“ESTADO FALLADO”
Cómo podría
llamarse o calificarse a un estado que no puede garantizar la más mínima
seguridad a uno de sus puntos estratégicos más vitales
Por Charles H. Slim
Minutos antes de las 8:00hs de la mañana del domingo,
se cortaba en forma abrupta y encadenada la energía eléctrica en todo el país.
En esos momentos muchos de los habitantes del Gran Buenos Aires, que por el
motivo que fuere se levantaron temprano un domingo acostumbrados a estos
apagones solo bufaron una vez más mientras ponían la pava de agua en el fuego
para tomarse unos mates. Pero, lo cierto era que ese apagón tenía un alcance y
entidad mucho más grande que lo que la mismas empresas del servicio eléctrico
EDESUR y EDENOR podían atender y explicar.
Según informes técnicos la primera falla se produce
a las 7:06 de la mañana del domingo y minutos después se desencadenan el resto
de fallas que hacen colapsar la red de alimentación eléctrica a todo el Uruguay
y gran parte del territorio argentino. La empresa responsable del transporte de
energía eléctrica en la provincia de Buenos Aires TRANSENER y la SADI (Sistema
Argentino De Interconexión) no sabían explicar lo sucedido.
Incluso hubo una cuestión a la cual las autoridades
de estas empresas como los responsables políticos del gobierno argentino no
pudieron (o no quisieron responder) y ella era ¿Fue un desperfecto del sistema
de interconexión o un sabotaje cibernético? La sola idea de plantear esta
pregunta incomodaba a los responsables del área y como de costumbre, los medios
alineados por la derecha con el gobierno de turno, cesaron las especulaciones
atinentes a ésta última hipótesis y se atuvieron a las explicaciones convencionales
(inexplicables) sobre las causas de esto. La respuesta más usada fue el colapso
del sistema por las tormentas del litoral.
Esta última respuesta es francamente increíble. El
gobierno nacional no reacciono con la rapidez requerida y lo peor, no supo
explicar las causas del problema (y dudamos que algún día lo haga). Cabría
preguntarse si la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que escudriña las
comunicaciones con equipamientos provistos por Israel pudo prever esto; ello es
claramente improbable, no por incapacidad técnica o negligencia operativa sino,
inconveniencias o presiones políticas.
Un ciudadano del interior de la provincia de
Buenos Aires (la políticamente más importante del país) en esos momentos no
podía tener certeza de lo que estaba ocurriendo e incluso podía especular ¿Aún
seguirá gobernando el presidente Macri? Ante todo se debe tener en cuenta que
el sistema de interconexión se halla informatizado es decir, operado por una
extensa red de computadoras que están protegidas por un sistema centralizado.
Ahora bien ¿Esta red puede ser penetrada por un agente informático exterior o
hubo una falla en uno de los equipos de protección de las líneas? Obviamente
que sí a cualquiera de ambas posibilidades y ello obligara al gobierno a llevar
adelante medidas para proteger el sistema y es aquí donde surge otra cuestión
¿Posee el Argentina el desarrollo tecnológico propio para enfrentar este desafío
de proveerse un programa actualizado de seguridad informática?
Si algo quedó en claro fue que este sector
estratégico nacional es vulnerable y ello no es un buen antecedente para los
inversores que ya tienen fuertes reticencias a colocar sus capitales por la
crisis económica que afecta al país.
Algunos dan por cierto que estarían ante
un “estado fallido” aunque creemos que eso sería un error conceptual y que más
bien habría que decir que se trata de un caso peculiar de un “estado fallado”
que revela la ausencia de solidez político institucional que se materialice en decisiones
ejecutivas y controles serios e independientes que puedan contra restar
situaciones como la vista. Es por ello que solo sugerir la posibilidad de un
hecho deliberado (Ciberataque), despertaría serias preocupaciones es estos
sectores.
Pero si nos ponemos agudos y desconfiamos por un
momento de las explicaciones oficiales y de sus repetidores mediáticos, queda
la posibilidad de una acción deliberada que como se sabe, es posible de
ejecutar desde la distancia y sentado en un ordenador, hackeando el sistema
integral de energía de un país ¿Recuerdan Venezuela o acaso alguien puede creer
que alguien cortó un cable con un alicate?
Este incidente se vino a producir en momentos que se
comenzaban a abrir las mesas de votación en cuatro provincias haciendo que el
proceso de votación se tornara más lento y engorroso. Quizá no tenga nada que
ver o quizá haya sido un ensayo para estudiar reacciones y efectos sobre la
población y el gobierno nacional.
Pero más allá de las causas que propiciaron este
apagón sin precedentes, ha quedado a la vista una realidad claramente
preocupante para la seguridad y la integridad de los intereses nacionales. Si
por un momento nos detenemos a evaluar las consecuencias que un incidente como
este podría conllevar de repetirse en el futuro, solo ensayemos un poco la
imaginación.
Supongamos que en un día de semana, de plena
actividad se produjese otro corte de semejante entidad, más allá de las
consecuencias sobre el sistema de interconexión de las redes domiciliarias ¿Qué
cree que sucedería con la administración, comunicaciones y funcionamiento de
sectores estratégicos del estado?
En primer término veríamos afectadas las
comunicaciones desde las más básicas (limitando las trasmisiones de radio)
hasta las provistas por sistemas digitales a través del internet. Con ello, la
desconexión entre dependencias públicas y la ausencia de protocolos de
emergencia para enfrentar contingencias como esta, dejarían inoperantes a la
burocracia gubernamental de todas las jurisdicciones (municipios, provincias,
nacional) sin tener que señalar que el área de la defensa se vería anulada por
la desconexión. Y si bien existiese un protocolo y generadores de respaldo para
esta contingencia, la ceguera de solo unos minutos puede comprometer a la
seguridad de todo el territorio.
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