“AMENAZAS Y
SANCIONES CONTRA VENEZUELA”
Cuál es el
verdadero origen de la situación económico social de Venezuela
Por Javier B. Dal
Uno de los argumentos que utilizan los partidarios de
Juan Guaidó para demonizar al legitimo gobierno de Maduro y que es deliberadamente
amplificado por los medios de comunicación de la región es la situación de
crisis social de la población venezolana, propiciada por falta de alimentos,
medicinas e insumos varios necesarios para la vida de los habitantes, que han
sumido al país al borde del caos. Obviamente no aclaran y no les interesa
hacerlo, sobre cuáles son las causas reales que vienen propiciando el corte del
flujo de estos elementos vitales para la vida humana.
Las cadenas informativas norteamericanas afines a al
Establishment político y financiero que maneja el poder en Washington y los
medios convencionales de todo el Cono sur, no hacen más que radiar una versión
intoxicada y mendaz de lo que ocurre en el país caribeño. Es cierto que hay una
crisis social acuciante por desabastecimiento y falta de productos básicos para
vida diaria de una familia venezolana pero, ello no es producto de la
ineptitud, la especulación o de la corrupción que dichos medios acusan sobre el
gobierno caraqueño.
Venezuela tiene un talón de Aquiles que Washington
explota y éste es la dependencia de las importaciones. Es por esto que el
Departamento de Estado y del Tesoro norteamericano por canales diplomáticos y
la CIA por su lado mediante acciones clandestinas ejecutadas junto a
colaboradores de la región, pueden estrangular con eficacia la economía de
pequeño país como Venezuela. Sin eufemismos, se trata de operaciones destinadas
a subvertir el orden interno de un estado soberano. Parte de estas actividades
subversivas son los sabotajes a la infraestructura de servicios públicos y de
instalaciones gubernamentales que en gran parte, son realizada mediante
ciberataques lanzados por la NSA. A la muerte de Chávez en marzo de 2013, el
boicot se fue reforzando paulatinamente hasta llegar al corte del crédito y el
bloqueo financiero (con la complacencia de Wall Street y City de Londres) para
buscar la desestabilización social.
Simplemente, los productos no llegan al país o mejor
dicho, no se les deja llegar mediante diversas tácticas. Y es que los medios no
dirán que Washington viene impulsando desde hace varios años sanciones
comerciales que además del alimento, inhibe la entrada de productos e
implementos de imperiosa necesidad para la atención médica. Desde hace tiempo
que Caracas denuncia actos de sabotaje sobre convoyes de camiones que tratan de
ingresar mercaderías desde Colombia los cuales son asaltados, desviados y hasta
destruidos por “desconocidos”. Tal vez usted se asombre por ello o no pueda
creerlo, pero esto no nada nuevo en las tácticas de presión que implementa EEUU
y sus aliados occidentales. Cortar los suministros de agua, comida y
electricidad de ciudades enteras, ha sido una táctica sucia muy bien planificada
y ensayada durante las últimas décadas en las intervenciones llevadas adelante
contra otras naciones. Esto es una fase de las políticas de ablande y
persuasión que desde hace mucho tiempo, ejercitan sobre poblaciones enteras.
No hay nada de democrático ni menos aún de piadoso
detrás de estas tácticas de guerra sucia económica. Son en otro nivel,
similares a las técnicas de tortura y abusos físico y psicológico que se
ejercitaban sobre los prisioneros que la CIA y los militares estadounidenses,
junto a sus colegas británicos ensayaron con descarnada continuidad en Iraq y
Afganistán.
La ilegalidad y la brutalidad que estas medidas
representan ante la vigencia de una legalidad internacional cada vez proclive a
proteger los derechos universales como son la integridad física, la libertad y
la vida, una abominación que no debiera permitirse. Son a simple vista
condenables por los países que aun tengan algún viso de independencia política
y económica, pero la realidad de cómo se canalizan las inquietudes y las
posiciones dentro de Naciones Unidas dejan mucho que desear para hallar un
equilibrio ante la costumbrista influencia y arbitrariedad de Washington.
El 25 de abril último el canciller venezolano tras
denunciar el sufrimiento causado al pueblo venezolano por las sanciones y
restricciones que Washington imprime desde hace varios años a las necesidades
de los venezolanos (sin distinciones), debió tolerar que un día después la
representación de EEUU ante el foro influenciara al secretariado general de la
organización para que lo sancione por decir la verdad. Pero ¿Qué diablos
ocurre? Bueno, ninguna novedad hay en todo esto ya que la influencia de los
EEUU dentro de la ONU ha venido siendo notoriamente escandalosa y reprochable la
cual ha venido siendo denunciada por algunos mandatarios.
La actitud y estas posturas aborrecibles de
Washington ya han cansado incluso a
muchos sectores políticos dentro de los EEUU que abiertamente y sin eufemismos expresan
públicamente su desacuerdo con aquellas políticas calificándolas como ilegales,
despiadadas y fallidas, tal como lo
declaro el profesor Jeffry Sachs.
La presentación del canciller venezolano Jorge
Arreaza del 25 de abril último, detallando el sufrimiento que causan las
medidas contra el comercio y las finanzas de su país, dejo en evidencia ante
los miembros del foro cuales son las verdaderas finalidades de aquellas. Una de
las medidas es el “congelamiento de cuentas bancarias” que sin base legal ni
arbitrio judicial alguno, Washington se arroga el derecho de intervenir y
desviar fondos de un país soberano por cuestiones políticas que solo implican
intereses propios.
Tal como lo denunciara el mismo Hugo Chávez, como lo
ha hecho el actual mandatario Nicolás Maduro y varios analistas
internacionales, lo que persigue Washington con estas maniobras, además de
derrocar a un gobierno legítimo que no le permite expandirse en la región, es
apoderarse de la empresa petrolera PDVSA.
Y mientras esto se llevaba a cabo en Washington ya
se preparaban nuevas medidas para apretar aún más las tuercas del país
caribeño. Como Caracas ha logrado soportar las presiones que se suscitaron por
los fallidos intentos de golpe de estado, en las últimas horas el
vicepresidente Mike Pence fue más allá y lanzó amenazas a la administración de
justicia de Venezuela si no se ajustaba a sus lineamientos políticos. Esto
demuestra una situación de inaudita arbitrariedad
que desnuda ante la opinión pública regional e internacional la real naturaleza
de la política exterior de Washington.
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