martes, 13 de junio de 2017

NACIONAL




“LA CANCILLER”

La gira relámpago de la canciller alemana Angela Merkel ha dejado varias incógnitas sobre la causa de su visita a Latinoamerica ¿Una movida de la Unión Europea para contra restar la influencia comercial estadounidense?



Por Charles H. Slim
Sin lugar a dudas, la visita de la canciller alemana Angela Merkel a la república Argentina en la semana que se fue, represento un evento político muy importante para el gobierno de Mauricio Macri y una esperanza de que puede haber una solución a la galopante situación económico-financiera en la que se encuentra empantanada. Quizás hablar de “solución” sea demasiado pero si podría hallar un paliativo bastante sólido ante la escuálida economía argentina.

Las firmas alemanas que hay en el país, se comprometieron a trabajar junto al gobierno para ampliar sus inversiones y de ese modo absorber una modesta cuantía de cupos laborales que darán algo de respiro a la asfixiada economía argentina.

Aunque Macri espera que esta visita le traiga frutos contantes y sonantes inmediatos, Merkel tiene otros objetivos más profundos y de mayor alcance que una simple bolsa de dinero en la mano. Uno de sus objetivos en esta visita relámpago estuvo en la de hallar aliados contra los posicionamientos de Donald Trump con miras a la próxima cumbre del G-20 y acercar a su vez, las posibilidad de ampliar el campo de acción de la UE con un Mercosur prácticamente parado.

Pero más allá de los preconceptos existentes sobre la posición política de Merkel en el contexto mundial y su mediática apariencia sobre el respeto a las diversidades étnico religiosas que claramente quiso mostrar con su inexplicable visita a la Sinagoga de Buenos Aires sita en calle Libertad, en el trasfondo de sus políticas internacionales que se vinculan a la catástrofe creada en el Medio Oriente hay mucho de lo que Berlín debería explicar.

Fue precisamente por esas implicancias, que la visita estuvo rodeada de un sigiloso despliegue de las agencias de seguridad alemanas Bundesnachrischtendients que junto a la AFI,  establecieron desde 24 horas antes de la llegada de la canciller un minucioso sistema de vigilancia que fue desde el control de las líneas telefónicas (celulares, Whastapp, emails, Twitter)  -especialmente de sujetos sospechosos- y de todos los medios de comunicación existentes por el internet hasta la creación de anillos perimetrales de seguridad con especialistas en antiterrorismo apostados en varios puntos del trayecto por donde pasaría el convoy de automóviles blindados que trasladaba a la mandataria para evitar un supuesto atentado del “ISIS”.

De haber sido real la amenaza de esta organización seudo-islámica, no habría tenido problemas en atacar dado el bajo grado de seguridad que presenta el país, su ejecución no hubiera representado problemas. Igualmente, había guardar las apariencias y seguir con la farsa ya que otro de los logros de Merkel ha sido, hacer más dependiente que nunca a su país de los enjuagues de EEUU.

Alemania y más precisamente el gobierno social demócrata de Ángela Merkel ha venido siendo “el” ariete de las políticas y caja de resonancia de los intereses geoestratégicos de Washington dentro de la UE en al menos los últimos diez años hasta esta parte. Para ello, Berlín ha sido el interlocutor de EEUU ante la OTAN, factor preponderante para las aspiraciones norteamericanas. Sus injerencias en asuntos como Siria, Iraq y el sostenimiento de administraciones impresentables  como la de Erdogan en Turquía, llaman a que el gobierno de Macri se detenga por un solo instante, uno solo, para determinar que tan conveniente sería para la Argentina establecer lazos con un gobierno con tantos dobleces.

Con esa cara de solaz calma y de una aparente imperturbabilidad, Merkel se encargo de establecer un puente entre la anterior administración norteamericana y Ankara, ésta última, fiel sirviente de los planes ejecutados contra Siria que se halla desesperada para ser aceptada dentro del selecto club de la Unión Europea que no acepta y no aceptará (tal como se ha podido ver a lo largo de su existencia) a un país musulmán como miembro.

 Y no se trata de impedimentos puestos por oscuros intereses nazi o fascistas como cómica y repetidamente, los medios lelos de la intelectualidad seudo-izquierdista pagada por los verdaderos artífices de ese racismo, cuentan por los medios masivos. 

Son sin duda los llamados “conservadores cristianos”, los “neosionistas” y los lobbies sionistas europeos por excelencia, los que se encargan continuamente de bombardear intelectualmente sobre los “miedos” y los “peligros” de una inserción oficial e igualitaria musulmana en Europa.

Pero tras años de muy buenas relaciones signadas por la conveniencia mutua, Merkel y Erdogan entraron en una espiral de desencuentros que se enmarcaron, además de la crisis de refugiados que causaron las masacres de “ISIS” y los bombardeos indiscriminados de la “Coalición Internacional”, en la declaración por parte de la Cámara baja de Berlín como “genocidio armenio” lo acometido por las tropas otomanas en 1915, los conllevo a desplantes, injurias y afrentas de Ankara, que terminaron con la decisión de Merkel y su Consejo de ministros por retirar a sus efectivos de la base de la OTAN en Incirilik para trasladarlos a una base en Jordania.

Incirilik, que es una localidad al sur de Turquía, alberga la base de la OTAN más importante en la entrada al continente asiático y ha sido el punto de partida de las operaciones bélicas y de intervenciones clandestinas ejecutadas por EEUU y sus aliados sobre el Medio Oriente en los últimos 25 años y Alemania ha colaborado activamente en todas éstas acciones, especialmente en las que se están llevando a cabo actualmente contra Siria y Yemen.

Estas tropas germanas se hallan presentes en la región como parte de la  “Coalición Internacional” en el marco de la llamada “lucha contra el Estado Islámico”, una parodia siniestra que ha quedado develada ante variadas pruebas de ello, algo que Merkel no se da por aludida.
Fastidio de Merkel ante Putin

En otro frente, Merkel ha sido el frontón político de la OTAN contra Rusia, tratando de argumentar la necesidad de mostrar los puños (mediante despliegues y ejercicios militares en las fronteras de la Federación) a Rusia en el marco de los asuntos de Crimea, Ucrania y la confusa situación del Donbass, que según la versión de Washington que se entrelaza con la de Bruselas y que es presentada por Merkel ante el público, “hay una situación de invasión rusa” por la cual ellos –La OTAN- se hallan ampliamente preocupados.  Pero a pesar de varios e infructuosos intentos por embarrar a Rusia en la situación en esta región fronteriza, Merkel ha fallado en tratar de provocar a un Vladimir Putin impertérrito que tras la visita del 2 de mayo que tuvo lugar en Sochi, quedó en claro que Rusia (y más allá de las buenas conversaciones sobre asuntos comerciales y culturales) no compraba la versión geopolítica de Merkel –que es una copia extendida desde Washington- y menos aún, dejaría de decírselo en la misma cara.  

En ese sentido Putin fue directo y en la misma conferencia de prensa que dieron ambos ante periodistas acreditados de varias partes del mundo y ante una Merkel claramente disgustada, le señaló entre otras cosas, que el acuerdo de Astana era mejor que nada y que la situación que estaba destruyendo a Siria era el producto de políticas irresponsables habían implementado intereses foráneos a los que incluía a Berlín.

Sin dudas que Alemania puede llegar a traer inversiones para el 2018 y crear fuentes de trabajo calificadas, eso no lo dudamos, pero todavía no sabremos ¿a cambio de qué? 

El peligro radica que la línea geopolítica en la que se mueve Merkel y su gobierno, caracterizada por su subordinación a la política anglosajona que se halla signada por la agenda globalista que hoy por hoy –y le guste o no a la canciller- dirige un “psicópata” como  Donald Trump y que como lo ha demostrado en su última visita a Riad, puede causar daño tan solo con gesticular, hace llamar a la reflexión al mandatario argentino.




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