sábado, 10 de agosto de 2019




“LIBERALISMO ARGENTO”
Con la llegada del gobierno para estadounidense de Cambiemos, también se reacomodaron las ideologías de los “intelectuales” argentinos. Hoy está de moda ser liberal ¿Conversos reales o por Conveniencia?


Por Javier B. Dal
Cuando un país o más bien una nación olvida de donde viene, cualquier ideología trasnochada vendrá bien para fabricar identidades. Esto viene a cuento de la avalancha de supuesto liberalismo que desde hace unos años hasta esta parte, parece haber inundado los estratos políticos, mediáticos e intelectuales de la Argentina. Entonces uno podría preguntarse ¿Acaso ha nacido una nueva generación de jóvenes con esa ideología o estamos ante un grupo de viejos y oportunistas dinosaurios que solo se han cambiado convenientemente de camisetas?

Queda claro que no hay que explicar cuál es la respuesta para esta pregunta ya que la misma es obvia.

Como una maniobra por desembarazarse de otra construcción ideológica con rasgos mutantes y muy confusos como lo es el “progresismo”, muchos de los popes de la intelectualidad anglófila argentina se ha rebautizado como “liberal” como una forma de distanciarse de aquella concepción que fue tomada como bandera de los procesos populistas como el vivido en la Argentina durante doce años de kirchnerismo.

Muchos de quienes actualmente en la Argentina se plantan como críticos descarnados de esta construcción que ensambla marxismo, socialismo, nacionalismo y un sinfín de corrientes que van más allá de lo político y pasan a lo filosófico, fueron en algún momento parte de aquellas ideologías. Para diferenciarse, los hoy abochornados intelectuales de prosapia pro-anglo y sionista se han bautizado como “liberales” con clara intensión de decir “somos parte de los civilizados” del mundo de la política.

Este posicionamiento es tan evidente y predecible que surge de inmediato cuando hablan, de donde proviene ese profesado “liberalismo”. Obviamente no es una crítica a todos los adherentes de buena voluntad de esta ideología sino que se dirige a esos que la han visto muy conveniente para quedar colocados  entre dos márgenes, en la medianía de la actualidad política global. Como siempre, son los mismos tibios del ayer.

Pero incluso detrás de estas pretensiones, además de una velada adhesión a la filosofía política y peor aún la económica, comparten su aprobación a las políticas de estado de los Estados Unidos de Norteamérica en particular a sus políticas exteriores las cuales no tienen nada de liberal en su accionar. 
Con esta chapa periodistas, políticos (especialmente del gobierno argentino) y una pléyade de intelectuales se hacen eco de esto pero como siempre, sin ver y menos aún hacerse cargo del lado oscuro de ésta supuesta emulable civilidad anglosajona.

Los buenos (como se consideran ellos) no tienen macula y los malvados son estos sectores que embanderados como “Progresistas”, algutina –según lo dicen algunos periodistas- “lo peor de lo peor” de la política nacional y también a nivel internacional. Como forma de validar este liberalismo claramente desteñido y conveniente, suelen adherir a Israel y a la “comunidad” como si con ello trataran de darle un valor moral extra a sus posturas.

Hacer escarnio contra gobiernos de izquierda como el Castrista en Cuba, el nacionalista y Chavista de Venezuela (y ni hablar contra Irán) es un deporte habitual en estos sectores que tratan de argumentar las “maldades” de estos –como suelen llamarlos-  “trasnochados de la política”, para no ahondar en todos los improperios e insultos que con gusto se despachan desde sus radios, periódicos o predecibles programas de TV.


Todo tipo de crímenes y violaciones a los derechos humanos son la crónica de estos liberaloides pero, su preocupación por exponer semejantes hechos, miran para otra parte cuando es EEUU, Gran Bretaña o Israel quienes arremeten de forma indescriptible contra estos valores que son de la humanidad toda.

Capitulo estelar en estas ponzoñas se dedica a la República Islámica de Irán que revela en cada uno de estos comentaristas “liberales”, una aversión antisemita (creyéndose que solo los judíos tienen esa condición) e islamofoba que sin dudas avergüenza a muchos de los que ellos dicen representar. Para peor, son los propaladores de relatos engañosos que con el fin de encuadrar los objetivos geopolíticos de un estado extranjero (Israel) señalan y condenan como jueces infalibles la culpa por crímenes que sus propios representantes políticos de la comunidad no han sabido aún explicar.

Expertos en demonizar al extraño y en particular al mundo islámico, saben tocar los temores de la masa para que crean sus artificios.

Desde hace décadas que el estado de Israel masacra a miles de inocentes palestinos (hombres, mujeres y niños) y a quienes actualmente en una feroz campaña demográfica les está usurpando sus tierra y propiedades para entregarlas a colonos judíos traídos de todo el mundo que no son más otra herramienta de una colonización ilegal ¿Y qué hay de estos hechos para estos comentaristas de la paja en el ojo ajeno? Silencio. Los testimonios y los documentos que grafican todo esto, muestran una variedad y extensión de estas violaciones a los derechos humanos que serían imposibles de clasificar en un solo artículo.

O que se puede decir de las últimas masacres contra inmigrantes en la frontera sur de EEUU (Masacre de “El Paso”), muestras del acostumbrado racismo estadounidense, que por supuesto no serán jamás punto de crítica o debate profundo por los “osados” periodistas argentos o algunos de estos que se venden como proveedores de la “pura verdad”. O de la oprobiosa política de secuestros, torturas y eliminaciones a escala global montada por la CIA y sus colegas occidentales montada bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo o de la fabricación de armas químicas y sus pruebas en seres humanos llevadas a cabo secretamente en bases militares como Fort Detrik desde donde se sacó el agente biológico “Antrax” para enviarlo a varios remitentes después del 11/S de 2001. Demasiado siniestro para revelar a la opinión pública.

Y aunque como siempre tratan de salirse de la tangente tratando de endilgar estas atrocidades al mandatario de turno en la Casa Blanca, la historia norteamericana está plagada de estos hechos sin redundar en que su presidente sea negro, blanco o latino (si esto último algún día pudiera llegar a darse).

Estas reacciones violentas son el fruto de crianzas y enseñanzas odiosas de un supremacismo recalcitrante que neoconservadores y sionistas coinciden y aceptan implícitamente, quienes se consideran cómo partes de sectores exclusivos y superiores de la humanidad.  He allí donde se entrelaza esa doctrina mesiánica que les une y que han llevado a que todo EEUU quede sujeta a las bestialidades de un pequeño estado caprichoso que a la sombra del poder militar de aquel no respeta la ley internacional.

Al mismo tiempo y como forma de hacer “control de daños” y tratar de que se entere la menor cantidad de personas alrededor del globo (y si no se enteran mejor), dicho estado y sus socios (incluido el actual estado argentino), mantienen un extenso y complejo programa de vigilancia, interceptación y control de la internet con lo cual se viola los derechos a la intimidad, a la libertad de información y a la no discriminación.

No es un secreto, no al menos en la región del Medio Oriente sobre la existencia de un emplazamiento secreto israelí que con la cooperación de EEUU, servicios de Arabia Saudita y Emiratos árabes que se encarga de monitorear todo el tráfico mundial de internet, incluido el del Cono sur.

Y qué decir del gran “Tío Sam”. Muy admirado por la elite política, mediática y social argenta, quienes dicen abrevar de la fuente liberal proveniente de allí, no harán un examen de una cultura infectada de racismo que tan bien ha reflejado la industria del cine que no es otra cosa que un gran aparato de propagada para entre muchas otras cosas, tapar la historia sucia de cuantos millones de vidas ha costado imponer la democracia en otras partes del mundo.

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