ARGENTINA AL BRICS
¿Cómo, por qué y quién le abrió la puerta a la Argentina a éste bloque
económico?
Por
Javier B. Dal
Son tiempos de cambio y eso abarca a todo el mundo. Precisamente somos
testigos de un cambio progresivo de paradigma a nivel global que afectara las
relaciones entre las naciones y dentro de esta oleada va la Argentina.
Justamente, es un momento crítico para el país sudamericano dado que se halla
caminando (una vez más) sobre la cuerda floja de una economía paralizada con un
laberintico sistema tributario, rehén de un sistema cambiario anárquico que ha
destruido su moneda y como si eso no fuera suficiente, seriamente comprometidos
por su deuda con el FMI.
No ha sido
una guerra, una invasión o una catástrofe natural la causa de esta situación.
Las sucesivas y malas administraciones gubernamentales e indistintamente de
ideologías y colores políticos han aportado sus respectivas cuotas de
responsabilidad para llegar a la actual situación.
Para quien
lo ve de afuera, la Argentina pareciera un estado fallido y vaciado de
importancia institucional. La crisis político-institucional abarca sin dudas a
todos los países, pero en cada uno de ellos, hay realidades políticas
diferentes y en los desarrollados si bien esos problemas llegan a ser muy
graves al menos conservan una potencialidad estatal intacta.
Argentina
por el contrario, producto de la esquizofrenia de la dirigencia política (y de
la cual son responsables sus ciudadanos) esa potencialidad no existe. Lo que no
se ha vendido (privatizado) se abandonó. Pero ¿Cómo se entiende esto cuando el
actual gobierno suele hablar del “estado presente”? No lo es en el sentido
funcional sino, en el sentido asistencial y prebendario. Esto lo hace poco
confiable y nada competitivo y es por ello que no hay acuerdos y no funciona el
Mercosur.
En estas
circunstancias, este estado se ve compelido a cumplir con sus deudas las cuales
se le está haciendo muy difícil de honrar obligando a mendigar ayudas generando
así una nueva deuda.
Pareciera
que se han acabado los trucos al ministro Massa y aunque tiene algunos padrinos
en Washington, ello no basta para remitir la deuda. Sumado a esto, su controvertida
personalidad y su devaluada palabra pone en mayor discusión la sustancialidad y
seriedad del estado para tenerlo como confiable. Esto se ve más complicado por
la bipolaridad política que se ha advertido constantemente en el continuo y
sobreactuado intento de quedar bien tanto con Washington como con Beijing. Brasil
y en particular las gestiones del presidente Lula han sido determinantes para
acercar la oportunidad de ingreso. Pero el factor que le ha dado oxigeno a esta
situación desesperante ha sido el apoyo de China (Confirmado por el embajador
chino Wang Yi) quien además de concederle un SWAP en yuanes, ha promovido el
ingreso de la Argentina al BRICS.
La
oportunidad de ingresar al BRICS ya es una realidad que durante años fue
despreciada por el gobierno de CFK ¿las razones? No molestar en el ánimo a
Washington y a los llamados “buitres” de Wall Street dejando en claro la ideología
artificiosa de ese gobierno. Hoy ante una realidad infranqueable y el callejón
sin salida en el que el país se halla, la noticia de haber sido aceptado en el
bloque no es poco. A partir de ahora será tarea del nuevo gobierno argentino
poner a tono su infraestructura logística, literalmente derruida por el
abandono, la corrupción político-sindical (que vació de materiales y recursos
financieros) y una ausencia por décadas de planificaciones estratégicas.
Un país que
solo tiene como logística más importante al camión, está dejando en evidencia
una imperdonable desconexión con la realidad. Incluso tras la desconexión del
sistema ferroviario en la era menemista, aquel es el medio que monopoliza el
transporte pesado de cargas. El comercio exterior necesita de otras vías
terrestres más baratas y acuáticas para trascender el mero localismo y aportar
elementos estratégicos para un comercio más amplio y en mercados más alejados.
Se sabe que ello beneficia a un sindicato prebendario, algo que debería ser
resuelto por el nuevo gobierno si quiere ser tomado en serio por el BRICS.
La
reconstrucción de toda su infraestructura logística, especialmente la naval (condicionada
desde 1982 y sellada con los Tratados de Madrid 1990) lo que incluye la
modernización de los puertos y capacitación de su personal es fundamental para
llevar adelante y de forma competitiva, el tan anhelado desarrollo comercial a
base de exportación de ultramar.
Pero antes
de todo, tiene que haber una reconstrucción del estado con metas claras y
ajustadas a sus necesidades estratégicas y para ello, se requiere de decisión política.
Sin
conducción política decidida a romper estas limitaciones, liderada por
dirigentes conscientes del atraso estructural existente, con una planificación
coherente y ejecutable de forma constante en el tiempo no hay esperanzas de
progreso para el país.
Ante todo,
la Argentina debe reconocer en el lugar que se halla parada dejando
pretensiones y el divismo de lado. Si está realmente interesada en ingresar al
bloque deberá ir al paso de sus socios y no ellos al suyo. Deberá tener espalda
política para sostenerse ante las jugadas no limpias de una competencia que
mezcla la geopolítica y asuntos internos de otros países para alterar el
comercio. Es una aclaración que no pareciera necesaria de hacer pero que en el
caso argentino es muy pertinente. A esto, hay que agregar las pretensiones y
presiones que sectores sindicales como precisamente los vinculados al
transporte han dejado entrever ya están intoxicando las relaciones con el
bloque por considerar que sus condiciones de trabajo no le son favorables.
El BRICS es
sin dudas un espacio auspicioso y benéfico para la Argentina. Eso no significa
abandonar al Mercosur o algo semejante. Es la oportunidad de ampliar y
diversificar el destino de sus productos a mercados euroasiáticos muy interesados
en adquirirlos. Pero antes deberá reconstruir su estado, recuperar su vigor en
la infraestructura, modificar el asfixiante sistema impositivo y su administración
política mantener una coherencia en el tiempo para tener bien clara su política
exterior y evitar interferencias de otros estados o bloques que tratan de
fastidiar por cuestiones geopolíticas al BRICS.
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