jueves, 8 de junio de 2023

 

MULTILATERALIDAD

DEMOCRATICA

¿Por qué la multilateralidad es verdaderamente el camino del respeto a los derechos, la libertad y la soberanía de las naciones? Rompiendo las cadenas de la unilateralidad estadounidense

 

Por Charles H. Slim

Una serie de acontecimientos ya han dado muestra del inicio de un nuevo orden global fuera de la influencia atlantista y con ello, el languidecimiento de la hegemonía estadounidense como punta de lanza del bloque occidental.

Claro está que no estará exceptuada de sobresaltos y grandes revueltas en todo lo establecido y en particular, en escenario geopolítico que George H. Bush inauguró en 1990 como el NWO. El 24 de febrero del 2022 ha sido el inicio y punto de quiebre de esta realidad que poco a poco se va estableciendo tal como lo evidencia el desarrollo de los eventos en el campo de batalla.

Esta nueva era será la del respeto real a las soberanías de los países, los derechos de sus habitantes y de sus correspondientes culturas sin la insidiosa injerencia maquinadora de las sigilosas políticas disgregadoras que Washington y sus aliados han sabido desperdigar en regiones clave del mundo con un solo propósito: Establecer el caos controlado en pro de mantener la supremacía.

Durante estos treinta años lo hemos visto muy claro. Destruyendo países y atomizando sociedades, los intereses angloestadounidenses comenzaron con la creación de un círculo vicioso en el cual los negocios son lo principal. En esta lógica oscura fue que crearon las fuentes para el terrorismo e incluso lo han apoyado para crear una inseguridad permanente que obligue a gobiernos débiles y corruptos a comprar sus soluciones. En síntesis: Crean el problema y te venden la solución. 

La reacción de Rusia en Ucrania fue precisamente, el corte en seco y de un solo golpe al nudo gordiano creado en 2014 por Washington y Bruselas con la cooperación de un político mentiroso como Volodymyr Zelensky más interesado en su propio protagonismo que en la paz y la estabilidad.

Cuando escuchamos (hoy menos) que EEUU y la OTAN luchan contra las autocracias que según ellos representan Rusia, China, Irán y otros, no es otra cosa que el alegato desesperado de quién pierde el poder porque se le está escurriendo como el agua entre las manos.

Esta clase de argumentos son los más trillados entre los comunicadores de los medios argentinos (Capital Federal) obviando cualquier otro punto de vista que de un panorama más completo e imparcial de un conflicto que solo se lo mira con un ojo. Tal vez usted crea que es por la influencia de la comunidad ucraniana local. No es por eso. Solo siguen lo que Washington y Londres dicen.

Nada nuevo aquí en Argentina. Los medios y en particular sus empleados se mueven en la dirección que el viento angloestadounidense sople como las veletas del viento sobre un tejado. Cualquier material y en particular, elaboraciones culturales retrogradas que provengan del norte o de la deslumbrante Europa occidental son tomadas como grandes avances del progresismo aún si ello en realidad son grandes bolsas de excremento.

Para los “populistas K”, “republicaneros” y “liberales” argentos, todos por igual, enaltecer minorías como el LGTBQ poniéndolas por sobre una mayoría que no practica o incluso no tiene la intención de adherir a esa preferencia sexual, es un ideario de avanzada al que califican de “progresista” solo porque viene del adorado mundo anglosajón. A tal punto llega la influencia política de esta tendencia que se ha llegado al ridículo de ser una obligación decirle mujer a un sujeto trans por el solo hecho de una “autopercepción”.

No es casual que dichos movimientos hayan sido políticamente impulsados desde EEUU por sectores como la pervertida camarilla de Hillary Clinton sospechada de estar detrás de varios asesinatos en épocas de la gobernación de Arkanzas[1] y participar en (catalogado por los medios como Teoría de la Conspiración) fiestas pederastas en el llamado “Pizza-gate”[2].

Tampoco olvidemos que el lobbie LGTBQ ha sido generosamente financiado por el nada benéfico George Soros convirtiéndose al día presente en un poderoso y agresivo grupo de poder ¿Por qué? No porque interese la libertad y los derechos de los individuos de esta preferencia sexual sino, para usarlos como agentes disruptivos y subversivos contra sociedades con valores y comportamientos opuestos como sucede en los países islámicos y los orientales en general. Esto responde a una estrategia geopolítica de poner la vida privada como un asunto público y a partir de allí generalizarlo de forma indiscriminada para penetrar fronteras.

Esta táctica insidiosa y forzada articulada mediante ONGs y asociaciones ligadas al gobierno estadounidense (como N.E.D.  subsidiada -aunque digan que no- para “extender la democracia”)[3] es la demostración más clara de la no democracia y la falta de respeto a la libertad sobre cómo deben vivir y sentir en otras culturas.

EEUU no defiende y mucho menos le importa promocionar ninguna democracia y prueba de ello son los últimos treinta años de una lista interminable de crímenes que no pueden ser procesados por la terrible y corruptora influencia del poder político-financiero y militar que opera sobre La Haya, la CPI extendiéndose alrededor del globo. Con lo cual esa supuesta pulseada no es otra cosa que un eslogan muy gastado y no resiste un archivo de la historia contemporánea.

EEUU y su elite político-financiera que han vivido en los últimos treinta años a la sombra de conspiraciones, intrigas, invasiones y guerras por negocios, están sintiendo en carne propia como hoy el mundo les da la espalda precisamente, porque no quieren más inestabilidad y ser rehenes de los conflictos que crea para sus propios intereses.

La aventura atlantista en Ucrania es sin dudas uno de los capítulos finales de la hegemonía estadounidense y es por ello de la desesperación en La Casa Blanca.

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