martes, 26 de abril de 2016


EN DEBATE


“TRES AÑOS SIN CHÁVEZ”


Cómo la oscura desaparición de Hugo César Chávez Frías sigue creando controversias sobre las reales causas de su cáncer y su inesperada  muerte en Cuba




Por Charles H. Slim  

A tres años de la muerte del presidente y líder de Venezuela Hugo César Chávez Frías, la causa y las circunstancias en que se produjo sigue sin respuestas concretas y no se han precisado los factores que desencadenaron su prematura muerte en aquel 3 de marzo del 2013 lejos de su patria. Para ver que es lo que pudo haber sucedido, es ineludible pararnos en aquel momento y analizar las circunstancias que rodeaban al líder bolivariano y a su país, Venezuela. Es casi sobreabundante tener que remarcar que Chávez fue uno o quizá el único líder de las Américas del sur y el Caribe, quien se plantó sin cortapisas y  con mucha firmeza ante los atropellos de Washington y de sus aliados entre ellos, Israel. 

No hay que olvidar que entre otras cuestiones, Chávez condenaba en forma constante y sin moderaciones, las políticas agresivas y unilaterales de Washington que desataron entre otras, las guerras en Afganistán e Iraq y que luego se extenderían a la farsa que los medios masivos –en manos de activos financieros estadounidenses y europeos- bautizaron como “Primavera árabe”. Con la misma fuerza y convicción –pese al poderoso lobbie mediático- declaraba su repudio a las masacres que Israel continuamente acometía contra la población árabe-palestina  que además de indignar a  los más prominentes sionistas internacionales, llegó incluso a causar la ruptura de relaciones consulares entre Caracas y Tel Aviv, política que fue emulada por Evo Morales en Bolivia.  Ahora bien; en este marco los interesados para que Chávez  desapareciera físicamente del escenario político eran claramente individualizables, pero ello no significaba que fuesen los ejecutores materiales  de estas mal sanas intensiones.

A
ONG de la CIA
lo largo de las décadas que pasaron en la mitad del siglo XX y de los incipientes pero muy ajetreados quince años de éste nuevo siglo, las operaciones clandestinas (Black Ops.) para obtener resultados políticos favorables a los intereses anglosajones, son variados y de diferente envergadura.   De esta manera métodos como golpes de estado, revoluciones instigadas, asesinatos de primeras figuras hasta las intervenciones unilaterales tan acostumbradas en el nuevo siglo, dejan en evidencia como los centros de poder han ido refinando sus tácticas para concretar sus proyectos geoestratégicos de largo alcance.  

Recordemos que la mentalidad que inviste los proyectos geoestratégicos que se elaboran en los llamados “Think Tanks”  en Washington  y en Europa, están fundados sobre la base de necesidades que deberán ser cubiertas a costa de algún país o regiones enteras y si en ellos no existieran crisis “ellos se encargaran de crearlas”.

La Venezuela de Chávez no estuvo exenta de estos intentos. En abril del 2002, falla un intento de golpe contra su gobierno que apoyado por varios canales de noticias del país que estaban en manos de empresarios con nexos con capitales y negocios en EEUU, buscaron entre otras cosas, eliminar físicamente al líder bolivariano. Con el apoyo estratégico y de inteligencia de la marina estadounidense que desde Maiquetía y con el ingreso de un submarino nuclear en aguas venezolanas, coordinaron la fallida operación para deshacerse físicamente de Hugo César Chávez.  Tras desbaratarse la intentona y quedar en evidencia la participación de varios sectores castrenses locales entrelazados con empresarios nacionales ligados a las nóminas de la CIA como era el caso de Gustavo Cisneros, surgió un Chávez mucho más fuerte y decidido que se pudo ver con el correr de los años.

Pero  el odio a Chávez no pasaba solo por sus afinidades con causas que irritan a los sectores necon y sionistas estadounidenses especialmente; la gran inquina contra el líder de una revolución tan particular  que como si de un reloj de arena se tratase, había dado vuelta la situación  política  de un estado en situación calamitosa, débil y sumido a los dictámenes de Washington al servicio de y para una clase política acomodaticia que solo se preocupaba de sus bolsillos.  Por ello, la acostumbrada  corrupción a los más altos niveles y que eran obviados por un estado ausente y sin la menor posibilidad de ejercer sus controles, muchos negociados y situaciones que habían venido siendo como una canilla de la que los ricos se surtían, terminó siendo cerrada por éste “inoportuno caballero”. Incluso durante el gobierno del PP  de Aznar en España, se esperaba con muy buenos augurios la remoción definitiva de Chávez lo que tras verse frustrados en aquella empresa y por miedo a ser asociados al conato, abandonaron a su suerte a Pedro Carmona que ocuparía el lugar en la presidencia pos Chávez y al general Raúl Salazar que era agregado militar en Madrid.  Cuando todo eso se vino abajo –y como acostumbran hacer estos sectores- les dieron la espalda y trataron de desembarazarse de la situación.
Los golpistas del 11 de abril del 2002

De esta manera, los conspiradores de aquella jornada cayeron en desgracia y solo quienes tenían buenas ligas políticas, pudieron refugiarse en EEUU o en Europa. Sin dudas que ellos tenían motivos suficientes para buscar la muerte de Chávez pero, una cosa es el deseo y otra es la acción de materializar ese deseo. 

 Aunque asesinar a Chávez era una operación políticamente peligrosa, los intentos no faltaron aunque, siempre fueron encargados a “terceros” que no pudieran ser relacionados directamente con el Departamento de estado norteamericano o la CIA. Como si hubiera tratado de un continuo procedimiento de ensayo y error,  los diferentes episodios que fueron orquestados desde aquel 2002 en adelante, pasaron desde éste frustrado golpe de estado tradicional, pasando por contratar a pistoleros colombianos, expertos en bombas de origen árabe pero pagados por el Mossad hasta la implementación de una forma de matar mucho más discreta, aunque lenta, ideal para alejar las sospechas de sus reales autores intelectuales.

Serían sus más cercanos y aún más, los de mayor confianza, los que sentenciarían a una muerte lenta al líder bolivariano. Aunque parezca una práctica trillada lo cierto es que los traidores por dinero hacen cualquier cosa; sino basta ver la historia de la humanidad y encontraremos incontables actos de este tipo donde  -obviamente en circunstancias muy diversas- con sigilo o sin él,  aquellos encargados de servir a su rey o líder, terminaban asesinándole por una cuantas monedas de oro. Y si no, como puede olvidarse aquella historia en la cual los griegos al frente de Alejandro Magno, logro sobornar a dos guerreros persas que custodiaban al Rey Darío III quienes por medio de la traición y obedeciendo al noble persa Bessos le asesinaron dentro de su carruaje.  Cuando aquel corrupto y traidor Bessos mando a sus dos asesinos ante Alejandro para probar que el rey Darío III había sido asesinado mostrándole como credencias  sus propios puñales teñidos de la sangre de aquel, el macedonio indignado por semejante perfidia y pese a que Darío III era su adversario, ordenó asesinarles en el acto por  haber traicionado a su rey. 

Hoy los traidores a los más altos niveles de la política no suelen usar métodos tan cruentos ya que sus crímenes deben estar rodeados de la mayor discreción posible, salvo que se busque endilgarle el crimen a otro –como sucedió con el aparatoso asesinato de Rafiq Hariri-. En la mayoría de las veces estos réprobos gusanos que se infiltran en las intimidades de grandes hombres de la historia y que sirven a los propósitos de los que manejan sus actos desde las sombras, son la continuación de aquellos grandes oprobiosos de la historia que como Judas, han venido vendiendo su alma por una bolsa de dinero.  Pero el uso de simples venenos que se agrega a una bebida o a la comida, no suele ser más el método más usado por  los “expertos” en asesinar “sin que se note”.  Desde hace varias décadas, las agencias de inteligencia han refinado maléficamente sus métodos para asesinar sin hacer escándalos.  Usando venenos de contacto que no dejan rastros, hasta  elaborados gérmenes en laboratorios de armas químicas o ingeniosos y letales dispositivos punzantes radiactivos, agencias como la CIA, el Mossad e incluso la ex KGB, se han cargado la vida de varios importantes personajes de la inteligencia y la política mundial.  En éste listado, dos son los más fuertes sospechosos de haber tenido que ver con el origen de ese “tumor canceroso” que el mismo Chávez anunció públicamente en 2011 (v. http://eleconomista.com.mx/internacional/2011/06/30/chavez-admite-que-le-detectaron-cancer )

Tal como lo señala una interesante columna de la periodista Eva Golinger en el medio ruso RT.com , uno de los intentos más ocultados por afectar a la salud de Chávez se dio casualmente en su visita realizada a New York en 2006, más precisamente cuando acudió a dar una charla en una universidad local, donde tras una revisión de seguridad sobre el sector donde se había ubicado el mandatario venezolano detectaron con un contador “Geiger”  altas lecturas de radiación que provenían más puntualmente de la silla donde se había sentado Chávez (v. https://actualidad.rt.com/opinion/eva_golinger/205421-claves-asesinato-hugo-chavez ). 

Aunque muchos medios trataron de ridiculizar la posibilidad de que se pudiera usar agentes radiactivos para enfermar deliberadamente la salud de un sujeto, el antecedente del fallido caso de Alexander Litvinenko  desató el escándalo ante los medios y abrió un abanico a las sospechas de quiénes en realidad habían sido los autores de la inoculación del agente radiactivo “Polonio 120”, que se le conoce como el “asesino silencioso”.  Aunque inmediatamente desde los medios anglosajones se acusó difusamente al MBD ruso como forma de vengarse contra el ex camarada de la KGB que se había convertido al Islam y trabajaba con los chechenos, las sospechas también apuntaban al MI-6 británico y sus colegas del Mossad israelí, quienes tenían en su historial varios asesinatos con estos métodos silenciosos. Esta última agencia tenía muy buenas razones para eliminar a Litvinenko ya que, según informes de inteligencia occidentales,  éste pretendía establecer un lazo directo entre Hamas de palestina y los combatientes chechenos que podría generar un eje de colaboración intolerable para Tel Aviv.
Yasser Arafat unos meses antes de su muerte

Justamente y ligado a palestina, el caso de Yasser Arafat desató una serie de cuestionamientos sobre las reales causas de la afección que terminó matándolo en 2004, dos años antes del incidente Litvinenko. Desde la OLP y el Hamas e incluso desde todos los gobiernos árabes y no árabes en la región, no hubo dudas sobre su autoría y señalaron a Tel Aviv como el responsable detrás de dicha muerte.   A pesar de que los rastros no podían complicar al Mossad, sus antecedentes –fracasado intento de envenenar a Kaled Mashal- en 1997 en Aman- dejaban en claro que era la única agencia que realizaba este tipo de envenenamientos con elementos tan sofisticados.

Fue así como tras descubrir aquella silla radiada en el palco donde se había sentado Chávez, no dejó lugar a dudas de quienes estaban muy bien familiarizados con tretas tan maquiabelicas como complejas.  Incluso, habría sido muy factible que aquella tuviera instalada una muy delgada aguja que tratada convenientemente para que no fuese sentida por el ocupante de la silla,  facilitara el ingreso de una cantidad ínfima de veneno radiactivo, que depositada en el torrente sanguíneo comenzaría una labor degenerativa lenta pero progresiva, advertible recién al paso de meses o años, dando suficiente tiempo para alejar las sospechas de sus ejecutores materiales y por supuesto de sus autores intelectuales. 

Sin dudas, allí radicaría la causa de ese mal que apareció de repente y que como un rayo, habría terminado con su vida en un hospital de la Habana Cuba.  Y éste último comentario sobre la potencialidad de dicha causa originadora de la muerte de Chávez, no es casual ya que, según algunas fuentes, afirman que el mandatario por órdenes del mismo Fidel Castro y su círculo de alcahuetes, fue asesinado en el hospital donde se hallaba. Los motivos para terminar con la vida del líder bolivariano se fincaría en que la popularidad de Chávez y su revolución bolivariana habían opacado al proyecto mesiánico de la “Gran patria socialista” o la “Gran Cuba” . Pese a las apariencias de una supuesta congoja de los personeros cubanos y del órgano del Partido Comunista, una parte de los cuadros chavistas advirtieron esto y comenzaron a tomar distancia de la influencia cubana que se pudo ver con serios roces entre asesores militares con base en Venezuela.


En definitiva,  Hugo César Chávez pese a su desaparición física ha dejado un legado para las generaciones futuras y claramente, una tarea de liderazgo que claramente no está a la altura del actual Maduro, tan maleable a las pretensiones de la Habana. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario