TEOESTRATEGIA”
Las posibles
implicancias de una nueva maniobra estrategica para reconfigurar la región latinoamericana
¿Los Evangelistas al poder?
Por Charles H. Slim
Lo sucedido el 10 de noviembre en Bolivia fue la
definición de un extenso y muy bien preparado ensayo de una nueva forma de
estrategia política que, como ya lo hemos visto en el Medio Oriente se oculta
detrás de ropajes religiosos. Como bien se observa aún no se sabe a ciencia
cierta quiénes son los impulsores del derrocamiento de Morales pero si se tiene
bien en claro quienes han demostrado su satisfacción por este hecho. Sin dudas que
Netanyahu es uno de los más congratulados ya que no hay que olvidar cuando Evo
Morales por enero de 2009 en solidaridad con el pueblo palestino expulso a la
representación israelí rompiendo relaciones diplomáticas.
Tal como lo manifestó el mismo Donald Trump, lo
sucedido en Bolivia causo muy buen impresión a Washington aunque ello no
significaría la participación directa y oficial de la CIA en este evento. Ante
esto cabría preguntarse ¿Qué significaría esto? Si bien la caída de Evo Morales
representa una magnifica noticia para la elite política estadounidense y en
particular la neoconservadora y sionista, no habría sido necesario (o incluso
inconveniente) un involucramiento directo del Departamento de Estado para que
se generaran los motines.
Las razones que explicarían esto, se deben buscar en
dos cuestiones puntuales a saber: La primera es la fracasada y escandalosa
intervención en Venezuela del ex asesor Elliot Abrams como un intento de la
administración de Trump por apoyar la fracasada intentona de Juan Guaido por
dar un golpe contra Caracas haciendo repensar al mismo Secretario de Estado
Mike Pompeo sobre la utilidad de seguir con esta táctica.
La segunda cuestión, es el pasado boliviano y sus
relaciones con las administraciones norteamericanas de comienzos de los años
cincuentas en el siglo pasado hasta comienzos del presente siglo. Según las
investigaciones, la CIA tras el final de la segunda guerra mundial lejos de
destruir las estructuras de las SS y de grupos nazis aliados en el este de
Europa (especialmente en Croacia y Ucrania), los absorbio y utilizó en varias
partes del globo para sus propósitos durante toda la era de la Guerra Fría.
Durante la jefatura de la CIA cargo de Allen Dulles,
entre los elementos nazi-fascistas que se reclutaron para ponerlos al servicio
de combatir la influencia comunista proveniente del bloque soviético estuvieron
los denominados Ustachis que
conformaban grupos ultra católicos de choque provenientes de Croacia quienes
fueron autores de muchos asesinatos y atentados terroristas contra sectores
comunistas en occidente.
Muchos de los miembros de los Ustachis fueron colocados por Washington en Sudamerica,
especialmente en países como Argentina, Bolivia y Brasil donde algunos (como Klaus
Barbie) prestaron sus servicios a los gobiernos de estos países. Precisamente
en Bolivia la influencia de estos actores viene desde la década de los
cincuentas y se ha visto como un factor preponderante para el actual desplazamiento
de Evo Morales. Prueba de ello ha sido la visualización de las falanges UJC de
Macho Camacho (sindicado en los “Panama Papers”) quien responde a mentores históricos
de las Ustachis como Branko
Marinkovic y de sectores evangelistas locales con nexos sionistas, estos
últimos prestando un encubierto apoyo a la instalación de un nuevo gobierno que
entre otras cuestiones, ha reestablecido relaciones con Israel.
Estos sectores con tinte religioso mesiánico que han
formado parte –y seguramente activos hoy
día- de la estructura operativa de la CIA, no son los únicos que existen y
estan interesados en reformatear la región a gusto e interés de los polos de
poder mundial. También están los
llamados “cristianos sionistas” o “neosionistas” quienes adhieren a una una
interpretación doctrinaria muy peculiar de las Sagradas escrituras y que con su
asiento central en los EEUU, enseñan una teología supremacista que maquilla las
aspiraciones colonialistas de Israel.
Sabemos que el sionismo es una ideología política
creada en el siglo XIX por el periodista y activista Theodor Herzl que a lo
largo del tiempo y con algo de oposición dentro de la misma comunidad judía, se desarrollo y ramifico en variantes de
izquierda, derecha y religiosas fundamentalistas.
Fue la piedra fundacional y
el motor ideológico para la implantación por la fuerza del estado de Israel en
1948 y que a fuerza de contactos políticos y económicos, sus partidarios han
extendido sus influencias en occidente con mayor preponderancia en países como
los EEUU y la Argentina.
Si bien comenzó siendo una ideología nacionalista meramente
judía, la misma se ha extendido a reclutar a miles de cristianos en occidente
quienes en su mayoría desertores del catolicismo, se agruparon en las llamadas “Iglesias
evangelicas”, en especial las televisivas que fueron formando una teología
cirquesca y ampulosa con un trasfondo eminentemente financiero y racista.
Actualmente la administración de Donald Trump se
halla respaldada por los mismos sectores evangelistas y pentecostales que
habían apoyado con entusiasmo a la administración de George W. Bush que entre
otras cuestiones, -a la zaga de Israel y
de los Lobies pro-israelies del Congreso- azusaron y bendijeron, bajo los
argumentos de una teología ajustada a la ideología sionista, las guerras contra
los países árabes islámicos. Algunos de los más destacados de estos personajes que
se codean con la elite política estadounidense son los pastores Billy Graham y
Luís Palau.
La tóxica mixtura entre mesianismo y política (que
el sionismo usa para respaldar su posición) ha conducido a los fundamentalismos
que precisamente no son islámicos y que nutren doctrinariamente a ejércitos
como las FDI israelíes y a muchos de los generales del Pentágono. Su teología trata
de argumentar y fundamentar los actos más despreciables que más una enseñanza
religiosa se asemeja a la premisa política “el fin justifica los medios”. Ello
ha llevado a despreciar la vida de cualquiera que no responda a los
lineamientos políticos y hasta teológicos de Israel haciendo de la causa
palestina –de naturaleza política- un
enfrentamiento religioso.
Actualmente Tel Aviv ha blanqueado sus estrechas relaciones
con la extrema derecha xenófoba de los países Europeos pese a que, en teoría
son los cucos en el relato de la propaganda de Israel. Pero las relaciones del
estado político israelí con sectores estratégicos del globo –sin importar la naturaleza de los mismos-,
no es casual. Casualmente el papel de los oligarcas judíos ucranianos junto a
los matones de la ultraderecha y la participación de mercenarios israelíes en
el golpe de 2014 en Kiev ha sido destacable en cuanto a la brutalidad
desplegada contra las poblaciones del Dombass.
En Latinoamerica y en especial en el Cono sur, desde
la década de los ochentas las iglesias neosionistas han ido avanzando con
paciencia y sin pausa, en especial de la mano de los llamados “Pentecostales” y
las diversas corrientes evangelistas que se nutren de los católicos
descontentos por los escándalos de las autoridades de su iglesia. Una de las
particularidades de estas, es el movimiento de grandes sumas de dinero que son
lavadas bajo la fachada de la contribución de los fieles, facilitan su “misión
de captación”. En Chile por ejemplo la influencia de este sector llega a tal
grado, que el actual presidente neoliberal Sebastián Piñera tenía como asesores
de campaña a cuatro de los más influyentes pastores pentecostales.
Los sionistas israelíes al comienzo no dieron importancia
a las predicas de estos sectores e incluso los despreciaban hasta que lo vieron
como algo muy conveniente y útil de apoyarles siempre y cuando su predica respaldaran sin
condicionamiento ni observaciones a sus acciones la existencia del estado
político de Israel.
En Chile, Brasil y Argentina, la influencia de estas
avanzadas del sionismo se han hecho notar en varias acciones proselitistas que
ya no esconden el interés de Israel por esta región. En la Argentina las
relaciones entre la Organización Sionista Argentina y las iglesias evangélicas
son notablemente estrechas aunque no llegan aún a tener la influencia que
tienen en otros países. El caso de Brasil es el más claro. La elección del
presidente Jair Bolsonaro se debió en gran parte al apoyo de los sectores
evangelistas ligados a los “cristianos sionistas”, algo que fue motivo de abierta
congratulación por parte de Tel Aviv y de “Bibi” Netanyahu quien lo dejó bien
en claro en la visita que realizo Bolsonaro en marzo pasado. Con el arribo de
Bolsonaro y su decisión de trasladar la embajada de Brasil a Jerusalen se
estrecharon las relaciones entre Israel y Brasil llevando a que detrás de temas
comerciales y culturales, aumenten los intercambios de carácter militar y de
inteligencia.
Sin lugar a dudas, estamos en presencia del
despliegue de una nueva estrategia suave para tratar de persuadir y convencer a
las personas de la región sobre una geopolítica particular que bien podríamos
denominar como una “teoestrategia”.
En Argentina pese a que la influencia de las
iglesias evangelistas, no llega a los
niveles que se ven en sus vecinos, la misma va creciendo día con día y sin
lugar a dudas que con el gobierno pro-Israelí de Mauricio Macri ayudo a que los
sionistas locales y a sus simpatizantes pudieran operar con mayor amplitud y
libertad en el propósito de ampliar sus contactos en la campaña por reclutar entre
los evangelistas simpatizantes de Israel y que mejor, que apoyar a esta
teología protestante basada en textos fuera de contexto con contenidos
políticos e ideológicos.