“VIENTOS NUCLEARES”
Por qué es real y muy peligrosa la especulación
de una posible acción nuclear en Ucrania. Cuando el derecho humano no forma
parte de la democracia
Por Dany
Smith
Hoy ya no vemos y mucho menos en la primera plana un solo artículo sobre la guerra en Ucrania ¿Será porque las cosas están saliendo magníficamente para la OTAN?; Ciertamente no lo creo así. Para varios expertos militares el ejército ruso ya consiguió concretar sus principales objetivos estratégicos sobre el terreno y si vemos el actual mapa de operaciones nos preguntaremos ¿Dónde esta la heroica resistencia de las Fuerzas Armadas ucranianas?
Igual de mudos están en
Washington, Londres y Bruselas desde donde se empujo al servil mandatario
ucraniano a creer que lo respaldarían para ganar una guerra que jamás podría
ganar. Es tiempo de explicaciones y claramente, no las hay, no al menos fáciles
de argumentar. A grandes rasgos podemos esbozar algunas. La primera, falló el
arma de la desinformación y la intoxicación demostrando que el mundo anglosajón
ha perdido la hegemonía en el discurso. La segunda, occidente ha sido víctima
de sus propias trampas extorsivas materializadas en las sanciones extorsivas que
funcionaron en el pasado con pequeños estados pero no con Rusia. Para peor,
esas mismas sanciones son las que hoy hunde sus economías y alimenta una
recesión en ciernes.
Por último, las
generosas donaciones en dinero y armas al régimen ultraderechista de tendencia
filo nazi conducido por un judío Azkenazi (que a su vez representa a los
oligarcas locales) parecen haberse evaporado en medio de una omnipresente y ya
conocida corrupción. Lo interesante de estos es saber si los contribuyentes
norteamericanos y los británicos cuestionaran estos dispendios cuando ellos
mismos están pasando por una severa crisis socio-económica producto de las
sanciones de Washington. La salida de Boris Johnson es una clara señal de que
el pueblo británico no está dispuesto a seguir pagando aventuras de piratas en
otras latitudes.
Joe Biden también está
sintiendo el escarnio de los propios estadounidenses quienes día a día
cuestionan su administración.
La realidad en Ucrania
es contundente e irreversible para Bruselas y Washington.
Todo el este y la línea
costera al sur sobre el Mar Azov y el Mar Negro se hallan bajo control de las
tropas rusas y de las milicias ucranianas de Donetsk y Lugansk quienes desde hace
un mes están supervisando la reconstrucción de las localidades y de toda la
infraestructura portuaria dañada durante los combates. Según fuentes del
Ministerio de Defensa de Rusia se hasta el momento han destruido 4073 vehículos
blindados y otros acorazados, 355 sistemas de defensa antiaérea, 256 aviones e
inutilizado 16 aeródromos revelando el costo de las pérdidas.
Sumado a esto, los
últimos golpes sobre objetivos militares en Sloviank, el ataque preciso contra el
cuartel general de las FAU en Vinitsia, la pérdida de equipos y defecciones en
un ya inexistente frente está poniendo en consideración de los personeros
occidentales una alternativa peligrosa pero factible de poner en marcha y ella
es la alternativa nuclear.
Esto último no
significa que EEUU antes no haya echado mano a este recurso en teatros bélicos como
Iraq, Siria o haya tolerado su uso a sus aliados contra Yemen. Las armas
nucleares no solo son la detonación de un hongo de humo y fuego bestial que se
eleva hasta kilómetros sobre el cielo. Hay actualmente armas que (aunque se niegue
su existencia) usan el átomo pero descompuesto siendo tan (o más) letal que una
detonación solo que la destrucción es más controlada.
El episodio registrado
durante la invasión de Iraq por abril de 2003 en cercanías del Aeropuerto de
Bagdad, puso en evidencia como la energía nuclear puede ser empleada como
fuente de energía de otras armas mucho más compactas, direccionables y dañinas como
las denominadas DEW (Directed Energy Weapon) que pueden fundir un carro de
combate.
Es evidente que los
burócratas en Washington ni mucho menos en Bruselas buscan un enfrentamiento
nuclear con una Rusia con las actuales capacidades militares. Incluso aquellas
conclusiones a las que el Pentágono, el Departamento de Estado bajo la era John
Foster Dulles y la CIA habían llegado en la guerra fría sobre las consecuencias
de una guerra nuclear sin dudas hoy día están totalmente desactualizadas.
Adunado a esto, la advertida vulnerabilidad de los escudos antimisiles de la
OTAN ante los novedosos misiles hipersónicos rusos “Sarmat” y “Avangard”,
presentados al conocimiento público a comienzos del 2019 aseguran una
catástrofe inmediata, segura y total para todo el hemisferio occidental y a la
larga, para todo el mundo.
El escenario se
presenta muy claro, pero eso no pareciera importarles a los jerarcas de La Casa
Blanca, sus asesores militares y de inteligencia. En realidad no todos los
funcionarios en Washington están en esta sintonía, pero Joe Biden y su aureola
de neoconservadores parecen convencidos de esto. Esto deja en evidencia que hay
un problema muy serio para los propios ciudadanos norteamericanos dentro de los
EEUU y ese es que tienen en su gobierno a una secta de fanáticos
neoconservadores quienes no les importaría destruir a todo el mundo con tal de
lograr su agenda.
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