DE REGRESO A LA GEOPOLITICA DEL BESA MANOS
La circularidad de la política externa argentina ya aburre y con la
llegada de Donald Trump a La Casa Blanca los Milei parecieran escalar a lo más
alto de la obsecuencia ¿Hasta dónde se arrastrará por un favor de Washington
DC?
Por
Javier B. Dal
Para mantener algo la compostura preferí titular así este artículo y no de un modo que, aunque más gráfico y grosero de lo que es el gobierno argentino, significa casi lo mismo. El personaje que actúa como presidente argentino sin dudas parece haber sido tragado por su propia caricatura y (sin dudas, con la ayuda de los medios) cree que puede poner al país como una de las fichas del tablero geopolítico de Washington.
Como buen argentino, esta convencido de haber influenciado a Trump para
que ponga en marcha su propia motosierra mediante un Departamento de eficiencia
burocrática, externo a la administración pública que a cargo del transhumanista
Elon Musk, recortara los gastos inútiles en el estado federal. Esto le hace
creer que en Washington lo tomaran en cuenta. Posiblemente haya sido así, pero
ni Trump ni los estadounidenses van a reconocerle derechos de autor.
Tras su última ponencia en Davos creyendo que sus dichos tienen alguna
influencia entre los presentes, no dudo en mostrar su decidido y también
contradictorio alineamiento a la administración de Donald Trump que lejos va a
estar por bregar por la libertad y la igualdad. Habría que avisarle a los Milei
que su colega ya comenzó a firmar una batería de órdenes ejecutivas que
restringen derechos y crean privilegios comerciales en favor de “América”
(entiéndase EEUU).
Pero bajando a la realidad, Milei aún tiene en vilo como solucionara
una economía recesiva que sigue sin despegar y que para peor, no tiene otra
fuente de ingreso que los dólares de la exportación que, para un país tan
grande no tiene otra en importancia que la de la industria agro exportadora.
Milei y su círculo parecen no haber caído en cuentas que estamos
entrando en una nueva era tecnológica que ya ha comenzado a revolucionar -además
de las relaciones sociales- todos los parámetros productivos. Mientras su
gobierno sigue dependiendo de las lluvias (por falta o exceso) en los campos para
que las cosechas de sus productores rindan y del costo de los fletes para transportar
el ganado no se disparen con cada crisis externa, el mundo industrializado ya comienza a avizorar el protagonismo cada
vez más presente de las IA en la economía productiva y que la administración
estadounidense hará de ella (con el proyecto Stargate), una punta de flecha
para continuar por nuevos senderos con su hegemonía geopolítica.
Sin dudas que la apoyatura de este proyecto necesitara de hacerse de
más recursos energéticos y controlar la producción de elementos altamente
estratégicos para el desarrollo de la IA para lo cual, EEUU hará lo que siempre
ha hecho y es, quitárselo a quienes lo tengan.
Ante este panorama, la Argentina está parada sobre la nada misma y lo
único que el gobierno de los Milei pareciere ofrecer es, adherir ciegamente a
este paradigma aun cuando el mismo Trump hablando sobre Sudamérica (y ello incluye
particularmente a la Argentina) dijo que “ellos nos necesitan más de lo que
nosotros los necesitamos”.
Algunas de las consecuencias de este proyecto será la digitalización de
las arcas públicas, la instauración de monedas digitales controladas por el
estado y consiguientemente, el control de las cuentas bancarias de cada usuario
¿Qué pasaría si alguno o masas de usuarios se revelaran contra las políticas de
este estado de cosas? Solo apretando un botón del ordenador o incluso peor,
bots del sistema controlado por la IA bloquearían el acceso a sus cuentas.
Hasta el momento y de lo que hemos visto, Milei y su corte de
neosionistas están dispuestos a seguir lo que Trump diga, sin miramientos
aunque él no les necesite. No hace falta decir que ha vuelto la política del
besa manos que coloca al país a los pies de una administración estadounidense
que se trae varias sorpresas y ciertamente no agradables.
No hay dudas que los anteriores gobiernos y especialmente el del
Alberto Fernández convirtieron al estado argentino en una feria de puestos
burocráticos sin sentido mostrando a la luz del día un desvergonzado circo de
ineficiencia y corrupción pero ello no autoriza ni menos justifica en nada
volcarse hacia el otro extremo de la obsecuencia y el sin sentido. Ni el estado
debe ser un nido de chorizos y mangantes ni tampoco, un ente vacío de poder,
que en el caso argentino ya venía vaciado pero con la añadidura de que se lo
esta poniendo al servicio de potencias
extranjeras.
Su política sobre los puertos, la entrega inexplicable del control de
las estratégicas vías navegables del noreste, de las reservas de oro a Londres
(sin que le rinda ningún dividendo en su favor) y ni hablemos de quiénes
controlan las fuerzas armadas y de seguridad, hace que sea necesario formular
la siguiente pregunta ¿No existen fuerzas nacionales que se opongan a esta
verdadera disolución del estado en beneficio de intereses externos?
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