos aún legal pero, se suele aún escuchar a los principales medios anglosajones y círculos intelectuales del sionismo  internacional  con gran cobertura mediática –muchos de ellos no judíos ni israelíes- que el “terrorismo islámico” es una amenaza global de la cual Irán es su promotor. Si no fuera por sus poderosos contactos que mantiene dentro del  Status Quo norteamericano que le posibilitan entre otras cosas, saltar por encime a las leyes internacionales, hace tiempo que Israel estaría atosigado por las sanciones. 

En Argentina el tema de Palestina por influencia de los poderosos intereses sionistas que existen en el país, trata de guardarse bajo la alfombra del olvido y los pocos argumentadores en pro de las bestiales políticas israelíes contra la población árabe-palestina son tan obvios en su exudar un auténtico antisemitismo –dado que los árabes son semitas- que son aconsejados para que no se traben en entuertos públicos que embarran más a la posición de Israel.  Otros desde sus posiciones religiosas y que casualmente han encontrado cobijo en cargos públicos en el actual gobierno, tratan de desviar la atención y encubrir su adhesión al sionismo alegando que “aquel tema está muy lejos” pero a su vez –y contradictoriamente- levantando sus voces críticas  cuando Argentina reconoció el derecho del pueblo palestino a su estado independiente. Solo algunos intelectuales honestos y estudiosos del complejo geopolítico del Medio Oriente –entre ellos Pedro Brieger- han tratado el tema con la altura y con la mayor enjundia sin posicionarse en un panfleterismo parcial.

Con estos precedentes y desde una mirada en retrospectiva veremos que Israel lejos ha estado de buscar la paz con el pueblo palestino al cual últimamente algunos intelectuales, se han atrevido a cuestionar su existencia. Tal vez por estas continuas idas y venidas en las que Tel Aviv juega al gato y al ratón con los representantes de la débil ANP, ha llevado a una idea que parece desagradar bastante al círculo de los sionistas más recalcitrantes.  Se trata de la iniciativa propuesta por el gobierno francés –al cual hay que señalar como un notable  pro-Israel-   de que funcionarios de terceros países, lleven adelante en París las discusiones para el arribo a una paz duradera entre israelíes y palestinos.  Ahora bien ¿Por qué a Tel Aviv le desagrada tanto la idea? Pues la respuesta es muy clara. Se trata de que mientras ha mantenido las conversaciones directas y cerradas con la ANP, Tel Aviv ha podido manipular las mismas a gusto y cuando llegaban a intersticios que no parecían culminar en beneficio a las posiciones de Israel, simplemente ellos pateaban el tablero y ahí acababa todo.  

Para ser breve y mientras la región se desangra por la proliferación de grupos de mercenarios que curiosamente solo atacan a los árabes, lo que Israel sigue haciendo  y aprovechando estas convenientes circunstancias es hacer valer más que nunca la política de la “zanahoria y el garrote, una práctica que revela que tan democrático es el proceder de sus políticas de estado ocupante.




viernes, 3 de junio de 2016

EN LA MIRA




“EL REGRESO AL SUDESTE  ASIÁTICO”

Cómo la retirada de EEUU del Medio Oriente está demostrando un progresivo cambio de su geopolítica más orientada al sudeste asiático




Por Charles H. Slim
Hace cincuenta y cinco años atrás, los Estados Unidos llevaron al sureste de Asia bajo la excusa de la democracia y el peligro del Comunismo,  una de las guerras más espantosas del siglo XX, en la cual se realizaron todo tipo de masacres y se utilizaron las más letales armas que los americanos tenían en sus costosos arsenales.  Pese  a la desastrosa experiencia de Corea, los norteamericanos insistieron en sus intensiones de imponer sus reglas en la región.  Fue por allá en los finales de la segunda guerra mundial cuando Japón perdió el control de la Indochina,  paso a ser reocupada por los colonialistas franceses quienes a la vista y vivencia de los pobladores de esa región, no representaron ninguna diferencia con los imperialistas nipones.

Triunfantes en el tren de los aliados, Francia no perdió el tiempo y trató de recobrar sus joyas en Asia y África, volviendo a las políticas de su acostumbrado colonialismo pero, esta vez mucho más condicionados por la erección de Naciones Unidas y del emerger de un poder imperial que les limitaría sus agendas liderado por los EEUU que se convertiría en el líder de lo que ellos mismos se autodenominaron como “el mundo libre”.  En ese marco y con la influyente presencia china y británica en Saigón, los franceses desembarcaron en la que llamaban Indochina pero que más tarde conoceríamos como Vietnam, tratando de reconquistar  sus dominios, especialmente  al norte que se había plegado a un gobierno de signo comunista que liderado por el cerebro de la resistencia durante la guerra mundial Ho Chi Min, estaba claramente apoyado por Pekín.

Para ser breves, tras sus infructuosos esfuerzos los franceses deberían salir humillados para entender que no tenían cabida en aquel lugar tras la derrota de 1956 en Die Dien Fu en la cual, se causó grandes bajas y la pérdida material de importancia para la potencia colonial en decadencia.  Por su parte la fuerza del “Vietmin” debió pagar un alto precio por esta victoria doblando el número de bajas francesas y sus heridos. 

 Tan pronto finalizó esta lucha y tras los acuerdos de Ginebra Vietnam se dividió en una parte norte con capital en Hanoi bajo el control del Partido Comunista Vietnamita (VietCom) y el sur, con capital en Saigón bajo el control del emperador Bao Dai quien estaba respaldado desde las sombras por Washington. 

Precisamente por estas influencias políticas que oficiaba el Departamento de Estado y que operaba la flamante CIA en el terreno, lograron colocar en el poder a un autócrata llamado Ngo Dinh Diem quien –y bajo el consejo de Washington- rechazó los acuerdos de paz con lo cual dio rienda suelta a una campaña de represión y persecución de los sectores opositores –especialmente al Comunismo local- que llevó a un deterioro paulatino de la situación político y social interna de  la región.  Sin dudas, es el antecedente de las intervenciones unilaterales con la aplicación de los llamados “programas para la democracia” que causarían nada menos que “diez mil días de guerra” con un saldo de más de dos millones de muertos, un millón de lisiados y centenares de miles de heridos.

Luego de unas cuantas décadas de olvido y tras haber se concentrado en el Medio Oriente durante las dos últimas décadas, Washington y sus aliados de la OTAN vuelven a la carga con planes de poner sus pies en el sureste asiático tratando seguramente de contener al avance chino y controlar más de cerca al impredecible gobierno de Corea del Norte que al día de hoy es uno de los países que tiene capacidad lanzar misiles nucleares.  Igualmente Washington nunca se quedó quieto y uno de sus principales objetivos durante la última década ha sido tratar de meterse al bolsillo a la India para usarla como colchón contra  la influencia de China. Una de las formas ha venido siendo mediante la asistencia para paliar la sequía más importante que azota a la región y para lo cual EEUU se ha ofrecido gentilmente a prestar auxilio.

Mientras tejen sus redes en esta parte de la región, Washington y sus socios se hallan en un interminable Stand By en Afganistán donde las noticias malas no paran de llegar.

Por otra parte, no olvidemos que en los tres últimos años, la OTAN ha venido incrementando su presión sobre las fronteras rusas incluso, interviniendo clandestinamente en los procesos políticos de los países vecinos que como fue con el golpe de estado gestado en Ucrania del 2014 que coloco a un gobierno pro-occidental, pretendió acceder a su territorio para instalar una base en la puerta trasera de Rusia.

Como siempre, los argumentos principales para esto son los “derechos humanos”, la “democracia” y los peligros de la “proliferación nuclear” pero hoy todos saben muy bien que esas son solo monsergas para los medios y nada más.  El interés se centra en tratar de desalentar el impulso de una bolsa petrolera rusa con sede en San Petersburgo desarticular  y también la prometida bolsa china de Shangai que amenazan la supremacía del dólar en mercado del crudo, teniendo como blanco más importante  al BRICS que se ha convertido en una amenaza comercial real para los negocios del eje Washington-Londres y la UE que podría reducirse a los intereses del  G-7.  

Fue de ese modo que Obama al firmar en 2015 el acuerdo del TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica)  que incluso abarca a Chile, tratara de boicotear  la expansión de la floreciente economía china que puede extenderse por América Latina gracias al BRICS.  Sin dudas que ante el incremento de estas amenazas,  fue que Rusia y China firmaron  acuerdos de cooperación comercial y un  acuerdo de seguridad  que comenzó a tener vigencia en mayo del 2015 y que abarca desde la seguridad aeroespacial, la terrestre hasta la de los mares que bañan a ambas naciones lo que ha perjudicado notablemente las operaciones navales de la OTAN.

En el caso del sudeste de Asia las excusas no cambian y los métodos tampoco. Como táctica recurrente para desarrollar estas planificaciones, se centran en ir desde lo pequeño hasta lo más grande; en este caso, centrarse en las situaciones político-sociales de pequeños países como Myanmar, Brunei, Camboya, Timor Oriental  Malasia y Laos, donde Washington hace esfuerzos  para ingresar –especialmente por medio de ONGs- y desde el campo de la cultura, las finanzas, el comercio y la política, busca ingenierizar una corriente contraria a la influencia regional de China Popular. 

La mecánica se orienta a cortar en pequeños pedacitos a la región y tratando de manipular a las corrientes étnicas de cada uno de estos pequeños estados, seccionar  lo más posible la lealtad nacional que aglutina a sus habitantes y de ese modo, comprarse las lealtades de esas minorías que, una vez cooptados, pasaran a ser sus aliados dentro de toda la región. Se trata de la misma dinámica empleada en el Medio Oriente en donde podemos ver como recurrentemente desde comienzos de 1991, se hizo incapie en abordar a las minorías dentro del mundo árabe-islámico, para que, mediante influencias políticas operadas por Washington e Israel, grupos como los Kurdos, los chiitas y últimamente a los cristianos acepten voluntariamente separarse de la comunidad inter étnica que antes de su intervención los congregaba. En aquellas jornadas, el interés por el petróleo y el posicionamiento geopolítico de EEUU dentro de la región  movilizó la guerra de 1991 y terminó con la invasión de Iraq en 2003.  Tras ello, EEUU logró acaparar el acceso al petróleo y establecer estratégicas bases militares y de inteligencia cercanas a Irán pero también, cercanas a Rusia. 

Apenas unos días atrás, Obama realizó una gira al Lejano Oriente teniendo como principales escalas a Japón y Vietnam a éste último, levantándole el embargo de armas estadounidenses que tenía desde hace décadas evidentemente con la intensión de ganarse el apoyo de Hanoi que mantiene disputas marítimas con el gigante chino, pero también para que abandone su cooperación técnico-militar que mantiene con Rusia  y sin lugar a dudas que además se vea tentado a adherir al TPP.


Hoy, mientras una parte de la flota de la OTAN maniobra provocadoramente en aguas del Mar Meridional de China y realiza ejercicios navales que claramente se orientan a que China los vea (mientras toma cartas en el asunto), las maniobras de gestación de fisuras en las comunidades del sudeste mediante las conocidas ONG que con la fachada de ayudas sin fines de lucro o con la máscara de la ayuda humanitaria o incluso la llegada de inversiones, siguen su curso buscando instalar doctrinas que en apariencias no parecen tener finalidades políticas y menos aún pro-estadounidenses, van llevando a los habitantes que aceptan estas “ayudas” a que poco a poco terminen agradeciendo a Washington y sus amigos de occidente por cosas que ya les estaba proveyendo su propio estado nada más que con otro color.