EN DEBATE
“¿POLITICA JUSTICIABLE O JUSTICIA
POLITIZADA?”
Cómo bajo los argumentos de “investigar” las autorías de los atentados de la embajada y de la AMIA, el gobierno trata de implantar institutos y procedimientos claramente discutibles.
Por Charles H. Slim
Tal como lo
señalamos anteriormente, el presidente Macri parece que hará honor a sus
promesas pre-electorales, en especial a las vinculadas con las investigaciones
sobre la galopante corrupción que se instalo durante una década en el estado y
que fue el origen de la fortuna de muchos funcionarios y partidarios “K”.
Otra de las que ha hecho un solemne
compromiso por dilucidar, es la
responsabilidad por los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA
ocurridos dos décadas atrás. Para ello
ya se han puesto andar una proposición que no reporta precedentes en la
administración de justicia argentina, que se vincula por un lado con la
creación de una Comisión parlamentaria y por otro, con la instauración de una
institución ajena y foránea a la tradición jurídica nacional como es el llamado
“juicio en ausencia”.
Casi se hace innecesario tener que señalar su origen anglosajón de éste último ya que, se sabe que éste
procedimiento se suele aplicar en los tribunales de EEUU, contra sujetos
que acusados de algún crimen, no están
presenciando el juicio que los tiene por sujeto de acusación, algo que para
Macri y su gobierno, representa la Meca de modernidad y la civilidad. Si bien y
en honor a verdad desde hace varios años se ha venido bregado por este tipo de
comisiones, pero fue el fiscal Moreno Ocampo –triste funcionario de la Corte
Penal Internacional- quien funcionando como asesor de la DAIA y la AMIA,
por el 2013 había dado su visto bueno
para este tipo de instituto pudiera implantarse en el país, dando argumentos y
precedentes bastante discutibles.
El proyecto que fue presentado por un grupo de diputados al Ministro de
Justicia de la nación, tiene una finalidad bien dirigida y orientada a como dé
lugar, se le endilguen aquellos hechos a supuestos autores iraníes concretando
de este modo, las intensiones de Tel Aviv por obtener un casus belli contra la
república de Irán. No hay que olvidar que tras diez años de la creación de la
fiscalía espacial AMIA dirigida por el fiscal Dr. Alberto Nisman pese a
esgrimir como prueba un informe artificioso producido por la CIA y sus colegas
israelíes, no logró demostrar ni someramente la materialidad de una supuesta
camioneta bomba conducida por un supuesto suicida. Es sin lugar a dudas, el intento tercerizado
y escandaloso por acusar, mediante el estado argentino y por cualquier medio a quien representa un
rival geoestratégico, político y militar que obstaculiza los planes por lograr
avanzar en sus políticas expansionistas en la región.
Tomando en consideración estas circunstancias, se puede advertir
que por una política claramente sesgada y que tiene una preferencia ideológica
bien marcada, se está comprometiendo peligrosamente la posición política y
diplomática de la república Argentina, en una geopolítica delicada, cambiante y
harto peligrosa que no tolera tonos grises y menos aún, marchas atrás. Debe quedar claro que las decisiones del gobierno no debieran pasar
por las consideraciones de potencias extranjeras ya que si eso ocurre,
demuestra que el país carece de soberanía política. Si existe la voluntad de
erigir una Comisión parlamentaria deberá tomar todas las pistas como valederas
y no –como se ha vislumbrado desde antaño y comprometido por Macri- orientar solo y como sea, a una “pista iraní” sin
abordar la “pista israelí”, muy conducente si consideramos el conveniente
deceso de Nisman y sus actividades previas.
Con la oficialización de este instituto, acusar a los “supuestos”
autores iraníes, será un hecho concreto y del cual los mismos acusados no
tendrán forma de contrarestar. Es
evidente que desde el gobierno de Macri –con la venia de Tel Aviv- se
impulsa que la justicia sentencie un
veredicto conveniente que haga cosa juzgada.
Con ello veremos cómo se
utilizara –o mejor dicho manipulara- a la administración de justicia
argentina, para concretar objetivos políticos de terceras potencias que nada
tienen interés de que se conozca la verdad de lo ocurrido. Para Tel Aviv y sus aliados locales, se trata
de una batalla crucial por lograr argumentar la culpabilidad no ya de sujetos
de origen iraní, sino de la república Islámica.
Pero desde que a finales del 2014 Washington y Teherán lograron
establecer un memorando de entendimiento por el desarrollo nuclear iraní, Tel
Aviv se ha visto arrinconado por la
impotencia que le causó ésta disposición dialoguista de La Casa Blanca que
terminó con un acuerdo firme que le permite a Irán seguir con sus programas
nucleares para fines pacíficos. Igualmente y en medio de aquellas tratativas,
Tel Aviv hizo todo lo posible por boicotear las conversaciones incluso,
mediante una operación de escucha y grabaciones de charlas personales, tratando
de chantajear a algunos de los representantes del grupo de los “cinco más uno” para condicionarlos al momento de votar.
Entre medio, el 18 de enero del 2015 aparece muerto el fiscal
federal que “investigaba” los atentados de la embajada y la AMIA; una muerte
muy sospechosa ciertamente y que dejó entre otras revelaciones, sus estrechas
conexiones con organismos sionistas con sede en New York, con la CIA y el
Mossad.
Un último intento político por sabotear las conversaciones fue a
comienzos de marzo del 2015 con la llegada estrepitosa y –costumbristamente-
prepotente de Benjamín Netanyahu a Washington, puntualmente al Capitolio
donde mediante un ácido discurso aseguró que “Irán había atacado a la embajada
de Israel y la mutual AMIA en Buenos Aires” para lo cual exigía medidas de
acción directa, que obviamente debían estar encabezadas por La Casa Blanca.
Igualmente y pese a estas tretas, Teherán y Washington lograron
para mediados de Julio del 2015 firmar el acuerdo definitivo en Viena. Además,
se levantaron los embargos que pesaban desde hacía 35 años con lo cual, las
condiciones de Irán comenzarían a mejorar en forma progresiva con lo cual, Tel Aviv que además de buscar dañar al país
islámico con operaciones secretas o malogradas campañas militares, mediante sus
poderosas redes financieras, trata desesperadamente
de entorpecer el crecimiento económico del país.
Para mayor desagrado de Netanyahu y Cía que
buscaba “mayores sanciones y más agresivas”, terminó por morderse la lengua
cuando vio azorado como Washington y Teherán establecieron lazos de cooperación
para auxiliar al régimen de Bagdad, amenazado para aquel entonces por un
imparable avance del “Estado Islámico” y de los “Comité revolucionarios”.
Es por ello que con el desarrollo de estos proyectos de formar una
Comisión investigativa que, vaya a saber
quién ha sido el que designo a cada uno de sus componentes y de tratar de
instaurar un instituto como el juicio en ausencia, además de desnaturalizar a
los principios jurídicos, derechos y garantías
que son parte de la tradición jurídica nacional y que están implícita y
explícitamente reconocidos en la Carta magna –vrg. Arts. 1, 16, 18, 28, 33 y
ccts con los Pactos que la nación adhiere- pueden verse abrogados por estás
implantaciones foráneas que no buscan propósitos claros.
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