miércoles, 22 de mayo de 2024

 

VOLVER A SER GRANDE ¿PUEDE SER POSIBLE?

Mientras el pueblo estadounidense sigue sumido en una crisis económica y social por la recesión en Washington la elite solo tiene una idea en mente: Elecciones en noviembre

 

Por Charles H. Slim

No hay que ser un iluminado para ver como las sucesivas administraciones en Washington de las últimas tres décadas (y en especial la actual) han ido hundiendo la situación socio-económica y política de los propios ciudadanos estadounidenses que están llevando incluso a la posible secesión territorial de algunos estados del sur. Nunca ha quedado más claro cómo se tocan las causas y consecuencias producto del desdoblamiento político que existe en el poder estadounidense y es por ello que la “Unión”, con miras a las elecciones de noviembre próximo se halla frente a una disyuntiva de hierro ¿Salir de esta lógica siniestra para crecer o terminar de hundirse en el fango?

Las causas que han deteriorado a “América” no han provenido de extranjeros malvados que cruzan la frontera, terroristas sangrientos (muchos creados en casa) o complots de esas “malignas potencias orientales”. Los propios ciudadanos estadounidenses saben muy bien quiénes son los responsables de sus vicisitudes y los tienen muy cerca: Ellos son sus políticos (en especial los neoconservadores) quienes amparados por un sistema corrupto y cleptocratico que se retroalimenta con las corrupciones de aquellos, han convertido al sueño americano en una verdadera pesadilla.

Veamos sino como arde la interna entre los demócratas de New York entre George Latimer y Jamaal Bowman para tener cuidado en no tocar el tema de la invasión israelí a la Franja de Gaza para no molestar al componente sionista del Establecimiento y atraer votantes judíos incentivada por miles de millones de dólares -cash- provenientes de grupos de presión judeo-estadounidenses neoyorkinos.

Desde hace tiempo que las denominaciones políticas y las supuestas diferencias entre republicanos y demócratas no significan nada para el bienestar de sus ciudadanos ya que ambos, trabajan para un mismo fin y ese es, el negocio electoral. A partir de conseguir este vendrán los otros negocios con los cuales además de beneficiarse ellos mismos, beneficiarán a otros intereses (Corporaciones y empresas de toda índole) que terminarán redundando en sus propios beneficios.

La supuesta mejora de un candidato independiente o más conocido como “outsider” entrase a la arena política, solo fue una apariencia engañosa que no cambia nada y Donald Trump es prueba de ello. Si bien Trump ha logrado crear una base política bajo su eslogan “MAGA” (Make America Great Again) ¿Quiénes sino son los que apoyan a Trump? Los mismos que apoyaron a Biden para entrar en La Casa Blanca y son los mismos que forman parte de la elite al servicio del Establecimiento que el empresario solía criticar. Todos son lo mismo y cada uno de ellos con un pie en cada lado. Ello ha hecho que sostener todo este circo sea muy difícil sin caer en cómicas contradicciones.

Trump podría dar vuelta esa percepción si -entre otras cuestiones- cumple con su promesa de terminar con el goteo billonario de impuestos utilizado por Joe Biden y su administración para sustentar al régimen neonazi en Ucrania como peón de los planes neoconservadores.

Los comentaristas de la realidad política y las usinas que les sirven de plataforma siempre parten en sentido inverso para analizar las causas de la situación global y el papel de EEUU en ello. Por ejemplo, usinas al servicio de los relatos neoconservadores como “Foreign Policy” y sus homónimos británicos de “Chattam House” lejos han estado en discurrir en las verdaderas causas del por qué el mundo se halla en la actual situación y lo que le toca a cada uno de sus países.

Lo mismo dentro de EEUU. Los medios consecuentes con esos relatos tratan de culpar de la inestabilidad económica, las guerras y hasta la aparición de una pandemia a otros (China), especialmente a los rusos y los chinos en lo político y por supuesto, a los países (y a toda la UMMA) islámicos a quienes han convertido durante la década pasada en la cabeza de turco para su (gran negocio) “guerra contra el terrorismo” y que hoy organizaciones sionistas como AIPAC y ADL (Anti-Defamation League)  reciclan contra los palestinos.

Pero los mismos ciudadanos hace tiempo que saben que fue su gobierno y la elite que cíclicamente lo ocupa, quien bien temprano allá por comienzos de las décadas de los noventas lanzó a su país a la conquista del globo tras haberse consagrado como una superpotencia hegemónica y que en ese plan, se han asesinado a millones de personas y destruido a varios países.

Los mismos estadounidenses saben lo que significó aquella maquinación elaborada en los noventas por psicópatas del neocon como Paul Wolfowitz, Douglas Feith y Donald Rumsfeld que desembocaron en invasiones a base de mentiras y falsedades, creación del caos y la paulatina denigración de la imagen política de EEUU ante el mundo con la práctica masiva de la tortura, las vejaciones y las ejecuciones sumarias en otras latitudes conformando un programa transnacional de violaciones a los derechos humanos ¿Acaso no preveían que ello se les volvería en su contra? Y sino ¿Por qué creen que lo que ocurre en Gaza es un desastre para los planes electorales de Biden?

Todos los beneficios económicos de esas guerras no las vio el pueblo estadounidense y no las verá nunca. Muy por el contrario, lo único que han ganado ha sido más guerras, más políticas intrusivas en sus derechos civiles, desempleo, desigualdad y la desilusión ante un sistema corrupto que no basta con todo ello, sino que hasta les deja sin techo.

Igualmente y a pesar de tener la casa revuelta, La Casa Blanca sigue tratando de sermonear a otros sobre democracia, libertades y valores cuando al mismo tiempo, apoya genocidios y protege criminales como Netanyahu y su camarilla de supremacistas judíos en Israel. Así han sido de repetitivos en sus argumentaciones que ya son predecibles para fabricar realidades para el electorado.

 

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