viernes, 18 de noviembre de 2016

NACIONAL




“POZO SIN FONDO”

¿A dónde puede conducir la inesperada y extraña aparición de las cajas con abundantes documentos relacionados con el ataque a la AMIA en 1994?




Por Pepe Beru
Cuál pudo haber sido la reacción de los tres instructores que, en la tarea de ordenar el material del que disponían sobre la causa AMIA descubrieron en escondrijos secretos dentro de lo que hoy se conoce como la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), más de doscientas cajas con varios documentos en papel y fílmicos que habían sido inexplicablemente relegados por el desaparecido fiscal Alberto Nisman. ¿Es posible que no lo hayan visto y quién ordenó esconderlo. Ante este descubrimiento se han formulado nuevos e intrigantes cuestionamientos del por qué aquel funcionario que jugaba a dos puntas, mando a separar esos documentos que se relacionan con el ataque del 14 de julio de 1994.

Han pasado demasiados años de impunidad pero también de una infundada y gratuita campaña antiárabe e islamofoba mediática que fue deliberadamente direccionada desde Tel Aviv y Washington utilizando a los sectores sionistas –judíos y no judíos- en la Argentina quienes no por casualidad, centraron sus dardos sobre la comunidad árabe de ascendencia libanesa. Con este supuesto azaroso descubrimiento, se podría traer mucha luz sobre lo que realmente pudo haber ocurrido más allá de aquellas versiones políticamente interesadas; incluso se albergan sospechas de que el cambio de rumbo tras la elección de Donald Trump en EEUU fue el real impulsor para que  “aparezcan” estos trapos sucios de pasadas administraciones en Washington muy involucradas con las acciones de Tel Aviv en el exterior.

Para poder entender el “por qué” de éste momento para que aparezcan nada menos que más doscientas cajas que nadie puede creerse que pasaron desapercibidas ante  los ojos de los diferentes funcionarios que pasaron por la SIDE y la Policía Federal, no hay que pasar por alto los estadios geopolíticos que abarcaron esos años uno de los cuales, fue conocido como la Doctrina Wolfowitz  diseñada e impulsada desde el corazón de los EEUU para crear enfrentamientos dentro de los países usando al Islam como el principal chivo expiatorio.

Según han precisado algunas fuentes el grupo encargado de buscar material informativo para estudio, análisis y su agregación a las actuaciones de la causa que se denomina GERAD, pudo hallar entre otras cuestiones, filmaciones de las autopsias de varios cuerpos de los muertos rescatados de entre los escombros para la  determinación del tipo de esquirlas, la dirección y la intensidad de la explosión o explosiones.  Según cita la fuente, estas constataciones llevaron a revisar los depósitos de la Policía Federal donde hallaron más material que jamás fue ni siquiera mencionado que existía, esto además de anormal nos lleva a que nos preguntemos: ¿Será posible que estemos ante la prueba más categórica del encubrimiento más escandaloso de la historia judicial argentina o, tal vez se trate de un montaje prearmado  por las agencias de inteligencia extranjeras para constituir pruebas definitivas que terminen apuntando a un autor determinadamente buscado?
Rubén Beraja ex directivo de la DAIA

En algún sentido si vemos lo que se pretendería probar con este voluminoso y sorpresivo manojo de pruebas que aparecen de la nada, estaría nada menos que la comprobación de la presunta existencia de un chofer de origen árabe-libanés que condujo una supuesta Traffic y que, según la tesis presentada por el Shin Bet israelí y un posterior informe del Mossad y la CIA,  se incrusto contra el frente del edificio. Al día de hoy esos organismos extranjeros no han dado pruebas concretas para sostener esa hipótesis “Hollywoodense” del tan voceado ataque islamista. Esta misma hipótesis era la que pretendía instalar el fiscal fallecido sin presentar más que argumentos estrictamente políticos y rayanamente islamofobos que manejan las organizaciones sionistas estadounidenses con adherentes como nada menos que los usureros Sheldon Adelson y Paul Singer  para mencionar tan solo a los más conocidos.

Obviamente éste se hallaba obligado a impulsar ese libreto ya que ha quedado muy bien evidenciado como dicho funcionario federal a sueldo de la nación presto –remunerada e indebidamente- prestaba colaboración indiscreta con agencias de inteligencia extranjeras violentando a ley y a la misma constitución de su país.

Actualmente y tras los intentos de sacralizar la figura del fiscal Nisman como una especie de “mártir” por la justicia, la opinión pública argentina no se ha dejado engañar y en su mayoría ha caído en cuentas de que dicho fiscal estuvo muy lejos de cumplir con las funciones que el gobierno argentino le encargo.  Y esto no quiere decir que su muerte este justificada o cosa por el estilo, nada de eso; pero si puede explicar de dónde pudo haber provenido la orden para ejecutar tan silencioso crimen que de haber sido ejecutado por  algún “moro loco” o algún “comando iraní”, no les quepa la menor duda de que se habría sabido en titulares a color en todos los medios nacionales.

Esta basura que parece haberse salido debajo de la alfombra  no solo puede haber sido expuesta deliberadamente, sino que además podría ser parte de las nuevas políticas que comenzaran a regir en Washington desde el mes de enero, sino también que sería la confirmación de que Menem al acusar a Hesbolla hace unos meses atrás de haber sido el autor del ataque, es una mentira insostenible.

Lamentablemente hay que reconocer que las circunstancias históricas en las que se produjeron los hecho, tenían a una Argentina con un gobierno totalmente entregado a los intereses que se digitaban desde Washington entre los cuales se mezclaban los económicos, comerciales, políticos y militares donde en todos ellos, Buenos Aires no controlaba a ninguno.  

En aquella década de los noventas el gobierno de Carlos Menem no solo no controlaba –aunque lo hubiera querido- lo que Washington pretendía sacar de Argentina, sino que incluso sirvió fielmente a los propósitos geopolíticos que desde la administración de George H. Bush se promovían para la región y el resto del mundo. Es posible que dentro de la cuota de ignorancia demostrada por aquel gobierno  menemista un 50% haya sido por su absoluta estupidez y el otro 50% por sus desmedidas ambiciones meramente económicas que dichos funcionarios argentinos buscaban saciar con su acercamiento a EEUU y eso incluyendo a los temas de la inteligencia en donde se manejan cuantiosos fondos negros que no tienen origen rastreable.
Bush, Peretz y Adelson

Entendiendo eso, se podrá percibir que aquella SIDE y sus organismos dependientes buscaban más bien hacer negocios con grandes actores que hacer sus labores para las cuales se habían creado.  Y esta degradación  de los cuadros de la inteligencia y su corrupción medular no se habría producido si el país hubiera tenido una política de inteligencia activa y una geopolítica propia  que la mantuviera en márgenes razonables de la lealtad. En ese sentido quienes pasaron por la Secretaría de inteligencia en momentos de haberse perpetrado ambos ataques contra Buenos Aires y en los años posteriores, no pudieron no haber sabido que existían o no existían tal cúmulo de pruebas apiladas en dependencias de la misma SIDE y de la Policía Federal; eso no se lo puede creer nadie.

Pero lo peor de todo es que cuando se creó la “super UFI-AMIA” colocando al fiscal Nisman, un miembro de la comunidad judía argentina como una especie de seguro para cerciorarse de que las investigaciones no se desviarían de su curso, tras su muerte y posteriores hallazgos sobre sus reales actividades es muy dudoso creer que este funcionario haya ignorado la existencia de  esta montaña de pruebas.

Por ello se hace insultante que varios de esos impresentables, actualmente se los vea desfilando en programas televisivos de debate que, aunque sean un circo para distraer momentáneamente al público, no deja de ser un insulto a la memoria de las personas muertas en esos hechos. Si tan interesados están de sentarse en una silla a discursar sobre  gastadas “hipótesis” que lastimeramente tratan de embarrar a la confesión islámica, muy bien deberían sentarse en el banquillo de los tribunales federales para responder por sus responsabilidades funcionales ante estos hallazgos y explicar por qué no dieron a conocer en su momento la existencia de todas estas piezas de información.


Tal como señalan otras fuentes y con las cuales coincidimos, Nisman solo se dedicó a no hacer nada o más bien, junto a Stiusso y su equipo  a cerciorarse que otros no investigaran con la profundidad y seriedad necesaria  ya que ello hubiera revelado a los verdaderos autores intelectuales y materiales de aquel ataque (v. http://pajarorojo.com.ar/?p=29744 )

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