domingo, 17 de febrero de 2019



VETERANOS DE AYER




“CUESTIÓN ESTRATEGICA”

28 años después de la campaña Tormenta del Desierto sigue demostrando la importancia central de una buena planificación logística para el éxito de las operaciones militares



Por Charles H. Slim
Cuando la administra- ción de George H. Bush decidió que la situación entre Iraq y Kuwait pasaba por una cuestión estricta- mente militar, inmedia- tamente llamo a sus asesores para que le dieran un informe pormenorizado sobre cuáles eran las opciones para lanzar una operación rápida y devastadora que obligara a los iraquíes a volverse a sus posiciones de origen.

Solo nos referiremos a los aspectos militares del desarrollo de las operaciones Escudo y Tormenta del Desierto sin considerar en esta ocasión las razones y motivos de fondo que movieron a Washington para esta intervención. La intención es esclarecer términos y precisiones sobre lo que significó dicha campaña bélica y como pudo llevarse a cabo.

Ante todo, cuando Bush y Collin Powell viajaron a Riad para supervisar la inmediata llegada de la 82° Brigada Aerotransportada a la base de Dahran que se desplegó para proteger al reino de una posible arremetida iraquí, se preguntaron ¿y ahora qué? Hay que partir de la idea que en ese mismo instante Bush y sus generales ya preveían una acción militar pero el problema que representaba la empresa era, una cuestión estrictamente logística y se resumía en la siguiente cuestión ¿Cómo hacer para traer todo lo necesario a un escenario tan inhóspito y alejado de los principales puntos de abastecimiento?

El tema de la logística siempre ha sido relegado a aspectos secundarios de una campaña bélica pero ello ha sido una injusticia histórica. Se trata de una materia tan antigua como la guerra misma solo que no goza del glamour de la adrenalina de las acciones directas de un frente de batalla.  Su importancia es tan capital, que cada país y organización militar cuenta con un área específica que atiende esta materia. En este sentido la OTAN define a la Logística “la ordenación y empleo de los recursos económicos  de las naciones, para el apoyo de operaciones militares”. Su entidad y complejidad variara conforme a los desafíos que la empresa bélica deba desarrollar.

Sin lugar a dudas que los generales con Schwarzcopf a la cabeza se preguntaron ¿y cómo lo haremos? Y es que cuando tomaron un mapa de la región del Golfo Pérsico no pudieron obviar el gran dilema para cualquier operación bélica que fuese factible y sostenible en el tiempo. A pesar de que EEUU estaba comenzando a beneficiarse de su hegemonía como la única superpotencia en pie tras la caída del Muro de Berlín un año antes, una decisión semejante no podía ejecutarse sin prever como llevarla a cabo.

No solo era un problema la posición geográfica y política, era un dilema para el trazado de rutas de abastecimiento y cobertura de las líneas del frente que en esta ocasión abarcarían la tierra, el aire y el mar. En conclusión, las Fuerzas armadas estadounidenses por sí solas no podían con la empresa e incluso no les bastaría con el apoyo de sus aliados europeos ya que, además de geopolíticamente compleja era una aventura muy riesgosa.

En las maratónicas reuniones de trabajo en el Pentágono se discutía cómo hacer que los aviones, los tanques y las tropas una vez allí, estuvieran asistidas en forma ininterrumpida y no detener las operaciones por contratiempos como podía ser la falta de combustible, municiones, repuestos o los sofisticados sistemas de armas que necesariamente debían llegar embalados con meticulosos protocolos de seguridad.  La vía aérea para ello era insuficiente, costosa y muy riesgosa. La vía terrestre a través de Turquía era limitada y contaba con los mismos riesgos que la otra alternativa. Solo quedaba la marítima y fue así que consultaron al entonces General William Gus Pagonis, una autoridad en el campo logístico  quien luego reflejaría sus experiencias en la guerra del Golfo en el libro US Leadership in Wartime: Clashes,Controversy, and Compromise  del 2009 donde detalla la importancia que tuvo el diseño de una logística por vía marítima y los costes que insumiría para el éxito de la campaña.
Zona de operaciones del grupo canadiense

Estaba más que claro que sin resolver la cuestión logística, no se podía hablar de poner en marcha ninguna operación. Había que garantizar los medios y no solo que llegaran a tiempo sino también la seguridad de la ruta por donde llegarían. La situación que se le presentaba a Pagonis y sus ayudantes era según sus propias palabras “una pesadilla”. No solo por lo extenso del tramo que había que recorrer sino también por los potenciales peligros que existían en las aguas del Golfo. Era necesario anular la capacidad naval iraquí mediante la implementación de cerrojos a sus puertos y establecer zonas marítimas seguras para el tránsito de los convoyes de suministros que se dirigían al frente. Pero eso no era todo. 
Hacía poco que la guerra entre Iraq e Irán había culminado pero como recuerdo quedaban flotando una buena cantidad de minas magnéticas desperdigadas por sus aguas. A ello, la extensa costa iraní podía representar un complejo problema si Teherán entraba en la lucha a favor de Bagdad.

Fue así que nació la idea de formar una “Coalición internacional” de armadas para –bajo la pantalla del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas- establecer una ruta naval protegida por grupos de tareas de varios países que se encargaran de garantizar la circulación de los buques de transporte que entraban por el estrecho de Ormuz hasta los puertos sauditas y más tarde en las costas de Kuwait.

La medida no era caprichosa. Desde el punto de vista estratégico la protección de las líneas de abastecimiento eran tan o más importantes que ganar una batalla. Sabían que una vez abiertas las hostilidades la ruta de abastecimiento se convertiría en un blanco legítimo de las fuerzas iraquíes. EEUU no podía distraer a su flota en tareas secundarias de servicio como las que debían prestar los buques que operaban en la retaguardia los cuales al mismo tiempo les cuidaban las espaldas.  Pero además el despliegue de estos buques tuvo otro propósito muy poco comentado en los hechos de esta guerra y ese fue, en medio de un sofisticado despliegue de tecnología bélica, el de garantizar un flujo de inteligencia electrónica en tiempo real que cubriera todo el espacio acuático del Golfo. Fue por ello que a todos los buques participantes de la Coalición se les instalaron un software y antenas para coordinar la situación de cada buque en las operaciones dentro de sus respectivos sectores  y también para replicar las señales de interferencia de las comunicaciones que se lanzaban sobre Kuwait e Iraq.

Fue por ello que pese a la relativa independencia operacional de los grupos de tareas asignados dentro del teatro, siempre estuvieron en última instancia bajo la atenta vigilancia y coordinación central del USCENTCOM. En ese sentido, tras cumplirse la fecha límite del ultimátum para la retirada de las fuerzas iraquíes, cualquier grupo de tareas que a último momento hubiera pretendido abandonar las operaciones, le hubiera sido imposible hacerlo. Y es que había mucho en juego para tolerar comportamientos veleidosos o poco profesionales.

La titánica tarea de proveer los medios con los cuales las líneas del frente pudieran operar con la fluidez necesaria, quedo reflejada en las cifras que algunos investigadores han expuesto en publicaciones especializadas. La comida y el agua mineral para más de 670.000 hombres, 150.000 vehículos terrestres de todo tipo, 40.000 conteiners, 2000 helicópteros de toda clase y 2000 vehículos blindados llegaron por la ruta marítima durante un lapso de seis meses y todo ello, porque hubo una muy buena planificación que logro cumplir con el objetivo central de que en ningún momento las tropas de la coalición carecieran de los medios necesarios para el combate.

1 comentario:

  1. Hola Charles H. Slim acá todavía nos siguen cagando por la pension de veterania, los legisladores que tienen menos de 35 años no saben nada, no leyeron la historia y el único viejo en el Senado apuntalado por bastón es el Ex-presidente Menen que ya sufre de mal de parkinson, quien nos mando se hace bien el sordo...ahora metí otro juicio por tiempo de permanencia y viáticos mal pagos. Es lo único que puede hacer el estudio de abogados por que ser veterano tiene que pasar por el Congreso de la Nación. Un gran saludo siempre te leo un abrazo.

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