lunes, 30 de mayo de 2022

 

“LA PULSEADA ENTRE EL GLOBALISMO Y RUSIA”

Una compulsa más profunda y oscura es la que se esconde detrás de la guerra en Ucrania. La obsesión de Washington contra Rusia no pasa por un interés democrático de Biden o más bien el Establishment angloestadounidense. Tal vez no sea conveniente que esto continua. Cuando la basura apesta a kilómetros de distancia

 

Por Charles H. Slim

Mientras los medios angloestadounidenses tratan de maquillar la real situación en Ucrania, el verdadero trasfondo de la lucha en el terreno pone en evidencia que más allá de los costos que le causa a Rusia, los ucranianos están pagando y muy caro el juego que les ha planteado Washington y la OTAN y el cual es, “desgastar a Rusia” mediante una larga contienda.

Ni Joe Biden ni a Boris Johnson (y menos aún a Volodymyr Zelensky) les interesa que los muertos se estén apilando de forma dramática en muchos graneros y viejos depósitos de las localidades que conforman el maltrecho frente en el sureste de Ucrania. Incluso poco les conmueve que entre esas pilas haya muchos de los incautos reclutados en occidente manipulados por sus asesores militares y de inteligencia. Todos ellos han muerto para servirle a la elite globalista que está jugando sus cartas más fuertes para tratar de deshacerse del obstáculo más grande para sus planes: Rusia.

Ante todo, hay que decir que es falso que hay una lucha entre el “occidente democrático” y la “autocracia rusa”. Este argumento es digno de los reduccionismos simplones que forman parte del relato angloestadounidense que -divulgado por sus esbirros en los países emergentes- tratan de justificar cuestiones injustificables. Los medios occidentales (como lo han hecho antes) ocultan las causas del conflicto y falsean las consecuencias del mismo para amortiguar las responsabilidades y las implicancias que tienen los gobiernos que responden. Más que al gobierno de los EEUU y del Reino Unido, el conglomerado de medios responde a esa pequeña y poderosa elite liberal angloestadounidense que mediante un plan globalista pretende -excepto los suyos- destruir los otros estados nación. En este esquema, la OTAN es su brazo armado y no importan los costos siempre y cuando cumplan con el propósito.

Hace unos días el ex secretario de estado Henry Kissinger hizo explicitas sus puntos de vistas y conclusiones sobre lo que puede llegar a suceder si escala el conflicto en Ucrania. También dejó en claro cuál es el nudo de este conflicto y que refiere a la negociación y constitución de una nueva estructura de seguridad para todo el mundo. Para Kissinger esa negociación debería hacerse mediante una Conferencia Mundial para la Paz teniendo como referencia legal a la Carta de Naciones Unidas. El problema de este planteo es que, Washington y sus socios hace tiempo (y casualmente durante su gestión) que no respetan sus preceptos y por ello nunca han sido reprochados por las diferentes secretarías generales que han pasado.

Para Kissinger las consecuencias humanitarias de no llegar a una negociación en la que todos deberán hacer concesiones, están a la vuelta de la esquina y recaerán inmediatamente sobre la Unión Europea ¿Son sinceras las preocupaciones del ex secretario de estado con extenso historial de implicaciones en violaciones a los derechos humanos? Más que una sincera preocupación, la postura de Kissinger es una reacción a lo que esta sucediendo puertas adentro del poder en Washington, muy consternados por los embarazoso descubrimientos de los laboratorios de guerra biológica en Ucrania (dirigidos por el Pentágono, DARPA y otros actores privados) que ya están arrojando escandalosas y muy desagradables revelaciones que podrían explicar la aparición de algunas pestes como el SarS-CoV2 y la actual “Viruela del Mono”.

A estas alturas esto no es un secreto y la escalada que esta tomando la guerra preocupa a varios dentro del seno de este bloque. Y no es posible esconderlo como lo han hecho con otras guerras, por la entidad político-militar que actualmente representa Rusia. Es por ello que no es una exageración la afirmación del canciller ruso Sergüei Lavrov al decir que lo que sucede en Ucrania es una lucha contra el hegemonismo estadounidense, detrás del cual se esconde el globalismo.

Sabemos que Joe Biden y los demócratas forman parte de esta corriente, pero ¿Quién financia al globalismo? Si usted creyó que estos políticos, los medios corporativos, fundaciones y agencias que promueven esto funcionan con voluntarios ad honorem se equivoca. Detrás de esto se halla un entramado de circuitos bancarios sostenido por el financista y especulador George Soros quien financia proyectos de alcance global destinados a socavar los valores y los principios de la Carta Orgánica de Naciones Unidas. Soros ha sido uno de los pilares en impulsar sanciones contra países que han terminado en miseria con consecuencias humanitarias que no han visto -y no por casualidad- la luz de la justicia internacional. En pocas palabras, Soros y su organización impulsa la subversión global que se extiende en todos los países bajo la apariencia del fomento de tópicos benéficos y en apariencia igualitarios (el ID Digital, la bancarización digital, la legalización del aborto, el cambio de género de los niños -implicando la legalización de la pederastia-, los movimientos LGTB etc).

Dentro de éste último aspecto de la planificada globalidad, el control de la sexualidad reproductiva mediante la promoción de la homosexualidad en todas sus variantes que destruya la familia convencional, como una forma de eugenesia suave (mientras Bill Gates y Cía trabajan para una más directa), esta dando resultados nefastos con casos de sujetos trastornados que terminan cometiendo atrocidades como las que se ven dentro de los EEUU.

Dentro de las actuales circunstancias y en lo que se refiere a la guerra en Ucrania, Soros es partidario de una guerra de desgaste para arruinar a Rusia y lograr así quebrar el multilateralismo en el que basa su política exterior. Y es que, para que los planes del globalismo sean posibles de concretar hay que eliminar a la potencialidad rusa que al mismo tiempo allanaría el camino para cercar a China.

 

 

 

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