sábado, 22 de junio de 2024

 

             FRENTE A LA GUERRA TOTAL

¿Por qué Netanyahu y sus partidarios apostarían por una guerra contra el Líbano?

 

Por Charles H. Slim

Mientras las FDI mantienen sus fuerzas concentradas para tratar de controlar la situación en la Franja de Gaza, en el norte las cosas se han estado poniendo negras pese a las expectativas de la inteligencia israelí y de las unidades militares de poder contener a la resistencia libanesa encabezada por Hesbolá. Tras la publicación de un vuelo de reconocimiento realizado por un Dron de Hesbolá sobre las instalaciones aéreas y portuarias de Haifa, el pánico cundió en el renovado gabinete de Netanyahu cayendo en cuentas de una vulnerabilidad no contemplada.

A diferencia de otras oportunidades, las maniobras engañosas y sucias con las que Tel Aviv se maneja para sacar ventajas (como ser, decir que acepta el alto al fuego y ataca sorpresivamente) y pese incluso a la colaboración de la administración de Joe Biden en esos planes, la resistencia árabe-islámica ha demostrado estar un paso adelante. Sobre esto último nadie ya duda, que Biden pagará electoralmente (por el voto castigo de una importante franja de la juventud) su complicidad con el genocidio palestino que por estas horas se replica cientos de civiles masacrados en barrios de Rafah.

La ventilación deliberada de este vuelo supone una advertencia a Israel de que si busca escalar el conflicto atacando al Líbano, ellos tienen cómo golpearles sin que lo sepan o lo sepan cuando sea demasiado tarde.

Desde el día siguiente a la intervención israelí en la franja, la resistencia islámica libanesa encabezada por Hesbolá tomo la crucial decisión (la cual ningún gobierno árabe tomo, salvo el Yemen) de poner sus recursos para ayudar a los palestinos, sirviendo como aguijón en el norte causándole de forma metódica, pausada pero persistente, graves daños a la infraestructura de inteligencia y contrainteligencia electrónica israelí obligando entre otras cuestiones, a huir a más de 60.000 colonos.

Sumado a esto, la calamitosa efectividad de las FDI y sus grupos de elite para tratar de rescatar a los rehenes, agrega mayores dificultades al margen de maniobra de Netanyahu quien seguramente pretendía capitalizar políticamente una victoria rápida sobre la resistencia palestina y la recuperación indemne de los rehenes. Esto, además de no haberse cumplido, está perjudicando los intereses que se ocultan detrás de la campaña militar sobre Gaza que no aceptarían invertir sus capitales para sus billonarios proyectos sin un terreno completamente arrasado y libre de población árabe-palestina.

Esto se ve reforzado con la crítica situación del comercio marítimo que conecta al estado de Israel con el mundo, materializado con las operaciones navales Huties contra todo barco que intente llegar a los puertos de la Palestina ocupada, en especial Eilat. También aquí las previsiones de la inteligencia israelí y de sus aliados atlantistas han fallado en prever las capacidades de las milicias yemeníes y la de sus aliados iraquíes quienes pese a la presencia angloestadounidense en el Mar Rojo y sus ataques aéreos no han logrado disuadirles de continuar. Solo un dato para considerar la seriedad de la situación es que “Ansar Allah” ya atacó tres veces al portaaviones “USS Eisenhower” sin que sus contramedidas pudieran evitarlo.

Al parecer y ante la severa presión política a la que se halla Netanyahu y su gabinete, su ministro de defensa Yoav Gallant junto al jefe de gabinete Herzi Halevi y sus generales estarían en preparativos de lanzar una acción militar inminente sobre el sur del Líbano basados en una lógica muy peligrosa y desesperada que se resumiría en “mientras peor mejor”.  Si esto es veraz que a nadie le queden dudas de que en Washington están al tanto de ello.

Pero al mismo tiempo el secretario general de Hesbolá Sayed Hassan Nasrallah en una ponencia del 19 de junio pasado advirtió al gobierno de Tel Aviv que:  “Deberías tener miedo de una guerra con nosotros”, una consideración con muchos visos de realismo ya que, si la resistencia palestina con sus proyectiles caseros “Yassin 105” está haciendo estragos con los blindados “Eitan” y “Merkava”, peor será la suerte para las FDI con el arsenal de misiles anti carro de última generación que esperan la confrontación.

Si bien en Tel Aviv y en Washington las palabras de Nasrallah podrían ser interpretadas como mero blofeo, lo cierto es que Hesbolá cuenta con una experiencia extensa en el desarrollo de combates contra fuerzas tecnológicamente superiores -especialmente contra los yihadistas de la OTAN en Siria- siendo la victoria de julio de 2006 la que Israel quisiera olvidar.

Al parecer Netanyahu mantiene la carta de extender la guerra al Líbano (y posiblemente también alrededor del mundo), como una manera siniestra de escapar al inevitable cuestionamiento que devendría si la guerra terminará mañana. Es por ello que las intensiones de lanzar una ofensiva contra Hesbolá y la resistencia islámica podría ser entendida como un acto de irresponsabilidad sin límites que como lo describió el ex defensor del pueblo israelí Isaack Brick podría calificarse como “un suicidio en masa”.

Que nadie se engañe y pierda la perspectiva de cómo se desato esta calamitosa situación. Netanyahu y su estado mayor aún no han respondido sobre las sospechosas y muy peculiares circunstancias que rodearon la mañana del 7 de octubre y cuáles son los ambiciosos proyectos de inversión que ya se tenían pactados una vez desalojada la franja. Tolerar que sea un organismo de su gobierno el que “investigue” es una sorna y un insulto a la inteligencia que ni los mismos familiares de los rehenes se tragarían. Es aquí donde entra el papel de Naciones Unidas que debiera promover a través de su tribunal, una profunda investigación a fin de develar esas implicancias.

Pero conociendo la porosidad política de esta organización y sus vergonzantes antecedentes ¿Tendrá el valor político para impulsarla?

 

 

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