jueves, 17 de marzo de 2022

 

“TRINCHERA (DES) INFORMATIVA SUDAMERICANA”

Cómo y quiénes desde Argentina desinforman y propalan la propaganda rusofoba anglosajona.


Por Charles H. Slim

La dinámica que viene desarrollándose en las acciones que se están llevando a cabo en Ucrania como era de esperar, tiene dos puntos de vista bien diferenciados dependiendo quienes sean sus comentadores. Occidente encabezado por EEUU y sus aliados europeos lo ven como una agresión injustificada, desde el punto de vista Oriental encabezado por Rusia, una operación especial que busca desarmar un peligro latente y metastásico (Ofensiva planificada por RAND Corporation) para la seguridad de los ucranianos ruso-parlantes del Donbass y de la misma Rusia.

Pero hay una tercera visión a la que podríamos identificar como la de los “comentaristas de la propaganda” de la OTAN, encabezada por sectores liberales anglófilos y notorios sionistas de la prensa y la intelectualidad argentina (que casualmente coinciden con la oposición al gobierno). Son los constantes relatores de una aséptica visión político-económica de la hegemonía estadounidense y denunciadores de quienes se le oponen. Son los “desmalvinizadores” y continuos críticos de la recuperación de la soberanía sobre las islas Malvinas en 1982 descontextualizando las circunstancias y las injerencias políticas de ese momento.

Casualmente, también son los mismos que cuando Israel comete toda clase de arbitrariedades y crímenes de guerra como los cometidos sobre la población palestina de Jenin y Hebrón en 1999, Gaza 2009, 2014, 2018 entre muchos otros que se siguen cometiendo -ocultados por la prensa occidental- en forma diaria, miran para otra parte por no considerarlos humanos. Mucho menos criticaron -y en algunos casos celebraron- las invasiones y ocupaciones de Afganistán e Iraq ni mostraron algún grado de interés por las bestialidades tras la intervención de la OTAN sobre Libia en 2011, poniendo de manifiesto su profunda islamofobia.

El señalamiento no es caprichoso dado que sirve para poner en un contexto ideológico y político de quienes en este país sudamericano se rasgan las vestiduras por un gobierno con comprobados componentes filonazis en Ucrania y que durante la era del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se mantenían maravillosas relaciones y de las cuales no se decía nada.

En algunos casos solo son meros comentaristas de la realidad, que antes de la guerra apenas sabían dónde quedaba Ucrania. Mucho menos se les puede pedir que sepan sobre el fondo (político, étnico, religioso e histórico) de la cuestión, aunque ello no les impide realizar estrambóticas y tendenciosas comparaciones. Pero hay otros que conociendo los trasfondos del conflicto los obvian para que la propaganda angloestadounidense encaje sin estorbos.  

Son los prolijos y puntillosos reproductores de las editoriales y trascendidos de los grandes medios estadounidenses y por supuesto, de las versiones oficiales de la Casa Blanca. A base de un reduccionismo simplón y la demonización, tratan de vender la propaganda de “buenos” y “malos” que se radia desde Washington que intenta manipular a la opinión pública global. No se trata de un punto de vista o una simple crítica a estas posturas, es un hecho que se comprueba con solo oír y leer sus opiniones sobre lo que hoy ocurre en Eurasia.

De lo que ocurrió hace ocho años antes ni la menor idea. Sobre las causas y gestores que llevaron a que se produjera aquel golpe de estado en Kiev mucho menos. Sobre el papel de los EEUU y sus aliados (incluyendo a Israel) para provocar la llamada “revolución de la dignidad” simplemente no aparecerá en sus comentarios ¿Por qué? Simplemente, obsecuencia e interés. Atendiendo a esto se intuye una visión claramente direccionada.

Contestes con la propaganda occidental estos sectores aseguran que hay un número de bajas determinado y estadísticas del costo material ruso que pondría en crisis al gobierno de Vladimir Putin. Pero las evidencias en el terreno revelan otro panorama. Ello es más una expresión de deseos que un hecho de la realidad. Sus fuentes en el mejor de los casos, provienen o del “Financial Times” o del Departamento de Estado norteamericano, usinas de la propaganda rusofoba por excelencia y por ende, mera intoxicación de la información. Pero ¿Dónde en Argentina se informa de cómo realmente se están comportando las tropas rusas con la civilidad?[1] No hay que olvidar que las “democracias liberales” de occidente cortaron los servicios informativos de las agencias de noticias rusas y a pesar de ello, no logran la hegemonía en el relato.

También son reproductores de amañados partes de guerra que refieren a supuestas “10.000 bajas rusas” producidas por una resistencia heroica (de mercenarios neonazis y criminales liberados de las cárceles) o las “docenas de aviones derribados” pero, no aclaran aún dónde está el ejército regular ucraniano, cuáles son sus pérdidas y mucho menos, el tenor de la “ayuda humanitaria” que provee occidente. A colación de esto último, la destrucción de la base de acopio de armas en “Yavoriv” provenientes de Polonia (que se disfrazaba como alimentos y ropa), los rusos capturan a diario toneladas de sofisticado equipo militar norteamericano y británico.

Pero al mismo tiempo que abren sus bocas para parlotear supuestos e infantiles panfletos pro-ucranianos e incitan al odio contra los rusos, se tapan la nariz para no oler el hedor que el gobierno de Zelensky esconde bajo la alfombra. En algunos casos (sin saberlo) han aseverado que los Batallones neonazi “Azov” son la milicia leal al gobierno de Zelensky algo que no reporta novedad para quienes saben lo que viene ocurriendo allí, pero que deja expuesta la ignorancia de sus visiones y ratificando una vez más uno de los argumentos de Moscú (desnazificación) para la intervención.

Algunos de estos exponentes (demostrando supina ignorancia) han tratado de “lavar la cara” de Zelensky clamando su condición de judío para tratar de “ridículas” las inocultables y extensas relaciones que existen entre los oligarcas judíos ucranianos (como Igor Kolomoisky) y los ultraderechistas no solo de Ucrania sino de varias partes del mundo. Como hemos dicho antes, entre sionistas y ultraderechistas hay más coincidencias de las imaginables. Pero por más que se traten de rodear estas inconveniencias de la “realpolitik” señalando la inmoralidad de los demás cuando ellos directamente carecen de una, la realidad está a la vista y no se tapara con propaganda de guerra apolillada de y progrom rusófobos mediáticos a los cuales adhieren.

Imposible de explicar y sin dudas, totalmente ignorantes de centrales implicancias angloestadounidenses en el “putch” de la Plaza Maidan de febrero de 2014, hechos aborrecibles como la masacre de Odessa y por supuesto los 14000 muertos invisibilizados por la Unión Europea que durante todos estos ocho años han dejado los bombardeos del gobierno. Toda causa tiene sus consecuencias y no caben dudas que la actual situación en Ucrania responde a este esquema.



[1] Control ruso de paso vehicular en las afueras de Kiev https://www.youtube.com/watch?v=BiEVmpwcD3k

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