lunes, 5 de septiembre de 2022

“CRONICA DE UN ESTADO FALLIDO”

El fallido “atentado” contra la vicepresidente argentina habla de una falla más general ¿Qué tan fallado es el estado argentino?

 

Por Javier B. Dal

Eran apenas las 20 horas cuando una joven de 19 años de edad que esperaba a su novio a la salida del trabajo fue baleada por un grupo de delincuentes en la localidad de General San Martín en la provincia de Buenos Aires. Ella como otros cientos de víctimas de la delincuencia en el cono urbano pasaron a ser un número más en las estadísticas de un estado que desde hace décadas no funciona ¿Acaso existe una estructura de inteligencia criminal destinada a prevenir esto? El resultado nos dice que no.

Ciertamente aquí en Argentina hay dos realidades alternas y superpuestas en las que hay una justicia para ricos y otra para pobres que se ha profundizado con el paso de los años y de la mano de gobiernos totalmente corruptos.

Las causas de los atentados de 1992 y 1994 aún están en un Stand By por la ausencia de una justicia independiente y de intereses ajenos al país. El asesinato del fiscal Nisman en enero de 2015 también es otro ejemplo de una notoria influencia tóxica de intereses y debilidad de la administración de justicia.

La desaparición del submarino “ARA San Juan” en 2017 fue sin dudas otro atentado, una agresión vergonzosamente silenciada que se cobro la vida de sus 44 tripulantes tapado por una justicia permeable a las influencias políticas de un gobierno comprometido con los intereses del enemigo histórico del país.

La novela montada en rededor de la vicepresidente Cristina Fernández entra dentro de este desdoblado sistema de corrupción, ineficacias e impunidad que aleja aún más a las personas del común de tener una justicia asequible a todo el pueblo como base de una institucionalidad medianamente creíble para sostener la convivencia social.

El supuesto “conato” de atentado visto el jueves 1 de septiembre último en la vereda de las calles Juncal y Uruguay de la capital, ha servido para visualizar un estado de cosas que confirman la situación de estado fallido de la Argentina. La calificación del evento como tal se da por varias inconsistencias. El inexplicable acercamiento de un supuesto sicario que en medio de una multitud coloca una pistola a centímetros de la vicepresidente desata muchas preguntas no solo para los expertos en inteligencia y seguridad sino para la gente de a pie.

Ante todo, hay que tomar en cuenta el contexto temporal, espacial y político para analizar este evento. Primero, la situación de la vicepresidente acorralada por un pedido de pena que podría condenarla a más de doce años de prisión por delitos cometidos durante su gestión fue un disparador de la agitación partidaria para darle su apoyo. Intentando salir del paso ante las evidencias y agotado el margen de maniobra de sus costosos abogados, la misma vice lanzó una improvisada defensa mediática tratando de sustentar una violación al derecho de defensa en juicio algo que, en su oportunidad ejercito sin responder preguntas mediante una actuación para los medios.

Obviamente los medios que la investigan desde hace años y que han sido fuente principal de las causas penales actuales, remarcaron estas incongruencias poniéndola en más aprietos. 

A partir de allí y desde el mismo gobierno (incluso del mismo presidente Alberto Fernández) se comenzaron a lanzar escandalosas e impertinentes señales de descredito al trabajo del Ministerio público y a toda la justicia federal sesgando con una muy notoria arbitrariedad la labor del poder judicial que atenta contra la independencia de los poderes del estado.

Así estaban las cosas y tras una pulseada entre manifestantes alegres por el pedido de condena (calificados de macristas) y los partidarios de la vice, éstos últimos ganaron la calle y allí permanecerían por días imponiendo su voluntad por sobre la seguridad pública de la ciudad de Buenos Aires y de la nación. Aquí es donde comienza la elaboración del escenario perfecto. Los “camporistas” levantaron las vallas y expulsaron a las fuerzas policiales de la ciudad, algo que fue apoyado desde varios funcionarios del gobierno y tolerado por una oposición política fofa.

Liberada la zona, con ausencia de policías y sin la existencia de inteligencia criminal propia (disgregada y degradada desde hace décadas) el descontrol y la muchedumbre planteaba la oportunidad para cualquier cosa. Ahora bien y considerando la importancia que reviste la seguridad de un alto funcionario como CFK ¿Cómo se permitió llegar a semejante situación?

Esta pregunta nos lleva a otra cuestión ¿Se permitió deliberadamente o fue producto de la impericia? Todas las fuerzas de seguridad dependen de ordenes políticas por lo cual son los ministros y sus secretarios quienes deben responder. Así mismo surgen otras curiosidades en el accionar del “sicario” como ser, su mano con la pistola aparece en primer cuadro y desde varios ángulos (casi como la escena de una película) y tras gatillar dos veces -que se oye en los audios- vemos a los custodios e incluso a los fanáticos totalmente ausentes de ese hecho. Obviamente y tras ser advertido intenta huir descartando el arma para ser finalmente inmovilizado por los presentes y detenido por la custodia de la vice.

Ahora bien. Si según las fuentes oficiales hablan de un arma cargada con cinco balas pero sin haberla armado para su disparo, eso nos informa una característica del atacante ¿Es un profesional o un improvisado? Los hallazgos en su domicilio hallando harían presumir una preparación pero, ¿Para qué acopiar tantas balas si iba a cometer un atentado? Si nos creemos la posibilidad de que hubiera servido el proyectil en la recamara ¿Por qué no disparó?; ¿La trajo consigo el atacante o le fue entregada en las inmediaciones o incluso en medio de la multitud? En esta última cuestión el teléfono celular del agresor reportaría una fuente informativa y probatoria importantísima entonces ¿Por qué al abrirlo se constató que había sido reseteado? A pesar de que tanto la Policía Federal como la PSA tienen SoftWare comprados a Israel (expertos en espiar la vida ajena), no lograron abrir exitosamente el aparato. Sospechosamente conveniente ¿No lo creen?

Los discursos posteriores de varios representantes cercanos al gobierno parecen estar direccionados a sembrar la culpa y el oscurantismo entre una parte del electorado crítico y un sector de la prensa local con una velada intención. Es muy probable que todo se resuma a una operación psicológica destinada a buscar la conmoción en la opinión pública. Aquí quedará a consideración de cada ciudadano valorar si esta siendo o no manipulado.

Por último, y tal vez la cuestión más preocupante (considerando la opacidad institucional existente) ¿Es la misma arma que se ve en la imagen la que hoy tiene la policía bajo custodia?        

  

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