“¿PROVOCAR AL
DRAGÓN?”
La Casa Blanca
podría lamentar los arrebatos inconscientes de Trump pero ¿Es realmente el
presidente norteamericano el autor de las sanciones arancelarias contra China?
Por Charles H. Slim
El día había sido muy complicado y los informes sobre
la situación con China y sus derivaciones comerciales con países indeseables
como Irán y Venezuela, fastidiaban a los asesores de seguridad nacional y ellos
a su vez le trasmitían su fastidio al presidente Donald Trump quien sin dudas,
agobiado por estos, extraña la simpleza conspirativa de Steve Bannon a quien al
menos podía controlar. Hoy el comando de la Casa Blanca está en las manos de
John Bolton, Mike Pompeo y Mike Pence caras visibles del neoconservadurismo quienes
por intermedio del asesor especial (y yerno de Trump) Jared Kushner manejan los asuntos y toman las
decisiones más sensibles de la política exterior norteamericana.
El anuncio del 10 de mayo demuestran estos
lineamientos. Donald Trump decidió de la noche a la mañana poner un
arancelamiento arbitrario sobre los productos chinos importados a los EEUU ¿La
causa? Nadie la sabe, aunque se sospecha de donde viene la inspiración. Tal
como lo señalamos, Trump actúa como un niño caprichoso y quienes lo malcrían lo
alientan a llevar adelante sus delirantes acciones que comprometen una vez más
la situación de la Unión y las relaciones con todos sus socios comerciales y
financieros. El Establishment le ha sacado de encima la pesadilla del fiscal
Mueller quien pretendía procesarlo por colaborar con una delirante Trama rusa por lo tanto, debe devolver
los favores que se le han concedido. En la mente de Trump, esto significaría un
duro castigo para China que lo hará reevaluar sus posturas político comerciales
alrededor del globo.
Pero parece que nadie le advertido que estas medidas
draconianas, además de ineficaces espantaran a los socios de UE y lo peor de
todo, no tendrán el impacto dañino que sus asesores neoconservadores le han
pintado a Trump en las reuniones de gabinete. Como han comentado algunos
analistas habría que ver “cuánto
soportaran los Wall Mart sin recibir los productos manufacturados chinos que
tanto adoran y consumen los ciudadanos norteamericanos” ¿Quién reemplazara la
provisión de esos productos de bajo costo y adquiridos por toneladas? Ciertamente no lo hará la mano de obra
norteamericana. Agregado a ello, pareciera que Trump no ha considerado las
consecuencias macroeconómicas que sus bravatas payasescas que recuerdan rasgos estridentes
de Benito Mussolini le traerán a la economía norteamericana.
Washington viene implementando estas sanciones
comerciales y financieras como sus misiles de agresión que tratan de debilitar
las defensas de la economía de un determinado país. Ello demuestra la debilidad
de EEUU y por esto la necesidad de Washington por atemorizar a sus adversarios
que como Rusia, Irán y Venezuela han dejado de usar al dólar como moneda de
intercambio en el comercio del petróleo.
Sin más rodeos se tratan de medidas terroristas que buscan doblegar
voluntades políticas mediante la extorsión y el chantaje, algo que en otros
casos como Iraq, Libia, Siria y Venezuela
a combinado con la agresión militar.
Precisamente en el último caso, las inauditas advertencias de la Casa
Blanca y del Departamento de Estado hablando de que “Maduro debe irse” o el
país se irá al demonio, se basan precisamente en esta mecánica de presión
comercial y financiera (compuesta de bloqueos a las importaciones) que además,
se halla respaldada por actos subversivos (sabotajes a la infraestructura de
servicios y atentados contra funcionarios) en los que se ven implicadas
facciones disidentes reclutadas por dinero por las agencias de inteligencia
como la CIA.
Sobre esto China al igual que Rusia, sentó su
posición en torno a las intentonas por derrocar al gobierno de Nicolás Maduro,
dándole un apoyo explícito y concreto a la supervivencia de la revolución
Bolivariana.
Rusia que también sufre por estas medidas totalmente
ilegales, ya ha tomado sus medidas para contrapesarlas y hoy por hoy pese a que
las sanciones comerciales y financieras contra varias empresas han complicado
algunas áreas de su economía, mantiene a raya a la política expansionista de
Washington mediante la OTAN.
Por su parte China podría devolver el golpe con
dañinas consecuencias sobre la economía norteamericana. No hay que olvidar que
China es el más importante acreedor de los EEUU teniendo en su poder un tercio
de su deuda (3.8 billones de dólares en
letras del Tesoro). Si el gobierno Xi Jinping por ejemplo, decidiera dejar de
importar los productos que adquiere de EEUU, como miembro fundador de la
Organización de Cooperación de Shangai (OCS) tiene un amplio mercado en Asia al
que puede acudir y también podría dirigirse
–si sus gobiernos se mantuvieran firmes a
las presiones de EEUU- al resto de América Latina que puede abastecer sus
necesidades.
Lejos de recapacitar, la administración Trump parece
empecinado en tratar de quedar como los más duros en el barrio y con el claro
apoyo del Establishment que digita la política de estado, en las últimas horas
lanzaron sus garras sobre el producto chino HUAWEI, el cual entre otras
particularidades, provee un software en sus productos informáticos que es
inviolable para la NSA e incluso para sus aliados israelíes que los hace
invulnerables a los ataques cibernéticos, algo que molesta de sobremanera a la
comunidad de inteligencia anglosajona.
Como se puede intuir, los chinos no necesitarían
disparar un solo tiro para hundir a la economía norteamericana como represalia
a estas agresiones. Solo habrá que
esperar para ver hasta dónde llega la paciencia del gigante rojo.