LA BANDERA DE BIBI
Tras la obligada confesión
televisiva y publica de Netanyahu sobre su participación en el desarrollo y
permisión del ataque del 7 de octubre de 2023 ¿Cuál será su destino político y
las consecuencias para Israel?
Por Charles H. Slim
A estas alturas no
hay necesidad de explicar que es una “operación de Falsa Bandera”. A contrario
de lo esperado por sus astutos maquinadores, los eventos del 11/S han sido
esclarecedores sobre hasta donde puede ir un gobierno para conseguir objetivos a
costa de sus propios ciudadanos para crear una apariencia negativa contra
alguien. Incluso en ese mismo día, muchos estadounidenses de a pie se dieron
cuenta que se había tratado de algo muy diferente a lo que los medios y el
gobierno estaban clamando.
Pese a que el establecimiento
trato de cerrar el asunto con un informe editado a conveniencia de su propio
relato, los huecos y las inconsistencias en esa versión (en la cual se tapó la
injerencia israelí) alimento aún más la curiosidad de los libre pensadores y
críticos del poder. No hay dudas que los autores intelectuales de aquellos
ataques y sus ejecutores son asesinos con chapa gubernamental, como los dos
agentes del Mossad eliminados hace una semana en un tiroteo en Washington DC.
Como diría alguien,
a la corta o a la larga todo se termina sabiendo y eso le llego a Netanyahu y
sus laderos.
No existen las
casualidades ni ciertas cuestiones están desconectadas unas de otras. Si el
gobierno de los Milei tiene un pacto con Tel Aviv y más precisamente con
Netanyahu, eso significa que hay una influencia -dentro de los cuadros de
seguridad e inteligencia- que va más allá de lo ideológico con lo cual los argentinos
deberían saber en que se están metiendo para luego no alegar ese acostumbrado y
patético mantra “no sabía nada, yo argentino”.
Hace unos días
Netanyahu salió en rueda de prensa que fue televisada tratando de explicar que había
permitido el financiamiento a Hamas y con ello, armarse y prepararse para lo
que ocurrió ¿Un ataque de sinceridad?
Recordemos una vez
más las extrañas particularidades de aquella mañana del 7 de octubre del 2023 y
que el gabinete de Netanyahu aún no ha explicado. Solo mencionar una sola de
aquellas basta para demostrar la intima e inexplicable implicancia de Tel Aviv
con la operación “Inundación Al Aqsa”. La
reunión de todos los jefes de inteligencia de la Shabak, el Shin Bet, el Mossad
y la inteligencia militar AMAN a tempranas horas de la mañana aún antes de que
comenzará la incursión de la resistencia palestina fue algo que Netanyahu ha
rehuido explicar. Sus evasivas consolidaron las sospechas de que las manos de
la inteligencia estaban implicadas en la acción y si eso se comprobaba, Bibi
era responsable por las muertes y los daños que se vieron.
Para colmo la
sociedad israelí se hallaba (y aún se mantiene igual) fracturada por sus
manipulaciones sobre la administración de justicia y las prebendas en favor de
ciertos sectores de la comunidad que podrían beneficiarle en sus intereses
personales.
Netanyahu estaba
judicialmente acorralado y necesitaba un golpe de efecto político para levantar
su perfil y eso lo saben muy bien en Israel. Como en otras oportunidades generar
un problema para vender la solución fue el ingenio maquiavélico sobre el cual
pretendería consolidarse en el poder y aunque los sionistas hagan la vista
gorda y se rasguen sus ropas, Hamas y todo el aparato de la resistencia era su
mejor aliado para ello.
El problema ya
existía y ese son los palestinos de la franja de Gaza, a lo cuales desde 2009
la aviación y los obuses de artillería han estado machacando sin piedad.
Cualquier jefe de inteligencia israelí estaba consciente que eso alimenta el
encono del enemigo pero que a la vez podía ser canalizado a gusto y
conveniencia del estado. Los trucos sucios del Shin Bet y sus colegas del Mossad
son variados y sucios, pero hubo uno que fallo estrepitosamente cuando trataron
de hacer creer que ISIS estaba en Gaza.
Pero volviendo a
las inconsistencias de Bibi, no olvidemos que el jefe de la inteligencia egipcia
había comunicado con semanas de antelación un informe al jefe del Mossad sobre
los preparativos de Hamas y sus ejercicios a cielo abierto. Incluso cuando el
gabinete de seguridad fue informado de esto, por órdenes de Itamar Ben Gvir se
lo mando a un cajón pese a que varios funcionarios pidieron atenderlo a la seriedad
de lo informado.
El transcurso de
tiempo desde aquella mañana del 7 de octubre hasta el presente sin haber
logrado los cálculos políticos que seguramente Bibi se imaginó y las
consecuencias sobre su propia gente que no imaginó dejan en perspectiva el
fracaso de un siniestro juego sucio.
Hoy y muy lejos de
las ventajas que maquinaron los ministros de Netanyahu y él mismo sobre el
dejar pasar y dejar hacer a la resistencia palestina, acorralados por una
realidad inevitable ¿Por qué creen que salió por cadena televisiva para tratar
de explicar lo inexplicable? La publicación en el mes de marzo de un informe
del Shin Bet que revela la autorización para canalizar fondos a Gaza lo dejó
todo al descubierto. Una de las consecuencias de ello fue la automática dimisión
de su jefe Ronen Bar dejando así expuesto a su jefe político.
Tal vez muchos se
rasquen la cabeza y se pregunten ¿El mismo Shin Bet que facilito esto y que se
reunió en aquella mañana para monitorear el desarrollo de los eventos? Sin
dudas que es el mismo organismo y ello no significa que ahora (por un golpe de
consciencia) lo haga en beneficio de la justicia o la transparencia de cara a
la opinión pública. El problema es que las cosas no salieron como ellos
esperaban y a pesar de que el estado judío cuenta con una superioridad armamentística
y el explicito apoyo de los EEUU, la carga política de lo que se esta viendo en
la franja es muy pesado tanto, que puede arrastrar a la desintegración del
Status Quo israelí.
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