“LA GUERRA PROXY”
Cómo ha
evolucionado el uso de mercenarios y grupos irregulares en los conflictos
actuales y en particular en Siria
Por Charles H. Slim
El uso de tropas mercenarias es algo tan antiguo como
la guerra misma pero ello se ha ido complejizando con el paso de las décadas al
punto de transformarse en un activo empresarial que cotiza en bolsa. Tropas
mercenarias estuvieron en ambos bandos de la acción en la guerra de las
Malvinas de 1982, como un antecedente curioso en el Cono sur. Sus servicios
pueden ser contratados por gobiernos o particulares pero en los últimos 35 años
a esta parte se ha venido viendo un crecimiento en su organización y
participación en los conflictos regionales más variados. Sus miembros no tienen
más moral que la que se pueda pagar y actualmente tienen como principales
escenarios, las guerras de conquista enmarcadas en planes geoestratégicos. Hacer
una revisión de la historia de esta táctica militar sería una tarea interminable
para un solo artículo, pero no podemos dejar de al menos mencionar cual ha sido
la evolución de los últimos treinta años hasta esta parte y su incidencia en la
actual y convulsionada realidad internacional.
Sin dudas que en los últimos años el uso de estos
recursos humanos ha ido creciendo en forma alarmante llegando a confundirse su
desarrollo y operatividad con las simples agencias de vigilancia de
supermercados compuestas por ex miembros de fuerzas policiales y militares.
Pero en el negocio de la “seguridad” en el verdadero
sentido, no hay lugar para sujetos que no tengan cualidades operativas natas y
mucho menos para holgazanes que solo aspiren a ganar una mensualidad metidos en
una caseta de vigilancia. La profesión (si así podemos llamarle) del mercenario
requiere de importantes cualidades tanto físicas como mentales para darle al
servicio que prestan, una cuota de calidad y eficacia. Los aspirantes de las
empresas más importantes suelen ser ex miembros de fuerzas armadas y grupos
especiales de las principales potencias quienes trasladan sus talentos por un
sueldo o porcentajes de acuerdo a las operaciones en las que participen.
Uno de los proveedores más importantes de estos
servicios son ex militares israelíes quienes montan empresas privadas (como son
la International Security Academy -ISA- y la GPE.S.A. entre muchas otras) para
luego instalarse en otros países donde además de proveer de servicios a
particulares, adoctrinan a las fuerzas militares y policiales.
En la década de los noventas hubo mercenarios en la
guerra del Golfo Pérsico en 1991, en los Balcanes, en las guerras de África, en
los conflictos centro asiáticos como lo fue el de Nagorno Karabaj entre Armenia
y Azerbaiyán; en las invasiones de Afganistán en 2001 y de Iraq en 2003 se utilizaron
como nunca estos servicios privados -conocidos como Contratistas- , y así
llegamos a nuestros días en lugares como Siria, Libia y por supuesto operando
con bases en países de la región, están estos grupos pertenecientes a empresas
privadas que pese a predominar las de origen estadounidenses, no son las únicas
en el negocio. Solo para ilustrar esta
variedad, hay que recordar que en Iraq para el 2007 habían “contratistas” de
nacionalidad tan variada que iban desde estadounidenses, italianos, franceses y
pakistaníes para solo citar algunos.
Muchas de las empresas norteamericanas que
participaron en las campañas intervencionistas de la Casa Blanca, siguen
operando bajo otros nombres, especialmente para tratar de escapar a
cuestionamientos legales y jurídicos por varios hechos criminales en las que se
han vuelto involucradas. El caso de la empresa norteamericana “BlackWater” es
el caso emblemático, la cual tras haber participado en todo tipo de crímenes de
guerra contra los civiles iraquíes y afganos (incluyendo operaciones
encubiertas), tras varios intentos por
pasar desapercibida transformando sus denominaciones, decidió en última
instancia cambiar el nombre de su emprendimiento a “ACADEMI” la cual tuvo una
participación en un intento fallido de golpe (con magnicidio incluido) contra
el presidente venezolano Nicolás Maduro en febrero de 2015.
Estas empresas se han convertido en actores
preponderantes en las llamadas “guerras proxy” o también “subsidiarias” en las
cuales las potencias usan escenarios ajenos y a terceros para enfrentarse. Se
puede asegurar que esta táctica se ha ido degenerando a tal punto, que han
servido para crear grupos símiles pero para realizar tareas más complejas, específicas
y sucias (Caso del “Daesh”; “Jabbat Al Nusra” entre otros).
Actualmente estos grupos se entremezclan con los
grupos especiales, los grupos irregulares de agencias de inteligencia (falsos
yihadistas) y milicianos apoyados por cada uno de los gobiernos participes en
las contiendas (los kurdos del PKK alineados a EEUU e Israel). Algunas de estas empresas tienen componentes
de varias nacionalidades lo que le da una mayor versatilidad en los escenarios
donde presta sus servicios. A su vez, han progresado otros emprendimientos
extranjeros. En Siria se ha estado viendo como este fenómeno se ha
diversificado en forma extraordinaria dejando entrever la participación de
otras empresas extranjeras que compiten con las acostumbradas anglosajonas al
servicio del gobierno federal estadounidense.
El caso de las empresas rusas “Wagner” y “Slavonic
Corps” son ejemplos puntuales de su accionar en Siria causando rispideces con
Washington y sus aliados en el terreno. En ambos casos los estadounidenses
acusan a Rusia de que estas empresas privadas son en realidad máscaras de su
inteligencia militar a cargo del GRU e incluso del servicio exterior FSB que ejecutan operaciones para el gobierno.
Ciertamente los norteamericanos no pueden señalar errores o realizar críticas a
nadie ya que ellos han sido pioneros en colocar grupos privados en escenarios
como Afganistán, Iraq y Libia que estaban (y continúan) vinculados por suculentos
contratos al gobierno federal.
A comienzos de año más precisamente en febrero, se
produjo un enfrentamiento en la provincia de Eir Zzor en el norte sirio entre
un equipo ruso de “Wagner” con los milicianos kurdos apoyados por los
estadounidenses, causando una escaramuza sangrienta de la cual los rusos
habrían sacado la peor parte. Este resultado se dio por la asistencia aérea
estadounidense con la que cuentan los kurdos.
El incidente habría causado rispideces diplomáticas entre Washington y
Moscú revelando la funcionalidad de los grupos kurdos a los planes
estadounidenses en la región.
Aunque algunos especulan que este incidente puede (por
presiones del Kremlin) haber causado la desarticulación de la empresa “Wagner”,
ello no significa que otras empresas rusas tomen sus lugares.
Si los mercenarios rusos trabajan por dinero o para
el GRU puede ser discutible e incluso posible, lo que no quedan dudas es que
los mercenarios estadounidenses y sus grupos kurdos que desde el 2012 trabajan
(atacando al gobierno sirio, desplazando poblaciones árabes y liberando zonas para los grupos yihadistas
del “ISIS”) para desestabilizar al gobierno sirio, claramente están al servicio
de los planes geopolíticos de Washington.
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