miércoles, 14 de mayo de 2025

 DE DIOS, LA POLITICA Y OTRAS COSAS

¿Hay un resurgir de la religiosidad, de la espiritualidad global o estamos frente al fomento de un gran engaño?

 

Por Charles H. Slim

Ha sido una marca de la modernidad la separación entre el estado y la religión, asunto que causo grandes derramamientos de sangre a lo largo de los últimos doscientos años en nombre del racionalismo laico. El derrocamiento de las monarquías absolutistas europeas fue el símbolo más poderoso de ese avance. Aquello supuso una superación para la humanidad europea-occidental y el inicio de la liberación del sujeto de las garras del oscurantismo que suponía la religión en el estado. Pero ello fue una ilusión.

Pero esa ilusión continuo y paso a tomar forma mediante el uso de un término griego, “democracia”. Ya sabemos quién creo esta palabra y su significado epistemológico, pero ¿Ha sido representativa de lo que en occidente y en particular EEUU dicen que es?

EEUU desde su fundación ha hecho de esta palabra un sello de su identidad presentándose como un modelo, un faro que funda su excepcionalismo político ante el mundo. Pero esta “democracia” estadounidense, ha demostrado su deformidad y artificio presentada por décadas como un modelo a imitar pero que ha evidenciado ser la causante de las calamidades que hoy sacuden a varias regiones del planeta. El bipartidismo y los políticos que lo componen han sido y son la matriz de esa corrupción que hoy subleva a sus propios ciudadanos y ello ha despertado una cuestión entre ellos y es ¿En quién confiar entonces?

Como dijo alguien, el siglo XXI será espiritual o no será y por lo que estamos percibiendo, por allí nos estaríamos encaminando. La religiosidad va ganando puestos y posiblemente Dios o algunas imitaciones reemplace a las gastadas ideologías partidarias. Las señales están apareciendo por todas partes y ni siquiera hay que hacer interpretaciones esotéricas para entenderlas. La asunción del nuevo Papa con características cuando menos curiosas no deben menospreciarse en el actual contexto global en el cual, los EEUU sobrecargado de problemas, se está hundiendo poco a poco ¿Fue acaso el espíritu santo quien designo a Robert Prevost como el nuevo nuncio apostólico o fue un arreglo mundano de la política de los hombres? A estas alturas no se lo cree nadie, al menos nadie que sabe cómo se maneja el Vaticano y cuáles sus nexos con la geopolítica terrenal.

No es una casualidad que un cardenal norteamericano ocupe el trono del Vaticano, no lo es. El Papa Francisco fue un dolor de muelas para muchos y algunos de ellos están en Washington y en otros estados como Israel. Los trucos y las mentiras de la política tradicional ya no alcanzan para manipular a la opinión pública con medios desacreditados o con estrategias silenciosas como lo enseñaban internacionalistas como Joseph Nye. Controlar la santa sede no es una tontería, es un sueño largamente ambicionado y el momento nunca pudo ser mejor.

Antes y mientras se desarrollaba el conclave, las comunicaciones y los mensajes encriptados entre la elite cardenalicia y sectores de poder directamente asociados a Washington y Tel Aviv ya preanunciaba el resultado. Los rabinos más recalcitrantes de la ultra ortodoxia y organizaciones políticas sionistas como la AIPAC estadounidense, el “J7” y el “WJC” presionaron en secreto para que candidatos africanos y en especial el filipino Antonio Tagle no obtuvieran votos. Con una línea acordada con la ultra ortodoxia católica estadounidense y romana, estos (mal llamados) “hermanos mayores” direccionaron la elección.   

Prevost no necesita ser un agente de Trump o incluso un representante de la rancia curia norteamericana, repleta de juicios por pederastia y corrupción. Podría ser cierta la aversión contra Trump y su ominoso estilo de vida, pero eso no dice nada. Tampoco que sea un agente de la CIA. Basta con su origen nacional para garantizar una llegada de La Casa Blanca más directa. Incluso él en el sitial que se le ha puesto no tendrá mucho margen para maniobrar y mucho menos, para seguir los pasos de su predecesor.

Pero (y como no podía ser de otra manera), también han aparecido otros actores que muy convenientemente, se presentan en la escena. La difusión que se ha estado viralizando del supuesto “Mahdi” islámico le agrega más condimento a toda esta confusa circunstancialidad. Se trata de un personaje de la escatología islámica que (curiosamente) crea controversia dentro del Islam y que se anuncia su llegada en el final de los tiempos ¿Justamente cuando los musulmanes necesitan la unidad? Pero esa no sería la controversia hoy; quien se manifiesta como tal es un estadounidense de nombre Abdulá Hashem Aba Al Sadiq quien en una mezcla de socialismo del siglo XXI y elementos coránicos además de proclamarse como el “Q´aim” (El que se levanta) reclama el trono de Pedro es decir, el puesto del Papa como líder de la iglesia católica.

A simple vista y en este injusto resumen, el panorama puede sonar descabellado o incluso inatendible, pero no deberíamos hacer un juico tan ligero. Tenemos aún muy cerca las farsas de Al Qaeda con Osama Bin Ladem (reclutado por la CIA), el ISIS del califa Abu Bakr Al Bagdadi (creado en los dungeon de Abu-Graib por la inteligencia militar estadounidense) y el falso yihadismo de laboratorio creado por las agencias de inteligencia para no caer en engaños similares. Un supuesto profeta musulmán que trae controversia en un mundo árabe-islámico que ha sido magullado y pisoteado por las intervenciones angloestadounidenses es de sospechar.  

Con este supuesto enviado que da interpretaciones nada ortodoxas de las suras del Corán y de los Jadices del profeta Mahoma, pareciera buscar desatar y encender los ánimos en especial entre los árabes, convenientemente hoy más divididos que nunca y entonces ¿Cui Bono? El régimen sionista, sus extremistas y militantes en occidente son sin dudas los grandes beneficiados en todo esto y no olvidemos su amplia experiencia en engaños que en la mayoría de los casos culminan en muerte.

Ciertamente que en ninguno de estos personajes y sectores antes mencionados se halla Dios, no al menos ese que es compasivo y humano. El engaño, la perfidia, los inhumanos procederes y esos horrendos resultados no coinciden con un creador bueno sea el nombre que cristianos, judíos, musulmanes o quien sea le den. Si Trump usara al nuevo Papa León XIV (y este obviamente se dejará usar) para su agenda geopolítica que a su vez va adosada a la del sionismo revisionista que controla Washington y al mismo tiempo toma fuerza un supuesto enviado del Islam que surge en EEUU, algo aquí huele muy raro ¿No lo cree usted

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