sábado, 1 de abril de 2023

 

BAJO UN MANTO DE HUMO

¿Quiénes fueron los enemigos internos y cómo trataron de apagar la llama de una causa tan justa como es la reclamación de las islas Malvinas y todo el archipiélago circundante?

 

Por Charles H. Slim

Hace 41 años se daba inicio la gesta que sin lugar a dudas iba mucho más allá de una acción militar para recuperar territorio usurpado por una potencia europea. Argentina recuperaba mediante la “Operación Rosario”[1] el control de las islas del Atlántico sur ocupadas en 1833 por Gran Bretaña. Aquello fue solo el medio, una herramienta con la cual los estados soberanos hacen valer sus derechos cuando las palabras, los compromisos y los acuerdos son diplomáticamente pisoteados. La recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del sur con el consiguiente control de las aguas territoriales fue un episodio político trascendente para la vida institucional de la Argentina pese al intento político de borrarlo.

El resultado de esta empresa no altero la legitimidad de la causa, aun cuando algunos sectores políticos dentro del país, tras la derrota de junio de 1982 han tratado de horadarla. Su temprano y continuo fustigue contra aquella guerra y sus combatientes fue sin dudas, un valor agregado para las expectativas del Foreign Office. El título del artículo así lo refiere parafraseando a la “marcha de las Malvinas” de Carlos Obligado que en su estrofa inicial reza Tras su manto de neblinas no las hemos de olvidar[2], reemplazando las neblinas por el humo de la desinformación y toxicidad de estos sectores, como una manera de denunciar como han tratado de ocultar o incluso minimizar la importancia política de su recuperación.

Bajo un manto de ese humo es como los políticos argentinos y los recalcitrantes y resentidos sectores residuales del “setentismo” ideológico, pusieron esta gesta y a sus protagonistas en un limbo de victimismo y falsos sentimentalismos (llamando a los combatientes “niños”) que solo denigraron la dignidad de sus protagonistas y de la causa misma. Otro argumento al que suelen seguir acudiendo los intelectuales de esta calaña es la de calificar como absurda esa guerra (como fruto de una aventura de la Cúpula Militar de entonces) despreciando el accionar colectivo de sus combatientes y el alto fin político perseguido. Fue el gobierno radical de Raúl Alfonsín y su sequito de impresentables de los resquicios de aquella “coordinadora” de la UCR quienes inmediatamente destrataron y ocultaron a los veteranos que se habían ganado el respeto de un enemigo quien pese a las ventajas materiales por el apoyo de la OTAN, estuvo a punto de caer tumbado.

Ningún argentino debiera olvidar que Raúl Ricardo Alfonsín se paro sobre la derrota en Malvinas para lanzar su campaña proselitista tan solo un mes después de aquella tragedia. Si aquello no se puede catalogar de oportunismo ¿Cómo se lo podría llamar?

Ese humo espeso y fétido que fue esparcido por los veleidosos medios capitalinos y sus periodistas (muchos de ellos hoy disfrazados de republicanos) pretendió que se olvidara para siempre la causa Malvinas y todas sus heroicidades, una canallada que hoy muchos hacen como que no ocurrió pero que la memoria de los verdaderos patriotas y de los protagonistas no olvidara. Para estos camaleones, quedar bien con la embajada británica era (y hoy sigue siéndolo) lo primero ya que en cierta manera y de manera velada, le agradecían a Margaret Thatcher por ayudarles a trepar al poder.

¿Por qué estos sectores se comportaron así? Una parte de estos lo hicieron por una supina ignorancia, otros por revancha contra los militares y otros obraron de forma deliberada, guiados por su ascendencia ideológica y simpatía con el Reino Unido. Son esos que viven poniendo como ejemplo de la civilidad y democracia a Winston Churchill, un cerdo borracho, un racista quien en 1943 fue responsable de la hambruna que mato a más de tres millones de seres humanos en Bengala[3] pero de los cuales, los medios y los historiadores en occidente tratan de olvidar. Estos últimos vieron potenciado su trabajo por la ignorancia y el resentimiento de los arribistas políticos que llegaron al poder.

Las tropas argentinas pelearon como leones y eso lo saben muy bien los británicos quienes se llevaron una sorpresa desagradable, especialmente en las expectativas de varios de sus oficiales provenientes de familias con extensos linajes en la Armada Real de “Su Majestad” creyendo que la campaña sería “picnic”[4].

Ningún político (peronista, radical y menos aún de la anacrónica izquierda) ha sentido en su vida el rigor de esos días en el Atlántico sur y mucho menos, estarían dispuestos a sentirlo. Para escapar de ese compromiso se escudan tras falsos e idílicos pacifismos que siempre (demostrando un gran amateurismo) terminan en negociados y prebendas por debajo de la mesa. Es por eso que despreciaron a los veteranos y a la causa Malvinas; la heroicidad salida del sacrificio y la entrega de cada uno de los combatientes, es un valor opuesto a su mezquino arribismo y opacaba sus miserias partidistas que al fin y al cabo, son el quid de su militancia.

No estaban entonces ni hoy día están a la altura de ninguno de aquellos combatientes y eso les atemoriza a tal grado que hicieron cuanto pudieron por enterrar la reivindicación nacional y a sus héroes bajo las más abyectas y arteras maniobras diplomáticas que como aquella indigna política los deleznables “paraguas” de Menem[5], entregaron por unas monedas, renunciando a sus derechos y con total desparpajo la soberanía. Las consecuencias de aquello ya no pueden ser ignoradas por nadie y el aún no resuelto asunto del hundimiento del “ARA San Juan”, evidencia la ausencia de independencia para arribar a la verdad. En lo económico (y más allá de la bendita deuda con el FMI) esto se refleja en el saqueo y depredación ictícola de los mares del sur del cual se beneficia la administración Kelper.

En la realidad de un país entregado, de un estado desarticulado, vaciado de valores y administrado por un sistema partidocrático que solo atiende a las especulaciones y conveniencia pasatista de sus miembros, la causa de Malvinas es la esperanza de una real refundación, una semilla que sembrada en el yermo terreno de un imaginario colectivo ignominioso y de abulia, puede florecer para sentar las bases de una nueva Argentina.

Este nuevo aniversario de aquella gesta se cumple en momentos críticos para un país políticamente a la deriva en un contexto geopolítico muy complicado y que en sus consecuencias, lo afectaran de forma profunda. La economía esta hecha girones, la anomia social se traduce en un aumento de la criminalidad y el narcotráfico, como una revelada (y siempre sabida) fuente de financiamiento de la política. Argentina no solo se halla jaqueada por décadas de pésimos gobiernos y la corrupción política que los destacaron sino también, por un contexto internacional que vino a ponerlos en autos sobre la existencia de una realidad geopolítica a la cual estos políticos -sin distinción de partidos- siempre ignoraron, como si pudieran esconderse de la realidad y que últimamente (con las señales de un gobierno sin rumbo) tan torpemente abordaron.

Bajo ese manto de humo de los desinformadores y alcahuetes, de los lacayos anglófilos y de quienes tienen mucho que perder por criticar a Londres y a Washington, se halla la verdad que siempre quisieron esconder pero que hoy ya esta revelada y no es otra que la batalla del Atlántico sur no fue en vano y que solo fue el paso necesario para que Gran Bretaña no hiciera valer la prescripción al reclamo.

Tal vez y apelando un poco a la ciencia ficción quedaría por preguntarnos: ¿Alguno de los actuales representantes políticos habría tenido el temple de estadista, el compromiso y el valor para afrontar una recuperación de Malvinas como en 1982?



[1] Se baso en la reconquista de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwiches del sur: https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Rosario

[2] Marcha de Malvinas, su letra disponible aquí: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/marcha-malvinas.pdf

[3] Un genocidio que no quiere ser blanqueado: https://www.sapientia.org.mx/el-genocidio-de-bengala/

[4] Tal como concluyeron por separado el entonces Almirante de la Real Flota Sandy Woodward en su biografía “Los Cien días” y el General de División  al mando de la 3º Brigada de Comandos de la Real Infantería de Marina y dejo plasmado en sus memorias y que fue abordado en un trabajo del Conicet: file:///C:/Users/Carlos/Downloads/5665-15016-2-PB.pdf  

[5] Acuerdos negociados en España entre 1989 y 1990 entre representantes británicos y los enviados de Carlos Menem conocidos como Madrid I y Madrid II, no supuso un Acuerdo de paz sino, un renunciamiento del país a desarrollarse política y geopoliticamente de forma autónoma.

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