LA GUERRA DE OCTUBRE
¿Por qué no hay que fiarse de las apariencias? Netanyahu y su gente con
la cooperación de Washington estarían preparando lanzar su propia guerra ¿Es
posible?
Por Javier
B. Dal
El silencio informativo en lo que sucede en
Palestina o al menos, su colocación en las secciones pequeñas de los medios en
occidente debería preocupar a la opinión mundial. Aquello no significa que la
situación en la franja de Gaza se halla estabilizado, o que no siga habiendo
arrestos masivos, usurpaciones y asesinatos contra los palestinos en
Cizjordania. Mucho menos que se hallan detenido las acciones militares en el
norte entre las FDI y la resistencia árabe-islámica liderada por Hesbolá que ha
condicionado el movimiento de los israelíes.
Tan solo y muy por encima, algunos medios publicaron el impacto de un
misil balístico en pleno Tel Aviv lanzado por los “Huties” revelando que los
yemeníes están mucho más que comprometidos con la causa y que las defensas anti
misiles israelíes fallan. Obviamente que este hecho no solo representa otro
golpe traumático para los ciudadanos israelíes que se habían acostumbrado a no
verse afectados por las brutalidades y consecuencias de hechos ordenados por
sus gobernantes. Rememorando a los dichos de quien supo ser primer ministro
Naftaly Bennet, que es representativo de la mentalidad de una buena parte de
ellos que supo decir “matar árabes no trae consecuencias”. Desde el 7 de
octubre pasado esa afirmación ha dejado de tener validez.
Ello se ha potenciado tras haberse confirmado y denunciado ante las
instancias judiciales internacionales la comisión de los peores crímenes de
guerra y lesa humanidad que cualquier estado puede cometer contra un pueblo como
es el genocidio. Israel en el pasado supo mofarse del poder estas instancias e
incluso se daba el lujo (con el apoyo de Washington) presionar a sus
funcionarios para que retirasen las querellas y denuncias. Pero desde que la
información y los hechos han podido conocerse de forma instantánea gracias a medios
digitales no convencionales y de alcance masivo, los expertos en relaciones
públicas, filólogos y sus estrategas en guerra psicológica de la inteligencia
israelí (en especial la Unidad 8200) se han visto con muchas dificultades para
hacer un control de daños.
La falsa democracia de la región obra como siempre lo ha hecho, con la
fuerza, la manipulación y el terror solo que hoy esta a la vista de todos.
La acostumbrada táctica de acusar de antisemitas a quienes le expongan
estas situaciones y valerse de legislaciones amañadas a dicho propósito ya no
asusta e incluso, tiene un efecto contra producente en la opinión pública que
ya solo ve en ello, un excepcionalismo odioso y arbitrario con miras de
encubrimiento criminal. Es por eso que todas las ramas de seguridad y alcahuetes
dispersas entre las comunidades de todo el mundo, sus redes de colaboradores
“Al”, “Sayan” en latino américa y células de la inteligencia en el hemisferio
occidental han puesto a rodar toda clase actividades de propaganda -especialmente
apelando al Holocausto- para contra restar la pésima imagen que hay de
Israel ante las evidencias de los horrendos crímenes que cometen contra los
civiles palestinos.
Pero mientras se llevan a cabo estas maniobras de relaciones públicas,
la situación en el terreno es muy compleja y ello impide imponer las
condiciones a medida de sus intereses.
Netanyahu y sus partidarios -en y fuera de Israel- son
conscientes de todo esto y al mismo tiempo lidian contra una creciente parte de
su propia población que lo quieren fuera del gobierno. Pero más allá de esto y
de las amenazas lanzadas a Yemen por el misil que cayo este domingo en un
emplazamiento militar de las FDI en Jaffa, al sur de Tel Aviv, Netanyahu y su
gabinete se hallan sospechosamente muy silenciosos sobre cómo evoluciona la situación
en el norte y la postura de Washington de retirar su grupo de tareas del
Mediterráneo.
El día sábado hubo portentosos intercambios de fuego tras el ataque
aéreo de Israel contra la ciudad de “Al-Ahmadiya” al sur del Líbano matando
civiles libaneses lo que conllevo a una rápida respuesta de Hesbolá lanzando
múltiples ataques contra el cuartel general de reserva del Cuerpo del Norte, la
base de posicionamiento de reserva de la División Galilea y sus almacenes
logísticos en “Ami’ad”. Otros ataques registrados ese mismo día se dieron contra
el cuartel general de la 282ª Brigada de Artillería y un bombardeo con cohetes
Katiuska contra sus almacenes de armamento y de emergencia en “Yiftah Elifelet”,
al noroeste del lago Tiberíades (Mar de Galilea) entre otros objetivos a lo
largo de la frontera.
Obviamente que esa aparente quietud en el gabinete de Netanyahu y la
aparente calma que sus comandantes tratan de infundir -muchas veces con
informes falsos- en los parlamentarios de la Knesset y en la población con
anuncios tan fuera de la realidad, solo es una apariencia. Detrás de esta
pantalla de prudencia y control hay sospechas de que las FDI en conjunto con el
Pentágono y varios países de la OTAN estarían ultimando los planes para
ejecutar una operación militar conjunta a gran escala contra el Líbano con el
objetivo de destruir a Hesbolá y posiblemente también contra Irán.
Si bien es una especulación, la situación que se registra en el terreno
y vistas las necesidades políticas de un régimen extremista liderado por un
delincuente como el señor Benjamín Netanyahu, acorralado por las bestialidades
que se vienen cometiendo en Gaza y que son motivo de un proceso promovido por
Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia en el marco de la ONU, una
guerra más amplia distraería a la opinión pública propia y mundial.
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