domingo, 6 de abril de 2025

 

LA HORA DEL OFRECIMIENTO

¿Qué estaría dispuesto el gobierno de los Milei para obtener la ayuda generosa y desinteresada de Washington en su dilema con el FMI?

 

Por Charles H. Slim

Nadie puede hacerse el sorprendido con las políticas que Donald Trump ha puesto en vigencia bajo el espectacular título de “Declaración de independencia económica”. La diferencia en esta ocasión es que Trump quiere sodomizar a todos, sin importar incluir a los amigos. El problema es hay algunos se resistirán y otros aceptarán con resignación. Entre los últimos hay que contar al gobierno argentino quien ya lo hemos dicho, creía que tendría un trato preferencial por las divertidas monerías del presidente Javier Milei y su marcada obsecuencia con Washington. La imposición de un arancelamiento diferenciado del 10% además de un balde agua helada, viene en el peor momento del país y aunque La Casa Rosada diga lo contrario, Milei deberá peregrinar a Washington no para negociar, sino para ofrecer algo de interés para Donald Trump.

En Argentina ya pocas cosas son argentinas y los propios argentinos ya deben intuirlo. Pero, aunque los políticos ya han vendido prácticamente todo, siempre quedan plazas interesantes y en este caso, muy potables para los intereses estratégicos de los EEUU y de sus socios de la OTAN, que a propósito (y como ya lo hemos visto) sigue tan vigente como nunca.

La situación de ocupación británica en el atlántico sur es un hecho que el gobierno de los Milei se ha comprometido a no tocar e incluso a proteger en el marco de su oculta política desmalvinizadora, un punto de conflicto irreconciliable con la vice presidenta Victoria Villarruel. Con esto en consideración, a La Casa Blanca (o más bien al Pentágono y a la Agencia) solo podrían interesarle otros puntos situados sobre el continente, es decir, en el territorio argentino. Ciertamente que los militares estadounidenses ya hace tiempo están dentro del territorio argentino y una de sus últimas reubicaciones conocidas ha sido la hidrovia Paraná-Paraguay, sitial de alto valor estratégico, entregado por el actual gobierno.

Pero estos despliegues no alcanzan para un Trump ambicioso. Argentina puede entregar otros recursos o prestar otras colaboraciones mucho más útiles y tangibles importantes para La Casa Blanca en su campaña global por sostener la hegemonía estadounidense. En estos menesteres los actuales ministros de defensa y seguridad del gobierno, ya cooperan con agrado a los movimientos militares y de inteligencia de los estadounidenses dentro del país pero para los burócratas en Washington, “los argentinos pueden darnos más”.

Milei y su círculo personal podrán decir muchas cosas e incluso desmentir esta situación, pero en vistas a tomar una nueva deuda con el FMI (cuando Milei renegaba de estas políticas), con un sistema productivo en estado de coma bajo un régimen de cambio insostenible, una continua suba de los precios en alimentos (pese a la supuesta baja de la inflación), servicios y costos de la economía doméstica, no le deja mucho margen para pretensiones ampulosas. He aquí donde surge el peligro para la nación y para cada ciudadano del país.

A la ya vigente guerra hibrida de poderes contra la Federación de Rusia abierta en Ucrania y su total involucramiento en las acciones de Israel en todo el Medio Oriente, hay en curso una guerra en el nivel comercial que EEUU ya había declarado antes con las sanciones y punta pies contra la república Popular de China y que con la puesta en vigencia de un arancelamiento general a todo el mundo (que destruirá el sistema vigente desde 1945), solo encubre un escalón más de esta agresión que intenta desbancar al comercio chino. El problema adicional a esto es que muy posiblemente pueda escalar a otro nivel y llegue a tornarse con el paso del tiempo en un enfrentamiento bélico.

Aquí es donde se inserta la Argentina de los Milei. No olvidemos que en campaña, Javier Milei expresaba su entusiasta aversión a China e incluso en las primeras instancias de su presidencia se refirió despectivamente al liderazgo del país asiático que lo obligó a retractarse por obvios motivos de conveniencia (por el SWAP). Ahora bien. En los hechos y de forma silenciosa éste gobierno “libertario” ha continuado apoyando esta agenda anti china y en general anti oriental (en especial anti islámica) respondiendo a la agenda angloestadounidense.

La variedad de opciones que Argentina puede ofrecerle a los intereses estratégicos de EEUU son tantos como riesgosos para los propios argentinos. Sin mencionar el posible involucramiento de personal en operaciones en el Mar Rojo, Gaza y sobre Ucrania, hay otras opciones disponibles. Como lo hemos dicho antes, el gobierno argentino no está en una posición de paridad para pretender ser tomado como un “socio” y mucho menos con un tipo como Trump. Argentina carece de poder propio y no representa ningún desafío (menos aún una amenaza) en una mesa de negociaciones incluso, no tiene cartas para negociar nada.

Milei deberá ofrecer algo que le interese a Trump o a los intereses estratégicos de los EEUU. Aquí no existe ninguna reciprocidad ni mucho menos esa imaginada amistad. Habrá un buen entendimiento cuando existan ofrecimientos incondicionales y nada más. Podría hacerlo él mismo o escuchar lo que Trump puede pedirle sin posibilidad de respuestas negativas o pataleos de alguna índole.

Los posibles ofrecimientos de los Milei podrían ser: Otorgar un espacio territorial en la Patagonia para la instalación de una base aeronaval de comando conjunto entre estadounidenses y la OTAN. Otra, la instalación también de la Patagonia de una base de monitoreo satelital a la que tienen los chinos en la provincia del Neuquén. Otro, la construcción de una base naval insular con propósitos de supuestas investigaciones científicas. Otro podría ser, la adquisición de terrenos en alguna provincia centro-oeste del país, sujeta a un régimen administrativo de excepción para la instalación de laboratorios de Bio-guerra bajo el camuflaje de investigaciones y desarrollo de vacunas (como las que tiene en China y Asía Central).

Cualquiera de estas ofertas podría estar sobre la mesa para recibir a cambio, un apoyo con los organismos internacionales de crédito y los argentinos deben tener por seguro que no sabrán cuáles ni dónde ni cómo se materializarían estas propuestas.

 

 

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