domingo, 23 de enero de 2022

 

“NI UN CENTIMETRO AL ESTE”

A la luz de la mala fe evidenciada por los infundios de Washington y sus aliados de la OTAN las señales de Moscú son claras

Por Charles H. Slim

La mejor palabra que describe al canciller ruso Sergüei Lavrov es sin dudas “integridad” ya que solo basta verlo pasar por la puerta para darte cuenta que es un tipo que no vas a poder pasarlo con infantilidades. Esto lo decimos tras la presentación del informe estadounidense que se titula “Realidad vs ficción” y en el cual, como bien lo sintetizo el mismo Lavrov “está plagado de mentiras”.

Igualmente a él no le molesta (más allá de lo engorroso de este informe) tener que desbancar una a una estas chapucerías y ponerlas al conocimiento público.

Y así fue con su acostumbrada parsimonia y ese tono grave en la voz, dijo ante los medios que lo que los norteamericanos habían presentado no tenía pies no cabeza. No había más nada que agregar, la leve sonrisa en su monolítico rostro lo decía todo. Pero ¿Qué dice ese informe norteamericano?

Tal como lo fue desgajando punto por punto, a la vista de quienes hemos venido siguiendo las políticas de Washington en Eurasia, son un rosario de mentiras, falacias e invenciones que solo viene a ratificar como se ha comportado EEUU en el uso del tan conocido “doble rasero” en su política exterior.

La principal mentira que esbozan en este libelo habla de que “Rusia invadió Crimea en 2014” cuando en realidad ello es falso. Quienes crearon la desestabilización en Ucrania en aquel año y fomento el golpe de estado de febrero fue la embajada de EEUU. Tras aquel sangriento episodio en el que se emplearon elementos “proxies” (mercenarios de varias nacionalidades) que se unieron a los ultranacionalistas ucranianos, establecieron un gobierno que comenzó a perseguir a los ciudadanos ruso parlantes quienes ante esto, decidieron organizarse y resistir a este gobierno que no consideraban legítimo. Fue así como Crimea regresó a la Rusia histórica y en el este de Ucrania nacieron las repúblicas de Donetsk y Lugansk en el Donbass.

A partir de ese entonces, Washington y la OTAN han venido maniobrando de forma discontinua y por diferentes medios (la mayoría de ellos sucios y clandestinos) para apoyar a Kiev para recuperar la región del Donbass. Una de las tácticas que pretendieron implementar fue la de infiltrar células de asesinos y terroristas dentro esta región para -mediante sus ya conocidas tácticas- crear el caos y el terror entre los pobladores. Pero para desgracia de sus planificadores en Bruselas estos grupos fueron paulatinamente eliminados y varios de sus componentes capturados.

Para el Pentágono eso fracaso por la intervención del GRU ruso y de su agencia de inteligencia pero ello no puede ser corroborado y solo queda en la mera especulación.

De cara a la opinión pública, los medios anglosajones han estado implementando una constante campaña de intoxicación informativa que tiene como principal objetivo la demonización de Rusia y de su gobierno. En esta campaña se adhieren los anglófilos argentinos y en particular los medios y editoriales capitalinas acostumbradamente rusofobas que son la mímica de lo que dicen en Washington y Londres.

Parte fundamental de esta campaña son sin dudas la novela del “Russia-Gate” tejida por los demócratas (liderados por Hillary Clinton) durante la administración de Donald Trump, las falsas acusaciones de espionaje y ataques cibernéticos contra la infraestructura de los EEUU, las falsas acusaciones de Londres en el caso del envenenamiento del doble agente Skripal y en última instancia, las supuestas intenciones rusas de invadir Ucrania.

Un detalle que sobresale en este documento es la terminología con la que la OTAN se autodenomina para justificar su constante avance. La pretensión de considerarse (hoy) como una “organización defensiva”, es una falacia que no se condice con sus antecedentes más contemporáneos. Solo para dar sustancia a este argumento recordemos que la organización atlántica (además de asistir a Gran Bretaña en la guerra de 1982), intervino de forma ilegal en acciones ofensivas de la ex Yugoslavia en 1999, intervino en la invasión a Afganistán en 2001, en la de Iraq de 2003 y la de Libia de 2011. A la vista de esto cualquiera puede preguntar ¿Qué clase de defensa es esa?

Una excusa similar se trata de emplear cuando se le cuestiona sus intenciones en Ucrania con su constante aprovisionamiento de sistemas de armas ofensivas y de tropas para instrucción ¿Qué clase de garantías de no agresión pueden ver los rusos en semejantes movimientos?

Tampoco ha sorprendido al viejo Lavrov la poca memoria de los estadounidenses. Esto a cuento de que según cita dicho informe, “occidente (léase EEUU, Gran Bretaña y la UE) nunca hizo una promesa de no extender la OTAN”. Al parecer los burócratas en Washington parecen sufrir de amnesia o más bien, simulan sufrirla. En realidad, esto no es algo nuevo en la historia política de los EEUU. En 1982 cuando Gran Bretaña cruzo el océano atlántico para arrojar a los argentinos que habían recuperado las islas Malvinas y todo el archipiélago del sur, Washington desconoció la vigencia del Tratado de Asistencia Recíproca TIAR permitiendo que los británicos (asistidos por la OTAN) agredieran a uno de sus contratantes hemisféricos.

Más cerca en el tiempo, el abandono en 2018 del Tratado de no proliferación nuclear iraní firmado en 2015 entre Washington y Teherán, demostró no solo la desprolijidad de Washington sino tal vez lo peor, lo nada confiable que es como estado para establecer un acuerdo y en el ausente respeto por la legalidad internacional.

Una vez más y como si pudieran seguir con estos juegos de niños, el Departamento de Estado y en particular su Secretario, Anthony Blinken pretende hacerse el desentendido de lo que su mismo departamento en 1990 acordó con Moscú. A pesar de que este informe señala de que ellos no prometieron nada, el 9 de febrero de 1990 el por entonces Secretario de Estado James Baker dejó expresado en documentos que tienen ambas partes “Garantías férreas: la jurisdicción de la OTAN y sus fuerzas militares no se moverán ni un centímetro hacia el este”.

Pero a pesar de las palabras de Baker, durante toda esa década y aprovechando que Rusia estaba tambaleando tras la desintegración de la URSS, Washington no tuvo reparos en comisionar a la CIA para que con sus colegas del MI6 y con el seguro apoyo del MIT turco (parte de la OTAN) y la Mukhabarat saudita, comenzaran a alimentar al fundamentalismo islámico que campeaba en las ex repúblicas soviéticas a finde de que fueran elementos de desestabilización permanente. El caso de Chechenia fue sin dudas paradigmático de como occidente uso a los chechenos y sembró la semilla de la inseguridad como táctica para que la OTAN, mientras Rusia se ocupaba de los separatistas, avanzaba paso a paso.

Para Sergüei Lavrov, para el presidente Vladimir Putin y una parte importante de la población rusa, los estadounidenses y la OTAN, el mensaje es claro y el mismo se resume en que no deben avanzar un solo centímetro más hacia el este.

viernes, 21 de enero de 2022

 

“DESPLEGANDO EL ENGAÑO”

Lejos de distenderse la situación en torno a las fronteras de la Federación rusa, una escalada parecería inminente ¿Cuáles son las alternativas para frenarla?

 

Por Dany Smith

Mientras los medios de occidente distraen a la opinión pública con nuevos capítulos del Covid, en lo profundo de Europa del este la alianza atlantista (OTAN) está tramando una intervención militar que tendrá consecuencias mucho más graves que lo causado por la liberación de este agente biológico de laboratorio.

Al parecer y según algunas fuentes confiables, la OTAN bajo la dirección de los EEUU está desplegando una batería de engaños y tácticas distractivas que tratan de mostrar a los ojos de las poblaciones de la región una inminente invasión de Rusia teniendo como punto de ingreso a Ucrania. Parte de esta estrategia fue lo provocado en Kazajistán donde para disgusto de Washington, la situación fue estabilizada demasiado rápido por la OTSC.

Mientras se crean estos escenarios, la operación mediática para mostrar supuestos aprestos rusos para una invasión siguen sin pausa. Entre los activos participes de esta charada se cuentan Suecia (quien se había mantenido relativamente al margen) y los países bálticos quienes han desplegado tropas en sus fronteras este alegando que temen una invasión de Rusia.

Por lo pronto Moscú anunció que llevará adelante maniobras navales entre enero y febrero en aguas de la federación y del Mar Mediterráneo como forma de responder a las evidentes amenazas a su integridad territorial. Esto sin dudas es la forma de responder al proceder de EEUU quien por estas horas y en la persona del Secretario de Estado Anthony Blinken se halla en una gira maratónica por Europa tratando de convencer a sus socios de embarcarse en una posible aventura bélica.

Como ya bien sabemos, las conversaciones entre Rusia y EEUU (en el marco de la OSCE en Viena) que culminaron el 13 de enero pasado no arribaron a ninguna solución y solo dejaron una batería de advertencias cruzadas. No pasaron tan solo unas horas tras esta fracasada reunión que los británicos comenzaron a enviar armamento a Ucrania demostrando con ello, que poco o nada importaban las tratativas diplomáticas. Lo cierto es que Washington y sus socios parecen decididos a ir por más y en ese propósito redoblan su apuesta para que Ucrania cumpla el papel de ser la trampa de oso para Rusia.

Por su parte los rusos están bien al tanto de lo que Washington pretende en este escenario. Primero que todo, que sus tropas caigan en las provocaciones y con ello, justificar la ocupación atlantista de Ucrania para “defenderlos” de Rusia. Sobre esto último señalemos que, como denunció el portavoz presidencial ruso Dimitri Pezkov más que una invasión rusa lo que está sucediendo es “una invasión gradual de la OTAN en el territorio ucraniano”.

Por el contrario, Moscú no esta dispuesto a caer en ese juego y sin dudas apelara ante las instancias internacionales para que se detenga esta peligrosa planificación. En ningún momento las fuerzas rusas han cruzado a territorio fuera de sus fronteras; por el contrario, los norteamericanos y tropas de la alianza atlántica además de estar muy lejos de su casa, han estado maniobrando de forma provocativa en torno a sus fronteras (exhibiendo sus armamentos) con preparativos que justifican de cara a la opinión pública bajo el argumento de ser acciones de defensa.

“EEUU sabe que con Rusia no puede maniobrar con la facilidad que lo hizo con pequeños países sin capacidad para defenderse en un enfrentamiento convencional. Rusia a su vez, tiene con que golpear si llegara a ser agredida y para ello cuenta con los sistemas de misiles hipersónicos AVANGARD que ni Washington ni la OTAN podrían detener”.

Pero esto es lo que se ve a la luz del día. Lo peligroso son los movimientos clandestinos que la CIA y otras agencias socias estarían preparando para que de manera estridente, pública y masiva se presente a Rusia como el agresor que tanto desde Washington y Bruselas se viene difundiendo. Una vez más, los medios occidentales y más particularmente los anglosajones juegan un papel central en la manipulación psicológica de toda la población para presentar un posible evento agresivo (Operación de Bandera Falsa) y así justificar una conflagración. Los antecedentes de estos montajes son categóricos y pudieron verse claramente en las acciones montadas contra Iraq, Libia y Ucrania.

Al mismo tiempo el gobierno de Zelensky pareciera creer que prestándose a esta situación podría beneficiar a su país. Al parecer el presidente ucraniano estuvo ausente de las clases de historia contemporánea y no advierte aún como suele actuar EEUU. Según se sabe, los planificadores de la OTAN pretenden atraer a las tropas rusas al territorio ucraniano, más precisamente a los enclaves urbanos donde ya han montado dispositivos anti tanque y personal entrenado para combates de guerrilla. De esta forma, los norteamericanos que aprendieron estas tácticas de la resistencia iraquí en la defensa de Faluya en 2004, ahora la están impartiendo a grupos de combate irregulares en franca previsión de un desbande las Fuerzas armadas ucranianas. 

Dentro de este esquema seguramente hay instructores del “ISIS” que no hay que olvidar, es un embuste (como Al Qaeda) creado por las agencias de inteligencia de occidente (con implicancias sauditas y turcas) para apoyar las operaciones contra Siria y que hoy se hallan operando en Afganistán.

Rusia no baja la guardia y ante la continuada llegada de tropas y armamento de la OTAN a Ucrania, se mantiene a sus tropas en estado de alerta como las que vemos estacionadas en Kymovo a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania.”


Meses antes de que se llegara a esta situación, EEUU había estado enviando a Ucrania unos 30 sistemas de misiles y con ellos unos 180 misiles anti tanque FGM-148 “Javelin” que podrían causar muchas perdidas de unidades blindadas rusas.  

Otras señales que demuestran este esperado escenario es la llegada de unos 200 hombres de grupos especiales de Canadá quienes bajo la excusa de proteger a la embajada en Kiev, serían parte del esquema para generar el escenario de caos y confusión como el que se generó en Iraq con la inseguridad cotidiana y el terrorismo descontrolado.

Rusia tiene todos los argumentos en su favor para concluir que se haya bajo una amenaza similar a la de 1960 por la “crisis de los misiles” en plena Guerra fría y es por ello, que de no encontrar garantías palpables y creíbles de que EEUU y la OTAN no van a distender la situación en torno a sus fronteras, podrán llevar adelante una política de reciprocidad con el despliegue de sus sistemas de misiles hipersónicos a Cuba y Venezuela ¿Creen que no es posible? Esto no solo es posible sino que sería un proceso que ya esta en marcha por lo cual Biden y su Staff por estas horas deberían preguntarse ¿Debemos seguir con la agenda de los neoconservadores o, retomar el camino de la cordura y comenzar a respetar los compromisos acordados y los preceptos de la Carta de Naciones Unidas?

miércoles, 19 de enero de 2022

 

“QUE ES LO QUE TU PUEDE HACER POR EEUU”

A pesar de las contradictorias y erráticas posiciones en política exterior, el gobierno de Alberto Fernández busca la asistencia de Washington para tratar de negociar con el FMI. Pero todo tiene un precio.

 

Por Javier B. Dal  

Son horas aciagas para la Argentina. La inflación que no se detiene, la mediocridad política de una clase de representantes que no representan y la falta de un acuerdo con el FMI están llevando a los argentinos a que comiencen a transitar su peor pesadilla. Entrampados por sus propias contradicciones y por ese carácter ciclotímico del que la historia ha sido testigo, hoy se ven en el dilema de: Soberanía política a toda costa o ser un vasallo más del imperialismo anglosajón.

Así es. Las palabras del General Juan Domingo Perón gusten o no a quien les quepa recordar fueron proféticamente acertadas cuando dijo “el 2000 nos hallará unidos o dominados”.

Tal vez alguno se esté cuestionando que estas opciones son ridículas y hasta reduccionistas, pero ahora explicare por qué ello no es así.

Las expectativas en la entrevista del 18 de enero entre canciller Santiago Cafiero y el Secretario de Estado Anthony Blinken habían sido sobrevaloradas por los argentinos. Mientras la CAMPORA y los sectores más reactivos del gobierno creían que el canciller partía a una cruzada patriótica, los anglófilos y sionistas que se hallan en la otra vereda, esbozaban sus muecas de burla y carcajadas por este encuentro menospreciando de ante mano cualquier resultado.  Unos y otros, claramente tienen sus ojos bien tapados o mejor dicho, miran con el lente que mejor se ajusta a sus intereses.

Por el contrario, para Washington pese a la intrascendencia de la representación política argentina lo que les importa es el fondo y ello es, la situación estratégica del triángulo del sur. Para los Think Tanks y los asesores estadounidenses en Seguridad, el actual gobierno de Buenos Aires es una realidad de corto plazo carente de algún peso político y como tal no representa ningún desafío geopolítico y mucho menos una amenaza militar para los intereses de sus aliados británicos en el atlántico sur.

Washington sabe muy bien que toda la retórica del gobierno de Fernández es mera dialéctica sin sentido por lo cual, ni los británicos en “Mount Pleasant” ni el despliegue de grupos de tareas conjunto del Comando sur que a su vez respaldan los desplazamientos de otros grupos de tareas que responden a la OTAN (AUKUS y QUAD), corren riesgo alguno. Sus anunciados viajes a Rusia y China no son una preocupación para La Casa Blanca ya que los mismos rusos y chinos no ven en su gobierno, solidez y mucho menos garantías de persistencia para alinearse seriamente a su agenda. En resumen de cuentas, nadie en Londres o en Washington cree que en la entelequia estatal argentina (con o sin Fernández) moverá un dedo contra sus intereses.

Aquello no significa que deban ignorárselos. Los norteamericanos saben bien como sacar partido a las situaciones más inverosímiles o que en apariencias no revisten un interés. Muy por el contrario, Argentina desde varios ángulos es una plaza altamente estratégica que no puede dejarse abandonada a su suerte. La historia del siglo XX demuestra cómo tanto los ingleses como los norteamericanos le han dado un sitial (tal vez no preferencial) importante a este triángulo geográfico en el hemisferio sur.

La realidad del estado argentino actual es la de un adicto en rehabilitación que no puede vencer su compulsión y va a ver a su viejo proveedor para que le venda droga y así paliar sus padecimientos por la abstinencia. Y por supuesto, este le dará su dosis para que regrese. Esa es la relación enfermiza que existe entre Argentina y el FMI y que la condiciona a que pueda ejercer una soberanía política real con la cual desarrollar una política estratégica para el desarrollo económico, comercial y por supuesto militar con el cual proteger sus logros.

El gobierno argentino necesitaba de un apoyo político para poder negociar con el FMI y espera de Washington que se lo brinde, pero ello por sí solo no basta.

El país sigue sufriendo de tener una clase política y de representantes altamente volubles y corruptos, carentes de una visión estratégica que supere sus propios intereses y expectativas inmediatas por lo cual la construcción de una soberanía política (necesaria para un desarrollo) es difícil de esperar. Las breves conclusiones que Cafiero obtuvo de su par Blinken no ofrecen ese apoyo sustancial esperado y tan solo son palabras huecas que no dicen nada.

La frase gastada de que EEUU apoyara a la Argentina ante el FMI o más precisamente que “Argentina es amiga y socia” obtenida tras la reunión no quiere decir nada, o al menos no se traducen en una posible materialidad pero que sí es seguro que tendrán un precio.

Incluso no queda claro si estas palmaditas en la espalda significaría un abogar de Washington ante el FMI. Si así lo fuese ¿Qué ganan los norteamericanos? No solo los estadounidenses pretenden algo sino cualquiera que estuviera en su lugar. Pero en este caso, la cooperación de Argentina en asuntos estratégicos (de los EEUU) puede profundizarse aún más y sería el perfecto “Caballo de Troya” para penetrar y subvertir los procesos políticos de Venezuela y Nicaragua. No olvidemos que bajo las gastadas excusas de los derechos humanos y la democracia, Washington asigna anualmente un presupuesto para agencias y organizaciones como USAID que bajo aquellos argumentos no es más que una fachada para las operaciones de la CIA que ciertamente, nada tienen de fines humanitarios.

Entonces ¿Será el camino de la salvación para Argentina, el vasallaje? Lo que salió de la reunión entre Cafiero y Blinken no termina por responder esta cuestión. No hay que olvidar que el canciller argentino fue en búsqueda de una ayuda sustancial de Washington y es por ello que para recibir algo semejante es necesario ofrecer algo como contra prestación. Si bien el país (en lo profundo) esta controlado por familias y grupos de poder que se relacionan y entrelazan con el mundo anglosajón (particularmente Londres), asegurando que el país no arda, hay otra parte de la población compuesta de los habitantes comunes y silvestres, que absortos por los vaivenes socio-económicos solo van para donde los arrean los medios corporativos.

Si el presidente Alberto Fernández cree que las insípidas palabras del Secretario de Estado Blinken y de la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi son una credencial para exhibir ante el FMI hay que avisarle que la cuenta del favor vendrá cuando menos lo espere.  

 

 

lunes, 17 de enero de 2022

 

“REDOBLAR LA APUESTA”

El fracaso esperado en las conversaciones de Ginebra entre los representantes de EEUU y Rusia traerá consecuencias en breve. Igualmente y por lo visto Washington y sus socios no parecen ceder a las advertencias

 

Por Charles H. Slim

Como ya sabemos bien, una noticia significara una cosa de acuerdo a quién y al ángulo desde donde se la exponga. Quizás no sea necesario tener que aclarar esto ya que usted, a estas alturas tiene un juicio y un razonamiento propio con el cual sabrá discernir si lo que se le informa es un suceso basado en hechos fidedignos o una mera cortina de humo.

Esto viene a cuento de ver que es lo que ha sucedido en la ronda de negociaciones que tuvieron lugar en Viena hasta el jueves 13 de enero último entre la representación rusa, de los EEUU y la OTAN. Como bien sabemos no llegaron a nada y en parte ello se debió a la total falta de flexibilidad en los representantes occidentales quienes (como era de esperar) querían imponer su propia agenda.

La composición de la comitiva occidental ya preanunciaba el final de este encuentro. Anthony Blinken, Jake Sullivan, Victoria Nuland y Wendy Sherman son quizá la prosapia de las nuevas generaciones de los más recalcitrantes sectores neoconservadores y los cuales ya vienen con un extenso prontuario salpicado con la sangre de muchos inocentes.

Por lo cual para los rusos no había sorpresas. Antes de que se llevara adelante esta cumbre, Victoria Nuland (sionista recalcitrante) tras levantarse la prohibición de ingreso a la Federación rusa viajo el 11 de octubre del 2021 a Moscú donde mediante amenazas trato de intimidar al gobierno de Putin lo que obligó a que viajara el jefe de la CIA para distender la situación. Con estas señales quedaba en claro que no importa quién (demócrata o republicano) sea el presidente en la Casa Blanca. Los representantes occidentales fueron con la falsa ilusión de que Rusia no les hiciera una propuesta inaceptable como es “retrocedan o aténganse a las consecuencias”.

Para la visión occidental representada por los medios que pontifican al pie de la letra la política exterior de Washington, el que está amenazando la estabilidad regional es Rusia por estar concentrando tropas en las fronteras de Ucrania. Pero ¿Por qué está sucediendo esto? Y de ser así ¿Qué rol juega la OTAN en este marco?

Lo que en realidad esta sucediendo es, un avance voraz de la Alianza atlántica que desde 1997 intenta fagocitar los estados de la Europa del este que aún no se han plegado a sus estructuras con el nada secreto fin de rodear a Rusia y con ese cerco una vez establecido, condicionarla para que sus actividades comerciales, políticas y geopolíticas puedan ser seguidas, controladas y de ser necesario, abortadas antes de que se desplieguen.

Hasta el presente, la estrategia de Washington de las últimas décadas ha sido la de operar con sanciones comerciales, económicas y tecnológicas en una creencia de que ello serviría para convencer a Moscú que no debían resistirse a la extensión de la OTAN. Cuando Vladimir Putin demostró que las sanciones no lo iban a condicionar aún a riesgo de que parte de la población sufriera por estas extorsiones, Washington y sus socios pasaron a sumar otra fase peligrosa utilizando la subversión (revolución de colores) como su carta fuerte.

Las últimas señales de que ello intenta profundizarse pudimos verlo en lo producido una semana antes en Kazajistán que no puede ser considerado como una casualidad ni mucho menos. El nivel de organización de los “manifestantes” y las tácticas empleadas (asalto de cuarteles, estaciones de policía e incendio de edificios gubernamentales) nos retrotrajo a lo orquestado en Libia en 2011 y Maidán en 2014. La rápida intervención de la OTSC dirigida por Rusia logro desbaratar los planes de quienes estaban detrás y fue por ello que pudo reponerse el orden. Pronto comenzaron a encontrarse elementos y pistas que revelaban la implicancia de Washington.

Según algunas fuentes, tras la asunción de Biden la “National Endowment for Democracy” (NED) que no es más que una máscara de la CIA, recibió varios millones de dólares para aplicarlos en sus actividades para “extender la democracia” en…Kazajistán. La subida en 13% en el precio del gas licuado fue solo la excusa para activar las acciones. También se ha revelado las implicancias de la Corporación RAND como planificador de estas operaciones subversivas dejando más que claro que EEUU redobla la apuesta y que usara todos los medios a su alcance para tratar de ablandar las defensas rusas y al mismo tiempo colocar gobiernos títere.

Como bien se sabe el desarrollo de estas acciones subversivas causan la muerte de personas inocentes, instauran la inseguridad y producen la destrucción de sus bienes sin que ello encuentre un ápice de justificación legal más que el cumplimiento de objetivos económicos y geopolíticos espurios de unos cuantos burócratas con culos anchos sentados en sus oficinas de Washington. Nada respalda estas prácticas que han causado un gran daño a la humanidad en los últimos veinticinco años hasta esta parte. Por el contrario, este accionar que se enmarca claramente en el tan usado término del terrorismo va contra la ley internacional y la Carta orgánica de Naciones Unidas ¿Para qué se ejecutan estas acciones? No precisamente para llevar la democracia sino por el contrario, se crea el caos social conllevando con ello a fenomenales crisis humanitarias generadoras de oleadas de refugiados que muchos de ellos morirán en el Mediterráneo tratando de cruzar a la Unión Europea.

En resumen de cuentas, Washington persigue construir en rededor de la Federación Rusa un cerco de bases militares con capacidad de albergar flotas de bombarderos estratégicos y silos de misiles nucleares que condicionaran en los hechos cualquier iniciativa de desarrollo soberano de sus rutas comerciales (para asfixiar su economía), comunicaciones (internet), de las relaciones geopolíticas y financieras no solo de Rusia sino también de China y sus socios regionales (Corea del Norte, Irán y Pakistán).

La puerta de entrada para esta ambiciosa agenda de Washington es Ucrania donde tras el golpe de febrero de 2014 y en el cual la ex subsecretaria de Estado Victoria Nuland y el entonces embajador norteamericano en Kiev tuvieron un papel central, cuenta con un gobierno ansioso por incluir a su país no solo a la Unión Europea sino también a la Organización Atlantista. Biden apoya esta visión y es por ello que apenas asumió el cargo autorizo la provisión de armamento a Ucrania por unos 500 millones de dólares que se suma los cargamentos que se triangulan desde Turquía.

Pero pese a esto, sumado al entusiasmo en el gobierno de Zelensky y a la decisión del Secretario de la OTAN Jens Stoltenberg por asociar a Ucrania, los norteamericanos pisan con cautela y no quieren que una mala movida termine por arruinar toda la partida.

 

 

 

 

sábado, 15 de enero de 2022

 

“PENINSULA DE FUEGO”

¿Por qué Joe Biden no puede despegar a los EEUU de su injerencia en la guerra contra el Yemen?

 

Por Charles H. Slim

Para quienes no olvidamos las promesas de campaña del actual presidente estadounidense, detener la guerra en Yemen era una de ellas ¿Y por qué Biden se había comprometido a ello? Simplemente porque Washington en medio de la administración de Obama había tenido mucho que ver con envalentonar y apoyar a Riad para lanzar su intervención en 2015 que según los cerebros del Pentágono, sería rápida y aplastante.

Uno de los objetivos a conseguir sería la de controlar el estrecho de “Bab Al Mandab” que une el Mar Rojo y el Golfo de Adén, una ruta estratégica para el comercio marítimo global tan importante que China tiene en Dijbuti una base naval de vigilancia permanente, algo que fastidia a Washington.  

Pero como se puede ver, los pronósticos fallaron y lo único que acertaron a medias fue lo aplastante, pero para los sauditas y sus aliados que han sido seriamente vapuleados por las escurridizas guerrillas “Houties”. Esto ha trastocado los intereses de Washington que están viendo cómo se les escurre de las manos la poca influencia geopolítica que por intermedio de la Casa Blanca tienen en la región y en especial con Arabia Saudita que ha venido tomando un notorio acercamiento con Rusia.

Las promesas de los estrategas militares de que la guerra sería breve y no traería consecuencias negativas para La Casa Blanca cayeron en saco roto. Esto es algo que no sorprende a quienes conocen los entretelones de la burocracia del Departamento de Defensa y del Pentágono que se han vuelto tan políticos como a quienes asesoran. En parte fueron los mismos que habían pronosticado que Iraq sería rápidamente controlada y que la guerra en Afganistán no duraría mucho y en ambos casos fueron guerras que no acabaron nunca.

Así es que la preocupación por la paz, la destrucción que estaba causando un estado paria como el saudita, que durante la era Trump se profundizo la asistencia militar (y en inteligencia con el asunto Kashoggi) y el sufrimiento que ha causado con una guerra que no parece terminar nunca, se han ido al caño por el hecho de que, Biden necesita recuperar puntos en su corta pero muy desgastada gestión.

En ese plan y para tratar de recuperar la confianza de Mohamed Ben Salman (MBS) la administración de Biden ha continuado con el suministro de armamento sofisticado (misiles) a Riad bajo el pretexto bastante increíble de que los milicianos “Houties” reciben de Irán, un considerable apoyo en armas. Si bien es cierto de que Teherán proporciona apoyo político y militar a los “Houties” (ya que de no ser así, serían exterminados), en lo que hace a lo armamentístico no va más allá de embarques de fusiles AK-47, medio millar de municiones y los veteranos lanza cohetes RPG-7 que no tienen más precisión y guía que un buen pulso en su operador.

A contrario de esto, EEUU provee a Riad misiles aire-aire y aire tierra con los cuales lleva adelante bombardeos sobre enclaves urbanos. Otra de las provisiones más costosas son los Drones de inteligencia y de ataque que suelen ser derribados por los “Houties”. Pero también se conoce la presencia de grupos especiales y mercenarios de empresas privadas estadounidenses, quienes contratados como mano de obra tercerizada, trabajan codo a codo con células de “Al Qaeda” y obviamente con los regulares del ejército saudita.

Pero lo más preocupante de esta asistencia “convencional”, es la comprobada provisión de bombas con Uranio empobrecido y de dispositivos nucleares tácticos que lanzados desde los cazas sauditas provocan pequeñas detonaciones nucleares controladas con terribles efectos sobre la población. En la provisión de estos últimos ingenios están también sospechados los israelíes quienes desde un tiempo hasta aquí han blanqueado su alianza que mantenían en secreto con Arabia Saudita.

Con esta nueva inconsecuencia, Biden queda como un verdadero mentiroso y complica a los EEUU en una realidad humanitaria desesperante producto de las bestialidades y la saña con la que Riad (por intermedio de estas implicancias) castiga a la población yemení. La hambruna, la falta de agua potable y medicamentos por el embargo que se impone al país árabe recuerda aquellas desesperantes jornadas en que los EEUU y Gran Bretaña entre 1991 a 2003 bloqueaban por tierra, mar y aire a Iraq llegando a causar por falta de medicinas y comida la muerte lenta y agonizante de más de 500.000 niños.

Tal vez Biden tenía sinceras intensiones de terminar con esta guerra ya que, no sería nada bueno para los EEUU que la guerra en el Yemen termine extendiéndose de forma indefinida como Afganistán. Pero dentro de EEUU y más precisamente en el Congreso están los lobbies que presionan para que continúe esta situación. Casualmente son los mismos que inspiraron la “la guerra preventiva” tras la bandera falsa del 11/S y que el ex funcionario del Consejo de Derechos Humanos de la ONU Richard Falk denunció en abril de 2008.

Pero más allá de estos instigadores caseros ¿Quién si se beneficiaría con un escenario así? Así es, usted lo adivino. Israel es quien sacaría mucha ventaja en mantener un caos regional que además de servirle para mantener cautivos a sus socios árabes del golfo (monarquías) y adquirir nuevos clientes para su mercado de armas para usarlas contra los grupos pro-iraníes, le permitiría seguir operando de forma encubierta en el Cuerno de África donde por medio de su inteligencia está promoviendo la inestabilidad en especial contra Sudán y Eritrea.

Para lograr margen de maniobra, Tel Aviv sigue necesitando de EEUU y es por ello que su dependencia aumenta a medida que aumentan sus ambiciones expansionistas.

Sobre esto no hay que perder de vista que se ha oficializado el apoyo de AIPAC a los candidatos presidenciales que sostengan la política del estado de Israel sin importar las consecuencias que ella traiga. El incentivo más poderoso con el que cuentan es sin dudas el dinerario y el del manejo de una gran parte del espectro de medios en los EEUU. También no debe perderse de vista que esta organización y otras de similar naturaleza, además de estos apoyos, trabajan para sabotear a quienes no apoyen al estado de Israel o tan solo se atrevan a cuestionarlo. Como se podrá intuir, poco de democrático hay en estas “instituciones”.

Aún hay margen para enderezar el camino y sacar a los EEUU de todo esto. El problema es que Biden no es un presidente joven y con la energía suficiente para poder soportar las presiones que le imprimen los sectores que bregan por la “israelización” de la política exterior. El tiempo ciertamente no es su aliado. Su salud no es óptima y ello podría obligarlo en algún momento a salir de escena de forma permanente y en su reemplazo asumiría Kamala Harris quien por lo que sabemos, de carácter maleable y una obsecuente más de estos sectores  hará a pie juntillas lo que la agenda neoconservadora le marque que es lo mismo que decir, lo que Tel Aviv le sugiera.