jueves, 3 de marzo de 2022

 

“DE RASEROS DOBLES”

Por qué no son creíbles las manifestaciones pro-ucranianas de los medios occidentales. La pregunta que estos sectores de la hipocresía no quieren responder ¿Quién tiene más muertos escondidos en el placard?

 

Por Charles H. Slim

Cuantas veces habrá usted escuchado este término en lo que hace la política exterior norteamericana. Cuantas veces habremos oído a diferentes administraciones de la Casa Blanca, justificar lo injustificable y al mismo tiempo tolerado y maquillado por los medios de cada momento.

Hoy vemos como la administración de Joe Biden se desgarra las vestiduras por la incursión rusa sobre Ucrania y se olvida de su larga política de agresión y de invasiones apenas unos años antes contra el mundo árabe islámico. A diferencia del gran circo y propaganda que hoy vemos en los medios occidentales, particularmente en los que replican de forma simplona algunos medios argentinos, no vimos el mismo ardor para condenar violaciones a la ley internacional por parte de EEUU y sus aliados.

No se trata de justificar la invasión rusa ni nada por el estilo, solo hay que poner en consideración cómo se tratan a unos casos y cómo se trata a otros cuando se trasgrede la ley internacional. En lo que hace a la guerra en Europa no empezó hace una semana (como dijo Boris Johnson), hace ocho largos años que estaba en curso, pero ni Washington ni Londres dijeron nada. A primera vista se advierte una notable desigualdad, la hipocresía y una perniciosa parcialidad para condenar y ejercer medidas punitivas contra los agresores según sea el caso. En lo referente a los medios argentinos de clara tendencia anglófila y atlantista además de la hipocresía que les caracteriza debemos sumar la ignorancia que los lleva a hablar con total desconocimiento y liviandad.

Haciendo tan solo un poco de historia recordemos al gran protegido de occidente, el estado de Israel que tras invadir dos veces el Líbano en 1978 y en 1982, además de las bestialidades cometidas contra la población civil libanesa decidió quedarse por veinte años ocupando una franja de territorio al sur sin que ello hubiera despertado la indignación de Washington y mucho menos de la OTAN. Por el contrario, los israelíes recibían ayuda militar, financiera y cobertura diplomática para sostenerse en esa situación.

Cuando Argentina hizo valer su derecho a reivindicar sus legítimos derechos sobre las islas Malvinas en abril de 1982, el supuesto aliado continental que era EEUU violo su obligación de poner en marcha el Tratado de Asistencia Recíproca TIAR y no contento con ello junto a la OTAN, dio cobertura de inteligencia y suministro de armas a Gran Bretaña. Aún resuenan en muchos argentinos aquellas supuestas gestiones de paz del Secretario de Estado norteamericano James Baker quien decía una cosa en La Casa Rosada y luego otra muy distinta a Margaret Thatcher en “Downing Street 10”. Sumado a esto, el país sudamericano debió soportar el bloqueo económico de la entonces Comunidad Económico Europea (CEE), el escarnio informativo de la prensa pro-británica y las presiones que ello imprimió sobre la estabilidad socio-económica del país.

Un año después en 1983, EEUU invade la pequeña isla de Granada bajo los pretextos de proteger a los ciudadanos estadounidenses de la isla y asegurar “la democracia” contra la amenaza comunista de Cuba. Tampoco se hizo nada desde la ONU para condenar este accionar que causó muertos civiles y hoy solo es una pequeña anécdota en el cajón de los recuerdos de las violaciones al derecho internacional por parte de Washington.

Tal como sucede en la actualidad con los atlantistas y anglófilos, los gobiernos latinoamericanos que se hallaban alineados a Washington y mucho menos las organizaciones regionales como la OEA se atrevieron a condenar y mucho menos a poner en marcha alguna medida de boicot o sanciones económicas y comerciales contra EEUU que demostrara su compromiso o preocupación por el respeto a la ley internacional ante semejante violación a la soberanía de esa isla caribeña.

Seis años después, en 1989 los EEUU meses después de que el ex jefe de la CIA George H. Bush llega a la Casa Blanca, decide que su viejo amigo y socio en los negocios de la “agencia”, el General Manuel Noriega, ya no era de utilidad y por el contrario representaba un peligro para su propia estabilidad política ya que conocía los oscuros y sucios pormenores de las actividades de la CIA en épocas bajo su dirección implicando temas tan molestos y embarazosos como el financiamiento mediante el tráfico de drogas y la venta de armas (Irán-Contras). Fue así como y bajo los argumentos de siempre, EEUU invade Panamá causando muerte y destrucción. Aquí tampoco hubo una condena de los organismos regionales e internacionales y mucho menos, compensaciones de guerra para las víctimas.

En 1990 tras la invasión de Iraq a Kuwait, EEUU apoyado en intereses estratégicos propios (no de Kuwait o de sus ciudadanos) sobreactuó la crisis y llevó a que Naciones Unidas le proporcionara la cobertura jurídica para condenar la acción de Bagdad y al mismo tiempo, legalizar mediante un ULTIMATUM, el inicio de una de las guerras más desastrosas de fin del siglo XX (con más de 200.000 civiles muertos). Pese a las cruentas consecuencias de sus bombardeos sobre las ciudades iraquíes y la comprobada falta de discrecionalidad para proteger a los civiles, Naciones Unidas permaneció en silencio, como así también la llamada “Comunidad Internacional”.

Más cerca en el tiempo y como continuación de aquella guerra, el desvergonzado montaje de Washington y Londres para justificar la invasión a Iraq en 2003 no solo era un acto claramente condenable por la “Comunidad Internacional” sino también, jurídicamente demandable por las luctuosas consecuencias que dicho acto y la posterior ocupación trajo para la población iraquí (torturas, violaciones y ejecuciones). Aquí la resistencia iraquí fue desvirtuada por los medios y caprichosamente (en favor de los invasores) bautizada como “terrorista”. Asimismo, lamentablemente también fuimos testigos del odioso relativismo en el valor humanidad de los árabes iraquíes que dicho sea de paso no es nada nuevo, si vemos las atrocidades que el estado de Israel (sustentado por EEUU) comete contra la población semita palestina.    

En 2010, tras una injerencia silenciosa en todo el norte de África de las agencias de inteligencia británica, francesa e italiana (OTAN) llevaron a cabo -bajo la dirección de Washington- la desestabilización política sobre Egipto y Libia, ensañándose particularmente con éste último donde la OTAN con la cobertura tendenciosa de los medios y plataformas de redes sociales occidentales -operando como medios de propaganda y agitación- y la cooperación de falsas agrupaciones “jihadistas” (conformadas por delincuentes y mercenarios) financiadas por las corruptas monarquías del golfo derrocaron a su gobierno y sumieron al país en la miseria y el caos que perdura hasta el presente.

Hasta el día de hoy, no se ha mostrado voluntad seria en llevar ante las instancias penales internacionales a todos los responsables de esta larga lista de crímenes de guerra y lesa humanidad. Incluso, tras la erradicación de ISIS en Iraq en 2017 y la puesta a disposición de la jurisdicción de “La Haya” de varios de sus miembros no encuentra ánimo en querer procesarlos ya que, hay temores (y muy fundados) a que revelen las incumbencias de las potencias intervinientes, especialmente de EEUU.

En 2014 tras agitar en Ucrania, Washington (por intermedio de la Subsecretaria Victoria Nuland) conspiro junto a sus socios para derribar al gobierno de Yarnucovich y tras ese evento sangriento (para nada democrático y espontaneo) comenzó la persecución y la resistencia de los ciudadanos rusoparlantes de ese país. Durante ocho años y de forma subrepticia Washington y los británicos habían estado cooperando con las agrupaciones neonazis como “Pravdi Sektor” mientras que los pobladores del Donbass pudieron resistir con la ayuda de los chechenos y de otros voluntarios extranjeros que se unieron a las milicias independentistas de Donetsk y Lugansk.

En lo que sucedía en Donbass con sus pobladores, poco o nada les importaba a los medios occidentales y mucho menos, cuando EEUU y sus aliados eran pillados in fraganti operando en Kiev. Es por eso que las actuales reacciones sobreactuadas de los medios occidentales no son creíbles y más que ayudar a los ucranianos (como órganos de propaganda), solo benefician la posición política de la OTAN.

Pero las fuentes reales en el terreno, es decir, aquellas que están detrás y muy lejos de las cámaras de los noticieros tendenciosos de occidente, informan una situación muy diferente a la teatralizada y es cuestión de tiempo para que los ucranianos y los espectadores extranjeros queden con la boca abierta cuando adviertan que hace días que la suerte de Ucrania estaba echada y será allí muy interesante ver que es lo que Washington y sus socios van hacer al respecto.

lunes, 28 de febrero de 2022

 

“BALCANIZACION O

MUERTE”

Desde el realismo político ¿Cuál puede ser el destino de Ucrania?


Por Charles H. Slim

Las consecuencias de la incursión rusa sobre Ucrania no se detendrán aún. Occidente (entiéndase EEUU, Gran Bretaña y la UE) han lanzado su propia contraofensiva financiera contra Rusia demostrando el alcance y poder del sistema financiero dirigido desde Wall Street. El objetivo de esto, es descalabrar económicamente al pueblo y al gobierno ruso de Vladimir Putin pero aún no están seguros de su eficacia.

La anglofilia argentina aplaude con algarabía esta situación mientras desde sus medios continúan sus declamaciones antirusas y descalificaciones personales contra el presidente Vladimir Putin con comparaciones históricas tiradas de los pelos y fuera de lugar. Al mismo tiempo y como no podía ser de otra forma mostraron su conformidad con las declaraciones del canciller argentino ante Naciones Unidas condenando a Rusia, dejando en evidencia la condicionalidad y debilidad del estado argentino. Porque ¿Acaso creen que esa condena ha sido espontánea o surgida de la propia convicción del gobierno? La situación económica del país y su subordinada situación ante el FMI (que es lo mismo que decir Departamento del Tesoro) no le deja chances.  

Pero estos sectores que tan bien se avienen a señalar con el dedo autocracias, autócratas sin recordar el largo prontuario nada democrático de Washington y Londres, tratan de disfrazar las implicancias (directas e indirectas) que estos mismos han tenido en la actual situación en Ucrania. Para simplificarlo, no saben nada o poco les interesa hablar del contexto de la situación.

Las negociaciones que por estos momentos se llevan en Gömel, Bielorusia abordarían este contexto en el cual occidente es el principal protagonista y es por ello, condicionara sensiblemente la postura de Volodymyr Zelensky.  Su actuación se verá claramente limitada a las condiciones de sus benefactores de la OTAN por lo que, como buen actor, deberá aprenderse el libreto que le entreguen.

Pero aunque muchos anglófilos argentinos confían en las presiones económico-financieras contra Rusia, no sucede lo mismo con sus propios popes en los centros de poder. En el Pentágono y en la sede de la OTAN en Bruselas se viven horas de nerviosismo extremo ya que tratan de evaluar cómo podrían contra restar una respuesta nuclear de Rusia si las presiones financieras llegan a poner en riesgo la estabilidad e integridad de Rusia.

La firma del decreto en el que Putin ordena el estado de alerta para sus fuerzas estratégicas no es una mera actuación burocrática ya que con ello se pone en movimiento una gigantesca infraestructura militar que implican activar los sistemas de misiles intercontinentales (hipersónicos) y alistamiento de los bombarderos estratégicos nucleares.

En estas consideraciones no hay lugar para las rumiaciones de los charlatanes y medios argentinos pagados por el conglomerado de medios angloestadounidense. Incluso estos, no parecen haber advertido que si en realidad Washington, Londres y Bruselas tuvieran la capacidad real para frenar a la Federación rusa o deshacerse de Vladimir Putin (como lo hicieron en otras ocasiones) no se habrían detenido para llevarlo a cabo.

El realismo se impone y es de suponer que Ucrania en su situación geopolítica y su conformación geográfica no será la misma e incluso, no tendrá el mismo gobierno. Tampoco será el final del conflicto aunque si hay que decirlo, habrá un obligado alto al fuego aunque (viendo las fragmentación interna preexistente dentro de Ucrania) habrá que ver si es respetado. La existencia sobre el terreno de agrupaciones irregulares y otros elementos que persiguen desatar una guerra hibrida, complicará aún más la seguridad regional. Esto último implicaría una posible “balcanización” del territorio ucraniano conllevando a una solución que fragmentara territorialmente a Ucrania entre un sector al oeste apoyado por occidente y otro al este bajo la protección de Rusia.

domingo, 27 de febrero de 2022

 

 

“LA DOCTRINA PUTIN”

Una decisión difícil con duras consecuencias políticas para Vladimir Putin pero que igualmente sentará las bases de una seguridad previsible y duradera para Rusia

Por Dany Smith

Mas allá de los divagues y los prejuicios que se han estado ventilando por los medios occidentales, lo ocurrido en Ucrania responde a una lógica ante ocho años de inestabilidad y a intereses centenarios de una Rusia tras pasar etapas críticas en su historia política contemporánea, sabe muy bien cuál es su posición geopolítica en el actual contexto global y en este sentido no dudara en mantenerla.

Desde la caída de la URSS en 1991, Washington lejos de respetar sus acuerdos de no extender la OTAN más allá de la Alemania reunificada, hizo todo lo contrario y aprovechando la crisis socio-económico-financiera en la que Rusia se hundiría por más de una década, fue introduciéndose en la Europa del este.

Sumado a ello, la ineptitud de Boris Yeltsin y un gabinete participe en la corrupción generalizada de esos momentos, hacían un cuadro muy propicio y oportuno para que los norteamericanos y sus colegas británicos se pusieran manos a la obra para moverse con libertad dentro de las ex repúblicas soviéticas, muchas de ellas sacudidas por el caos de la guerra civil que en varios casos fueron inflamadas por aquella intromisión.

Curiosamente, la intromisión de la OTAN en la ex Yugoslavia con sus indiscriminados bombardeos sobre Belgrado en 1999 fueron el broche de oro de esa política y la muestra de lo que replicarían en el futuro inmediato.

Hoy por hoy la administración demócrata de Biden pretende retomar el papel del “cowboy del oeste” tal como lo hicieron los Bush pero comenzó con el pie izquierdo y termino tropezando con la humillante retirada de Afganistán, el creciente y masivo rechazo en Iraq y los fracasos de las acciones subversivas tramadas (mediante la Corporación RAND) en el Cáucaso en especial sobre Kazajistán. Como parte del partido de la guerra y de los neocon, Biden y su gente necesitan de la OTAN para continuar con su carrera por la expansión y el mantenimiento de la hegemonía global (político-económico y financiera) y parte de ese plan involucra necesariamente a Ucrania.

Tras el sangriento golpe de estado (bajo el formato de revolución de color) de febrero de 2014, detrás del cual estuvo Washington (Obama, Kerry y Nuland) y del cual el mismo Biden estuvo al tanto, Ucrania paso a estar bajo el comando de la ultraderecha, una filiación ideológica con la cual EEUU y sus socios parecen llevarse muy bien. Para llegar a esas instancias, no hay que olvidar que estos sectores fueron discretamente apoyados (además de los estadounidenses y británicos) por actores similares de la extrema derecha alemana, polaca e israelí. Esto a cuento de la ignorancia y en algunos casos la malicia de ciertos informadores argentinos que (amparándose en su condición religiosa) trataron de desacreditar las acusaciones de Putin sobre el componente político filonazi en Kiev. Que Zelensky sea judío no dice nada y con solo ver cuáles han sido y siguen siendo las brutales y continuas acciones de Tel Aviv contra la población palestina (en especial la de la Franja de Gaza) se puede notar la paridad y la coincidencia existente entre los racistas de la ultraderecha cristiana europea y los sionistas israelíes (tanto judíos como no judíos).

Precisamente no hay que olvidar como un sector de los oligarcas judíos ucranianos (algunos amigos del entonces Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu) financiaron a grupos de choque que entre otros crímenes rusofobos, fueron los artífices de quemar vivos a muchos ucranianos en las revueltas callejeras del Maidan.

Esos mismos extremistas tomaron fuerza y desde 2014 controlan el estado de Ucrania. Desde ese entonces, los derechos de los ucranianos de ascendencia rusa, los rusoparlantes y cualquier otro que tuviera simpatía con Rusia fueron marginados mediante políticas y leyes segregacionistas. Ser detectado en las calles con un cintillo rojo amarillo era motivo suficiente para ser apaleado. Así fue como los habitantes del este profundo en Donbass decidieron que no respetarían ese Status Quo segregacionista que casualmente, estaba bendecido por Washington y la UE. 

Bajo ese estado de cosas y desde entonces, los constantes bombardeos, los asaltos y los atentados terroristas contra los civiles en Donbass (ignorados por la CNN, BBC y la DW entre otros medios occidentales) obligo a la organización militar para la defensa. A su vez, la ONU demostró su renovada ineficacia por el simple hecho de estar sometida a las presiones y el doble rasero de su “anfitrión” por lo cual, es tiempo de ir pensando en deshacer esta organización que solo sirve para llenar sillas administrativas con culos que pagaron por ese sitial.

Tras ocho años de incertidumbre y ante la sordera de occidente por dar garantías de no extender su alianza militar a Ucrania, el gobierno de Putin reconoció la independencia de Donetsk y Lugansk y de esa manera se les otorgó un estatus para la negociación y establecimiento de acuerdos bilaterales con Rusia. Rápidamente salto uno de los vasallos de la OTAN como lo es el premier turco Recept Tiyip Erdogan para vociferar que eso “era inaceptable”, pero eso no amilanó a Vladimir Putin. Curiosamente, un artefacto (no un misil ni una bomba aérea) explotaría en un barco turco que transitaba por el Mar Negro desatando las sospechas de un probable montaje tendiente a culpar a Rusia.

A partir de ahí en Washington y Londres se daban cuenta que eso ya impedía el objetivo central de que la OTAN pudiera establecerse allí y fue entonces que presionaron a Kiev para que arremetiera con mayor fuerza (usando el equipamiento y los misiles entregados) y decisión contra la el Donbass intensificando los bombardeos.

Para Moscú fue suficiente y viendo lo que Zelensky pretendía el momento de la conclusión había llegado. Tras haber llamado en repetidas veces a Kiev para retornar a los acuerdos de Minsk (en especial Minsk 2) y al saber que EEUU y Gran Bretaña estaban surtiendo de armas y equipos a Ucrania Putin ordena una operación militar para terminar con la situación y dejar en claro que la seguridad de Rusia y sus ciudadanos (incluyendo a los del Donbass) no iban a quedar en la nada.

Tampoco le iba a permitir que Zelensky y a su gente, que siguieran usufructuando del gasoducto que pasa por Ucrania mientras es cómplice con Washington y la UE en el corte del suministro de gas por el gasoducto “Nord Stream 2” que pasa por el Báltico. Si Rusia va a pagar un fuerte precio en su economía por las sanciones también lo pagaran sus adversarios y los socios de ellos.

Por estas horas la FSB ucraniana debería estar quemando todos los archivos de inteligencia que mantiene en los sótanos de sus oficinas del centro de Kiev ya que de caer en manos de los rusos, no solo comprometerían al régimen corrupto del que participaron los cabecillas como Poroshenko y actualmente Zelensky sino a quienes desde aquel febrero de 2014 les beneficiaron como fueron la CIA, el MI6 y la DGSE. Oh si, si llegara a ser capturada la sede de este ministerio sería algo embarazoso y difícil de explicar.

Mientras los medios de occidente pintan la situación como una “guerra de conquista” o incluso la supuesta intención de revivir las viejas políticas expansionistas zaristas, más bien se trata de una incursión limitada a desmantelar y desarmar a una entidad que tras ocho años de haber sido instaurada, alimentada y sustentada por occidente (EEUU, Gran Bretaña y la UE), y liderada por títeres políticos como el actual presidente Zelensky quien creyendo que podía confiarse en las promesas de aquellos benefactores y respaldándose en las capacidades militares de la OTAN, no hallaría una respuesta decisiva del Kremlin. Vladimir Putin opto por cortar de un tajo el nudo gordiano que se le presentaba, pese a las consecuencias que ello le conllevaría pero cumpliendo con el objetivo principal por desmantelar un estado ultranacionalista como el ucraniano parte de la OTAN.

Sin dudas ha sido un error del cual en algún momento Zelensky y sus cercanos deberán dar cuentas salvo, que con la ayuda de Gran Bretaña y EEUU logren huir a tiempo al único lugar donde podrían escabullirse es decir…Alemania.

viernes, 25 de febrero de 2022

 

“DESBANDE EN MASA”

Cuando jugar con un oso desata su furia. Por qué Washington y Londres han perdido la pulseada por Ucrania

 

Por Charles H. Slim

Las consecuencias de jugar con Rusia están a la vista. El gobierno de Kiev tiro demasiado del hilo creyendo que EEUU y la OTAN le iban a respaldar en el terreno. Las exclamaciones de Biden, Johnson y el Secretario de la OTAN no fueron precisamente un respaldo político a la posición de Volodymyr Zelensky sino más bien, el aporte a la extensa cadena de provocaciones, ninguneos y humillaciones que dio lugar a la tensiones que han terminado por desencadenar la intervención militar de Rusia.

Diez minutos antes de las 6:00 horas de la mañana (Rusia) y las fuerzas rusas lanzaron un ataque devastador contra todas unidades de artillería ucranianas que venían bombardeando a Donetsk y Lugansk mientras al mismo tiempo, extendían sus ataques con misiles y la fuerza aérea a toda la infraestructura militar del país. Tan solo en dos horas de operaciones, el Comando y Control de las Fuerzas Armadas de Ucrania había sido descabezado y toda su fuerza aérea sacada fuera de combate. En el edificio de la Guardia Nacional donde se hallaban varios asesores angloestadounidenses ya nadie respondía los teléfonos.

Por el contrario para los habitantes ruso parlantes del Donbass, fue el alivio ver como un milagro como sus sitiadores fueron rápidamente anulados y muchos de ellos rindiéndose sin remedio. Volodymyr Zelensky su gabinete se hicieron humo y nadie sabía su paradero. La situación del país se podía describir en un “sálvese quien pueda”.

Apenas unos días antes de que el presidente Putin ordenara una operación militar para frenar los bombardeos del ejercito ucraniano sobre la región del Donbass, los medios en occidente y en particular los subalternos medios sudamericanos (especialmente de Argentina) que solo levantan y replican lo que dicen en el norte, solo se avocaban a rumiar al pie de la letra la versión de Washington sin tocar siquiera un ápice las intenciones que La Casa Blanca buscaba con su injerencia en Ucrania. Mucho menos, hacer referencia a la OTAN con su largo historial de agresiones y su desenfrenada carrera por extenderse a las puertas de Rusia.

Mientras algunos medios acudían a la táctica lacrimógena y victimista para despertar empatía con Ucrania, otros con corresponsalía en Londres lanzaban bravatas dando cuenta de que Londres le había proporcionado a los soldados leales a Kiev, asesores militares para el uso de misiles anti carro de última generación entre el ellos el FGM-148 “Javelin” como garantía de freno contra un intento de avance de los tanques rusos. A pesar de estas bravuconadas y de estos recursos militares no se ha sabido de una efectividad gravitante para detener a los tanques rusos. Tal vez, parte de ello se deba a que tan pronto se inicio el ataque, gran parte de los efectivos ucranianos abandonaron sus posiciones dejando en ellas, a estos misiles intactos.

Pero los medios occidentales debían proseguir con su función de crear un relato maniqueo, infantil y falsificado de “buenos y malos”.

Como parte de todo ese circo desinformativo con una notoria tendencia rusofoba, en ningún momento estos medios hicieron pie en el fondo de la cuestión (el avance de la OTAN) relativizando el asunto al simple slogan de la “invasión rusa” elaborado principalmente por medios como CNN y la BBC. El reduccionismo simplón es incontestable y solo demuestra a grandes rasgos la baja calidad en el conocimiento de la región y parcialidad de los informadores. Y es entendible que así lo hagan ya que, son simples serviles (y bien pagados) desinformadores pro-occidentales (EEUU, Gran Bretaña y la UE).

A la par de las acciones rusas estos medios occidentales comenzaron con su propia operación de engaño e intoxicación informativa tratando de confundir a la opinión pública global. Algunos ejemplos de ello fueron las alegaciones de que tenían pruebas de que tanques rusos estaban pasando por la frontera norte con Bielorusia e incluso teatralizando supuestos bombardeos indiscriminados sobre Kiev. Lo cierto era que los misiles lanzados por Rusia habían destruido los puntos militares estratégicos y de comunicaciones terrestres, navales y aéreos incluyendo por supuesto, al aeropuerto a las afueras de la capital.

Zelensky y sus funcionarios creyeron que (instigados y envalentonados por Washington y Londres) podrían seguir jugando al gato y al ratón con Moscú, dilatando las conversaciones mientras sus tropas el 18 de febrero comenzaban a bombardear a discreción las aldeas de la región oriental y sus equipos de mercenarios (con implicancia de personal británico) plantaban bombas para recrear una atmosfera de terror sobre los civiles. Pero tal vez lo que más irrito a Moscú, fue la fabricación de ese supuesto ataque a un jardín de infantes del lado bajo control de Kiev que de las fotografías que se presentaron como pruebas de la “agresión de los separatistas”, saltaba a la vista su falsedad por las inverosímiles y crasas fallas en simular un impacto de obús sobre una estructura (como ver los vidrios intactos de las ventanas de esa pared supuestamente impactada).

Mientras el gobierno de Kiev decía una cosa las tropas ucranianas seguían bombardeando a Lugansk y Donetsk y claro, ni Washington y la UE decían nada, por el contrario, apoyaban estas agresiones descontextualizando la situación. El gobierno ruso se cansó de llamar a las conversaciones para atender el tema central de todo esto que no es otro, que frenar la intensión de la OTAN de instalarse en Ucrania.

Según fuentes confiables, por estas horas Kiev se halla virtualmente sitiada, el ejército regular ucraniano esta desbandado y lo único que queda al sur son los “Batallones para militares Azov” de extracción filonazi que desde hace años vienen siendo armados y asesorados por militares norteamericanos y británicos.

Es de esperar que cumplidos los objetivos de la operación militar anunciada por el presidente Putin y firmado un acuerdo sobre las condiciones a tratar en Minsk, las tropas rusas se retiren a sus bases en Rusia sin dejar claro desprotegidas las repúblicas de Lugansk y Donetsk.

Lo real es que más allá de la calificación de “invasión” que se le da a la acción rusa y el aprovechamiento mediático que Washington y la OTAN hacen de todo esto para reforzar las sanciones comerciales y financieras, para Rusia es sin dudas un mal menor ante lo que habría significado el ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica. Zelensky y su gabinete sabían que estaban provocando a Moscú pero terminaron cayendo en el mismo error que han caído otros que han escuchado los cantos de sirena angloestadounidenses y ahora deberán afrontar las consecuencias. Si EEUU o sus socios británicos lograban su propósito e instalaban una base con misiles estratégicos como los que ya tienen desplegados en Polonia y los países bálticos la seguridad estratégica y el futuro de Rusia como nación estaban en serio riesgo.

miércoles, 23 de febrero de 2022

 

“DIRTY GAMES IN SIGHT”

Moscow's announcement to recognize the independence of the Donetsk and Lugansk Republics has left Washington and the EU undaunted, who see it as even more difficult to carry out their plans for Ukraine. Given this, how far will they dare to go to achieve their goals?

 

By Valentin “Komar” Khrabry

It is very clear that Washington and London do not want stability or peace in the Ukraine mess and in that plan, they are not in the least interested in dragging the EU into a calamitous war against Russia in order to deny the security demands made through Moscow. Once again, the lack of empathy, unscrupulosity and opportunism of the Anglo-Saxons for creating war scenarios far from their homes are evident.

So far, Russia has managed to keep NATO at bay in its attempt to penetrate Ukraine and also the Kiev government in its attempt to reoccupy the Donbass region, the jewel in Washington's plans to entrench itself at Russia's gates. With the announcement by President Vladimir Putin to recognize the independence of Donetsk and Lugansk, a new status is born that legally involves Russia and with it, the commitments to ensure the integrity and security of both entities. This is like a card game in which one draws an “ace” and to the surprise of the opponent, that one also has an "ace" to match.

According to some reliable sources, the attempts of special groups and other irregulars to generate incidents along the line of contact failed and failures in communications and electronic surveillance systems have even been registered in several Ukrainian military units as a result of some interference of unknown origin.

The same would have been experienced by the navigation systems, weapons and airborne devices of the ships of the US Navy and their British colleagues that swarm the Black Sea, only that they maintain a closed silence so as not to create panic among the allies of the NATO.

But the levels of confrontation could go down to other darker and not pleasant levels that will have the same Ukrainian citizens as their favorite target of their operations. We are referring to the use of terrorism as a tactical and dramatic tool to try to counterbalance the political position of the contenders before public opinion and in particular to seek legitimacy for an open intervention by NATO now, with the signature of the United Nations.

With these dirty deployments, it was intended to compromise the security of the residents of Donbass and once plunged into chaos, the regular troops of Kiev would enter practically on foot. But Putin's political maneuvering has changed the landscape and from now on, the perpetration of terrorist attacks within this region will be interpreted as aggression against the Russian population. With this, the message is loud and clear for those who use these tactics.

Those who have proven to be using this tool are the Americans and their British partners, exposed to the point of exhaustion in their pseudo-jihadist lies in Iraq, Syria, Afghanistan and also in Libya. It has been precisely in Syria where the Russian troops have been able to learn a lot from the dirty tactics of these mercenaries disguised as local rebels who, imposing a supposed radical Islamism on the military, only sought to cover the indirect intervention of their constituents in Washington.

On the Eurasian stage, the operating mask is Slavic nationalism.

Do not think that because the setting differs from the arid deserts of the Middle East, these terror experts will not operate in the humidity, fog and snow of Ukraine. Those same ones today dress in civilian clothes, militating within ultra-nationalist cells such as “Right Sector” or wearing the uniforms of the Ukrainian army who, intermingled with the unsuspecting locals, crouched waiting for orders to start operating.

As they did in post-occupation Iraq, the snake of terror nested within the very government structure the invaders helped build.

But these elements have already been working behind the Donbass lines, setting up mines, booby-trapping roads and bridges, seeking to sow terror among the residents of Lugansk and Donetsk. In recent days, with the beginning of the bombing by the Ukrainian Forces, these “groups of assassins” have tried to penetrate deep into the Donbass with the clear intention of settling behind the front and even with possible attempts to penetrate Russian territory.

In recent days the situation has worsened. The bombardments have intensified and the pressure from the Ukrainian army has increased inclemently, but it has also not been able to break the will to resist the militiamen. Morale is high and they do not doubt their legitimate right to defend their land and their customs rooted in Slavic traditions that have nothing to do with the pro-European Union westernization that the illegitimate government in Kiev intends to impose. Likewise, the militias have decided to protect the civilian population by evacuating it to Russian territory.

In the meantime, and while Moscow intensifies its diplomatic efforts to seat its American counterparts at a table for serious talks to deal with the proposal of December 17, 2021, the military forces and their human and electronic intelligence are attentive to the movements of these terrorist cells that They seek to create an incident with a strong impact that will be broadcast by the Anglo-Saxon media correspondents who are currently accompanying the Ukrainian forces.

Faced with this evidence and without being able to hide, NATO has already confirmed its involvement with advisers and weapons, so Russia could not do anything.