CON EL PUÑAL BAJO LA MANGA
¿Cómo ve la resistencia árabe-islámica y el Líbano la señal de
Washington para distender la situación en la región?
Por Ali Al Najafi
En tanto Tel Aviv vacila una vez más para llegar
a un alto al fuego con la resistencia palestina y trata de ganar tiempo para seguir
expulsando a la población árabe-palestina de la franja, en el norte de la Palestina
ocupada las cosas son muy diferentes y Netanyahu y Cía apelan a todos los
recursos para tratar de contener la situación. Ganar tiempo, es la frase clave.
Como no era de extrañar, Washington sigue siendo la garantía para que Tel
Aviv pueda (entre otras cuestiones) contener militarmente a Hamas y escapar a
las consecuencias legales por el genocidio cometido hasta el momento en la
Franja de Gaza y también en Cizjordania. Pero mientras trata de hallar el
camino para eso, necesita enfriar la situación con el Líbano y en particular
con Hesbolá que una vez más le ha demostrado a la comandancia de las FDI que
sus fuerzas están más que preparadas para un enfrentamiento.
A su vez los israelíes se han dado cuenta que las épocas de golpear
impunemente sin consecuencias, se acabaron. Si las FDI creen que podrán causar
masacres contra los civiles libaneses como ya lo han hecho en épocas pasadas contra
los libaneses o como las cometidas en la franja de Gaza en estos 11 meses, las
últimas represalias de Hesbolá contra los asentamientos de colonos, bases
militares y de inteligencia les informan con claridad a los israelíes que no
será gratis.
Como dijimos, EEUU es el único garante de la impunidad israelí en la
región, pero a estas alturas se le hace muy difícil incluso a Washington poder
proporcionar esa cobertura. Tal vez uno de sus mejores intentos será el nuevo envío
de su representante Amos Hochstein quien más que un mediador, es un negociador
parcial siguiendo la agenda del Establecimiento estadounidense. Como acérrimo
sionista, apoya con fervor la campaña que Israel está llevando contra los
palestinos. Sus supuestas preocupaciones de que la situación se salga de
control, no es un abogo por la paz o cosa parecida. Hochstein sabe que la
situación con Hesbolá es francamente peligrosa para Israel y que un mal cálculo
de Netanyahu y en especial de su carroñero ministro de defensa Yoav Gallant,
podría poner en riesgo cierto la integridad del estado.
¿De dónde surgirían estas repentinas preocupaciones de La Casa Blanca?
Porque es bien sabido que a Netanyahu solo le preocupa Netanyahu y si continua
con esa lógica, con tal de salvar su carrera política de una investigación
penal, podría llegar a encender un polvorín en la región con un costo que los
EEUU no sabe a ciencia cierta si esta dispuesto a asumir. En este sentido, los
ataques israelíes contra Siria son una evidente estratagema de Tel Aviv para
tratar de incendiarlo todo y eso, beneficiaría a Netanyahu. Tal vez la
repentina salida del grupo de tareas naval estadounidense de la zona responda a
una señal de presión contra Netanyahu.
Las actuales circunstancias geopolíticas dan un marco adverso para que
Israel pueda maniobrar como en el pasado ¿Por qué? Primero por el simple hecho
de que ha escapado a los cuestionamientos judiciales internacionales y ha sobrevivido
gracias y solo gracias a la ayuda de EEUU. Pero la potencialidad que le servía
para cobijarse ya está en franca decadencia y la realidad actual lo pone en
evidencia. Segundo y siguiendo con esto último, Washington no puede afrontar
otra guerra en el Medio Oriente cuando está desgastándose (aún sin participar)
en Eurasia y maniobrando con muchas dificultades en el Indo-pacífico.
Por supuesto que en el Líbano y en el ámbito de la resistencia árabe-islámica se sabe muy bien de sus lealtades y de a quién responde el enviado estadounidense, con lo cual no esperan nada novedoso. La repentina retirada del portaaviones “USS -Theodore Roosevelt” supuestamente volviendo a casa tras ser enviado por la escalada con el Líbano debería tomarse con mucha precaución y hasta cierta incredulidad. Como se sabe este navío es una base aérea de ataque sobre el agua y con solo alejarse unas cuantas millas de las costas sin que sea visible desde tierra, puede operar como centro de mando para una operación ofensiva.
No perdamos de vista que Tel Aviv trato de usar toda clase de trucos
para intentar golpear sorpresivamente al Líbano, incluso desplegando de forma
secreta y con la cooperación británica aviones y equipos elite al lado griego
de Chipre. Cuando Hesbolá puso en evidencia estos planes y advirtió de sus
consecuencias en Washington entendieron de que no podían seguir jugando.
Obviamente que los esfuerzos diplomáticos siempre son bienvenidos y deberían
ser la alternativa más útil para resolver los conflictos. Pero la historia contemporánea
y en la que se ha construido desde la instauración del estado de Israel en
Palestina, informa que la buena fe y el valor de la palabra escrita no ha sido
respetada. Amos Hochstein no es la excepción a esta regla y los árabes, en
particular los libaneses saben que como buen sionista no es de fiar.
Si y muy por el contrario saben que Hochstein solo tratara de hacerle ganar tiempo a Israel y especialmente a su amigo Netanyahu como parte de una estratagema con la cual trate hacerle bajar la guardia al Líbano.
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