“LIBERALISMO
ARGENTO”
Con la llegada
del gobierno para estadounidense de Cambiemos, también se reacomodaron las ideologías
de los “intelectuales” argentinos. Hoy está de moda ser liberal ¿Conversos
reales o por Conveniencia?
Por Javier B. Dal
Cuando un país o más bien una nación olvida de donde
viene, cualquier ideología trasnochada vendrá bien para fabricar identidades.
Esto viene a cuento de la avalancha de supuesto liberalismo que desde hace unos
años hasta esta parte, parece haber inundado los estratos políticos, mediáticos
e intelectuales de la Argentina. Entonces uno podría preguntarse ¿Acaso ha
nacido una nueva generación de jóvenes con esa ideología o estamos ante un
grupo de viejos y oportunistas dinosaurios que solo se han cambiado
convenientemente de camisetas?
Queda claro que no hay que explicar cuál es la
respuesta para esta pregunta ya que la misma es obvia.
Como una maniobra por desembarazarse de otra
construcción ideológica con rasgos mutantes y muy confusos como lo es el
“progresismo”, muchos de los popes de la intelectualidad anglófila argentina se
ha rebautizado como “liberal” como una forma de distanciarse de aquella
concepción que fue tomada como bandera de los procesos populistas como el
vivido en la Argentina durante doce años de kirchnerismo.
Muchos de quienes actualmente en la Argentina se
plantan como críticos descarnados de esta construcción que ensambla marxismo,
socialismo, nacionalismo y un sinfín de corrientes que van más allá de lo
político y pasan a lo filosófico, fueron en algún momento parte de aquellas
ideologías. Para diferenciarse, los hoy abochornados intelectuales de prosapia
pro-anglo y sionista se han bautizado como “liberales” con clara intensión de
decir “somos parte de los civilizados” del mundo de la política.
Este posicionamiento es tan evidente y predecible
que surge de inmediato cuando hablan, de donde proviene ese profesado “liberalismo”.
Obviamente no es una crítica a todos los adherentes de buena voluntad de esta ideología
sino que se dirige a esos que la han visto muy conveniente para quedar colocados
entre dos márgenes, en la medianía de la
actualidad política global. Como siempre, son los mismos tibios del ayer.
Pero incluso detrás de estas pretensiones, además de
una velada adhesión a la filosofía política y peor aún la económica, comparten
su aprobación a las políticas de estado de los Estados Unidos de Norteamérica
en particular a sus políticas exteriores las cuales no tienen nada de liberal
en su accionar.
Con esta chapa periodistas, políticos (especialmente del
gobierno argentino) y una pléyade de intelectuales se hacen eco de esto pero
como siempre, sin ver y menos aún hacerse cargo del lado oscuro de ésta
supuesta emulable civilidad anglosajona.
Los buenos (como se consideran ellos) no tienen
macula y los malvados son estos sectores que embanderados como “Progresistas”,
algutina –según lo dicen algunos
periodistas- “lo peor de lo peor” de la política nacional y también a nivel
internacional. Como forma de validar este liberalismo claramente desteñido y
conveniente, suelen adherir a Israel y a la “comunidad” como si con ello
trataran de darle un valor moral extra a sus posturas.
Hacer escarnio contra gobiernos de izquierda como el
Castrista en Cuba, el nacionalista y Chavista de Venezuela (y ni hablar contra
Irán) es un deporte habitual en estos sectores que tratan de argumentar las
“maldades” de estos –como suelen
llamarlos- “trasnochados de la
política”, para no ahondar en todos los improperios e insultos que con gusto se
despachan desde sus radios, periódicos o predecibles programas de TV.
Todo tipo de crímenes y violaciones a los derechos
humanos son la crónica de estos liberaloides pero, su preocupación por exponer
semejantes hechos, miran para otra parte cuando es EEUU, Gran Bretaña o Israel
quienes arremeten de forma indescriptible contra estos valores que son de la
humanidad toda.
Capitulo estelar en estas ponzoñas se dedica a la
República Islámica de Irán que revela en cada uno de estos comentaristas
“liberales”, una aversión antisemita (creyéndose que solo los judíos tienen esa
condición) e islamofoba que sin dudas avergüenza a muchos de los que ellos
dicen representar. Para peor, son los propaladores de relatos engañosos que con
el fin de encuadrar los objetivos geopolíticos de un estado extranjero (Israel)
señalan y condenan como jueces infalibles la culpa por crímenes que sus propios
representantes políticos de la comunidad no han sabido aún explicar.
Expertos en demonizar al extraño y en particular al
mundo islámico, saben tocar los temores de la masa para que crean sus
artificios.
Desde hace décadas que el estado de Israel masacra a
miles de inocentes palestinos (hombres, mujeres y niños) y a quienes
actualmente en una feroz campaña demográfica les está usurpando sus tierra y
propiedades para entregarlas a colonos judíos traídos de todo el mundo que no
son más otra herramienta de una colonización ilegal ¿Y qué hay de estos hechos
para estos comentaristas de la paja en el ojo ajeno? Silencio. Los testimonios
y los documentos que grafican todo esto, muestran una variedad y extensión de
estas violaciones a los derechos humanos que serían imposibles de clasificar en
un solo artículo.
O que se puede decir de las últimas masacres contra
inmigrantes en la frontera sur de EEUU (Masacre de “El Paso”), muestras del
acostumbrado racismo estadounidense, que por supuesto no serán jamás punto de
crítica o debate profundo por los “osados” periodistas argentos o algunos de
estos que se venden como proveedores de la “pura verdad”. O de la oprobiosa
política de secuestros, torturas y eliminaciones a escala global montada por la
CIA y sus colegas occidentales montada bajo la excusa de la lucha contra el
terrorismo o de la fabricación de armas químicas y sus pruebas en seres humanos
llevadas a cabo secretamente en bases militares como Fort Detrik desde donde se
sacó el agente biológico “Antrax” para enviarlo a varios remitentes después del
11/S de 2001. Demasiado siniestro para revelar a la opinión pública.
Y aunque como siempre tratan de salirse de la
tangente tratando de endilgar estas atrocidades al mandatario de turno en la
Casa Blanca, la historia norteamericana está plagada de estos hechos sin
redundar en que su presidente sea negro, blanco o latino (si esto último algún
día pudiera llegar a darse).
Estas reacciones violentas son el fruto de crianzas
y enseñanzas odiosas de un supremacismo recalcitrante que neoconservadores y
sionistas coinciden y aceptan implícitamente, quienes se consideran cómo partes
de sectores exclusivos y superiores de la humanidad. He allí donde se entrelaza esa doctrina
mesiánica que les une y que han llevado a que todo EEUU quede sujeta a las
bestialidades de un pequeño estado caprichoso que a la sombra del poder militar
de aquel no respeta la ley internacional.
Al mismo tiempo y como forma de hacer “control de
daños” y tratar de que se entere la menor cantidad de personas alrededor del
globo (y si no se enteran mejor), dicho estado y sus socios (incluido el actual
estado argentino), mantienen un extenso y complejo programa de vigilancia,
interceptación y control de la internet con lo cual se viola los derechos a la
intimidad, a la libertad de información y a la no discriminación.
No es un secreto, no al menos en la región del Medio
Oriente sobre la existencia de un emplazamiento secreto israelí que con la
cooperación de EEUU, servicios de Arabia Saudita y Emiratos árabes que se
encarga de monitorear todo el tráfico mundial de internet, incluido el del Cono
sur.
Y qué decir del gran “Tío Sam”. Muy admirado por la
elite política, mediática y social argenta, quienes dicen abrevar de la fuente
liberal proveniente de allí, no harán un examen de una cultura infectada de
racismo que tan bien ha reflejado la industria del cine que no es otra cosa que
un gran aparato de propagada para entre muchas otras cosas, tapar la historia
sucia de cuantos millones de vidas ha costado imponer la democracia en otras
partes del mundo.