“¿CÓMO SE VE DESDE AQUI ABAJO?”
¿Hay conciencia en la Argentina del alcance de
la crisis financiera global en puerta? El triunfo del mundial de Qatar no borrara
la realidad
Por Pepe
Beru
Desde el extremo sur del continente americano la
evolución de la crisis económico-financiera global que se avecina parece que no
se advierte en Argentina. Con lo revelado hace unos días y ante todo recordemos
que CABA no es toda la Argentina (aunque allí se tomen las decisiones) y mucho
más cuando ha quedado bien claro que los hilos del país se tiran (como
extensión de Londres) desde una estancia en Lago Escondido en la provincia de
Río Negro.
La isla del ombliguismo
y del perpetuo autoengaño se resiste a abrir los ojos y sus habitantes siguen
escuchando crédulos las monsergas y las estupideces que -por intermedio de
las empresas informativas- les cuentan los “expertos” y economistas que
pueblan la capital.
Detrás de sus acostumbrados
e interminables discursos, los economistas y los políticos argentinos esconden
una terrible realidad y ella se vincula, al verdadero origen de la crisis que
se avecina. Si bien ya la economía argentina esta sumida en una velada y
acostumbrada hiperinflación, el marco general en la que se desarrolla se
vincula a los efectos producidos por los manejos de la economía global.
Puntualmente la reserva Federal estadounidense y los bancos centrales de los
países que le siguen, estarían creando una burbuja financiera (mediante
créditos hipotecarios) mucho peor que la de 2008.
Pero como lo informa un
interesante artículo del consultor de riesgos estratégicos F. William Engadhl, no
son los mercados de valores lo verdaderos artífices de esta situación, el
corazón del problema se origina en el mercado de bonos particulares,
gubernamentales, corporativos y de agencias que desde 2021 han venido mostrando
una depreciación sin pausa (https://www.globalresearch.ca/global-planned-financial-tsunami-has-just-begun/5784217 )
¿Cómo se protegerán los
argentinos ante estos manejos del poder financiero global? Parece imposible que
toda esta bolsa de tecnócratas y charlatanes que han estado en cada uno de los
corruptos gobiernos de los últimos 39 años sean capaces de formular una
solución. En realidad el problema argentino no tiene un origen específicamente
financiero, sino político que se basa en no existir voluntad y mucho menos
valor, para afrontar a quiénes son los creadores de aquel. También la solución
está en el acuerdo y la decisión política por lo cual, para tener un piso desde
donde construir el andamiaje de una salida se debe llegar a un serio duradero
acuerdo de todos los sectores de la vida política del país.
Pero más allá de los
efectos de la caída del mercado de bonos y su sostenimiento con alza de tasas a
niveles bestiales, hay una intencionalidad bien dirigida. Las burbujas
financieras (creadoras de deuda) y las estanflaciones que llevaron al colapso
económico en 1929 y 2008 han tenido una raíz política y ella ha provenido de
organismos gubernamentales o de círculos cerrados compuestos por exclusivos
miembros (G-7, DAVOS, Club Bilderberg), causalmente todos angloestadounidenses
y europeos. Así tanto La Casa Blanca, Reserva Federal, Wall Street y DAVOS son
los verdaderos autores de estos “reseteos” financieros que persiguen
finalidades políticas y financieras (como la bancarización global) que solo les
beneficiarían a ellos. Las actuales
circunstancias globales de pos pandemia, la sequía y la falta de fertilizantes por
los efectos de la guerra en Ucrania (agravados por la batería de medidas
estadounidenses) prevén una escalada inflacionaria que recién comienza.
Es ahí donde queda muy
en claro, la inutilidad de escuchar a los economistas mediáticos hablando de
abstracciones, estadísticas y números que nunca se cumplen. Para peor, en éste
país los políticos tienen un serio problema con el concepto y el manejo del
poder con lo cual, al momento de entrar en contacto con él no saben o no
quieren ejercerlo para la función estatal. Esto ha sido sin dudas, una de las
taras (nacidas del clientelismo, la falta de autoridad y la partidocracia) más
acusadas de las últimas décadas y por ello de las causales de actual ineficacia
y desestructuración de las áreas estratégicas del estado.
El gobierno de Alberto
Fernández que no es solo de él, es la representación paradigmática de esa
impotencia política para no poder ni siquiera atender y mucho menos solucionar sus
propios problemas. Si apenas tiene poder político para controlar a los suyos
(con su vice procesada) y con una realidad económica que el ciudadano vive
cuando va a comprar el pan ¿Qué puede pedírsele más allá de la mirada de su
escritorio? Igualmente y para ser justos, no se le puede achacar a Fernández su
impotencia ante semejante crisis global en danza pero si, es responsable de
haber sido parte de este sistema que ha sido el generador y profundizador de la
desestructuración mencionada y en particular del desguace de las áreas
estratégicas del estado como son las flotas comerciales mercantes y la
modernización de los puertos que habrían significado una fuente de ingresos
invalorable ante la actual situación aunque habría que ver, si su gobierno tendría
el valor político de desobedecer a las restricciones comerciales impuestas por
Washington.
Pero si vamos un poco
más allá, vemos que no es solo un problema de un mandatario o un gobierno
impotente que gobierna un país sujeto a una cadena a esos poderes facticos globales,
sino más bien proviene desde la anuencia de cada uno de los ciudadanos que
aceptan sin protestas este sistema que sirve al consumismo representativo del
actual capitalismo angloestadounidense.
Si tomamos en cuenta
todos estos factores y los ponemos en consideración de lo que puede esperar el
ciudadano argentino ante lo que se avecina solo vemos dos alternativas: Una,
seguir creyendo en un sistema corrupto y circular que le seguirá dando las
mismas falsas soluciones o simplemente, abandonar la dependencia a este sistema
consumista que no solo roba la riqueza sino también la salud y la vida de sus
habitantes.
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