sábado, 9 de mayo de 2020


“FALL DOWN AT CARACAS”
El fracaso de una incursión subversiva contra la soberanía y el gobierno de Venezuela vuelven a poner sobre el tapete los métodos nada democráticos de Washington y sus aliados

Por Charles H. Slim
Pese a la pandemia, los negocios sucios continúan. Como dijo alguien, el COVID 19 esta siendo utilizado como un arma contra varios países en especial contra Venezuela, y ¿Quién cree usted que lo esta haciendo? Esta de más tener que mencionarlo ya que es bien sabido que para Washington el asunto “Venezuela” es una cuestión que desde la llegada de Hugo César Chávez al poder en febrero de 1999 ha roto el cráneo a los estrategas del Pentágono y por supuesto, ha frustrado en varias ocasiones a los maquinadores de la CIA y de sus aliados.

En realidad para ese entonces, la administración Clinton estaba de salida en medio de un bochornoso escándalo sexual que nadie olvidaba y la entrante administración de George W. Bush y Dick Cheney (ligada al sector neocon) estaba más compenetrada en poner en marcha sus tétricos planes (PNAC)[1] para el Oriente Medio y Asia que ver lo que sucedia en el patio trasero del Caribe y Sudamérica. Algo grande estaba por pasar y Washington descuido o no advirtió el alcance del proceso revolucionario que se estaba gestando en Venezuela.

En ese entonces el Departamento de Estado y sus agencias de inteligencia concluyeron que la “revolución bolivariana” no era un asunto que  tuviera una importancia relevante, decidiendo que lo liquidarían más tarde. Fue sin dudas el primer error de cálculo que pudieron cometer.

A lo largo de la vida de la revolución bolivariana los intentos de Washington por crear el caos y la inestabilidad cayeron en el fracaso. El fallido golpe de estado en abril de 2002 que pretendía elimar a Hugo César Chávez fue el inicio de esos intentos (incluyendo por supuesto una continua guerra psicológica) y al mismo tiempo la consolidación en el poder del carismático liderazgo de Chávez.

Para cuando Washington volteo para mirar hacia la región ya era tarde. Incluso pese a contar con traidores subvencionados elegantemente denominados por los Mass Media como “opositores” y el apoyo de un sector de los medios locales (ligados a las épocas de la corrupción política de Andrés Perez), no lograron cohesionar una fuerza política coherente y creíble para enfrentar al Socialismo del siglo XXI.

El 3 de mayo en horas de la madrugada, un grupo de 23 hombres muy bien armados a bordo de lanchas con motores fuera de borda intentaron penetrar por el mar, en la región de Macuto, La Guaira y Aragua en el norte del territorio venezolano. Según informaron las fuentes en Caracas, el movimiento de estos hombres llamo la atención a los lugareños y pescadores quienes habrían notificado a las autoridades las cuales sin dudarlo un momento se movilizaron para investigar. El resultado fue un enfrentamiento armado que causo bajas entre los miembros de este grupo irregular y el arresto de otros más.

Previo a caer en desgracia, los comandantes de estos grupos llamaron con desesperación a su “Cuartel general” fuera del área de operaciones con la evidente intensión pedir apoyo pero como quedo claro, los abandonaron a su suerte.

Doblegados los agresores, las autoridades comenzaron a identificar a los prisioneros detectando entre ellos al ex mayor Antonio Saquea Torres y Víctor Alejandro Pimienta Salazar  ex miembros de la GNB[2] (y participes en la intentona del 30 de abril de 2019) quienes se hallaban refugiados en Colombia, dejando en claro quienes estaban detrás de la agresión.

Un modelo similar a las incautadas en Venezuela
También al pesquisar la información, el equipo (Teléfonos satelitales) y las armas que traían consigo, determinaron que su accionar formaba parte de un plan más amplio que contaba con un  apoyo logístico de EEUU y de Colombia. Otras pruebas tangibles de esta injerencia se vio en la incautación de camionetas pintadas de negro con ametralladoras semipesadas montadas en la parte posterior similares a las que usaron los mercenarios en Libia en 2010 y las que usaban “ISIS” en Iraq y Siria. Estos vehículos también desde hace años se han estado utilizando por las bandas narco en México, revelando en sus diseños, blindaje y las armas que montan, la sospechada cooperación o intermediación de ex agentes estadounidenses.

La incursión estaba enmarcada en la denominada “Operación Gedeon”[3] y la misma sería llevada a cabo por mercenarios extranjeros y militares desertores venezolanos con la evidente finalidad de asesinar al presidente Nicolás Maduro y a su vice Diosdado Cabello. Más precisiones sobre ello salieron del testimonio de uno de los mercenarios capturados, un ex miembro del “Grupo 10°”[4] de las fuerzas especiales estadounidense de nombre Airam Seth Berry quien confesó ante las autoridades del gobierno  bolivariano que su misión era secuestrar al presidente Maduro quien sería sacado por el aeropuerto de “La Carlota” desde un avión que llegaría desde EEUU.

Según los antecedentes de los mercenarios estadounidenses capturados, todos ellos habían participado en Afganistán e Iraq, teatros en donde este tipo de operaciones sucias se volvieron una cosa común.

El nombre escogido para la misión deja lugar a varias suspicacias que señalan la influencia de otros actores más comprometidos detrás de esta intentona. Más precisamente, la injerencia israelí seria una de ellas que (además de repetida) se trasluciría con un apoyo tecnológico en la provisión de los sofisticados equipos de comunicaciones digitales con red de internet encubierta.

Las reacciones internacionales no se hicieron esperar. El gobierno chino a través de su portavoz  la Ministra de Relaciones de Exteriores Hua Chunying advirtió que China no aceptara ninguna intervención de EEUU en la soberanía de otros países. Desde Moscú se observa con atención el curso de los acontecimientos y hasta el momento no ha habido declaraciones oficiales sobre el evento.  Ello no significa que Rusia no este preocupado por esta agresión contra Venezuela y aunque algunos analistas consideren que el apoyo ruso se halla condicionado por la distancia, no parecen advertir los recursos militares estratégicos con los cuales el Kremlin puede contrabalancear la situación. 

Al mismo tiempo, desde la Casa Blanca el presidente Donald Trump se desmarco del evento alegando que "Yo no mandaría un pequeño grupo. No, no no. Sería un ejército", aseguró en su Twitter tratando de restarle importancia a la intentona y a las acusaciones de haber sido el artífice de éste intento de invasión. Igualmente las declaraciones de los mercenarios capturados aseguran todo lo contrario y han puesto en el centro de la tormenta a toda su administración. Hasta el momento no se ha oído ninguna posición oficial de la OEA ni de Naciones Unidas.

Según las fuentes, este grupo era parte de una fuerza más amplia que se estaba preparando desde territorio colombiano dirigida por miembros de las Fuerzas especiales norteamericanas. Las pruebas de esto fueron capturadas en las redadas efectuadas por las autoridades en territorio venezolano. Un Vídeo que muestra a dos hombres (que se ven arriba), uno estadounidense (Goudreau) y un venezolano (Quintero) declarando el inicio de la “Operación Gedeon “, evidencio  la existencia de un plan más extenso que habría estado compuesto por 17 grupos armados que cuentan con la complicidad del pretendido presidente provisional Juan Gerardo Guaildo y de su estratega Juan José Rendón quienes contrataron a los mercenarios de la empresa SILVERCORP para la tarea.

Queda claro que la empresa es una fachada que encubre la participación del gobierno estadounidense y seguramente de otras agencias estatales de otros gobiernos, una táctica legal harto utilizada para desligarse de las responsabilidades políticas que ello pudieran conllevar.

Una vez más la “democracia” estadounidense tratando de convencer mediante el sigilo a fuerza de balas y muerte, una costumbre que los políticos anglosajones no pueden corregir.

La puesta en marcha de esta operación no fue motivada por meros intereses políticos o filosóficos (como los medios tratan de argumentar). En realidad si nos ponemos a pensar ¿Cuál de todas las intervenciones estadounidenses han sido positivas o con finalidades altruistas?  Ante todo, cuando se lleva adelante uno de estos planes se hacen cálculos de costos-beneficios y es allí cuando los burócratas en Washington dan luz verde a este tipo de empresas claramente ilegales.

Firmas de Guaildo y Goudreau en el Contrato para la Operación Gedeon
Las épocas en que Washington podía eliminar a gente que molestaba o incluso remover gobiernos sin ser puesto en evidencia ante la opinión pública (gracias al ocultamiento de los medios), se han terminado. Ello no significa que no lo sigan haciendo, solo han cambiado las formas y los medios de como lograrlo. Fue la invasión de Iraq de 2003, la bisagra sobre de cómo hacer frente a una guerra asimétrica e impopular sin pagar costos políticos.

Igualmente y aunque Washington subcontrató todo tipo de servicios para dicho fin, en especial los vinculados a la ejecución de operaciones sucias (Terrorismo, secuestros, asesinatos y desapariciones) que dirigía la CIA (con la discreta cooperación del MI-6 y el Mossad) y sus colegas de la inteligencia militar, no lograron ganar la guerra.  

Lo que si lograron fue perfeccionar sus tácticas para llevar adelante  programas de “Contrainsurgencia”[5] y el terror controlado contra una población ocupada, tal como ya lo venían ensayando desde hacía décadas los israelíes.

Dentro de este siniestro programa diseñado por el General David Petraeus[6], estuvieron implicados entre otros recursos, la funcionalidad de grupos privados de seguridad (BLACKWATER; Xe y otras), quienes –junto a otros grupos irregulares- fueron elementos tácticos centrales para tratar de contrarestar a la resistencia a la ocupación. Fue durante su comandancia entre 2007 a 2008 que hizo su aparición el Islamic State of Iraq (ISI) un embuste –que formaba parte de La Base[7]- que vino a reemplazar al desarticulado “Al Qaeda-Iraq” que se focalizaba más en asesinar a iraquíes que a combatir los invasores. Fue así que cuando los mismos iraquíes comenzaron a masificar su absoluta incredulidad sobre la veracidad de esta organización, se produjo la conveniente eliminación de ésta franquicia mediante el certero asesinato del misterioso jordano Abu Muzab Al Zarqawi en 2006.

Una estrategia similar ha estado tratándose de implementar con poco éxito para Venezuela. Tal como lo filtraron algunas fuentes, Guaildo y su gente celebraron un contrato con la empresa de seguridad privada “SILVERCORP” que emplea mercenarios estadounidenses entre los cuales, muy seguramente hay agentes de la CIA que sirven de intermediarios para coordinar las operaciones con las políticas de Washington.  

El precio a pagar por esta contratación se fijo con un porcentaje de la explotación petrolera que se concretaría una vez que, eliminado Maduro, Guaildo tomase el poder ¿No se parece a lo que ocurrio con Iraq en 2003?
La dimensión de lo que se pretendían ejecutar, demostró que la empresa revestía una importancia tal que hacía necesario el involucramiento directo de importantes empresarios de SILVERCORP y fue por ello que se algunos de sus más importantes miembros siguieran de cerca la operación.

Quien se puso a la cabeza de las operaciones de esta empresa criminal fue nada menos que su CEO Jordan Goudreau, un ex miembro de los “Boinas Verdes” estadounidenses quien (además de estar buscado por tráfico de armas en EEUU) en uno de los videos incautados aparece hablando junto a Juan José Rendón quien se presento como el representante del “Alto Comisionado para Asuntos Estratégicos y Crisis” del grupo de Guaildo. En el mismo documento aseguran haber dado comienzo a la operación Gedeon.

Las gestiones para concretar esta intentona viene desde hace al menos un año, cuando Guaildo y un puñado de miltares venezolanos disidentes, junto a los medios informativos y periodistas alineados a Washington, fracasaron en su intento de manipular a la población venezolana difundiendo un falso apoyo de las FFAA para sacar al presidente Maduro. Unos meses después de ese fracaso, contactaron a Goudreau quien puso a disposición su empresa para entrenar a venezolanos en campamentos secretos en Colombia.

Entre los mercenarios provistos por SILVERCORP se encontranan ex miembros de las fuerzas especiales “Delta”, “Rangers” y “Boinas Verdes”, algunos de ellos incluso trabajaron de guardaespaldas en la Casa Blanca para Donald Trump dejando en evidencia hasta donde llegan las implicancias del gobierno estadounidense. Para tratar de frenar este escándalo ya han comenzado a descalificar al mismo Jordan Goudreau asegurando que sufriría de una “incapacidad total” producto de heridas en combate.

Si usted cree que  SILVERCOPRP y Guaildo actuaron solos, usted peca de crédulo. Más allá de que Trump, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa han negado su injerencia, muchos no terminan por creerlo. Incluso algunos no dudarían en señalar a la CIA como uno de los principales implicados en respaldar estas operaciones, pero en realidad hay otras agencias extranjeras implicadas detrás de la especialista en golpes de estado. Tal como lo delata el nombre de la operación, la injerencia israelí se vislumbra detrás de varios elementos y pistas que se han incautado.

Solo hay que ver como evolucionaran los acontecimientos para sacar conclusiones certeras sobre hasta donde llegan las implicancias de Washington y de sus socios


[1] Project for the New American Century o PNAC fundado por Robert kagan y William Kristol
[2] Guardia Nacional Bolivariana
[3] Es un término hebreo, un nombre de “Varón” vinculado a los guerreros que aparece en el Libro de Jueces de La Biblia.
[4] Este grupo fue uno de los implicados en el entrenamiento de grupos irregulares en Iraq destinados a la Contrainsurgencia.
[5] El uso de este término no era al azar ya que se trataba de justificar la instauración del gobierno Provisional de Paul Bremer y al mismo tiempo contrarestar el uso de “resistencia” que describía la posición de EEUU y sus aliados como invasores.
[6] Considerado como uno de los mejores Generales de EEUU, fue nombrado commo Jefe Director de la CIA en 2011
[7] La Base en árabe “Al Qaeda” era un programa creado por la CIA en 1979 que recluto agentes árabes sauditas para iniciar tareas de inurgencia dentro de Afganistán.

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