“INTERPRETACIONES
DE UNA VISITA ESTRATEGICA”
¿Por qué el Papa Francisco visitó Iraq y en especial
al líder chiita el Ayatolá Ali Al Sistani?
Por Charles H.
Slim
Nadie se hubiera imaginado hace tan solo diez años
atrás, que el sumo pontifice podría llegar a visitar una nación árabe islámica
como Iraq, mucho menos si atendemos al contexto en el que este país se hallaba
y aún se halla. El viaje que llevó al Papa Francisco a un país devastado por
una ocupación brutal y sumido en una constante espiral de inestabilidad y
violencia, demostró un interés estratégico que va más allá del coraje que dicha
empresa requería.
A pesar de que desde los medios occidentales se trató
de sembrar el temor por la suerte que podría correr la integridad física del
Papa, ya se podía advertir las segundas intensiones de estas alegaciones. El
mantener la desconfianza y la separación entre el Islam y los cristianos siguen
siendo los pilares comunicacionales estratégicos que han sido continuamente
fomentados por los sectores neoconservadores anglosajones y los sionistas
estadounidenses que buscan beneficiar en último sentido a la geopolítica y los
intereses del estado de Israel.
Uno de los argumentos más ventilados por los medios
argentinos (especialmente capitalinos) referían a una visita a los fines de atender
a una supuesta persecución de los “cristianos” de aquel país, algo que es falso.
Adunado a esto, habría que señalar que los pocos católicos que tenía Iraq la
mayoría debio huir debido a la violencia generada tras la invasión
angloestadounidense de 2003 quedando tan solo los llamados “cristianos coptos”
y jazidíes quienes no forman parte de la teología romana. Igualmente y pese a
estas inconsencuencias fácticas algunos de estos (des) informadores, trataron
de encajar la visita papal a la región autonómica del Kurdistán como una señal
en ese sentido, sin advertir -tal vez por ignorancia o por simple malicia- que
allí hay una mayoría musulmana sunita que se halla gobernada por una mafia
familiar conocida como el “Clan Barzani” que además de cooperar con la invasión
de 2003, tiene estrechos y extensos lazos con Tel Aviv, formó parte -junto a
la CIA, el Ejército Nakshaiabandi, el MIT turco y otros colaboradores en las sombras-
del embuste del “Estado Islámico”
que causó entre otras desgracias las bestiales masacres contra los Jazidíes en
Sinjar.
Estos sectores tampoco dijeron que fueron los
milicianos de los grupos chiitas sirios e iraquíes (entre ellos Hesbollah libanes
y las Brigadas Hesbollah de Iraq) quienes han protegido a los cristianos de los
ataques y el peligro de masacres ejecutadas por las bandas “Wahabi” y
mercenarios proxies seudo-islamistas como “ISIS” y “Al Qaeda” entrenados en
bases norteamericanas en el desierto de Jordania. Obviamente ello no cuaja con
su propaganda.
En aquel sentido, una acción violenta acometida por
alguno de los ingenios como ISIS de develada manufactura de la inteligencia
occidental (con la colaboración Wahabi saudita), lo hacía muy riesgoso para la
ya poco creíble y complicada geopolítica de Washington en la región y para su
inestable gobierno títere de Bagdad. Además, en este contexto, el Papa es más
útil vivo que muerto en un aparatoso atentado con un falsificado sello
“islamista”. Señal de esto fue sin dudas el pacifico y nada perturbada travesía
que tuvo el pontifice desde su llegada, su recorrido (incluyendo en
helicóptero) y hasta su partida del país.
Recordemos que días antes, las milicias chiitas que
bregan por expulsar a los estadounidenses detuvieron sus ataques (que se han
venido incrementando) mientras el Papa visitaba el país en señal que no iban a
poner en peligro su persona.
Como señalaron muchos, un Papa muy peculiar
realizaba una visita nada común. El pontífice de la rama Jesuita, argentino de
nacionalidad y con una clara convicción anticapitalista por su cercanía
ideológica con el Peronismo histórico, parece a todas luces una extravagancia
que nadie (ni cristianos y musulmanes) habría podido profetizar. Y sin dudas lo
parece ya que él proviene de un país en donde la crisis es perpetua y la corrupción
ya se puede decir que es una cuestión de estado. Además, el Papa sabe muy bien
que el Islam es una de las religiones que más va creciendo en el mundo pese, al
intento de implantar ese secularismo globalista que Biden y Cia representan y
que supuestamente pretenden imponer un gobierno global basado en la razón, el
cientificismo y el transhumanismo.
¿Pero por qué visitar la ciudad de Nayab y al líder
chiita iraquí el Gran Ayatolá Ali Al Sistani? ¿Por qué no visitar Teherán y
entrevistarse con el líder supremo el Ayatolá Jamenei quien es el referente más
importante del chiismo actual? Aquí comienzan las suspicacias que para muchos
de nosotros representaban un velo oscuro pero que más tarde entendí que no era
tal.
Esta visita, lejos de los prejuicios islamófobos que
arrecian en su país y que son difundidos desde sectores y personajes que
responden a ese ideario sionista, el Papa sabe que los musulmanes y en
particular la rama chiita (seguidores del Iman Alí) además de ser una fuerza
con un creciente peso e influencia en las relaciones regionales e internacionales,
tiene nexos teologicos que ciertamente los sionistas, los neosionistas y las
sectas evangelicas que veneran a Israel (y que avanzan en Argentina),
aborrecen.
En este sentido, ir a Nayab una ciudad que sufrió el
asedio estadounidense tras la invasión y donde se halla la cabeza del chiismo
local, representaba un símbolo poderoso de respeto y reconocimiento de
hermandad en la fe y la lucha por la justicia. Sin dudas esto fue una demostración
del carácter audaz y comprometido del Papa Francisco. En un sentido más
teológico la visita de Francisco respondería a un sincero anhelo por conocer
las tierras mesopotámicas de la antigua Caldea donde nació la humanidad y en
particular la ciudadela de “Ur” lugar donde nació “Abraham”, padre y profeta de
las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islamismo) como forma
de enviar una señal y un mensaje de llamado a la unidad entre estas creencias.
También sabe que el Islam es una religión que rige
todos los aspectos de los creyentes y la política es uno de los más importantes
de ellos. En el actual Iraq esto es una
realidad palpable que ha complicado los planes de Washington y por su puesto al
corrupto gobierno local. Desde que EEUU y Gran Bretaña invadieron el país en
2003 (violando los preceptos de la Carta de Naciones Unidas y el derecho
internacional) las “fatwas” (pronunciamiento sabio) de los lideres religiosos
sunitas y chiitas reemplazaron las ordenes ejecutivas y las previsiones
legislativas de un gobierno laico nacional. Pese a que los estadounidenses se
apresuraron a implantar un gobierno meramente decorativo entregándole la tarea
a una secta chiita como “Dawa” que colaboró con la CIA (y que un amplio sector
del chiismo local rechaza), -pese al terror implementado- nunca pudieron
reestablecer el control social y la obediencia de la población.
Según ha trascendido sobre este viaje, la entrevista
que tuvo Francisco con Al Sistani y que duró casi una hora reloj, dejó un
sustancial intercambio de posiciones respecto a la actual situación de la
injusticia, la violencia y la inequidad económica que viven los pueblos del
mundo y que ciertamente Iraq sigue soportando. En este sentido Al Sistani asintió
en esto y le recordó que deben cesar las “injusticias, asedios económicos y
desplazamientos que sufren muchos pueblos de la región, especialmente el pueblo
palestino en los territorios ocupados”, un tema espinoso para el Vaticano pese
a que reconoce al Estado Palestino tiene relaciones con Tel Aviv, demostrando
el líder chiita que es conteste y coherente con una posición política que choca
con el judaísmo “oficial” alineado al ideario sionista y a las políticas inhumanas
que hasta hoy día se imponen contra la población palestina.
Sin dudas, Francisco logró conocer la cuna del
monoteísmo que une a judíos, cristianos y musulmanes enviando un mensaje de
unidad y compromiso por la búsqueda de justicia para evitar el progreso del
extremismo pero a su vez, ha recibido un mensaje alto y claro del chiismo
iraquí sobre quiénes son los responsables de esa injusticia, de la explotación
del extremismo y las desigualdades dando una posición clara, inamovible y no
negociable (como tiro de elevación sobre las petromonarquias) de que no puede
haber fraternidad, entendimiento y mucho menos acuerdo cuando persista la
injusticia y la opresión.