domingo, 26 de enero de 2025

 

DE REGRESO A LA GEOPOLITICA DEL BESA MANOS

La circularidad de la política externa argentina ya aburre y con la llegada de Donald Trump a La Casa Blanca los Milei parecieran escalar a lo más alto de la obsecuencia ¿Hasta dónde se arrastrará por un favor de Washington DC?

 

Por Javier B. Dal

Para mantener algo la compostura preferí titular así este artículo y no de un modo que, aunque más gráfico y grosero de lo que es el gobierno argentino, significa casi lo mismo. El personaje que actúa como presidente argentino sin dudas parece haber sido tragado por su propia caricatura y (sin dudas, con la ayuda de los medios) cree que puede poner al país como una de las fichas del tablero geopolítico de Washington.

Como buen argentino, esta convencido de haber influenciado a Trump para que ponga en marcha su propia motosierra mediante un Departamento de eficiencia burocrática, externo a la administración pública que a cargo del transhumanista Elon Musk, recortara los gastos inútiles en el estado federal. Esto le hace creer que en Washington lo tomaran en cuenta. Posiblemente haya sido así, pero ni Trump ni los estadounidenses van a reconocerle derechos de autor.

Tras su última ponencia en Davos creyendo que sus dichos tienen alguna influencia entre los presentes, no dudo en mostrar su decidido y también contradictorio alineamiento a la administración de Donald Trump que lejos va a estar por bregar por la libertad y la igualdad. Habría que avisarle a los Milei que su colega ya comenzó a firmar una batería de órdenes ejecutivas que restringen derechos y crean privilegios comerciales en favor de “América” (entiéndase EEUU).  

Pero bajando a la realidad, Milei aún tiene en vilo como solucionara una economía recesiva que sigue sin despegar y que para peor, no tiene otra fuente de ingreso que los dólares de la exportación que, para un país tan grande no tiene otra en importancia que la de la industria agro exportadora.

Milei y su círculo parecen no haber caído en cuentas que estamos entrando en una nueva era tecnológica que ya ha comenzado a revolucionar -además de las relaciones sociales- todos los parámetros productivos. Mientras su gobierno sigue dependiendo de las lluvias (por falta o exceso) en los campos para que las cosechas de sus productores rindan y del costo de los fletes para transportar el ganado no se disparen con cada crisis externa, el mundo industrializado  ya comienza a avizorar el protagonismo cada vez más presente de las IA en la economía productiva y que la administración estadounidense hará de ella (con el proyecto Stargate), una punta de flecha para continuar por nuevos senderos con su hegemonía geopolítica.

Sin dudas que la apoyatura de este proyecto necesitara de hacerse de más recursos energéticos y controlar la producción de elementos altamente estratégicos para el desarrollo de la IA para lo cual, EEUU hará lo que siempre ha hecho y es, quitárselo a quienes lo tengan.

Ante este panorama, la Argentina está parada sobre la nada misma y lo único que el gobierno de los Milei pareciere ofrecer es, adherir ciegamente a este paradigma aun cuando el mismo Trump hablando sobre Sudamérica (y ello incluye particularmente a la Argentina) dijo que “ellos nos necesitan más de lo que nosotros los necesitamos”. 

Algunas de las consecuencias de este proyecto será la digitalización de las arcas públicas, la instauración de monedas digitales controladas por el estado y consiguientemente, el control de las cuentas bancarias de cada usuario ¿Qué pasaría si alguno o masas de usuarios se revelaran contra las políticas de este estado de cosas? Solo apretando un botón del ordenador o incluso peor, bots del sistema controlado por la IA bloquearían el acceso a sus cuentas.

Hasta el momento y de lo que hemos visto, Milei y su corte de neosionistas están dispuestos a seguir lo que Trump diga, sin miramientos aunque él no les necesite. No hace falta decir que ha vuelto la política del besa manos que coloca al país a los pies de una administración estadounidense que se trae varias sorpresas y ciertamente no agradables.

No hay dudas que los anteriores gobiernos y especialmente el del Alberto Fernández convirtieron al estado argentino en una feria de puestos burocráticos sin sentido mostrando a la luz del día un desvergonzado circo de ineficiencia y corrupción pero ello no autoriza ni menos justifica en nada volcarse hacia el otro extremo de la obsecuencia y el sin sentido. Ni el estado debe ser un nido de chorizos y mangantes ni tampoco, un ente vacío de poder, que en el caso argentino ya venía vaciado pero con la añadidura de que se lo esta poniendo al  servicio de potencias extranjeras.

Su política sobre los puertos, la entrega inexplicable del control de las estratégicas vías navegables del noreste, de las reservas de oro a Londres (sin que le rinda ningún dividendo en su favor) y ni hablemos de quiénes controlan las fuerzas armadas y de seguridad, hace que sea necesario formular la siguiente pregunta ¿No existen fuerzas nacionales que se opongan a esta verdadera disolución del estado en beneficio de intereses externos?

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