miércoles, 6 de octubre de 2021

 

“PAX RUSSICA”

¿Hay en marcha una nueva era en la geopolítica global?,¿Es Rusia la protagonista de ella?


Por Charles H. Slim


El mundo está siendo testigo del final de la hegemonía estadounidense que se denominó como la Pax americana. El retroceso de los EEUU en varios escenarios internacionales parecen demostrarlo. Pero esta retracción en especial del Medio Oriente y Asia no ha sido voluntaria y gran parte de ello es debido al crecimiento de la influencia política y diplomática de Rusia, obviamente sustentada por un poder militar disuasor.

Igualmente, no significa que abandonen sus planes. La Casa Blanca parece haber establecido nuevas proyecciones y enfoques estratégicos para enfrentar el irrefrenable avance de China y Rusia tanto a nivel global como sobre la región. Mientras busca ampliar con AUKUS una política de contención marítima sobre China parece haber decidido regresar a Latino américa para recuperar los espacios perdidos y tratar de frenar los avances de estos actores orientales.

También participan en estos planes sus aliados de la OTAN quienes ya operan en Colombia y en particular Gran Bretaña e Israel, éste último bajo el argumento de que “Irán tiene un pie en Venezuela y Bolivia” o de que el “Hesbollah libanés está en la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y el Brasil.  Sobre esto último la agitación mediática y de propaganda de los activistas sionistas del cono sur (especialmente del Río de la Plata) es repetitiva usando los ataques terroristas de 1992 y 1994 en Buenos Aires como muletilla para acusar -sin fundamentos ni pruebas- a Irán y a la resistencia islámica chiita de ello.

En lo que hace a las intenciones de Washington por retomar sus plazas en la región, las señales son preocupantes dada las visitas sorpresa de funcionarios norteamericanos a varios países de la región tratando de revincularlos a la política norteamericana insuflando temores sobre el avance (como difunden los anglófilos argentos) “de las autocracias” orientales.

Esto sin dudas forma parte del desastre en Afganistán, pero también es en respuesta al fracaso de EEUU en Siria y el deterioro que está teniendo en Iraq, donde además de la población, son los mismos funcionarios que anteriormente prestaron colaboración durante la ocupación hoy están planteando ante el Parlamento su inmediata salida del país a riesgo de unirse con las organizaciones de la resistencia chiita como las “Hasheed Al Shaa´bi” y otras que están en contra del gobierno.

Y sin dudas que Rusia ha sido el factor preponderante para este fracaso ya que fue su intervención lo que ha propiciado desenmascarar y desmantelar el gran engaño que representó la agresión contra Siria disfrazada por los medios occidentales de guerra civil y la escenificada aparición del “Daesh”, una elaboración de la inteligencia estadounidense e israelí que tras intentarla reeditar malogradamente en Afganistán (ISIS-Khorasán), hoy por hoy EEUU trata de encubrir de forma desesperada.

Sobre esto último, se han estado ventilando los testimonios de muchos prisioneros del “Daesh” quienes han informado incluso por programas de televisión en Siria como colaboraban con los estadounidenses acatando ordenes como las de atacar al ejército sirio en sitios estratégicos como la Base aérea de Tiyas en Palmira y las guarniciones que custodiaban los yacimientos de gas de Shaer y los campos petrolíferos de la región. Hoy por hoy Washington trata de terminar con estas inconvenientes filtraciones tratando de deshacerse de estos testigos y cambiando de lugar a las familias de estos ex Daesh.

Pero Rusia mucho antes de estas confesiones y filtraciones informativas había descubierto el engaño de esta organización cuando puso en evidencia como los estadounidenses protegían los convoyes de camiones con petróleo robado por el “Daesh” que cruzaban las fronteras de Iraq y Siria rumbo a Turquía donde las mafias comandadas por los hijos de Erdogan y sus socios israelíes lo revendían para ser enviado a Europa. Ante estas evidencias la intervención rusa en Siria, en apoyo a un gobierno legítimo dio el sustento legal y moral para que sus fuerzas pisaran firme en el terreno.

En lo político Vladimir Putin obtuvo un logro personal invalorable y geopolíticamente un triunfo estratégico para Rusia que se extiende a todo el Medio Oriente ampliado. Y los efectos de ello fueron inmediatos. El presidente sirio Bashar Al Assad sigue en el poder por un apoyo mayoritario de su población y la nación árabe ha sobrevivido al complot. Arabia Saudita (parte en esto) que había sido el socio árabe estelar de Washington y un dependiente a pie juntilla de su armamento y equipamiento desde el giro en el terreno sirio, ha cambiado sus preferencias por los productos de la industria armamentística rusa llevando a que se produjeran fuertes discusiones y la furia en los círculos de la defensa estadounidense. Igualmente, la Casa Real no suelta del todo la mano a Washington manteniendo al mismo tiempo una discutida relación con Israel.

Con referencia a Israel y su doble papel en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán en 2020 (como surtidor de armamento a Bakú su conexión con los separatistas armenios en Nagorno Karabaj con la finalidad de filtrarse en la región), la intercesión y mediación de Moscú influyó en el final de las hostilidades algo que fue crucial para que no hubiera una escalada regional y al mismo tiempo moderar las ambiciones de Turquía.

En este sentido Rusia es el impulsor de una coordinada cooperación en seguridad con China que se suma la ya preexistente cooperación regional común mediante la OTSC que como hoy estamos viendo prevé ampliar sus miembros con la entrada de Irán, algo que está causando rispideces con Azerbaiyán (que mantiene negocios de armamentos con Israel). En cierto sentido permitir el acceso a Tel Aviv a la región, es algo que Teherán tiene razón en reprochar atendiendo al interés israelí por frenar su desarrollo nuclear. Tal vez sea por ello que está estrechando sus relaciones con Armenia.

Turquía, el patito feo de la OTAN y un socio fundamental para el despliegue del embuste yihadista también giro ciento ochenta grados en su posicionamiento respecto a Washington cuando tras el fallido intento en 2015 de amedrentar a Moscú para que abandonara Siria, la CIA en julio de 2016 monto junto a los partidarios kemalistas de las Fuerzas Armadas un intento de asesinato contra el primer ministro Recep Tiyip Erdogan que culminó con un fallido golpe de estado. A partir de entonces Ankara se acercó a Moscú no solo para pedir perdón por aquella estupidez sino también para la adquisición de los modernos sistemas antiaéreos “S-400” relegando a los equipamientos estadounidenses.

Actualmente las conversaciones entre Turquía y Rusia para ampliar las adquisiciones de productos de la defensa parecen fructíferos. Hace una semana tras el encuentro entre Putin y Erdogan en el balneario de Sochi en el Mar Negro, habrían llegado a un acuerdo preliminar para surtir a Turquía de la tecnología aeroespacial rusa para construir motores para aviones de combate, submarinos y buques. Otra área en la que Rusia está proporcionando desarrollo tecnológico es en el área de la energía atómica con la construcción del primer reactor turco y el planeamiento de otros en los próximos años.

Iraq, por donde comenzó todo este -planificado- proceso de desmembramiento del Medio Oriente y el más castigado por trece años de embargo (1991-2003), una brutal invasión (2003) y la subsiguiente ocupación por ocho años ha mutado a extremos tales que el actual archi corrupto régimen colaboracionista (ante las evidencias de la complicidad estadounidense con la aparición del ISIS en 2014) no puede sostener más su presencia en el país. Al mismo tiempo, Washington mantuvo desarmadas a sus FFAA reduciéndolo a un mero estado policial (dedicada a reprimir a la disidencia interna) sin Fuerza Aérea ni el equipamiento acorde para poder prevenir situaciones como son las intrusiones de Drones o aviones israelíes para ejecutar acciones como fueron el asesinato de Qassem Soleimani y Al Mahi Al Muhandis o los ataques contra las bases de la resistencia islámica en la frontera con Siria. La manifiesta intención de Bagdad por adquirir sistemas “S-300” de origen ruso es una evidencia de un hartazgo en (pese a las amenazas de sanciones por Washington) no tolerar más este doble rasero estadounidense.

Como se puede ver, la influencia de Rusia ha crecido de forma notable y avizora (pese a los obstáculos que tendrá) ir más allá de Eurasia y pareciera que va enfilándose a ser la regla para mantener un estado de cosas nuevo que obviamente no será fácil de administrar y mantener.

 

 

domingo, 3 de octubre de 2021

 

“LA POSTERGADA INTEGRACION IBEROAMERICANA”

¿Por qué los países hispanoamericanos y en particular la Argentina no logran una integración regional coherente?

 

Por Javier B. Dal

El año 2000 es un recuerdo lejano y pese a ello la inestabilidad político-económica en los países del Caribe y el Cono sur sigue siendo la realidad imperante.  Algo positivo de aquel entonces fue el nacimiento de procesos revolucionarios que han buscado superar aquella era de dependencia y cooptación que los gobiernos neoliberales pro-estadounidenses pusieron en marcha en la década de los noventas, pero esos mismos procesos revolucionarios han estado afectados por la omnipresente corrupción que no distingue ideologías y el constante asedio de Washington.

Pese a que hay nexos comunes entre los países de habla hispana de la región (como la religión y la lengua), también existen profundas brechas que siguen manteniendo las separaciones y relaciones distantes entre pueblos que comparten raíces étnicas y semejanzas culturales ¿Cuáles han sido y siguen siendo estas brechas? Sin dudas que la inmigración europea y la permeabilidad cultural del occidente anglosajón tuvo un impacto sobre las elite de la región obviamente, con grados y extensiones diferentes.

Brasil es un caso aparte y no está dentro de esta hispanidad y es por ello que no cuenta en todo esto. Incluso más. Brasil tiene su propia agenda de integración comercial mucho más ambiciosa con el BRICS que lo inserta en los escenarios de mercados más alejados y amplios como son Asia y Eurasia. Esto hasta no hace mucho era impensable de aceptarse en Argentina dado su condicionamiento cultural (de mirar siempre hacia el norte y la Europa occidental) despreciando el mundo oriental.

Algunos intelectuales latinoamericanistas que durante la mitad del siglo pasado bregaron por el “desalambrar” como una forma de adherir a esa vieja cosmovisión comunista de la propiedad y que extendían su anhelo a un continente sin límites políticos separados por estados nación, hoy insisten con esto pero ayornado a las circunstancias políticas imperantes desde un ángulo meramente utópico sin anclaje en la realidad. Incluso algunos de ellos (en especial argentinos) que se presentaban como corrosivos anticapitalistas e antiimperialistas hoy viven y tienen sus fuentes de ingresos en EEUU y en la Unión Europea e incluso trabajando para alguno de los grandes medios norteamericanos.

En la Argentina podemos verlo en las empresas de medios y en particular en varios de sus empleados quienes (también fueron y vinieron) se han convertido en los desvergonzados adalides de la denuncia contra las “autocracias” orientales que no es otra cosa que la declamación de la propaganda de la administración Biden contra China y Rusia.

Este pensamiento pendular es el que reina en las dirigencias y la intelectualidad argentina que bajo los coloridos ropajes de “progresismo” y de “republicanismo” trata de escapar sin compromisos de ninguna clase de la realidad imperante.

Con este panorama, la Argentina es el país con mayor territorio y riquezas naturales disponibles en este mundo hispanoamericano pero, a la vez, con el paso de las décadas y en especial en las tres últimas el país se ha ido desbaratando convirtiéndose en el más políticamente desorganizado, débil e inseguro desde todos los puntos de vista, incluyendo por supuesto el jurídico ¿Cuáles podrían ser las causas de esta progresiva degradación?

Para muchos, la corrupción político financiera, para otros la falta de educación, una tara propia del argentino, una cuestión de idiosincrasia son la causa de esta situación y así podríamos seguir. Pero hay un factor de base que podría haber influido en el carácter actual de su población: Su inmigración.

Es aquí donde la inmigración tuvo un fuerte impacto que le dio valor agregado a una población nativa y mestiza relativamente pequeña gobernada por una pequeña elite agro-ganadera (de pocas familias) si consideramos el territorio existente, pero a la larga y con el paso de los años, se ha convertido en una fuente de disociación de una identidad común como nación. Así llegamos al día presente con una Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde moran las elites políticas, financieras y lobistas de intereses foráneos comportándose más como un país aparte que como capital de la Argentina. Desde la metrópoli se suele hablar de feudalismos en las provincias del interior pero aquí sucede algo parecido solo, que de cara al exterior.

La llegada de Hugo Cesar Chávez Frías a la presidencia de Venezuela dio un giro trascendental a las relaciones regionales con EEUU y el resto del mundo yendo mucho más lejos que lo que cualquiera de sus contemporáneos se hubieran atrevido.

Como sucede con todas elites políticas de cada uno de los países de la región, sus miembros mantienen estrechas relaciones con gobiernos y entidades del exterior (en especial anglo europeos) pero que, en la mayor parte las usan para sus propios intereses y beneficios olvidándose de que forman parte de una nación con la cual algunos de esos intereses (como los británicos con la Argentina), tienen cuentas pendientes con el país.

Las calamidades económico financieras de países como Argentina es en parte, un reflejo de esto. Al día de hoy pese a que desde el gobierno argentino (y su aparato mediático) se habla del “estado presente”, solo es una apariencia en el peor de los sentidos es decir, un estado deficitario e ineficiente, creador de impuestos sin fuentes de producción diversificada y un recaudador serial para financiar toda una infraestructura política afuncional y corrupta que a lo largo de tres décadas se ha encaramado en su rededor.

Del otro lado no hay nada mejor. La oposición que se auto rotula como “republicana” es un rejunte de esos sectores anglófilos y sionistas que tratan de captar al ciudadano incauto y el descontento reinante con elaboraciones dialécticas que suenan muy acorde a los reclamos de la gente común pero que como se vio con el gobierno de Mauricio Macri solo es una estrategia que esconde el beneficiar a los intereses geopolíticos de ciertos actores externos (como Gran Bretaña e Israel) que ellos respaldan.

Esta situación interna hace que no sea viable que el estado argentino pueda tener una relevancia o despertar el interés para asociarse en el desarrollo común de algún plan regional.

Ello a su vez no puede crear ninguna cohesión y mucho menos interés por el común de los mismos argentinos, por el contrario, ayuda aún más a la desunión y el descontento generalizado entre los actores productivos que ven obstaculizada la expansión y el crecimiento que beneficiaría (mediante impuestos razonables) al ente nación.

Este resquebrajamiento interno ha dificultado que Argentina tenga protagonismo y la interacción con bloques regionales como Mercosur que en los últimos tiempos ha sido motivo de controversias y desencuentros entre el gobierno argentino y sus socios, en especial con el mayor de ellos, Brasil sin querer entender que pese a que no le guste a Buenos Aires (o tenga miedo en reconocerlo), es un “tapón” (establecido y apoyado por Washington) para el desarrollo argentino algo para lo cual debería ingenierizar estrategias políticas y comerciales para vencerlo.  

Lejos de aquello, el país ya venía cuesta abajo y pese a una aparente mejora económica entre 2004 a 2008 (por una racha de alza en los commodities de la soja), solo se trató de un festival de subsidios y jubilaciones para “todos y todas” que ayudo a crear el actual estado asistencialista en donde muchos cobran sin prestar alguna contraprestación. En estas condiciones el país poco o ningún interés puede despertar para tenerlo de socio, tal como se advierte en los últimos tiempos en el Mercosur. Es más, tan abajo se han ido las expectativas de desarrollo que a lo que más que aspira Argentina es a convertirse en una granja de cría masiva de cerdos para exportar a China.

¿Acaso Argentina no puede establecer otro tipo de contratos de desarrollo y producción más sofisticados como sería el desarrollo de tecnología o de la industria militar? Y la respuesta es clara. No, por que existe un doble condicionamiento que son la desindustrialización permitida por una clase política carente de valor y el control, total que tiene Londres sobre cualquier expectativa de desarrollos que puedan amenazar su presencia en el Atlántico sur ¿Qué clase de gravitación puede tener un estado como este?

La aparición del SARS-COV2 (Covid-19) agravó la situación económico política de Argentina lo que se tradujo en su vinculación con el Mercosur. Pero el problema de integración es más extenso y abarca a todo el continente. La CELAC que agrupa a unos 32 países de la región ha demostrado ser un foro influyente pero también ha manifestado varios problemas entre sus miembros basados en posicionamientos políticos -en especial sobre procesos en Venezuela, Cuba y Nicaragua- que (como era de esperar) están bajo el constante asedio diplomático de países como Colombia y Ecuador los cuales se hallan adheridos a patrones directrices de Washington. Tampoco han prosperado otras iniciativas en el Caribe y Centro América aunque casos como el UNASUR y la CAN han sido más funcionales que aquella, pero en todos estos foros la Argentina carece del protagonismo y el peso político que por su posición geopolítica y por los recursos que alberga en su geografía debería estar ocupando. 

 

 

martes, 28 de septiembre de 2021

 

“UNA PROYECCION PARA EL CAOS”

¿Por qué AUKUS puede crear la inestabilidad regional con el riesgo de desatar un conflicto nuclear?

 

Por Charles H. Slim

Mas allá de las discrepancias entre París, Washington y la UE por la conformación de AUKUS, lo que realmente importa es la finalidad que cumplirá esta unidad estratégica entre EEUU, Gran Bretaña y Australia.  Quizá usted este aburrido de escuchar siempre la misma excusa para que EEUU se entrometa en otras jurisdicciones soberanas apelando a la “Seguridad Nacional” de su nación, pero ¿Qué amenaza representa China en su propio continente y en sus propias aguas territoriales?

Y es que debemos entenderlo bien. Las experiencias pasadas en las que Washington apelando a esta consabida argumentación solo han traído conflictos, desgracias y la miseria para millones de personas. Se requiere de una mirada crítica y frontal contra el permanente cinismo con que los “Think Tanks” y su conglomerado de medios disfrazan y manipulan el lenguaje para enmascarar las intenciones políticas y los movimientos norteamericanos en el exterior.

A pesar de las palabras ampulosas en el discurso de Biden ante la Asamblea General de Naciones Unidas, la tan mencionada “democracia” solo es una mera alegoría dialéctica (y muy trillada por cierto) para tratar de ocultar los nuevos despliegues armados más allá de sus fronteras. Para ir justificando las consecuencias que estos despliegues pueden traer algunos “Think Tanks” enmarcan el discurso de la Casa Blanca en el pragmatismo, determinismo y realismo como forma de ir preparando a su propia opinión pública por las consecuencias que podrían devenir ¿Cuál podría ser una de ellas? Una crisis que desemboque en una guerra nuclear que tendría consecuencias inmediatas sobre toda la península coreana y Japón.

En realidad, este riesgo viene estando presente desde hace tiempo, máxime desde que Pionyang obtuvo su propio desarrollo de armas nucleares y los vectores para lanzarlas. No hay que olvidar como Donald Trump trató infructuosamente de amedrentar a los coreanos para que desmantelaran estos progresos a riesgo de iniciar una guerra en la península. Kim Yong Hun lejos estuvo de amilanarse y Trump no le quedo otra opción que morderse la lengua y dar un paso atrás.   

Ahora la mira de Washington apunta al indo-pacífico y tal vez más allá del paralelo 40, atendiendo a como sea equipada la Armada australiana y demuestre su desempeño en las tareas que se le asignaran en la nueva criatura denominada AUKUS. Los almirantes australianos y los políticos derechistas y conservadores de Canberra podrán estar exultantes por este “honor” pero, quienes tienen más consciencia crítica sobre los alcances que puede tener aceptar involucrarse en esta nueva planificación angloestadounidense, saben que podrían llegar a pagar (a las consecuencias de una escalaba bélica) como nación, un alto precio político, moral y ético si es que ello vale de algo por estos días.

China y Corea del Norte, países que se ven amenazados por estos planes estratégicos del trío angloestadounidense y australiano, saben con quién están tratando y es por ello que nunca han detenido sus esfuerzos por mejorar sus campos científicos e industriales no solo para el desarrollo civil sino también del campo de la defensa tanto convencional como la más compleja y estratégica como las de las comunicaciones cuánticas y el desarrollo de misiles más rápidos (hipersónicos), de mayor alcance y más precisos. Desde esta perspectiva, el acechador occidental está allí merodeando sus aguas apenas unas millas de sus costas y no se van a quedar de brazos cruzados viendo como en el día menos pensado, lancen un zarpazo.

En ambas naciones asiáticas (y obviamente en Rusia también) existe una clara consciencia a no permitirse ser débiles. Ellos saben que si sus naciones se dejan arrastrar por la retórica engañosa y fútil de argumentos trillados por los medios occidentales que son financiados (y vaya si lo son) por gobiernos y la mafia financiera de Wall Street y la City Londinense, caerán en sus juegos psicológicos que tienden a debilitarles. Hoy vemos como al cuento de la democracia y las libertades civiles, Biden y sus globalistas (que incluyen a neoconservadores y sionistas) impulsan como caballo de Troya la promoción de la diversidad sexual y el transhumanismo que promete en nombre de un falso igualitarismo, una degeneración general de las sociedades en beneficio de una elite que seguirá manteniendo (a costa de los idiotas, viciosos y castrados mentales) sus clásicas y tradicionales familias heterosexuales.    

Pero como en Washington y Londres saben que es muy difícil penetrar una sociedad con una cultura milenaria, orgullosa y convencida de sus costumbres y que ha sufrido en el pasado los embates del colonialismo británico, la opción militar siempre será la más factible para intentar imponerse. El problema es que hoy por hoy China y Corea del Norte son dos actores regionales e internacionales con desarrollos políticos propios y constantes, guste a quien le guste. En lo particular China, su constante progreso tiende a extenderse comercialmente sobre occidente algo que EEUU y los británicos tratarán de frenar con los australianos.  

Pero AUKUS no es un monolito. Hay intereses propios y mezquinos en cada uno de sus miembros que podrían llevar a una fractura temprana. Ya lo vimos con la traición a Francia. No se olvide usted que Gran Bretaña está liderada por un sosia de Donald Trump que fue repetidamente vilipendiado y menospreciado por la elite en Washington y su aparato de propaganda. Pero aunque con estas caricaturas tratan de restarle peso a la participación británica en este despliegue en el indo-pacifico, las ambiciones británicas de reconquistar las viejas glorias imperiales del dominio de los mares es una idea que Boris Johnson tiene bien metida en su cabeza y que los conservadores añoran revivir y que esta asociación le ayudara a poner en marcha estas intenciones.

 

 

 

 

domingo, 26 de septiembre de 2021

 

“CIRCULO SANGRIENTO”

El duro golpe asestado por el eje de la resistencia islámica contra EEUU e Israel en el Kurdistán iraquí ¿Podría traer una extensión de la guerra clandestina entre agencias de inteligencia?


Por Ali Al Najafi

Fue ese viernes 3 de enero de 2020 cuando en horas de la madrugada arribó al Aeropuerto Internacional de Bagdad un avión desde Teherán que traía al general Qassem Soleimani jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán quien tras liderar exitosamente la lucha terrestre contra ISIS se había convertido en un sujeto muy popular entre los sirios y mucho más entre los chiitas iraquíes, algo que molestaba por igual tanto a los colaboracionistas en Bagdad como a los burócratas en Washington. 

Una comitiva que lo aguardaba con entusiasmo en la terminal, esperaba que se abriera la puertilla para recibirlo. La misma estaba compuesta por el Comandante de las Milicias Populares de Iraq (Hashab Al Shaa´bi) Abu Mahdi Al Muhandis y otros importantes miembros escoltados por un pequeño grupo de hombres armados. Sin saberlo, estaban siendo monitoreados desde el aire por Drones y por informantes tanto en Bagdad como en Teherán, los cuales iban trasmitiendo a un comando encubierto como se desarrollaba la travesía e informando con precisión la hora de arribo del objetivo.

Los perpetradores sin dudas contaban con todas las ventajas posibles. Además de la ausencia de una vigilancia aérea iraquí y de una inteligencia propia, contaron con la venia del ministro Mustafa Al Khadimi de quien se sabe de su estrecha relación con la CIA en los esfuerzos por derrocar a Saddam Hussein y tras la invasión, “desbaatizar” a Iraq.

Arribado Soleimani y tras ser recibido por sus camaradas iraquíes abordan los vehículos para salir de la terminal y allí cuando se disponían a enfilar al centro de Bagdad, su vehículo y el contiguo  vuelan por los aires causando la muerte instantánea de Soleimani, Muhandis y unos seis hombres más causando heridos y daños en los otros vehículos que lo escoltaban. El acto había sido perpetrado por Drones armados con misiles guiados en una operación combinada entre la CIA y el Mossad israelí que en teoría habría sido autorizada por el presidente Donald Trump.

Los argumentos para justificar esta acción se centraron en supuestos planes impulsados por Soleimani para atacar blancos estadounidenses en toda la región. Pero ¿Dónde estaban las pruebas de estas acusaciones? Nunca fueron expuestas al público ni por el vocero de la Casa Blanca, ni por el Secretario de Estado ni claro, por el Pentágono. Asimismo, La Casa Blanca se justificaba haciendo responsable a Teherán por los ataques con cohetes contra las instalaciones norteamericanas en Iraq y en especial contra la “Zona Verde” que no hacía mucho había sido asaltada por una multitudinaria manifestación liderada por el clérigo chiita Moqtadar Al Sadr que pedía el fin del gobierno corrupto y la salida de los estadounidenses del país, esto último es un reclamo que se ha generalizado incluso entre los partidarios del Dawa.

En aquel momento Irán hizo valer su represalia contra objetivos estadounidenses pero los iraquíes de las milicias chiitas “Hashab Al Shaa´bi” y de la legendaria agrupación “Kataib Hesbollah” no. El gobierno colaboracionista no cuenta en este panorama simplemente por su alineamiento con Washington.

Muchos dan diversas tesis sobre el por qué de este ataque y a quiénes realmente beneficiaba estas muertes. Trump fue uno de los más (exageradamente) entusiastas aliados de los planes de Israel y en esa línea es posible que haya autorizado esta operación por una influencia directa de Benjamín Netanyahu a través de su yerno, Jared Kushner. Pero también es posible que pese a haber sido informado del ataque, no halla sido el autor intelectual, entonces ¿Quiénes fueron sus verdaderos autores intelectuales? y ¿Cuál fue la finalidad? La respuesta para ambas preguntas se resume en una sola: Deshacer cualquier intento por regresar al acuerdo nuclear firmado por Obama que tanto desagradaba a Tel Aviv y que Donald Trump abandono de forma unilateral. Y es que, al creciente descontento doméstico contra la figura de Trump, las críticas y las presiones de los demócratas en el Congreso para regresar a la mesa de negociaciones con Teherán, quitaba el sueño a la elite sionista.

Ciertamente que no hay nada nuevo sobre la injerencia de Israel en este tipo de atentados. Su accionar se enmarca en un claro ejemplo del “Terrorismo de estado” que ha hecho extensivo en otras latitudes mediante sus equipos de asesinos del Mossad. En Iraq durante la ocupación y hasta hace poco y bajo el argumento de la “defensa preventiva”, ha incursionado causando cientos de muertos y miles de heridos. Lo mismo ha realizado en Siria incluso matando a soldados rusos. Pese a ello y con la complicidad de EEUU, Tel Aviv siempre se ha escurrido de los reproches de Naciones Unidas y del alcance de la ley internacional quedando sus crímenes impunes.

Esto además de desesperanzador es muy peligroso para la paz regional y mundial. Es por ello que desde la Cancillería iraní y más allá de las reservas a ejercer una represalia militar, se había expresado el compromiso legal de llevar este tipo de actos ante las instancias internacionales, aun conociendo todos los obstáculos políticos y diplomáticos que ello conlleva. Si no se aplica la ley en igualdad de condiciones viene el descrédito y la desconfianza hacía los funcionarios de aquellos.

Pero en el caso de Israel e Irán hay existe una guerra subterránea que se viene desarrollando desde hace décadas y que en los últimos tiempos ha escalado de forma descontrolada y preocupante. Hasta el asesinato de Soleimani Teherán se reservó el derecho a una respuesta oficial, que ejecuto con dureza sobre los enclaves norteamericanos en Iraq.

Pero Israel quien además de participar en aquella faena criminal, en noviembre 2020 llevo adelante el asesinato del científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh y ataques cibernéticos contra sus instalaciones de Natanz, hizo que Teherán adoptara un giro pro activo en su política defensiva ante estos ataques. La aplicación de esta política se habría llevado a cabo tal como surge de la publicación de unos informes que evidenciarían que la inteligencia iraní habría cumplido con su promesa de retaliación golpeando de forma puntual y precisa sobre los autores materiales de aquel magnicidio.

Se sabe bien que en el Kurdistán iraquí las agencias de inteligencia estadounidenses e israelíes tienen bases y cobertura desde donde llevan adelante acciones como la ejecutada contra Soleimani en Iraq y las instalaciones nucleares de Irán. Obviamente cada una de estas acciones fueron llevadas adelante con el conocimiento y la colaboración (directa e indirecta) del Clan Barzani (viejos socios del Mossad) algo que es conocido tanto por los árabes sirios, iraquíes como los persas iraníes (para dejar en claro que no se trata de una cuestión religiosa).

Allí fue como la inteligencia iraní y sobre la base de fuentes de contrainteligencia de la resistencia islámica iraquí pudieron determinar la identidad y la ubicación de dos altos oficiales responsables en el asesinato perpetrado el 2 de enero 2020. La información llevaba al Kurdistán iraquí en donde los enemigos del eje de la resistencia islámica operan con total libertad. De este modo y tras pesquisar donde se hallaban, pudieron identificarlos como el Teniente Coronel estadounidense James C. Willis y el Coronel israelí de la Brigada “Nahal” Sharon Asman que se hallaban en la ciudad de Irbil donde fueron ejecutados.

Ambos hechos fueron enfáticamente negados tanto por las autoridades kurdas, como los estadounidenses y sus homólogos israelíes dando cada uno de ellos una historia para argumentar las muertes de sus oficiales. Pero pese a los esfuerzos por dar una explicación oficial, es muy sugestivo que ambos altos oficiales habían muerto (aunque por diversas causas) de forma contemporánea.

Al parecer Teherán ha cambiado su política de retaliación contra las acciones de Israel devolviendo los golpes y ello puede terminar siendo muy costoso no solo para las aspiraciones israelíes sino también para sus socios árabes de las monarquías del golfo quienes se verán utilizados por Tel Aviv como el parachoques y un escudo en el fuego cruzado de esta confrontación.

 

 

 

 

domingo, 19 de septiembre de 2021

 

“GEOPOLITICA Y TRAICION”

El anuncio del 15 de septiembre pasado referente a la conformación de una alianza de seguridad entre EEUU, Gran Bretaña y Australia (AUKUS) nació mal y es posible que traiga más disgustos en el futuro


Por Charles H. Slim

Si usted sigue creyéndose el discurso de asunción de Biden que aparentaba el final de la guerra de conquista y de la diseminación del caos controlado sobre regiones del globo, deje de hacerlo ya que con lo sucedido en Afganistán en agosto último y lo que está desplegando en estas horas sobre el Sudeste Asiático queda muy claro que los demócratas nunca pensaron en abandonar el hegemonismo ni mucho menos el lucrativo negocio de la guerra.

Que la retirada de Afganistán no les engañe. No hay garantías de que EEUU no intente reingresar bajo nuevos pretextos. Para nosotros se trata de un cambio de estrategia, pero nada más. Los esfuerzos clandestinos por reagrupar a las milicias tayikas (que hablan persa) para conformar un frente contra el Talibán, la insistencia por los medios anglosajones con la mitología discursiva de una supuesta compulsa entre de dos espantajos de la CIA como “Al Qaeda” e  “ISIS” para disputarle el poder al Talibán y el incremento de la operatividad de la farsa del “ISIS-Khorasan” (conformada por mercenarios transportados secretamente desde Libia y Siria) son señales que nos advierten de ello.

Para la Casa Blanca los negocios de la guerra disfrazados de “Seguridad” siguen siendo parte de la agenda nacional que no puede postergarse ya que, los negocios son los negocios y el monstruo de la industria armamentística necesita saciarse.

Así Joe Biden ha lanzado lo que podemos llamar “una nueva guerra fría” con centro en China y Rusia y para ello ha remodelado las alianzas geopolíticas y militares para esta nueva empresa que en realidad no lo es ya que solo se trata de una continuación de las políticas de Donald Trump. La conformación de una alianza estratégica entre EEUU, Gran Bretaña y Australia (AUKUS) no solo ha causado controversias en cuanto a sus confesados objetivos en Asia y el indo-pacifico sino también con el desplante a uno de sus viejos aliados, Francia que estafado por una jugarreta de Washington y en la que participó Australia ha decidido romper sus relaciones con EEUU.

Y es que los motivos para el enfado del gobierno francés están muy bien fundados. Francia había cerrado con Australia en 2016 un contrato de 56.000 millones de euros para la construcción de doce submarinos a propulsión diesel que de la noche a la mañana y por la impertinente intervención de Washington quedó truncado. Esto levanto las airadas protestas del gobierno de Macron pero, aunque el primer ministro australiano Scott Morrison y su gabinete salieron a ofrecer sus disculpas, eso no les devolverá a los franceses el negocio que los angloestadounidenses le arrebataron. Para el gobierno ruso esto significó una especie de justicia poética ya que no olvidemos como Francia en 2015 (y enmarcado por las presiones de Washington y Londres por su intervención en Siria) canceló súbitamente el contrato que había celebrado con Rusia para entregar dos portahelicópteros “Mistral”. Como dice otro viejo refrán “el que ríe último ríe mejor”.

De esta manera y de forma abrupta e inaceptable, Washington y Londres (a espaldas de París) le ofrecieron a Canberra un mejor paquete compuesto de ocho submarinos nucleares de ataque de nueva generación (Clase Los ángeles) con el adicional de darle participación en sus nuevos planes para operar en todo el espacio marítimo del sudeste asiático y en un marco más amplio abarcando el indo-pacifico.

Este evento debería ser motivo de un análisis serio y el punto de partida para considerar la conformación de una alianza militar propiamente europea que deje de depender de la OTAN que más allá de que su sede se halla en Bruselas, está controlada por EEUU. Mientras continúe este Status Quo (remanente de la Guerra fría) seguirán pasando estas cosas.

Australia es un viejo aliado de los movimientos angloestadounidenses de los últimos treinta años hasta esta parte. Desde la guerra del golfo de 1991 ha participado de forma entusiasta en cada una de las aventuras militares norteamericanas desplegadas en el Oriente Medio y Asia Central donde sus tropas (al igual que las angloestadounidenses) se han visto implicadas en todo tipo de violaciones a los derechos humanos.

Hoy la gran isla es un actor central y necesario para los planes de Washington que parecen orientarse a una “política de contención”, que se enmarca en una desesperada estrategia de reinicio global. Para ello necesita de un aliado naval consistente y de la mayor confianza para poder operar contra China y proyectarse más allá de este objetivo.

Su posición geográfica hace que sea de importancia estratégica para su inclusión en la nueva sociedad.

Otra consideración que Washington tuvo al momento de captar al gobierno australiano fue su participación dentro de la organización dedicada a interceptar y recopilar información estratégica (que espía incluso a sus aliados) denominada “Five Eyes” en la cual Francia no participa. Su participación en esta estructura de inteligencia le otorga una alta calificación en el manejo del área de Ciberseguridad y comunicaciones Cuánticas, fundamental dentro del nuevo paradigma de la guerra que se planifica contra el gigante asiático. Bajo estas consideraciones fue que Washington puso por encima sus planes geopolíticos a la lealtad con socios como son los franceses.

El objetivo de estos planes, buscan continuar con la injerencia occidental con EEUU a la cabeza en la región y en particular, seguir con sus operaciones de penetración en los países vecinos a China con la finalidad de articular alguna alianza militar más comprometida con EEUU que ayude a tratar de quitar protagonismo a la presencia de la Armada china en las aguas del Mar Meridional y el Mar Amarillo.

La conformación de esta alianza naval sin dudas tendrá injerencia en todo el hemisferio sur, en especial en las aguas del atlántico sur donde la OTAN mantiene a través de los británicos una base de inteligencia electrónica (parte del “Five Eyes”) en las “Islas Falklands” que además de interceptar y monitorear todas las comunicaciones del continente -en especial de Argentina y el Brasil-, controla de hecho el corredor marítimo de acceso a la Antártida.  

Más allá del peligro que representa para los estados rivereños como Argentina (sin poder marítimo alguno), la operatividad de esta alianza implicara el tránsito y pasos incontrolados por Buenos Aires de submarinos nucleares (SSN) que tienen mayor capacidad de autonomía para mantenerse operando bajo las aguas y obviamente, disponibilidad de misiles de alcance intercontinental con ojivas nucleares que podrían tener objetivos prioritariamente estratégicos en el hemisferio. Precisamente en el territorio de la Patagonia argentina existe una base militar china que sin dudas cumple con fines estratégicos y de inteligencia para la república popular pero de los cuales la Argentina están al margen de ellos.

Con esto en consideración, vemos que Biden demuestra la impotencia por no poder controlar política y diplomáticamente los foros regionales como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y es por ello que apuesta por abrir una nueva era de desconfianza basada en la presión militar que potenciara una nueva carrera armamentística regional que podría llevar a consecuencias inesperadas.